Capítulo 30

Mitsuki Berglind

Escuchamos un grito proveniente desde el exterior, esa es nuestra señal. Todas las personas que se encuentran vigilando, empiezan a comunicarse entre ellos para después empezar a movilizarse hacia las diferentes salidas con sus grandes armas de fuego. Todo con una sincronización muy trabajada.

— Mal hecho por su parte —Me llevo una mano a la frente y niego con dramatismo fingido pero esto me causa demasiada gracias—, así solo hacen esto más sencillo. —Me quejo por el mal trabajo— Vamos dentro. — Bajo del techo primero que Ronald.

— ¡Quietos! —grita apenas llega al suelo por lo que giro mi cuerpo para ver bien lo que hace.

Lo que veo me causa gracia, porque son tres pitbulls, cuatro Pastores Alemanes y un Husky; todos acostados en el suelo dando vueltas sumisos por la orden recién dada por un demonio y no es porque Ronald sea capaz de comunicarse con los canino, no puede hacerlo pero ciertos animales, al verse con un demonio o un ángel, muestran sumisión total. Su orden dada en un grito fue por mero instinto.

— Por eso es que me gustan los perros. —Me acerco hacia los caninos y les acaricio la cabeza... estos jadean a modo juguetón— Son más obedientes cuando su muestra el cambio que cualquier otro animal  

— Aquí viene alguien. —Asiento al sentir también la presencia de una persona. Ambos nos ponemos alerta— Aquí está —murmura. 

Doy una media sonrisa observando al peliblanco, el también lo hace... Está a nuestra espalda y huele a miedo, nervios, molestia y todo eso junto al sentimiento de duda e invasión. 

— ¿Quiénes son ustedes y qué hacen aquí? —pregunta aquella persona con dureza.

Volteamos con tranquilidad al mismo tiempo hasta tener frente a nosotros la figura de un hombre de estatura alta con piel blanca y bronceada, ojos de color verde que veo perfectamente entre la oscuridad del lugar; tiene cabello color negro y corto. A pesar de que presenta características atractivas para cualquier persona y se muestran en perfecto equilibrio, sus facciones son completamente fuera de lo que se puede considerar como llamativo o atractivo. 

—No pueden estar aquí —reclama con voz dura.

— ¿Por qué no? —pregunto con la mirada fija en él. 

Empiezo a dar pasos lentos y firmes para rodearlo por la izquierda mientras que Ronald hace lo mismo pero por la derecha.

— Porque no pueden y punto. —Su mano se mantiene en alto con una pistola apuntándonos directamente o mejor dicho, apuntándome directamente. 

Completo mi sonrisa al ver en el borde de su pantalón las llaves colgando.

— Qué mal... —Sigo acercándome a paso lento.

— Salgan inmediatamente o disparo —amenaza.

— Vamos, dispare. —Sonrío de lado—No me importa para nado, yo solo vine por alguien. —Su rostro se vuelve más oscuro de lo que estaba, ahora expresa nada más y nada menos que maldad pura pero nada se compara con nuestro odio que va aumentando cada vez.

Con una señal, le indico a Ronald que lo distraiga mientras yo, con rapidez, le quito las llaves del pantalón. Dispara el arma intentando impactarme con la bala pero la esquivo, por último, le propino un golpe en el estómago, otro en la parte trasera del cuello dejándolo inconsciente facilmente... Estos son los ataques favoritos de Akira y ya veo porqué. 

 Ronald toma el arma que ha quedado en el suelo y le dispara hiriéndolo solamente.

— Vamos. —Le indico señalando la puerta con la posición más extraña en todo el lugar.

Desde aquí puedo sentir el delicioso aroma del perfume que le regaló una de mis compañeras de trabajo hace unos meses pero no logro sentir la presencia de Akira; por suerte, no siento su aroma natural.

— ¿Más obvio no puede ser? —Alzo las manos haciendo sonar las llaves. —No saben camuflar nada y nos dejan zona libre solo por un grito. No saben trabajar bien.

— Ya llegaron los agentes, es mi turno de hacer lo mío —dice con completa seriedad y sí, los agentes llegaron más rápido de lo que esperamos, ya podemos ver el débil reflejo de las luces cóctel de las patrullas. 

Ronal se acerca a uno de los arbustos del lugar para tocar delicadamente sus hojas con sus dedos, por el lugar que va tocando, este se va incendiando lentamente; mientras que las llamas de ese arbusto van tomando intensidad, hace lo mismo con otras plantas y muebles de madera de decoración que están cerca.

 — Ahora sí, bajemos —indica manteniendo una sonrisa ladina para chasquear sus dedos aumentando las llamas hasta hacerlas completamente abrazadoras. 

Se escucha el primer disparo que desata un tiroteo. 

Entre intento e intento mientras Ronald hacia lo suyo, encuentro la llave correcta que abre la puerta, tenemos que salir de aquí sin mostrar súper fuerza o algo que nos involucre como: "No humanos". Empujo ligeramente la puerta para abrirla pero no completo la acción. 

— ¿Qué sucede? —me pregunta.

— Un arma cargándose —Agudizo más mi oído.

— Mitsuki, hay un tiroteo afuera...

— No me refiero a eso —interrumpo firmemente—. Acaban de disparar. —Akira... no la siento para nada, no la siento—Yo me encargaré de sea quien sea que esté dentro, tú ve por Akira —ordeno.

Termino de abrir la puerta para pasar bajo el marco de la misma y caminar por un pasillo poco iluminado que termina en escaleras realmente peligrosas e inclinadas; mantengo mi paso rápido bajándolas mientras tomo mi forma de semi-espíritu para cumplir con lo que ya me comprometí.

A lo lejos de todo el sótano logro ver a nada más y nada menos que al estúpido peón principal del aquel desgraciado jefe que acaba de instalarse en el poder, va saliendo de una de las tantas habitaciones de todo el lugar... con verlo, sé quien es el responsable de todo esto y parece que muchos de nuestro núcleo  familiar y de trabajo estábamos casi en lo correcto.

Con rapidez y sin que me vea, me coloco detrás de él.

— ¿Por qué hay tanto calor? —pregunta al aire ante el obvio calor que provocan las llamas del fuego mientras alza su brazo para limpiar su rostro completamente sudado. Huele a lujuria ya pasada y eso me enoja. 

Sueno las llaves para captar si atención.

 — ¿Qué mierda fue eso? —Gira con rapidez pero no me ve porque sigo sus movimientos. Aun me mantengo detrás de él. 

— Lo que hiciste está muy mal —susurro a su oído creando un efecto tétrico en mi voz mientras poso mi mano sobre su hombro— Muy, muy mal y por ello, deberás pagar. —Distorsiono mucho más mi voz volviéndola mucho más macabra, una carcajada intencional "escapa" de mis labios al ver la reacción del tipo. Vuelvo a colocar mi mano sobre su hombro haciendo que voltee a verme pero distorsiono mi rostro para mantenerme oculta en sus memorias. 

— ¿¡Quién eres!? —Sonrió con inocencia fingida.

— La familia tan odiada por ustedes. — 

— ¿Cómo entraron? —pregunta. Tomo mi forma completa haciendo que las expresiones del hombre sean más divertidas.

Sayonara —digo antes de hacerlo caer inconsciente y ponerme a jugar con su alma un rato.—. "Ahora perteneces a aquel mundo oculto, el mundo de los olvidados y rechazados imparciales." —pronuncio el hechizo para enviar su alma al mundo de los espíritus— ¿Ronald, qué pasa? —pregunto al verlo parado frente a la entrada de una de las habitaciones.

— Vuelve con los demás. Tú, Danielle y Camila; váyanse en el auto de Danielle, yo me voy el tuyo junto a Lucas y dile que yo manejo —dice con voz fría, más de la que ya traía y eso significa algo relacionado con el estado de Akira porque su aroma a rabia es demasiado intenso y eso se relaciona demasiado con su voz.

—Está bien —respondo y sin oposición alguna, salgo del lugar.

Ronald Berglind

Mientras Mitsuki "juega" con aquel maldito, camino por el pasillo con tranquilidad aprovechando la distracción que me está brindando. Abro la última puerta que se encuentra en todo el sótano, desde donde proviene todo el olor de la única cosa que hemos estado detallando en cada lugar que buscábamos. El perfume que le regalaron porque su aroma humano desaparece demasiado rápido, igual que el de nosotros por ser falso.

¿Por qué no seguimos ese olor desde el principio siguiendo el rastro que deja? La respuesta es: La marca del perfume es muy conocida y muchas personas la usan y eso nos llevaría a lugares para nada relacionados.

Cierro mis manos en un puño y tenso mi cuerpo al ver la escena que está delante de mí con la rabia saliendo por cada parte de mi ser. Akira está tendida en el suelo, justo en el medio de la diminuta habitación, la camisa blanca del instituto esta desabotonada dejando al descubierto su torso y brasier, a lo largo de todo su cuerpo hay largas cortadas de las cuales, solo en algunas, brota una cantidad de sangre considerablemente pequeña pero son demasiadas cortadas, el tono rojo hace un notorio contraste con su pálida piel la cual está mucho más clara. Su rostro expresa dolor, mucho dolor y su mano derecha sujeta con fuerza su brazo izquierdo. Continúo observándola detalladamente encontrándome con una herida de bala en el lado izquierdo de su pecho y en su cabeza y rostro grandes golpes de los cuales hay manchas de sangre... Lo que más rabia me da llegando al punto hasta el punto de querer golpear todo es que está prácticamente desnuda y eso hace que me hierva la sangre por completo. De todo eso, hay algo que me sorprende aún más, y es que todas las cosas que hay a su alrededor están levitando; además, no percibo aroma alguno de toda la sangre que esta derramada sobre ella y en algunos puntos específicos de este sucio cuarto.

Sin pensarlo dos veces, me retiro el suéter para cubrirla, cosa que logro la perfección porque el suéter la cubre lo suficiente hasta un poco más arriba de sus rodillas; la tomo en mis brazos cargándola de manera en la que no llegue a lastimarla más de lo que ya está y apenas lo hago, las cosas que estaban levitando, caen con fuerza al suelo y el sonido de algo de vidrio rompiéndose rompe el silencio. Apenas la acomodo en mis brazos sus manos se sujetan inmediatamente a la tela de mi franela estrujándola con mucha fuerza, extrañamente estas emanan un intenso calor aun si su cuerpo está extremadamente frío, con una temperatura mucho más baja de la que ya tenemos y eso es preocupante porque aun teniéndola cerca... su presencia es mínima. 

Tomo aire y relajo mi cuerpo, recojo sus cosas que están tiradas aun con la rabia consumirme lentamente, no puedo permitirme dejar algo de ella en este lugar porque está la mafia de por medio, centros de seguridad y para buscar cualquier cosa, pueden hacer pruebas y entre esas pruebas se pueden encontrar cosas de Akira quien no tiene ADN.

— Malditos —gruño  al sentir impregnado en todo el cuerpo de Akira el aroma de quien sabe quienes personas. Grabo los dos olores en mi subconsciente y aumento la intensidad de las llamas para salir finalmente del lugar... Olvido uno al saber que Mitsuki se encargo de uno de los responsables.

Huele a lujuria, huele a sexo... pero si lo adaptamos a la situación, es una maldita violación. Golpeo una de las paredes con fuerza... ¡Malditos!

Salgo del lugar y con lo primero que me encuentro es con un flash impactando con mi rostro y el barullo de los bomberos y la prensa nacional que está grabando lo sucedido... eso me hace enojar mucho más porque me están haciendo perder tiempo. Sabíamos que al llamar a los agentes de crímenes organizados, estos vendrían acompañados de la prensa, y la prensa al ver el incendio llamarían a los bomberos.

— Señor Ronald ¿Se encuentra bien? — Un bombero se me acerca al verme salir entre la nube de humo. Asiento duramente con mi rabia cada vez en aumento cosa que la descargo enfureciendo las llamas del lugar que empiezan a quemar todo con mucha más intensidad. 

— Una ambulancia está llegando, acompáñenos para tratarla — Habla uno de los asistentes del cuerpo de bomberos acercándose para tomar a Akira.

— ¡No la toque! —grito haciendo que se retire por el susto causado por mi repentina expresión— Muchas gracias por su ayuda pero ya tenemos todo planeado para su recuperación con otro grupo internacional —Miento de sobremanera para continuar ignorando sus insistencias.

Logro avanzar unos metros para verme otra vez molestado por alguien de la prensa.

— ¿Cómo fue que logro localizar a su hija? —Un periodista se atraviesa en mi camino por lo que logro escuchar mejor su pregunta que la de los demás. Hago una mueca de molestia. ¡No tengo tiempo! 

—Un padre siempre hace lo necesario por sus hijos —respondo sinceramente.

Para evitar que me empiecen a bombardear con preguntas el resto de periodistas, reporteros y toda la prensa, acelero mi paso y me acerco al Voskwagen Golf Gti 2015 de Mitsuki. Abro la puerta trasera del auto y coloco a Akira dentro con todo el cuidado del mundo, mi papá al verla, hace una expresión de sorpresa y luego vuelve a la misma de siempre manteniéndose en su típica calma, una que agradezco en este momento porque logro tranquilizarme. Cierro la puerta y me subo al asiento del piloto sin tener la necesidad de encender el auto porque ya lo está.

— ¿Nadie los vio? —pregunto mientras acelero para tomar la carretera, no me preocupo por la velocidad por la zona.

— No, apenas llegaron, nos escondimos y por si te diste, cuenta movimos los autos. —Asiento. No, no lo hice porque estoy preocupado por Akira.

— Está muy debilitada, hay que llegar rápido a la mansión —digo ya a mitad de camino.

Acelero más siguiendo el auto de Danielle que estaban varios metros adelantados hasta que logro alcanzarlas, cuando lo hago, disminuyo la velocidad hasta que estamos casi a la par. 

— Dejé en medio del patio trasero de la casa nuestro reconocido mensaje grabado en el suelo con la ayuda del fuego. —Mi padre sonríe satisfecho— ¿Con cuántos se hicieron?

— Con al menos veinticinco hombres. —Apaga el aire y baja por la mitad el vidrio de la ventanilla— ¿El dije, como está? Sabes que nuestra condición puede afectar en la protección de él.

—Solo perdió brillo, pero todo está bien. —Miro por unos segundos el espejo retrovisor a mi hija. Lo del dije me alegra, me alegra que no se haya debilitado la protección— Pero hay algo que me sorprendió cuando la vi —cambio el tema.

— ¿Qué fue?

—Lo que tanto estábamos esperando, el desarrollo de sus poderes especiales de Ángel y demonio.

Hunter Shadow

— ¡Vamos, haz un Hit! —grita Matías emocionado por el juego de Baseball—. ¡Qué mierda! —La pantalla se pone en blanco y negro perdiendo la señal de cable— ¡No me jodan! —río como loco por ver a un súper fanático enojado porque a la cadena televisiva le dio de no servir.

— ¿Tan emocionado estas por el juego? —Me lanza una mirada enojada— Ya es obvio que iban a perder, dime tú. Ese bateador no sirve, 3 bolas, 2 strike y 2 outs con hombre en 1era y 3ra base... ¡Ah! Y cerrando el 9no inning —le recuerdo la condición del juego—. Como tú dices, necesita un hit para igualar.

— ¿Cuánto quieres apostar a que si ganan? — Ya salió este con las apuestas.

— No sé, lo que tú quieras, pero si pierden, harás lo que yo te diga —digo aceptando el reto.

— Déjame ver —Se lleva una mano a la barbilla. Su madre quien ha estado escuchando nuestra conversación, se le acerca y le susurra algo en el oído—... Oh, me gusta. —Una sonrisa maliciosa se forma en su rostro. Esto no me gusta para nada— Si ganan, tendrás que hacer algo pero por los momentos no te diré. ¿Aceptas aun así? —Extiende su mano y yo se la tomo cerrando el reto. El y su mamá ríen de manera juguetona.

— Ahora déjame revisar mi "Twitter" para ver quien ganó. —Ruedo los ojos. El sonido de la Tv volviendo a la señal me hace dar un brinco en el lugar— ¡Ah mira! ¡Vamos a ver las entrevistas! —exclama alegre sin despegar la vista de su teléfono.

— No lo creo. —Le señalo la pantalla del televisor— El noticiero nacional se empeñó en querer salir ahorita.

Tenemos noticias recientes sobre el secuestro de la adolescente perteneciente a la familia Berglind. —En la esquina superior derecha de la pantalla aparece la palabra "Vivo—" El comando de agentes de la organización de crímenes organizados recibió una llamada hace pocas horas sobre la ubicación de la joven, dicha llamada no pudo ser rastreada por haber sido realizada desde un teléfono público.

— ¡Que rápido la encontraron! —Un suspiro de alivio sale de los labios de la madre de Matías mientras se sienta en el sofá— Hagan silencio, quiero encontrar.

— ¿Por qué hacen tanto énfasis en ese caso? —pregunto fastidiado y ansioso solo por no saber quién gano el juego. 

¿Por qué tanto fastidio con un secuestro? Uno más, uno menos no hace diferencia, ni que fuera de una familia completamente importante para la ciudad o país, si así fuera, tal vez lo entendería pero no, solo son artistas y ya. 

—Esa familia está conformada por una chef y dueña una gran franquicia de restaurantes. —Eso ya lo sé— Un diseñador reconocidísimo, un pintor muy famoso, una cantante y una actriz. ¿Qué esperabas?

— En realidad... no sé —respondo soltando un bostezo que me hace doler el rostro.

— Ahora hagan silencio que quiero escuchar.

El cuerpo de bomberos está tratando de apaciguar las furiosas llamas que se desataron en el lugar. — En una casa muy grande que ha perdido el color y forma debido al fuego, se ve en el fondo; hacen un acercamiento de cámara y una figura emerge de manera imponente de entre la gran nube negra de humo dejando ver la cabellera blanca y los ojos verdes del papá de Akira, este ignora a varias personas que se les acerca y sigue caminando— ¡No puede ser, Ronald, el padre de la adolescente acaba de salir del lugar y tiene en brazos a la jóven! —La reportera hace un gesto exagerado de sorpresa y con velocidad, ella y el camarógrafo se acercan ignorando las advertencias de los bomberos. Hago una mueca exagerada. 

— ¡Dios! —grita la mamá de Matías llevándose las manos al rostro— Esta muy herida esa niña. —

La cámara enfoca directamente al la ojiverde mostrando tres cuartos de rostro que está completamente lleno de heridas y moretones, y su cuerpo cubierto por un suéter de color negro; mi corazón se encoje al ver tal escena que solo puede reflejar dolor en ella. La piel de Akira está blanca, mucho más de lo que ya presenta su típica palidez.

— ¿Cómo fue que logro localizar a su hija? — El rostro serio del padre de Akira da a entender que no quiere ningún tipo de interrupciones.

Un padre siempre hace lo necesario por sus hijos. —responde con dureza y se aleja desapareciendo de la vista de la cámara.

— Si claro, lo que sea por sus hijos. —Pienso al recordar la hipocresía de mi "madre" y la desaparición del planeta de mi "padre". 

Me levanto y cambio el canal a ver si encuentro algo bueno pero la mayoría de los canales de deportes que veo tienen la cadena del noticiero por lo que apago la Tv.

— ¡Listo, ya encontré el resultado! —grita emocionado y aparta la mirada de su teléfono—. ¿Qué sucede? —pregunta al ver el rostro de preocupación de su madre y mi gesto serio.

— Nada, no pasó nada —digo cambiando el tema y sonriendo falsamente— ¿Quién ganó? —Matías sonríe con diversión.

— ¡Vas a hacer lo que yo te diga! —Empieza a cantar y a bailar como el estúpido que es— ¡Vas a hacer lo que yo te diga!

— Para ver. —Le quito el teléfono de la mano y el resultado término siendo seis a tres.

— Hizo un hit haciendo que realizaran una carrera quedando iguales y luego el bateador fuerte del equipo hizo un home run ganando tres carreras. —Le coloco el teléfono en el pecho empujándolo un poco.

— ¿Qué es lo que voy a hacer? —bufo y cruzo mis brazos.

— Después te digo.

— Hunter ¿Te tomaste la medicina? —pregunta la madre de Matías.

— Mierda, se me olvido. 

—  Luego te andas quejando de que te duele la cara, anda a tomártela. —No pide, ordena directamente como cualquier madre a su hijo... pero yo no soy su hijo mas me trata como si lo fuera. 

(...)

Ronald Berglind

— Danielle te esperará arriba. Teletranspórtate. —Lucas sale corriendo apenas se baja del auto.

— Qué bueno que la mayoría ya están muertos —digo en un susurro por la rabia aun presente. 

Tomo a Akira y subo al último piso con rapidez.  Apenas entro, me encuentro a Danielle quien está esperándome a un lado de la puerta. Acuesto a Akira sobre uno de los largos sillones y me aparto.

— ¿Qué piensas hacer? —pregunto mientras me siento al borde de un ventanal. No le puedo dar sangre porque posiblemente la rechazaría y no puedo mezclarla con la de ella porque sería malo para después. 

— Intentar sanar parte de sus heridas más graves para así poder alimentarla y así pueda tomar energía para recuperarse por su cuenta. —Se acerca al sillón tomando su forma de ángel.

— Vas a salir lastimada si lo haces —recuerdo a modo de advertencia— La última vez no te fue muy bien. —No le fue para nada bien. Se desmayó y no despertó dos días después, a menos si reaccionaba. 

— Ya no me importa si soy un ángel principal de Dios o un ángel caído —dice decidida—. Sé que al ser un ángel caído he perdido mucha habilidad para hacer algunas cosas, pero le quitaré importancia, tal vez, de esa manera, pueda contraponer las cosas. 

Por cada palabra que repite del hechizo de sanación, Danielle empieza a sudar cada vez más y sus músculos se van tensando. Naturalmente, Danielle es un ángel puro, pero al desobedecer ciertas órdenes, ella terminó siendo un ángel caído y en vez de ir al infierno terminó quedándose en la tierra ya que ella lo vio como el lugar con más pecados que el mismo infierno... Esa es la historia que le contamos a Akira cuando era una niña pero la verdad, que ya la conoce, es que vino a la tierra para hacer lo que no pudo en vida sin importar cada cosa que desobedeciera rompiendo su pureza. 

— ¡Danielle, no sigas! —Richard abre la puerta con fuerza haciendo que esta golpee la pared.

— ¡Ahg! —grita su quejido sentándose en el suelo y apartándose su cabello del rostro— Cállate..., tú no... ayudaste en nada —dice entre jadeos—. Tu solo te quedaste aquí, evitando... lo que estaba sucediendo.

— ¡Sabes que...!

—Ronald, busca un alma. —Mi papá aparece desde el cruce del pasillo interrumpiendo la casi discusión de Danielle y Richard— No podemos alimentarla con ningún tipo de sentimiento en este lugar; además, si mezclamos nuestra sangre y se la damos, su cuerpo empezará a depender de nosotros. Busca la que te resulte más repugnante. —Asiento.

Me levanto inmediatamente de la superficie de madera y entro a la habitación donde tenemos guardadas las almas, me acerco al estante donde descansa cada frasco y paso mi mano sobre cada uno de ellos sintiendo la presencia de cada una. 

— ¿Cual, cual, cual? —Voy diciendo sin apartar mi mano— Esta es. —Detengo mi movimiento frente al frasco de vidrio que tiene marcado fecha de hace dos años, ósea, del dos mil catorce con causa de muerte un infarto... La presencia de esta alma es nula— Esta es la que menos apetitosa se ve.

Salgo del lugar y le entrego el envase a mi padre sin abrirlo aun.

— ¿Por qué la más repugnante? —le pregunto. Eso si no lo entiendo, se que es para que recobre fuerzas pero no sé porqué la menos llamativa. 

— Porque ella no ha consumido una antes, por eso. —Se acerca donde está Akira y abre el frasco, yo vuelvo a apartarme y me siento donde estaba, mi preocupación es grande, más que mi rabia pero prefiero mantenerme alejado porque en este caso, el que más sabe es mi padre.

Desde aquí puedo ver a Danielle quien está sentada en el suelo tomando aire por forzarse a sanar algunas heridas de Akira, solo muy pocas logró cerrar pero la de su pecho sigue igual y esa es la que más me preocupa. Por otro lado, Lucas toma de las mejillas a Akira para poder abrir un poco su boca y verter dentro el alma que tomé, mi hija con dificultad la traga y su cuerpo se relaja solo un poco, algo mínimo.

— Me...—Trata de hablar pero mi padre la interrumpe.

— No hables, solo duérmete un rato. —Le pide con voz neutra, voz tranquila.

— Ya no puedo verla más así —digo con dureza levantándome de donde estoy para caminar a la salida— Papá, encárgate tú, que tú eres el que más está acostumbrado a esto. —Finalmente salgo del lugar bajando las escaleras, le paso por un lado a Mitsuki quien se encontraba hablando con los sirvientes y ahora iba por el camino contrario al mío.

— ¿A dónde vas? —me pregunta deteniéndose.

— A pintar —respondo cortante y entro mi estudio encerrándome en él.

Dejo todas las luces apagadas y me acerco al ventanal de cristal que está al final de la habitación, corro las grandes cortinas azules hacia los lados dejando entrar la luz de la luna que está en una de sus medias faces, la misma le da al lugar una buena iluminación nocturna, una que me agrada por completo en este momento. Camino hacia uno de los tantos estantes y tomo el maletín especial de dibujo colocándolo sobre un taburete al lado de un caballete de madera del cual un lienzo está apoyado, busco otro taburete para sentarme sobre él y me retiro la franela que está manchada de la sangre de Akira y unas cuantas cenizas lanzándola al suelo. Ya sentado, abro el maletín sacando varios colores en tonalidades negras y grises para empezar a bocetar. 

Aún no sé qué estoy dibujando, solo sé que el resultado de este lienzo no será algo muy suave y delicado, sé que terminara siendo un dibujo con acabado rustico y preciso pero es porque justo ahora me encuentro desahogando mi enojo con el lápiz por lo que mis movimientos son duros y rápidos.

Como siempre, para evitar gritarle a alguien de la familia o a alguien del personal, evitar golpear algo o a alguien, me encierro en mi estudio quedando atrapado en mi burbuja artística solo para poder desahogarme, aunque sea un poco o de manera completa pero en esta ocasión, mi mejor desahogo sería matar al tipo que falta.

"El arte es el mejor medio para expresar tus emociones" —Palabras que llegan siempre a mi mente, palabras que desde pequeño me he repetido, palabras que me enseñó el padre de mi esposa. 

Enciendo un cigarrillo a los minutos.

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Tuve mi problema existencial al escribir este capítulo, me quede trabajada muchas veces por lo que seguramente encuentres muchos errores a lo largo de el. Si encuentran uno, no duden en avisarme.

Les quiero mucho, besos y abrazos. 

Me encanta este maletín de dibujo... (multimedia)

Y en multimedia esta el auto que nombre con anterioridad. 

Cada vez siento que escribo menos pero word y wattpad me dicen lo contrario. 

Espero que les guste, voten y comenten. 


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