Capítulo 3

Akira Berglind

Y tal como había dicho, Gastón llegó inmediatamente a mí para pedir explicaciones con un gesto de completa tristeza, enojo, decepción y un ligero aroma en el aire de sentirse traicionado, que es el mismo de decepción. No me negué para nada, ya es hora que se vaya enterando de las cosas poco a poco pero con estos temas, debo abordarlos con completo cuidado porque una palabra y mi familia puede malinterpretar las cosas o terceros de fuera de mi núcleo, escuchar lo que no deben. 

Mi padre al notar la tensión que llevábamos los tres en la la camioneta de él mismo, empezó a preguntarme de manera inaudible para los dos que iban atrás, sobre lo sucedido, entre ello, le respondí con un "No te preocupes que luego te explico" y con eso, fue suficiente para que esperara y dijera algo para romper la tención. Los dos se bajaron primero mientras yo me quedé unos minutos respondiendo las serias preguntas de mi padre porque es obvio que hay cosas que no puedo contar, me puse nerviosa y él seguramente se dio cuenta pero fue porque como dije, cualquier parala puede ser malinterpretada.

Ahora, estamos los tres en una mesa retirada de una pastelería/heladería mientras que los escoltas de Victoria y Gastón están retirados y poco visible para nosotros pero para ellos, los tres estamos a perfecta vista. Yo no los necesito pero por apariencias, a veces los tengo. Ellos nos siguieron mientras los padres de ambos amigos se fueron al decirle dónde íbamos. 

— Ok. Gastón pregúntame lo que quieras y yo te lo responderé de manera breve. —Mi amiga me mira con preocupación.

Nunca he sido de pelear en público a menos de que sea realmente necesario y él pensó y se creó esa imagen de mí porque cada vez que buscaban molestarme, yo terminaba esquivando todo; las peleas que han buscado conmigo siempre han sido impedidas por él y realmente se lo agradezco, no todos los de el instituto saben de mi habilidad de defensa, hasta hoy que está en boca de todos en el grupo de nuestro curso... Silencié las notificaciones.  Pero, último año en el instituto por lo que viene siendo hora de quitarse la máscara de tierna e inocente, todos me conocen así. 

Para haber evitado este pequeño cuestionario, tuve que haberme quedado en el suelo o simplemente haber fingido cierto dolor para que Victoria dejara actuar libremente al pelirrojo, pero como me vio levantarme y hacer como si nada, lo detuvo. Igualmente, con o sin Gastón defendiéndome, no lo iba a dejar quieto y eso se lo informaría a mi familia para que ellos hicieran algún movimiento desde atrás. 

Entiendo lo que siente, puedo saberlo y entenderlo con facilidad. El que algo así se le haya ocultado de esta manera a pesar de ser mi mejor amigo puede hacerlo sentir decepcionado, pero lo hice por su seguridad y con lo que le contaré, tendré que cuidarlo o simplemente, evitar que se enteren de esto.

— Akira, ¿Qué fue lo que pasó allá? —El mesero llega con nuestro pedido justo en el momento en que Gastón hace esa pregunta. Le recibimos seguido de un "gracias"

— Esa pregunta no es necesario responderla porque lo que viste, fue justo lo que pasó —respondo mientras tomo un bocado del helado que pidieron por mí. 

— ¿Cómo fue que no me enteré de que sabías pelear, Akira? Por algo te mantenía alejada de todo, pensé que no sabías nada —El pelirrojo de ojos pardos, si es que se pueden llamar así, hace un gesto con su mano. 

— Perdón por eso, no debí ocultártelo pero tengo mis razones. —Me mantengo seria— Son muy pocas las veces que peleo en público, solamente lo hago cuando me intentan herir físicamente y ese chico quería hacerlo. —La tensión que hay es demasiado grande, solamente pido que esto termine rápido, no me gusta estar respondiendo preguntas en este tipo de ambiente.

— Ah, ok. —Hace una mueca—Victoria, esta pregunta es para ti. —Mi amiga se tensa al escuchar eso— ¿Por qué no me dejaste ayudar a Akira? —La castaña suelta un suspiro al escuchar esa pregunta.

— Akira cuando está en ese estado de defensa o de pelea, lo mejor es mantenerse alejada de...

— Lo mejor que pudo haber hecho Victoria fue eso, mantenerte alejado de mí en ese momento, si llegabas a acercarte, pudiste salir lastimado también. —No dejo que mi amiga complete la frase, está demasiado nerviosa como para responder correctamente una pregunta y puede decir algo que no debe— En algunas ocasiones suelo perder el control y no me gustaría que ninguno de ustedes estuviese cerca. Si eso llegara a pasar, no me perdonaría el herirlos inconscientemente. —Lo que acabo de decir sonó demasiado cursi para mi gusto, pero eso es lo que pienso en estos momentos y es la entera verdad... quería darle un susto pero terminé haciendo de más— ¿Alguna otra pregunta Gastón? —digo de manera fría. Ahora si siento en equilibrio todo mi ser, no acostumbro a decir palabras así, con el tiempo dejé de ser cariñosa. 

Es verdad todo lo que dije anteriormente, sé pelear y controlarme pero lo de hoy, reaccioné por simple instinto que se me ha ido inculcando desde pequeña. Ha habido ocasiones en las que he perdido el control en una pelea pero a suerte de la vida, ninguna ha sido con alguien del instituto sino más bien, entre familia y trabajo. 

— ¿Quién te enseñó a pelear? porque nunca te he visto ir a entrenar a ningún lugar. —Miro de reojo a Victoria, está inquieta.

¡Cálmate mujer que no quiero bloquearme solo para dejar de percibir tus sentimientos! 

— Mi familia ha estado enseñándome desde pequeña en casa —respondo en tranquilidad. La cara de Gastón con cada respuesta que le doy, muestra más confusión.

— ¿Tu familia? ¿Por qué te han enseñado a pelear desde pequeña? — Victoria se levanta del asiento ya enojada. Relamo mis labios y me acomodo en la silla, aquí viene.

— ¡Gastón ya deja de preguntar, esto parece un interrogatorio! —grita captando la intención de las personas presentes. Bueno más bien había durado en alterarse—. Ya vengo. —Veo cómo se va enojada dirección al baño.

— Bueno Gastón, respondo tu pregunta. —respiro hondo y sonrío levemente por breves instantes—Mi familia, al ser una de las más importantes del país, tenemos la necesidad de saber defendernos por cuenta propia —respondo antes de darle un bocado a el helado. Confusión y más confusión, eso es lo que siente mi amigo— ya que muchas otras familias nos quieren muertos y por esa misma razón me han enseñado a pelear, no puedo ser la muñeca de porcelana de la familia —Omito información y eso me hace sentir mal por no poder contar todas las razones.

— ¿Una de las más importantes del país? Que yo sepa, además de la carrera artística de casi todos tus familiares, tienen unas cuantas franquicias alrededor del país del restaurante y las tiendas de diseño de tu abuelo. Eso no los convierte en una de las familias más importantes. —Quiero salir de esta conversación pero ya la tomé y no puedo dejarla a medias. 

Buena pregunta amigo mío pero en seguridad, somos una de las familias más importantes, una de pocas.

— El gobierno tiene un lado oscuro, un lado malvado. Ellos quieren tener el control de todo pero para lograr eso, necesitan eliminar todos los obstáculos sin ensuciarse las manos. —Miro un punto fijo en la mesa— Para llevar a cabo todos sus planes, ellos contratan a personas lo suficientemente fuertes para que hagan el trabajo sucio —respondo con voz neutra.

— ¿No entiendo? ¿Qué tienen que ver ustedes con el gobierno? —Me mira con nerviosismo.

— Nosotros somos esas personas que hacen el trabajo sucio del gobierno.—Abre los ojos con sorpresa por mi respuesta, eso es algo que nunca se habría imaginado ¿Quien se imaginaría que tu mejor amiga de cara inocente y familia que parece no matar ni a una mosca son agentes del gobierno? Nadie en su sano juicio—¿Ahora ya entiendes porqué se pelear? 

Alzo la mano para llamar a un trabajador.

— Creo que ya entendí. — Asiento y detengo la conversación al ver como el mesero se acerca para retirar las cosas que ya acabamos. 

— Y si sabes pelear y haces eso desde pequeña, ¿Por qué tu apariencia física demuestra tanta fragilidad? Pareces de esas personas que nunca han hecho ningún tipo de ejercicio en la vida. — Su rostro parece un poema. 

Gastón, tengo cuerpo, tampoco soy una tabla. Se sabe que no tengo muchos senos pero si tengo otras cosas como piernas y cintura. 

— Porque ella en ciertas misiones que le piden a su familia, hace de carnada y su apariencia sirve para engañar a su objetivo —responde Victoria al llegar del baño y al parecer, como escuchó la pregunta, decidió responderla.

Siento un cambio en Gastón... se enojó, su gesto y mirada lo dice todo.

— ¿¡Por qué Victoria sabe todo de ti y yo no!? ¿¡Acaso tienes más confianza en ella que en mí!? —Hago una mueca por el repentino grito que ha hecho y eso me invade con un sentimiento de culpa. Cierro los ojos por un instante para calmarme y junto mis labios en una delgada línea. 

Sus ojos se vuelven vidriosos. Muerdo mi labio inferior.

Gastón tiene todo el derecho a sentirse mal pero al mismo tiempo, no debería de estarlo porque tengo mis motivos, unos bien lógicos. No sabe nada de mi vida, solo sabe un trozo de ella y esto que se le ha sido agregado a la información que tiene de mí pero... no puede enterarse de todo, no puedo contárselo. Se debe de sentir traicionado al enterarse de tantas cosas que antes él no sabía de mí y esto no es nada. 

— ¡Soy tu mejor amigo Akira! —grita de nuevo. 

Ha empezado a llorar de la rabia y no me gusta ver a ninguno de los dos llorando, es algo que me disgusta, algo que me molesta y mucho más cuando lo hacen en público. Me levanto de la silla hasta quedar donde el, poso mi mano sobre su hombro y me agacho un poco; quiero que se calme, muchas personas nos están mirando y eso me molesta porque ellos no tienen nada que ver con nosotros tres. 

— Lo sé por un error que cometió Akira en su niñez conmigo y ese error, le trajo muchos problemas con su familia, incluso puso en peligro mi vida por mi culpa.  Éramos niñas, no teníamos mucho control de las cosas que debíamos contar o no —dice mi amiga provocando un pequeño escalofrío a Gastón, acaba de moverse incómodo.

— Eres nuestro mejor amigo y por eso no te lo habíamos dicho, queríamos evitar cualquier peligro hacia ti, pero tu insistencia y nuestro miedo por perderte, nos obligó a decírtelo. —Despeino su cabello— Ahora, por favor. Haz como si no supieses nada de este tema por favor. Si esas personas que quieren nuestro mal se enteran de que tú sabes algo, te usaran como chantaje. 

— Discúlpenme, no... —Alzo su rostro con mi mano. No me gusta cuando se muestra cabizbajo, no le queda... para nada y, ellos conmigo, no deben bajar la cabeza.

— No es necesario que te disculpes. —Sigo jugando con su cabello rojizo— Voy a pagar los helados. —Hago el intento de voltearme para ir a pagar pero el me detiene.

— No, yo los pago —dice sacando su billetera de su bolsillo.

— Como quieras. —Se levanta y se dirige hacia la caja y yo me quedo en la mesa junto con Victoria.

Me siento nuevamente dejando mi vista perdida sobre la mesa, empiezo a agitar mi pierna derecha y a jugar con mis dedos. Me siento completamente tentada a contarle la verdad de todo pero no debo y no puedo. 

— Quiero decirla toda la verdad, Victoria pero si lo llego a hacer, mi familia se haría cargo de él para que no diga nada y me castigarían a mí por decirle y tú lo sabes muy bien —susurro sin modular bien. 

Siento un ligero movimiento de parte de Victoria pero lo ignoro, estoy muy metida en mis pensamientos hasta que un fuerte golpe en mi cabeza me hace salir de ellos. Hago una mueca y detengo el movimiento de mi pierna. 

— ¡Akira, mírame! —exclama mi amiga molesta. No lo hago— ¡Deja ya la culpa, eso no te queda bien a ti! ¡Eres la persona más desinteresada que conozco así que olvídate de todo esto! —Hago un gesto de molestia por no poder hacer lo que quiero— ¡No te pongas así, me pones mal cuando te pones triste, tu casi nunca lo haces! Prefiero verte inexpresiva que con una cara triste porque cuando lo haces, tus gestos se acentúa de gran manera.

 — Tienes razón —Río como solo lo se hacer yo—, tienes toda la razón. Tenía mucho tiempo que no me sentía de esta forma. 

Cuando levanto mi rostro para buscar a mi amiga, resulta que ya no se encuentra junto a mí sino que está escondida detrás de pequeño arbusto que está dentro del lugar tomándole una foto a dos chicos que está fuera del establecimiento. Me acerco a donde esta ella para asustarla. Rapidez nivel ella, nivel fujoshi con ojo de fotógrafa con buen futuro profesional y teléfono con cámara de calidad.

— No tienes remedio ¿Verdad? —Da un brinco para luego maniobrar sus manos y evitar que su teléfono caiga. No lo logra pero yo sí.

— ¡No me asustes así! Casi me da un infarto —dice llevándose una mano al pecho y calmando su respiración. Gastón llega riendo y yo le sigo— ¡Esos chicos se veían muy lindos juntos! —exclama mostrándonos la foto.

— ¡Pero miren que bonito! —dice Gastón con voz juguetona mientras pasa las imágenes que logró tomar Victoria.

— Ya vámonos. —Empujo a ambos hacia la salida haciéndole una seña a los guardaespaldas para irnos tomando nosotros tres un taxi que va pasando.

Llegué a la mansión luego de haber sido dejada por el conductor quien estaba impresionado por donde hacía la parada. Tuve que contener la risa. Le iba a dar propina pero el muy estúpido arrancó sin siquiera esperar que sacara el control de mi falda. Hay muchos que esperan a que sus clientes entren a su casa pero este no lo hizo. 

Pregunté a una de las empleadas principales pro la ubicación de mi teléfono... Estaba en la sala de proyecciones ¿Cómo me puedo recordar de todo pero no de la ubicación de un teléfono? 

____________________________________________

Bueno aquí les tengo otro capítulo.

¡¡Hasta que al fin salgo de vacaciones navideñas!! No más tareas y exámenes Yupiiiiiii, hasta que llegue enero y empecemos otra vez con la rutina.

Espero que les guste este capítulo. Voten y comenten para que ayuden a una novata en este mundo de "escritores".

Se les quiere, Hasta pronto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top