Capítulo 23

  Akira Berglind

"Llamada entrante"

El teléfono con un solo de guitarra eléctrica como tono de llamada sonando en medio de la clase con un profesor que no permite ni decir "pío" es más que suficiente para tener su vista enojada fija sobre ti, sin contar la de tus compañeros quienes te ven con cara de: ¿Qué verga está sonando?

Ups, no lo coloqué en silencio. Mi error.

Al principio pensé que era una llamada importante de mi familia y lo creí porque tenemos un tipo de regla dirigida a mí cuando estoy en clases la cual se basa en: "Enviar mensajes si es algo sencillo y común, llamar si es importante." Pero no, no era nada importante y acabé recibiendo una queja del profesor por tener el teléfono encendido o con el volumen a mil, en este caso por las dos.

En realidad, lo que mi mamá me dijo me lo pudo haber mandado en un texto por ser simplemente esto:

Ah nada, solo te llamaba para decirte que no te podemos ir a buscar. Vete para la casa de Gastón o Victoria.

Aparte de su explicación del porqué la cual es muy sencilla:

Todos estamos ocupados aquí. Estamos ayudando a los inútiles de la guardia que no pueden solos y necesitan de nuestra ayuda; recuerda que no tenemos a un chofer contratado ni a ninguno de los empleados estrella porque ya sabes cómo somos de cuidados con ese tema. Yo estoy vigilando la zona y tomé un tiempo corto para avisarte.

Pero hay un problema con lo que ella me dijo. Victoria se retiró temprano porque se enfermó y obviamente no se iba a quedar el resto del día con fiebre, Gastón simplemente llega hoy de viaje porque tuvo una competencia de boxeo el fin de semana.

Bueno, no te queda de otra que pedir un taxi.

¡Sencillo! Así se resuelve todo pero tengo otro problema, no tengo dinero en efectivo y no aceptan transferencias los muy estúpidos de aquí, cosa que me parece ridículo porque pierden dinero así. Somos estudiantes de alta clase social, en un instituto donde movemos más un punto electrónico de dinero digital que físico y donde nuestros representantes confían más en una tarjeta de debido que en billetes.

— ¿De dónde saco efectivo? —Esto ya se ha vuelto una rutina de ellos el no poder venirme a buscar temprano pero entiendo bastante y no estoy en la calle, voy con mis amigos y allá llegan en la tarde por mí.

¿Qué digo? Eso simplemente es una excusa, nadie me va a prestar dinero y tampoco voy a pedir porque simplemente me van a mirar mal y si voy a recibir algo dado de mala gana, mejor no pido ni tomo nada... Consecuencias de todo lo que he demostrado el último tiempo.

De un cajero. ¿Cuál es tu manía con nunca cargar aunque sea un poco de efectivo contigo?

Hay un banco a una cuadra, hay varios cajeros, solución lista.

— Por comodidad.

Ya es hora de que me permitan tener un auto, así no me complicaría tanto pero siguen sin querer comprarme uno y aquí están las complicaciones nada complicadas de la vida.

(...)

Y ahora, no estoy haciendo nada más que estar escapando de una larga fila que había que hacer por el simple hecho de no estar el resto de los cajeros en funcionamiento... Esto es un fastidio, realmente; por eso prefiero mil veces las tarjetas.

Con esto hecho vuelvo a tomar el camino de vuelta al instituto mientras escucho música con mis audífonos puestos, sumergiéndome en lo que se reproduce manteniéndome atenta únicamente con mis ojos y percepción espacial al camino que voy recorriendo. Al igual, voy cantando tranquilamente, ganándome varias miradas curiosas y otras sonrientes.

Me acerco a la banca de la parada a metros de mí al notar como a la lejanía viene cerca un taxi, me quedo justo a un lado de una mujer con un bebé en brazos, la cual parece estar en un gran estado de estrés por cómo está su rostro o por cómo percibo su aroma. Bueno, el bebé está llorando y el sol que hace es bastante fuerte, quizás ese sea motivo suficiente para ella estar así ¿Quién sabe? Pero ¿Por qué no usa la sombra?

Por mi lado, yo prefiero quedarme de pie justo a la sombra proyectada por el sol, una que no da justo en la banca sino detrás de esta por lo que me es más cómodo porque la luz muy fuerte tiende a molestarme demasiado, al igual que a mi abuela Camila.

Alzo el brazo llamando al auto que visualicé hace poco provocando que este se detenga justo frente a mí pero en cuanto estoy a punto de abrir la puerta, la mujer se me adelanta subiéndose ella primero. Bufo con fuerza y molestia creciente, dando unos pasos hacia un lado y luego al otro mientras digo una que otras cosas nada apropiadas.

¿¡Qué le pasa a esa mujer!? Qué tenga un bebé en brazos no significa que pueda hacer lo que le dé la gana. Yo detuve el taxi, no tú... ¡Ah!

Por eso no me gusta estar en la calle esperando por un maldito taxi cuando tengo una familia a la cual no le hace falta ningún auto, donde cualquiera de ellos me pueden prestar uno y dar una autorización para poder conducir sin que lleguen a detenerme a pesar de que eso sea problema conmigo. También me podrían permitir un auto propio y así no tener la necesidad de molestarlos pero no, ellos no me dejan hasta el siguiente año.

Suelto un pesado suspiro para volver a retomar mi camino al mismo tiempo en el que me hago una coleta al tener ahora calor porque en este tipo de ambiente, mi presencia tarda más de lo debido en templar y condicionar la temperatura unos grados más bajos y menos cuando tengo el sol sobre mi cabeza... Hay la típica temperatura y clima agradable para los humanos pero no para los de mi especie.

Doy un manotazo en mi cuello al sentir en este un fuerte pinchazo en un dolor que poco a poco se va extendiendo a lo largo de este en compañía de una fría sensación que se disipa rápidamente. Giro con brusquedad hacia detrás de mí al notar algo extraño pero frente a mis ojos no hay nada y tampoco a nada fuera de lo normal cerca de mí... Tuvo que haber sido el tirón del mismo músculo, hace nada moví el cuello con algo de fuerza intentando despegar mi cabello de mi cuello.

Sigo hacia donde iba, faltando en realidad el cruzar la avenida para llegar por lo cual debo detenerme en la esquina y esperar al semáforo cambie a rojo.

Entrecierro mis ojos al notar como mi vista se nubla y un mareo me sobrecoge del cual reacciono con extender mis brazos para mantener mi equilibrio. Llevo mi mano con premura hacia mi sien al sentir el mundo dar vueltas alrededor de mí tal como si fuese un trompo o las sillas voladoras de un parque de atracciones... ¿Qué pasa?

Doy un paso avanzando en cuanto veo la luz en rojo pero un paso en falso me hace tambalearme y mi vista de nuevo vuelve a ser el propio asco en su mayor esplendor, vista tal cual una persona sin sus preciadas gafas.

Bien, ya estoy bien nuevamente.

En mí se hace la sorpresa y mi reacción instintiva nace rápidamente en cuanto una camioneta se acerca a gran velocidad hacia acá y al no saber si tiene o no control, me muevo rápidamente del lugar siendo obstaculizada por el cuerpo de tres personas que rápidamente me toman de la cintura cargándome y alzándome sobre sus hombros.

¡Mierda! ¿¡Qué mierda es esta!? No señor, ni se les ocurra; no me vengan a joder la existencia con esta vaina... No saben con quien se meten, claro que no lo saben.

Me remuevo con fuerza en busca de golpear el pecho de quien me carga pero esto se me dificulta por tener sus manos justo en mi trasero y su brazo por mis rodillas, aun así logro darle un codazo en quien sabe que maldita parte del cuerpo y para mi suerte, logro agarrarme de su cintura y tener la oportunidad de girar mi centro sobre él y caer en el suelo agachada con facilidad nula puesto que pierdo estabilidad...

Mi reacción es tardía y eso tiene para mí una grave consecuencia que me hace buscar inmediatamente una salida efectiva que entre esfuerzo y esfuerzo no logro encontrarla, rápidamente estoy siendo golpeada y mi brazo firmemente sujetado solo para ellos poder introducir con demasía la gruesa aguja de una jeringa en mi blanco brazo sacándome un quejido ahogado. Continúo con mi forcejeo a pesar de tener el cañón de una pistola en mi cabeza y sigo con este a pesar de la presión que hacen en mi torso...

No puede ser... ¿Qué me inyectaron? Mi cuello duele... el pinchazo ¿Cómo no lo vi? ¡Me drogaron y no sé con qué verga lo hicieron pero debe ser una verga demasiado potente como para poder hacerme este efecto tan rápido! No tanto la potencia sino la cantidad y lo que me acaban de suministrar fue una jeringa completa y de las grandes.

Irgo mi espalda con dolor al momento de sentir un golpe en la parte más baja de mi nuca, en el centro de mi cuello y eso logra desestabilizarme lo suficiente como para darles rienda suelta en su intención malvada de acabar tirándome con fuerza al largo maletero cerrado y oscuro de la camioneta.

Tuvieron más fuerza que yo, lograron superar mi fuerza rápidamente por haberme inyectado quien sabe que mierda, una que logró entrar en mi sistema con velocidad... Es imposible, tres hombres lograron conmigo, tres malditos hombres lograron conmigo pero no pudieron lidiar con la estupidez humana, no lo lograron porque aún sigo con mi teléfono en el bolsillo de mi falda menos mi mochila que lograron arrancármela.

¿¡Estaban cazando a alguien del instituto!? ¡Puede ser, puede serlo porque es zona de dinero y los rescates son cantidades exuberantes, lo sé porque trabajo en contra de este mundo! ¡Por mí no puede ser porque no conocen mi rostro en el bajo mundo!

Caí de nariz al suelo de lata, aquí el calor es inmenso y me estoy sofocando, el somnífero me está haciendo efecto con velocidad y mi cuerpo se está defendiendo en contra del mismo con un asma bastante nula.

Me está afectando porque no como desde la mañana en la mansión porque el almuerzo de hoy fue desagradable por el cambio de turno del cocinero, comenzaré en tener en cuenta llevar mi vianda cuando a este le toque el turno de la cocina. Se está desarrollando en mi sistema por la cantidad y la falta de energías... por eso.

¡Me inyectaron un somnífero! ¡Ojalá se mueran cagando!

Los tonos de la llamada son interrumpidos por un sonido y luego la voz de mi madre la cual callo rápidamente con un tono de voz susurrado y mi mala respiración notándose cada vez más por el sofoco y los nervios naciendo desde mi interior.

— ¡Dile a mi padre que rastreen mi teléfono...! —Hago una pausa no tan larga al no escuchar nada— ¡Ahora, y que no lo interrumpan en ningún momento! —Suelto un tembloroso suspiro.

— Ellos aún no han llegado ¿Qué pasa? —Su voz prontamente se convierte en signo de alarma y preocupación— ¿Dónde estás?

— ¿Qué voy a saber yo? Si te digo que les digas es por algo, mamá. No sé dónde estoy respondo en reclamo por su pregunta, lo siento pero si lo digo es por importancia no por capricho.

La tela de mi falda se convierte en víctima de mi mano y su presión al marearme ante un giro brusco de la camioneta... Huele demasiado a gasolina aquí atrás y todo el monóxido está concentrado de manera en la que el oxígeno limpio es prácticamente nulo cosa que me provoca una aguda presión en mi pecho.

¿Qué tienes, Akira?

— Me secuestraron.

Eres más que ellos, muy bien te pudiste defender —gruñe aun así, en ella se nota la preocupación, aunque lo intenta ocultar, igualmente se nota.

— Me drogaron, sabes que soy la única de la familia aún vulnerable a las drogas por mi base humana, lo sabes muy bien mamá. No pensé que sucedería, no me lo esperaba y por eso no estuve en alerta... No pude defenderme a tiempo.

Me tenso con dolor y asfixia al intentar transformarme y no poder, al intentar tomar fuerzas y tampoco lograrlo. La lucha de mi organismo en busca de persuadir el efecto de la droga provocó que mi cuerpo se bloqueara ante cada habilidad ¿Conclusión? Todo mi lado sobrenatural está peleando quedando únicamente mi cuarenta o treinta por ciento de humanidad.

No percibo sentimientos, ninguno positivo, negativo o neutro. Estoy bloqueada por la lucha de mi organismo en persuadir el efecto y eso provoca la imposibilidad de poder transformarme en alguna de mis formas naturales y adaptables a mi gusto, tampoco puedo tomar ningún sentimiento del aire y tampoco logro percibirlos tanto por el bloqueo como por el olor acumulado en este encierro.

Respiro hondo con esfuerzo y dificultad cayendo por inercia al movimiento haciéndome acostar sobre la hirviente superficie. Mi estómago no tarda en sentir tirones y presión al igual que dolor y retorcijones.

¿Quiénes fueron?

— No sé nada, solamente pude ver bien a un hombre porque fue el que me cargó y apuntó... Facciones gruesas y marcadas, sin cabello, gran musculatura, casi —¿Cuánto calculé?—... dos metros de altura, ojos color café, piel morena y un tatuaje en todo su brazo derecho —respondo la pregunta de mi madre—. Camioneta de carga, completamente tapada en la parte trasera, color negra y sin matriculación.

¿No hay manera de que puedas escapar? —Mamá, ya deja de preguntar; estoy cansándome con demasiada velocidad.

— Hay muchas formas, pero apenas me puedo mover..., estoy gastando mis escasas energías informándote y no puedo transformarme en estas condiciones. —Me duele la cabeza por evitar ceder a los efectos de esto...

¿Qué modelo es la camioneta?

— No lo sé, no pude ver muy bien pero es de la "Ford" y creo que es una "Econovan"

Veré que puedo hacer mientas llegan.

— Solo activa el "Buscar teléfono" con mis datos, yo ya lo tengo encendido... ¡Mamá, ni se les ocurra llamarme o enviarme mensajes e infórmale a Victoria y a Gastón que no se comuniquen conmigo, ellos siempre me escriben!

Me quedo tranquila y en silencio en cuando la nada llega a mis oídos y, mientras se hace el tiempo en el que ellos hacen un recorrido conmigo para llevarme a quien sabe dónde, me deshago de la tarjeta de memoria copiada en una nube y de la SIM card, desechándola por un agujero del viejo, oxidado y maltratado suelo de la camioneta. Apenas libre de eso, formateo el teléfono dejándolo como si fuese de fábrica, sin ninguna modificación y completamente "nuevo". Así tengo el alivio de la seguridad de algún modo de contacto o asuntos personales dentro de este.

Si tan solo hubiese comido en el almuerzo, todo habría sido diferente y no es mentira, el efecto fue veloz por la ausencia de energías y mucho más veloz si tenemos el complemento de la cantidad de la jeringa y de la adaptabilidad de mi cuerpo a los últimos cambios de los últimos meses cosa que causa un cansancio mucho más rápido.

(...)

— ¡Malditos imbéciles! ¡Pudo haberse comunicado con alguien! ¿¡Por qué carajos no le quitaron el estúpido teléfono!? Saben que el infiltrado nos dijo que esta familia es peligrosísima e inteligente ¡Son los favoritos y seguramente no es por andar comiendo a la grill con los diputados!

Los paso de este hombre de aroma, presencia desconocido para la poca instancia que llevo aquí, se acercan con fijeza y velocidad, sin titubeos. Con lo que me inyectaron y con lo que logré sentir en mí, me hago la dormida por ser más conveniente porque si me ven despierta seguramente armarán escándalo y volverán a inyectar... Eso sería mucho peor.

Si no estuviese tan débil, todos estaría muertos.

— No creo que haya podido comunicarse con alguien, mírala, parece una muñeca de trapo —¿Esta voz? La conozco, la he escuchado... ¡Ah! Y muñeco de trapo el pene tuyo.

— Llevatela —ordena frío.

Quiero moverme, golpearlo, torturarlos y matarlos pero no puedo, no puedo hacerlo pero eso es lo que quiero en este momento, hacerles todo aquello por haberme hecho esto y por estar tocándome en este momento, odio esto con toda mi alma, con todo mi ser y tan solo, con un anhelo insuperable, quiero escuchar los huesos de su cuerpo crujir como una galleta. 

Odio el contacto físico innecesario y más en este momento que me están cargando y poniendo sus manos en donde les plazca.

— ¿Cómo supiste que era ella? —pregunta el que me tiene en brazos. 

Reitero, su voz la he escuchado antes pero no recuerdo dónde.

— Hay demasiada confianza en el gobierno con esta familia. —Hay una pausa entre el sonido de bastantes pisadas— Nos enviaron una imagen, hackearon el sistema de identificaciones especiales y estos Berglind son los únicos que pertenecen al círculo.

— ¿Cómo es que aún no se han dado cuenta de que los están traicionando? ¿Ella no los ayuda?

¿No nos hemos dado cuenta? Oh... claro que sí, el detalle es que estamos esperando a que sea momento de atacar a esa persona y aun no es tiempo para hacerlo aunque con esto, todo se adelanta, ya verán. Y para su información, sí les ayudo y mucho pero en este momento estoy actuando como una débil adolescente, una muy delicada, una que parece una muñeca de porcelana francesa... una donde en su interior hay nada más que maldición para su vida.

— No lo creo, solo mírala.

— Qué estúpida niñata, capaz ni sabe cómo luce una pistola ni lo que su familia hace.  

Cae para mí en sorpresa el sonido de otra puerta abriéndose en un metálico rechinar junto con la pesada caída de mi cuerpo al suelo rasposo de concreto que ante el primer golpe, quedo completamente desorientada y mareada al triple de lo que ya por el simple hecho de mi cabeza haber recibido el primer golpe. Evito quejarme, moverme o hacer algo por esto y por las seguras cortadas y rasguños que me acaba de hacer el suelo.

¿Qué puedo hacer si estoy más dormida que despierta y si estoy más paralizada que un maniquí? Nada pero espero recuperar rápido energías siquiera con sentimientos y poderme valer por mi misma aunque tengo la esperanza de que mi familia me encontrará más rápido de lo que canta un gallo. 

—Otra puerta se abre y mi cuerpo cae con fuerza en el suelo interrumpiendo lo que sería mi respuesta mental. Ahogo un quejido de dolor, mi cabeza golpeó el suelo.

— Vamos a ver qué podemos hacer con sus contactos y sacarles dinero a sus padres.

No conseguirás nada, elimine todo y mi familia no te dará dinero ¿Sabes lo que te puede dar? Una hermosa muerte, una hermosa y dolorosa muerte donde nos apoderaremos de tu alma por el simple hecho de haberme hecho esto.

¡Te va a doler y tu dolor será nuestro disfrute! ¿¡Les quedará claro!?

Espero el tiempo necesario sumida en la oscuridad de esta habitación ubicada en el sótano de algún lugar retirado de la ciudad, lo suficiente para dejar de escuchar sus pasos o sus voces haciendo intercambio con el ensordecedor sonido convertido en pitido dentro de mis oídos tan solo para intentar con un increíble esfuerzo el siquiera poder sentarme y levantarme, haciendo uso de la pared como punto de apoyo. 

Torpemente y con un sentimiento de odio y rabia a rebosar mi existencia en este momento de tal manera que no sé como desahogarla, no hago más que ignorar eso para abrirme un paso estúpido como el de un bebé que ni puede con su propio peso pero en mi caso; aparte de no poder con eso, tengo que lidiar con las punzadas consecutivas en el lugar donde cayó mi cabeza y el ardor del golpe acentuado en el lugar sumando el de tomo mi rostro y pierna derecha. Arde terrible, demasiado y el dolor es bastante a pesar de la disminución del mismo.

Haciendo uso de mi visión nocturna, distingo entre toda la oscuridad la figura de una desgastada cama, una delgada y vieja puerta plateada y desde el techo, colgando sobre mi cabeza, un foco de luz; queriendo encenderlo sigo el camino del cable pero no es posible al estar el interruptor por fuera.

¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer para salir de aquí sin ayuda alguna? Hay demasiadas maneras pero soy incapaz aún de controlarlas a la perfección y mis energías son escasas para atacar y retirarme como si nada... Apenas han pasado tres meses desde mi despertar.

¡Odio ser incapaz de no hacer nada! ¡Odio sentirme inútil! Tengo que recuperar energías para así poder tener fuerza para recuperarme. No puedo permitirme seguir en este estado.

Me dejo caer en la cama con fuerza, comenzando a toser inmediatamente por el viejo polvo acumulado pero no le presto importancia, enfermarme no puedo y morir tampoco pero tampoco es como si quisiera llegar al límite máximo de mi existencia y entrar en estado recuperatorio porque sería perder todo.

No me iba a acostar en el piso, está más sucio.

Quiero sangre, quiero ver sangre en este momento. 

Odio estar así, incapacitada para poder hacer algo por el sentimiento de inutilidad y fragilidad que me da. Estoy a la espera de la habilidad de mi cuerpo para sacar de mi sistema la droga que quiere afectarme, quiero que pase rápido porque quiero escapar, irme de inmediato pero si mi cuerpo no colabora y no le es suficiente el dormir algo, tendré que esperar a mi familia a la cual ya seguramente estén ruleteando para persuadirlos y mezclar caminos y direcciones; no creo sean tan estúpidos como para darse cuenta del GPS mediante el sistema de rastreo familiar.

Lo que me alivia es que aun tengo puesto mi collar porque sin él, el aroma humano falso desaparecería y quedaría el mío el cual tardaría una semejante cantidad de tiempo dependiendo cuando duré encerrada en ese lugar.

Respiro hondo en busca de aminorar el sentimiento de asfixia. 

Estos hombres terminaran muertos, si no los mato yo, los mata mi familia y si lo hacen ellos, será de la manera más dolorosa que puedan para torturar su alma.

Mitsuki Berglind

Observo con desesperación el reloj en el tablero de la camioneta dándome cuenta de que ha pasado más de hora y media desde su llamada, tiempo en el que he estado peleando con la señal para poder comunicarme con todo el sistema de seguridad y tomar inmediatamente cartas en el asunto pero parece que nada quiera colaborar conmigo en este momento. 

Hago un intento más con los datos pero nada que conecta y como si eso no fuese suficiente, la pantalla queda en negro mostrando el logo de la compañía telefónica contratada. Intento encenderlo pero sale el típico signo de conector indicando la descarga total de la batería.  

¡Coño con esta zona! ¿¡Por qué carajos ninguno se apura!? ¡Que no se me meta el espíritu de mi papá con la agresividad!

Conecto inmediatamente mi celular con el USB al reproductor de música, lanzándolo sobre el tablero para tomar la laptop de mi esposo, esperando a que le dé la gana de encender pero no, se toma todo el tiempo del mundo para salir del inicio y mucho más tarda para mostrar cada ícono en pantalla los cuales apenas aparece el de internet, conecto el pendrive de internet esperando y rogándole al destino y a la suerte que colaboren conmigo para poder comenzar con el rastreo.

¡Y cuando quiero que cargue rápido, no lo hace! ¡Perfecto, vamos... sigue así!

Dejo el computador de lado en cuanto veo que la red nunca se muestra disponible y tan solo me concentro en ver como mis manos tiemblan con notoriedad provocado por la impaciencia y nerviosismo por la situación. Inclino mi cuerpo hacia adelante, entrelazando mis dedos detrás de mi cuello buscando una manera de poder dar con ella fácilmente en lo que cabe en nuestras posibilidades.

Brinco en mi sitio con el mayor de mis sobresaltos en el día de hoy apenas siento a mi madre entrar a la camioneta en compañía del resto. 

No pude hacer nada mientras llegaban... la señal no me lo permite.

— Lucas, arranca de una sola vez. Aquí no hay cobertura —murmuro entendible

— ¿¡Qué tienes, Mitsuki!? ¿Por qué estás tan nerviosa y angustiada? Me tienes alterado desde hace rato, apuramos todo lo más rápido posible porque me tienes preocupado ¿Qué pasó?

— Lucas, enciende la camioneta —ordeno, siendo atendida sin preguntas aparte de las de Ronald.

No quiero que esto se vuelva una situación grave, me preocupa lo que le hayan hecho para que cayera ante ellos porque Akira no reacciona tan débilmente a los narcóticos.

— ¿¡Qué pasó!? —Ya, suficiente con todas sus miradas e incertidumbre. 

— Toma —Le paso la laptop colocándosela sobre las piernas bruscamente— Rastrea el teléfono de  Akira. —Todos nos miran seriamente.

— ¿Qué pasa con eso? —pregunta seco.

— ¡Ronald, no preguntes y hazlo! ¡Coño! —le grito— ¡La secuestraron! ¿¡Ahora dejen de preguntar y van a hacer las cosas como son!? —exclamo desesperada provocando que los demás muestren expresiones de sorpresa.

— ¿¡Qué la qué!?

— Lo que escuchaste, Ronald. La drogaron con quién sabe qué carajos y la capturaron.

Vocifera una maldición al aire manteniendo sus ojos fijos a la pantalla iluminada de la portátil haciendo lo que puede apenas tomamos carretera y zona con señal, mi mamá se queda quieta en su lugar con sus ojos cerrados buscando percepción bajo el intento de adivinación y yo, con ayuda de Camila, nos encargamos de comenzar con la movilidad de redes y seguridad. 

A mover a nuestros peones para tirar a los del bando contrario. 

— ¿Cuáles son esos lugares? —pregunta la albina en cuando su creación logra conectarse.

— A tres kilómetros del instituto, al sureste; luego en la zona industrial de la ciudad a unas pocas calles de la fábrica de embutidos... —Levanta el rostro fijándolo en mi con gesto preocupado— Son más de 20 paradas en dos horas aproximadas, el GPS se encendió desde la avenida frente al instituto —Mierda, esto está complicado para nosotros— O la ruletearon para confundirla o lo están haciendo con nosotros.

— ¿Akira te dijo algo más? —pregunta Lucas con vista al frente.

— Me describió al hombre que la atacó primero pero no creo que podamos hacer mucho, hay muchas personas con las mismas características.

— ¿Cómo es? —Respondo apenas puedo hacerlo por el espacio en silencio en medio de la llamada que estoy realizando. 

Siguiendo con el ritmo de la conversación en línea, apoyo mi rostro al hombro de mi hombre en un intento de calmarme para hacer las cosas más fáciles para mi cabeza y las decisiones que me toque tomar entre cada posibilidad. Su brazo me rodea manteniendo el otro ocupado con la computadora en busca de profundizar más en las ubicaciones.

Ni se te ocurra romper en llanto por la preocupación, no seas como el ser que te creó y muéstrate más dura como su otra mitada. Vamos Mitsuki que las lágrimas no solucionarán nada y posiblemente empeoren todo.

Una de las ubicaciones que aparece en la pantalla es el lugar donde está Akira pero ¿Cómo haremos para encontrarla? Esta ocasión no se trata de un humano al cual podemos encontrar con su aroma sino de alguien con aroma humano que desaparece con rapidez por ser solo una ilusión del verdadero.

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Ahí mis amores, tienen otro lindo y besho capÍtulo.

Solo quiero decirles que estoy muy feliz porque las lecturas están en 400, es mucho para mi corazoncillo.

Bueno me despido y nos vemos con otro capítulo el fin de semana, a no ser... que pueda publicar antes.

Los quiero mucho... besos y abrazos para todos.

En multimedia la imagen que dije que no iba a editar. (La edite)

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