Capítulo 11
Lucas Berglind
Suelo un suspiro al acabar de redactar la última carta de información sobre mi último trabajo realizado, no sé porque tanto empeño en algo tan detallado sin con solamente decir "Murió a causa de envenenamiento" es completamente suficiente para cerrar el caso.
Alguien entra al despacho si tocar siquiera pero al no sentir correctamente su aroma, sé que se refiere de Aarón, uno de nuestros empleados especiales por lo que me contengo de darle una reprimenda ya que solamente con el apremio con el que abrió, sé que algo le sucede. Lo miro con indiferencia por unos segundos pero apenas lo hago, rápidas palabras me hacen entrar en alerta dándole una fácil orden al pelinegro.
Salgo de la oficina con teletransportación llegando a la zona donde quedó quieta la presencia de mi nieta desde hace varias horas atrás... Lo que veo me deja sin palabras tanto por su estado por como lo que veo rodeándole y en su figura.
El ver a Akira con una mueca de dolor y encorvada usando solo como punto de apoyo un tronco de un viejo árbol me causa sorpresa porque su resistencia al dolor es grande porque con eso sé que no es para nada normal en el cuadro correspondiente lo que siente; no es sólo su expresión lo que me sorprende, lo que realmente lo hace es la densa aura que la cubre; es de un color azul oscuro o violeta y brilla con intensidad pero no lo suficiente como para ser vista desde lejos. Doy unos pasos más para acercarme pero un choque me hace doler el pecho provocándome retroceder varios pasos y eso, me deja el la máxima expresión de perplejidad de la cual tardo en salir. No me va a dejar entrar así por así.
Esto no se parece casi al despertar de Ronald o Mitsuki, el de ellos no creó ninguna barrera, el dolor no fue tan intenso y esa aura no se mostró de esa manera... ¿Qué está pasando con ella?
Unos débiles puntos de luz blanca y dorada se acercan a su cuerpo quedándose detrás de su espalda reuniéndose cada vez más hasta que empiezan a tomar forma de alas, unas que son extremadamente grandes siendo aún traslúcidas; esto es diferente, el color de la luz es diferente y el tamaño es mucha más grande... Ángel, es un ángel ¡Una mente como la de ella en ángel!
Suspiro cerrando los ojos luego de confirmar lo dicho pero no, me equivoqué ya que su actual vestimenta va desapareciendo siendo reemplazada por un vestido largo negro que se difumina en sombras al final ¿Qué demonios? Esto me está confundiendo, esto es raro, esto no es normal y me preocupa el estado de Akira por lo que sin pensarlo por segunda vez, tomo mi forma natural y atravieso la barrera aun si esto me lastima terriblemente.
— Akira —La llamo con fuerza pero sin gritar mas sin embargo, no recibo respuesta.
Termino de acercarme a ella y tomo sus manos para que se apoye en mi, apenas siente mi contacto, empieza a buscar torpemente subir sus manos a mis brazos ejerciendo presión de manera que me causa dolor. La dejo quieta, no hago ningún movimiento e ignoro que me está lastimando y que ya lo estoy.
Siento llegar la presencia de mi esposa en compañía de Richard y su pareja.
La densa aura va disminuyendo hasta que desaparece aliy las luces de su espalda se apagan dejando ver la forma de dos alas completamente grandes con una gran majestuosidad que me deja sin palabras y, su vestido acaba teniendo más nitidez y forma.
Akira es diferente y me acabo de dar cuenta en este momento... ¿Cómo llego allá a ser de esta manera sin indicios en sus dieciséis años? No, y sin contar que lo hizo en su límite mínimo de edad.
— Abuelo — susurra con la voz completamente quebrada y en un tono agudo mientras me mira con dolor dejándome ver esos ojos dorados como el oro antes de caer desmayada en mis brazos. Suelto un suspiro por la imagen que acabo de ver de ella, imagen de un rostro parecido al de súplica.
El sol ya acabó por ocultarse y las estrellas hacen su hermosa aparición al momento de poder mostrarse, aquí se destacan al brillar por las pocas luces que iluminan el cielo y nosotros las disfrutamos por vivir retirados de la ciudad.
Me siento apoyando su cabeza en mis piernas. Está caliente.
— ¡Esas alas! —Danielle exclama en un susurro— Son...
— Al parecer esta vez no se desarrolló un solo poder, sino que esta vez se mezclaron dando esta hermosa apariencia. —Richard está riendo aun en un momento tan importante como este. Lo miro desafiante pero no le digo nada, solo hago señas indicando que voy a su habitación y eso hago, dejándola boca abajo sobre su cama para evitar lastimarla.
Acaricio su cabello observándola. Sus alas, una de color vino tinto y de pura piel y, la otra de color blanco completamente cubierta de plumas; una representa el ángel y la otra el demonio, su vestuario de color negro que al final quedan en sombras podría confundirse con la vestimenta de un demonio pero representa a los espíritus, una guadaña de la muerte que se formó en sus manos antes de sujetarla y sus ojos dorados representa a los ángeles de la muerte también conocidos como shinigamis por los japoneses de manera erronea siendo una traducción correcta Shi no tenshi, corrección no necesaria que me hizo Richard.
—Por eso su despertar fue más rápido que el de nuestros hijos —Dice Richard esta vez con seriedad tomándome de un hombro— Vamos, tenemos que hablar los seis —Me levanto de la suave superficie y empiezo a caminar.
Akira Berglind
El extraño alivio que llego a sentir en mi pecho entre mis sueños me hace despertar un poco exaltada, justo como si hubiese despertado de una pesadilla o sido despertada de manera brusca; al abrir mis ojos y poder adaptar mi vista a la oscuridad del lugar, me doy cuenta de que no estoy donde antes me encontraba pues, lo último que recuerdo, es que estaba en el jardín floreado soportando un dolor del cual no soportaba justo después de informarle a uno de los empleado; no recuerdo nada más de ahí.
Ya no hay rastro alguno de la presencia del sol, lo único que ilumina la habitación, es el reflejo de la luz de la luna que es escasa y la luz encendida del balcón que está continuo al ventanal corredizo.
Me levanto de la cama sintiendo mi cuerpo extrañamente cansado y un poco pesado por lo que decido salir de la habitación terminando por cerrar la puerta detrás de mí para ir en busca de alguien de la familia. Camino a paso lento a lo largo del pasillo pasando las demás habitaciones buscando a cualquiera de mi lazo familiar, al no sentir la presencia de ninguno en este piso, bajo las escaleras principales para llegar a la planta baja y, no detengo el paso hasta el pie de la misma al escuchar voces en la sala de reuniones. Con cuidado y mucha más lentitud que la de antes pero al darme cuenta que no hay nada interesante que escuchar, me acerco y entro como si nada para sentarme en uno de los sillones.
Mi padre, mi madre, mi abuelo Lucas y mi abuela Danielle son los únicos presentes.
— ¿Te sientes bien? —Asiento afirmativa ¿Por qué pregunta?—¿Qué es lo último que recuerdas? —La miro con extrañeza pero decido por responder correctamente.
— Aarón y dolor con ardor —respondo sin cambiar la ubicación de mi mirada. No sé porque la pregunta.
— Entonces hay que explicarle todo —dice mi padre con rostro serio mirando intercaladamente a los dos superiores.
— Si supiese, no preguntara. —El hombre de cabellos blancos me mira con molestia ¿Ups?
— ¿Quieres un castigo, Akira? —Niego inmediatamente— Si vuelves a responder así, vas a tener uno a semana completa. —Lo miro con súplica pero el se mantiene firme. Suspira.
—Tu despertar ya finalizó —dice fríamente mi abuelo mirándome fijamente.
— Eso ya lo sé, pero... ¿Qué tiene que ver con que haya despertado en mi habitación?
— Debido a la intensidad del proceso te desmayaste —responde mi padre y yo los miro con extrañeza—. Nuestro despertar no fue tan intenso debido a que solo desarrollamos una habilidad — Rodea con un brazo a mi madre juntándola más a él— pero en ti despertaron todas y por esa misma razón, tu cuerpo no lo soporto y caíste desmayada. —Frunzo el ceño con sorpresa ¿¡Cómo es eso posible!? No, creo que escuché mal porque eso es imposible ¿O me equivoco?
— Ósea, llevó el poder de cada uno —digo incrédula. Mi padre asiente tomando una copa de la mesa.
— Exacto; por eso va a empezar con tus entrenamientos desde mañana. —Mi abuelo responde confirmando mis palabras.
Esto es nuevo, es extraño y no es normal. Desde que estoy pequeña me han estado informando que mi despertar sería entre mis dieciséis años y veinticinco debido a obvios factores de familia, al momento de que este ocurriera, se vería que habilidad o que forma adquiriría y que las más prepotentes son las de un espíritu o un demonio pero nunca adquiriría varias sino solo una.
Asiento ante los entrenamientos, no puedo negarme a estos y tampoco tengo intención de hacerlo.
— Todos nos haremos cargo, Akira. Los lunes y sábados te corresponde conmigo y mi papá. —A menos serán llevados por horarios, así no me tengo que preocupar con que interrumpan mi actividades porque no quiero sobrecargarme con el tiempo.
— Martes y viernes seremos mi mamá y yo —continúa mi padre.
— Los miércoles Lucas y el jueves conmigo —finaliza mi abuela Danielle con una sonrisa divertida ¿Por qué tengo la impresión que con los dos últimos los entrenamientos serán intensos?
— ¿Cuánto tiempo llevará cada uno?
— Lo necesario y, la cantidad dependerá de cómo los lleves cada uno —explica mi abuelo. Asiento tranquila. No creo esto ¿Cómo puede ser posible?
— Deja de buscarle vueltas, son las cuatro habilidades y ya. Ahora ve a cenar, nosotros ya lo hicimos —ordena mi madre—. Tu amiga llamó y preguntó que como seguías, le dije que viniera mañana. Ya tus sentidos no se activaran sin que tú lo desees pero igualmente vas a necesitar práctica para ello. —¡Sí!, ya no tendré que estar muriéndome del aburrimiento por no tener con quien divertirme y entretenerme.
A pesar de que tengo varias videoconsolas, un salón audiovisual, mi computadora, mi tablet, mi teléfono, mi laptop, una piscina, ajedrez y miles juegos de mesa, un área para tiro al blanco con arco y flecha y, finalmente un salón de tiro deportivo; soy de esas personas que se aburre muy rápido y tengo que estar constantemente entretenida porque puedo buscar hasta lo más sádico en lo más profundo de mi mente para acabar sumergiéndome en mi mundo interno y no soy sana en ese estado, por eso suelo estar en contacto con Gastón y Victoria ya que con ellos evito eso porque lo que tengo aquí, a veces se vuelve aburrido si estoy sola.
(...)
Luego de haber cenado, tomé la decisión de caminar entre los pasillos de la mansión para imaginar de una manera posiblemente errónea mi apariencia al tener las cuatro formas mezcladas ya que es obvio que no logré observarme en ningún momento. Entre mi larga caminata, la puerta entreabierta y una tenue luz encendida desde el estudio de mi abuelo me hace sentir querer entrar ya que es extraño que a esta hora, mi abuelo Richard esté dentro sin tener trabajo pendiente.
— ¿Abuelo?—le llamo empujando un poco la puerta.
Al no escuchar respuesta inmediata y tampoco tardía de su parte, termino de cruzar la puerta. La imagen del estudio es agradable a la vista, es espacioso y la manera en la que están organizados los muebles le da un aspecto despreocupado pero tampoco muy desordenado aunque eso depende de la temporada del año y de la inspiración de mi abuelo; lo que más me gusta del lugar son las paredes, todas son blancas con algunos adornos de madera incrustados en la pared y también, en ellas, hay montones de imágenes, cuadros con fotografías, certificados, repisas con premios e hojas con distintos tipos de diseño colgadas y adheridas de la manera más creativa de la que te puedes imaginar.
Mi abuelo está sentado en la mesa de diseño dibujando algo con mucha concentración, tanta así, que no me siente ni al entrar por lo que esa tuvo que haber sido la razón principal por la cual no me escuchó. Dando pasos lentos mientras detallo el ligero cambio que hay en la ubicación de los muebles, me acerco hacia donde está él dibujando sin apartar la vista en ningún momento, como si su mente estuviese en un lugar lejano a este. Le coloco una mano en el hombro mientras que lo llamo por su nombre, sin darme cuenta y en menos de un segundo, me toma de la mano tumbándome en el suelo y sentándose sobre mí estómago; con la misma mano con la que me tumbó, me sujeta ambos brazos mientras que la otra la coloca directamente en mi frente para empezar a hacer presión.
— ¡Abuelo! —grito tratando de soltarme de su agarre que me lastima.
— ¡Me asústate, Akira! —Se levanta apenas reacciona y yo me llevo las manos a mi rostro haciendo una mueca de dolor... Duele... mi cabeza— ¡No lo vuelvas a hacer, no tienes ni la menor idea de lo que te iba a hacer! —Exclama en reprimenda. Eso si no me lo esperaba.
Se vuelve a sentar continuando con lo que hace.
— Ya me di cuenta —susurro levantándome del suelo. Me acomodo la franela que se ha levantado un poco gracias a la caída— ¿Qué haces qué estabas tan concentrado? —pregunto a su lado.
— Te dibujo —responde sin despegar la vista de la pantalla de la Tableta gráfica.
Fijo completamente mi mirada sobre la pantalla de la tableta fijándome en los limpios trazos que realiza el mayor. En la imagen dibujada por él, me puedo ver de frente, tengo todo mi flequillo cubriendo mi rostro y en mis hombros lo hace mi cabello; detrás de mi espalda, hay unas grandes alas de distinto tono, una tiene plumas y otra está completamente ausente de ellas; en el dibujo, traigo puesto un vestido justo al torso que empieza a expandirse al nivel de mi cintura, el mismo, empieza a distorsionarse hasta los pies.
El dibujo está a blanco y negro.
— Ya casi lo termino, solo me falta terminar de hacer el sombreado. Cuando lo culmine se lo entregaré a tu padre para que lo copie en lienzo— Sonrío.
Mi padre desde pequeño estuvo comprometido con mi madre, desde siempre han vivido juntos y fueron criados prácticamente como hermanos o primos. A él nunca le llamó la atención la carrera de la medicina, que es la que ejerce mi abuelo Lucas desde siempre; desde pequeño se sintió interesado por el arte y por ello, empezó a estar más tiempo con mi abuelo Richard quien fue el que le enseñó todo lo que sabe. Desde allí, estudio arte y ahora es lo que es, un pintor y diseñador gráfico reconocido. Aparte de su otra carrera como diseñador e ingeniero informático.
Me quedo viéndolo con fijeza detallando hasta lo más mínimo.
— Esa, así mismo, fuiste tu en el momento de tu primera transformación; solo cambié la posición —responde a la pregunta que se formulaba en mi cabeza. Aparto mi vista de la pantalla para fijarla a su izquierda, lugar donde hay unas cuantas hojas regadas con varios diseños de vestuario.
— ¿Y esto? —Tomo todas las hojas acomodándolas no sin antes verlas.
— Me llegó una oleada de inspiración. Llevo horas en eso. —Mantengo mi sonrisa y él ríe un poco.
— ¿Piensas sacar una línea? —pregunto con curiosidad. Me agrada esto.
— Sí, tal vez busque recursos sencillos para que los de clase media-baja puedan adquirirlos. Claro sin perder la calidad pero es un tal vez, sabes como soy de quisquilloso con los materiales, los diseños y acabados.
— Me parece muy buena esa idea, así también podríamos tener mejor audiencia en compradores y con eso, mayor reconocimiento. —Sonrío.
— Exacto. Ahora ve a dormir, mi pequeña, mañana será un largo día. —Me abraza dándome un beso en la frente.
— Abuelo... —Ríe y me presiona más fuerte. Suspiro aceptando el abrazo al saber que no me soltará hasta que lo haga.
— No seas tan fría. Mañana termino el dibujo para que esté listo el dia de la reunión.
(...)
— Akira, si quieres encontrarnos, regula tu respiración y cálmate. —Escucho la firme voz de mi madre desde alguna parte del lago pero de ninguna es específico, solo se mueve con el viento y yo, trato de encontrarla pero nada.
Bien, no hace falta decir que los espíritus son seres oscuros porque es más que evidente.
Mi abuelo pensó muy bien al venir acá, este lugar tiene muchos puntos ciegos, demasiados, para ser sincera y este primer entrenamiento no es más que para empezar a desarrollar mi percepción de manera correcta porque más temprano salimos al centro de la ciudad y eso fue sufrimiento para mí al sentir tantas cosas acumuladas; ante eso, nos tuvimos que volver porque ya no aguantaba.
Definitivamente están jugando con mi mente, me engañan con sonidos que no pertenecen a este lugar y que muy rara vez, podrían escucharse cerca. Pasos de caballos, gritos y chillidos desgarradores se escuchan desde cada rincón logrando que me desconcentre; roces, toques, llamados detrás de mí, sombras... Cualquier cosa que puedan hacer con sus habilidades y eso para mí en este punto, ya me tiene completamente desesperada y con unas cuantas heridas.
Decido cerrar mis ojos haciéndole caso de calmarme quedándome con la imagen que está frente a mí, tatuada en mi mente, para poder estar ubicada espacialmente; empiezo a respirar hondo buscando la calma en mí para tener control absoluto de mis pensamientos y así percibir con más facilidad sus movimientos, su presencia y su aroma humano. Me cuesta lograrlo porque siento miles de cosas pequeñas subir por mis piernas dándome una increíble sensación de asco. Trago en seco ignorando eso y evitando volver a desesperarme desviando mi atención al dolor que me causo en la palma de mis manos clavando allí mis uñas con bastante fuerza. El sonido de una rama se escucha cerca de mí seguido de una pequeña ráfaga de viento que termina colocándome el cabello en la cara.
Hago una mueca. Me dieron nauseas y eso es difícil, demasiado.
— Te encontré. —Suspiro dando media vuelta dirijiendo mi mirada hacia la copa de uno de los árboles, ahí se encuentra mi abuelo con una gran sonrisa divertida.
Antes podía hacer esto solamente con humanos, era muy extraño cuando lograba hacerlo con alguien de la familia e incluso ahora, parece tan sencillo que no me lo creo; sencillo a comparación con antes porque antes no percibía bien a mi familia cuando se acercaba, lo lograba cuando eran en grupo o hacían algo de ruido.
— Falto yo. —Escucho que llega con el débil viento. Niego con una sonrisa.
— No lo creo, estás justo detrás de mí —Giro.
— Ya terminamos. —El mayor baja de un salto de la copa del árbol— Este entrenamiento te sirve para todo, incluso para ingeniar ataques de defensa.
— Entonces, con todo lo que hemos hecho ¿Qué podemos hacer? —dice mi madre colocándose al lado de mi abuelo. Los miro fijamente.
— Podemos crear alucinaciones de cualquier tipo, sin ningún tipo de restricción. En eso se resume toda la habilidad de un espíritu.
— ¿Las alucinaciones que sufren los humanos psicóticos son por nuestra culpa? —pregunta con seriedad.
— Están las alucinaciones creadas por el cerebro humano y están las que nosotros creamos. —Asiente— Aparte de eso, podemos modificar nuestra figura a como nos plazca.
Me gusta y mucho, se escucha divertido todo esto, tan solo con imaginármelo ante una persona común me dan unas inmensas ganas de querer hacerlo, hacerlos gritar de miedo o simplemente de jugar con ellos. Sonrío siendo llevada por la idea pues, no puedo hacerlo por órdenes de la familia, órdenes generales.
— Se ve que te gusta —dice mi abuelo con una extraña sonrisa— Somos almas perdidas, rechazadas y neutras. No somos buenos pero tampoco malos y el Dios allá en esa dimensión es Abraxas y antes de que te confundas con tantas definiciones existentes creadas por los humanos, la más acertada que creó alguien humano fue Hermann Hesse pero sin llegar a ser completamente correcta; no te voy a explicar de él porque no hay nada que nos sirva en este momento porque nos despojamos de aquello pero si quieres saber, en la biblioteca está mi manuscrito original.
— Papá, te desviaste. —El mayor ríe— Nosotros no somos bueno pero tampoco malos, somos de un lado con quien merece ese tipo de acto. Somos libres al igual que los demonios y no tenemos ninguna responsabilidad y ante eso y el aburrimiento, nos divertimos engañando a los humanos, jugando con ellos pero claro, con quien se lo merece así. Hay muchos de los espíritus que los llevan a la muerte solo para recluirlos y tener alguna otra compañía.
— Siempre lo hacemos. Algún día, nos acompañaras, uno donde nos corresponda entrenamiento porque por hoy, terminamos; se te ve cansada. —Me agrada la idea demostrándolo con una sonrisa— Casi se me olvida. No tenemos muchos hechizos de defensa y los pocos que tenemos, son los creados por nosotros y algunos que ya existen entre los espíritus.
(...)
Victoria llegó y tuve que explicarle todo lo que sucedió con el mínimo detalle pues no me había comunicado ni con ella ni con Gastón porque no estaba de humor, quería estar en silencio entero por la manera en la que tenía mis sentidos a flor de piel; y todavía. Ni bañándome me dejó pues quería que le contara todo para ya.
Entre todo, terminamos yendo al estudio de mi padre pues, quería verme con la transformación y pues, obvio que no lo iba a hacer porque no sé hacerlo de manera independiente aparte de que sé que me costará un mundo. Su cara de sorpresa me dio risa porque terminé llevándola a otro estudio del cual desconocía ya que este es el más apartado de toda la mansión y nunca hubo motivos para llevarla allá, luego de eso, su gesto desilusión fue mucho más cómico cuando le quité la tablet a mi padre para hacer que ella viera el dibujo hecho por mi abuelo porque se esperaba otra cosa pero luego no quería soltarla por lo que la dejamos quieta con el dispositivo en mano por unos minutos mientras el ojiverde me comentaba una que otra cosa sobre la castaña y su manera de insistir para obtener lo que quiere y entre eso, entendió como es que termino siempre cediendo a cada uno de sus planes anormales.
Fue otro problema para quitarle la tableta de las manos ya que no quería soltarla y lo logré buscando mis métodos, uno en el que quedé sentada sobre ella inmovilizándola mientras Victoria pataleaba para que me bajara y no lo hice hasta que ya había soltado lo que tenía que devolverle a mi padre.
Ahora las dos estamos extrañadas por lo que hizo Gastón y nos comunicó por mensaje desde hace un rato atrás, las dos ya sabemos el motivo y no me molesta, menos a Victoria que está sonriendo cómo la "Loca" que es, pero lo que a mí sí me desagrada y enoja es que no pensó en la plaga que tiene ese pelinegro como amigo porque seguramente no invitó a nadie más y le dejó la otra invitación libre porque a su familia luego de haberlo invitado, es mentira que los invitará. Esto fue lo que me colocó:
— No te había escrito porque no acordaba. Perdón ¿Te acuerdas del pelinegro, el amigo de Hunter? Sí, seguramente lo haces. Bueno, lo invite a la reunión, el sábado me lo encontré mientras comía con mi familia y le di la información. Espero que no te enojes.
Suelto un suspiro dudando en si responderle o no pero al verlo en línea, no pierdo la oportunidad de hacerlo. Si me hace falta llamarlo, lo hago.
— Está bien, ya lo hiciste. No importa, solo espero de que no cause problemas ¿A quién más invitaste? —Inmediatamente, veo el "escribiendo" de su parte.
— Le dije a el que invitara a una sola persona. —Ahora si es verdad que esto se va a poner interesante, tanto así que Hunter vendrá sin dudarlo. No, para nada, no me equivoqué— Y... ahora es que me doy cuenta, perdón.
— Ay ya, no importa. Luego hablamos estoy ocupada con mi familia. —Envío ahora seria. Tengo que aguantarlo y luego planearé algo más. Apago el móvil.
Por lo menos sé que Victoria invitó a un "Vecino que es su amigo" y a su prima. Un amigo, ya veremos si es solo eso o le gusta esa persona aunque su sonrojo cuando me lo dijo lo confirmó, falta que ella lo admita y eso está algo difícil.
— ¿Estás enojada? —pregunta la castaña tomando mi Tablet y colocando un juego.
— No, pero estoy pensando en algo que hacer ese día. —Sonrío y ella me mira con extrañeza. Hay algo pendiente con Hunter, posiblemente tomemos ese día para no perder tiempo en hacerlo. No me agrada que esté aquí pero servirá de algo su presencia— No es nada malo. —Alza una ceja.
— Sí, claro.... nada malo. —Alarga— Vamos a la piscina, o... ¿Hay gente a esta hora en el lago? —Hago una mueca. Estoy cansada, la cama está rica.
— ¿Hay gente a esto hora en el lago? —pregunta.
— Dúdalo ya el sol se está ocultando... —Hace una gesto cualquiera.
— Entonces nos quedamos—Sonrío.
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¿A qué no les gustó? Sí, es lo más seguro. :| Bueno, si no fue así, déjenme un comentario diciendo que tal o que les desagrada, que les molestó de esto o algo.
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