#Tres.
Mi teléfono seguía insistiendo con la llamada entrante.
Marc era quién me seguía marcando, hasta ahora tenía seis llamadas perdidas de él. Pero ahora no me importaba.
Lo siento amigo, pero no puedo contestar ahora.
Abracé con fuerza mis piernas.
Estaba sentada en el suelo del cuarto de mi papá, aún con las hojas regadas en el suelo.
Escuché que la puerta se abrió y cerró de manera brusca.
Levanté la vista y observé el reloj... aún era pronto para que papá llegara a casa.
Me levanté del suelo, aún temblando.
Salí de la habitación de mi padre y me dirigí a la sala.
La casa donde vivo es de un piso, por lo que no caminé mucho para llegar hasta la entrada.
Miré desconcertada la puerta cerrada, no había nadie.
- Jamás pensé que me encontraría con alguien que me conoce - dijeron a mis espaldas.
Sentí los escalofríos recorrer me la espalda, di media vuelta y observé al chico frente a mí.
Estaba recargado en la barra que separaba la cocina del comedor, su brazo sobre la superficie.
El maldito ni siquiera se veía sorprendido o molesto, solo sonreía.
Juraría que sentía los latidos de mi corazón hasta la garganta, impidiéndome hablar con claridad.
- O bueno, debí de ir a otra ciudad ¿No crees? - habló Charles, lo veía divertido por la condición en la que me encontraba.
- Q-que qui-quieres.
Ah mierda, mi voz salió tartamuda.
- Quiero hablar contigo, solo eso - se encogió de hombros.
Tragué saliva.
- T-tú estás muerto - señalé.
- No, no - respondió pero segundo después pareció pensar en sus palabras y agregó - Bueno sí, pero no del todo, si no, no estuviera aquí.
- ¿P-por qué sigues v-vivo?
¿Puedo correr? ¿Puedo irme lejos a donde no lo vea de nuevo?
- ¿Has leído historias de ficción sobre sirenas y hadas, verdad? - preguntó, pero no esperaba mi respuesta por que seguido habló - Y supongo que también sobre hombres lobo y... vampiros.
P. E. R. F. E. C. T. O
¿Ahora me iba a decir que era un ser mítico?
- ¿Quieres decir que eres un...?
- Un vampiro, si - asintió, interrumpiéndome - Pero no vengo a decirte lo que soy, solo quiero hablar contigo.
- Yo no quiero hablar contigo - dije de inmediato, más dominada por el miedo que por el valor.
- Pero yo sí, ven - se alejó de la barra y caminó hasta la entrada, abrió la puerta - ¿No me vas a seguir?
¿En serio? ¿Me estaba preguntando si quería seguirlo a él, un supuesto vampiro? No, gracias.
- Ha... hablemos aquí - dije - N-no quiero salir.
- Oh, vamos, no haré nada más que conversar... lo prometo - dijo de manera burlona.
No quería ir con él, de verdad.
Pero podía más la curiosidad sobre saber que me iba a decir, así que lo seguí.
Yo caminé detrás de él, varios pasos detrás, con la mirada baja y solo levanté la vista para asegurarme de que lo estaba siguiendo.
☠️💉
- ¿Puedo saber... por qué aquí?
Quiero decir, de todos los lugares que pudo haber escogido para que habláramos... ¿Tenía que ser en un cementerio?
Crucé la puertas oxidadas con nerviosismo. Guardé la manos en las bolsas de mi sudadera. El lugar solo me daba escalofríos.
Nunca me han gustado los panteones.
- Ah, eso... - él se dio la vuelta, mirándome - El lugar es solo para darle tensión y seriedad... que tomes mis palabras en serio.
De acuerdo, eso último no me ayudó en nada.
Avanzó hasta mí y yo retrocedí inmediatamente, asustada.
Charles sonrió ante mi acto.
- No te haré daño - dijo, aunque sonreía - Pero... estas advertida, no hables nada sobre mí a nadie, ni siquiera al gato.
- ¿Q-que vas a hacer? - dije en voz baja.
- Oh, cariño... - susurró a la vez que se acercaba más a mí - Te vas a arrepentir si llegas a abrir esa boquita tuya.
Y sin más, dio media vuelta y continuó avanzando.
Yo caminé unos pasos detrás de él.
- N-no pensaba decir nada...
- Lo sé, pero de todos modos, debe haber una forma de asegurarme ¿No crees? - dijo él mirando por encima de su hombro.
Y de un saltó subió hasta la punta de una alta casa que una familia hizo para su difunto.
La luz del sol calaba mis ojos al mirar arriba, por lo que utilicé mi mano para evitar que me lastimara directamente.
Lo miré. Se veía aterrador desde mi posición.
El sol estaba justo detrás suyo, lo que hacía que la luz cubriera su figura, dejándome ver por poco tiempo su rostro, que no dejaba de sonreír.
Parecía la estatua de un ángel oscuro.
Me dio un escalofrío.
- ¿Te imaginas cómo reaccionaría la gente cuando se enteren que hay un vampiro en una pacífica ciudad? - negó con la cabeza de manera burlona - No, no, no... correrían, se asusta rían, en el peor de los casos ¡Querrían atraparme! Regresaríamos a esa época de brujas.
Y dicho esto, se echó a reír. Grandes carcajadas.
- E-entonces me alejaré de ti - hablé con voz temblorosa, es que ¡Caray! El chico frente a mi no era humano y encima parecía faltarle un tornillo - Haré c-como si no te conociera.
Sólo dejó de reír para prestarme atención, creo.
Su mirada estaba fija en mí. Yo por mi parte, me coloqué detrás de una tumba en forma de cruz, más que nada para que él no viera mis piernas temblar.
- Eso suena tentador - le oí decir - Pero no me convence del todo, necesito una garantía - bajó del techo de la casita de un simple salto.
- ¿G-garantía? - pregunté sin entender.
- De que no vayas a hablar por supuesto - se encogió de hombros - Eres la primera persona en lo que va del año que se da cuenta de lo que soy... ¡No vas a echarlo todo a perder!
- ¿Y no te basta con miedo que siento? - dije con incredulidad, quiero decir ¡Estaba temblando de miedo por culpa de él!
- ¿Que te parece si... - me ignoró y pareció pensar en su pregunta - la garantía es tu padre?
Santa mierda.
Sentí escalofríos, como se iba la sangre de mi rostro, como el miedo era reemplazado por algo peor, el terror y preocupación.
Quería llorar, quería gritar, negarme, hacer algo para impedirlo... pero estaba inmóvil, sin habla.
- Oh ¿No te niegas? - alzó la ceja izquierda.
- N-no te atreverías - apenas pude hablar, mi garganta de había cerrado.
Sentí como comenzaba a fallarme la respiración y mis manos temblaban notoriamente.
Las hice puños sobre el mármol para evitarlo.
- Otra... otra vida, mi padre no, no mi papá - sacudí la cabeza y me aferré a la cruz.
- Lo siento cariño, ya lo decidí.
Me sobresalté al tenerlo tan cerca de mí en menos de un segundo. Cerré los ojos al escucharlo.
El susurro me heló la piel.
Juraría que los latidos estaban presentes haciendo eco en mis oídos, la cabeza me dolía y no podía respirar.
Cuando volví a abrir los ojos él ya no estaba.
¿Por qué? ¿Por qué hizo eso?
No perdí ni un segundo más y corrí hasta casa, sin importarme si las personas me miraba o no.
Tenía que llegar, tenía que asegurarme de que mi papá había llegado a casa y se encontraba bien, o por lo menos estaba en su trabajo.
Tendría que enviarle un mensaje.
Busqué mi móvil, pero recordé que la estúpida de mi, lo dejó en cama antes de salir.
No llegué a casa tan pronto como esperé, pero no fue tarde tampoco.
Abrí la puerta, no tenía seguro.
Avancé hasta la cocina, papá no se encontraba en la sala. Lo vi de pie frente a al estufa, estaba cocinando.
Una parte de mí, se alivió al verlo de pie, ahí frente a mí.
Dejé escapar un gran suspiro de alivio.
- Llegaste - dijo él.
No dudé y corrí a abrazarlo, sorprendiéndolo. Lo abracé con fuerza.
- ¿Hija? ¿Sucede algo? - preguntó, sin entender mi comportamiento.
- Sólo... te quiero mucho, papá - le dije.
Él dejó la cuchara y me abrazó en respuesta.
- Casi no te escucho decirlo - dijo - Es bueno saber que no te has olvidado de este viejo.
Sonrió y en sus ojos se formaron las pequeñas arrugas en las orillas.
☠️💐
- Entonces ¿Te sientes mejor? - preguntó Marc.
Yo asentí sin verlo y di otro bocado a mi comida.
- ¿Te sentías tan mal ayer, de verdad?
- Sólo me dolió el estómago, quería vomitar y la cabeza me dolía - dramaticé.
Ayer hice algo que no me gusta hacer.
Mentir.
Siempre odié las mentiras. Son tan malditas, no importa para que las digas, ya sea en defensa propia, para cubrirte de algo (justo como ahora yo hacía) o solo por qué lo necesitabas.
Las odio por qué le hacen creer a la personas cosa sque no son, que no sucedieron. Y entre más tiempo las guardes, más crecen y cuando quieres decir la verdad... su peso es demasiado enorme que lástima a quienes quieres, y de la peor manera.
Esperaba que esta pequeña mentira, no dañara a Marc.
- Bien, entonces, no le diste el recorrido al nuevo - dijo.
- Obviamente no y por favor, no me pidas un favor así otra vez - hablé de manera sincera.
- De acuerdo, ya entendí, no te agradan las personas nuevas.
No las personas... es él quién no me agrada.
Piqué mi comida con el tenedor.
Las verduras de hoy se veían simples, sin color, ni siquiera tenían sal.
Las dejé de lado y comencé con el arroz. Tomé pequeños bocados.
- De todos modos, seré yo quién lo ayude el día de hoy.
¿Qué?
Levanté la vista enseguida. No, no podía dejarlo ir con él.
- Deja que otro se haga cargo de él - me encogí de hombros en un intento de parecer despreocupada.
- Sabes que no puedo, la directora en persona me lo ha pedido.
- ¿Seguro? Hoy podríamos ir a ver esa película que tanto querías ver desde que salió a los cines - dije, para persuadirlo.
- Eso es jugar sucio - respondió - Pero está bien, iré contigo.
Vaya, a a veces era muy fácil convencer a Marc, eso me favorecía muchas veces, sin embargo, también era su punto débil.
La gente podría aprovecharse de eso y hacerle daño. Era mi mejor amigo y odiaría que le hicieran algo así.
- Bien, nos vemos en la tarde - le dije, con otro estado de ánimo, más feliz.
- Nos vemos - se despidió con su mano.
Yo regresé al salón. No me di cuenta de en qué momento me tarde mucho conversando con Marc que el Profesor ya había llegado a clase.
Entré de manera silenciosa, pero mi sorpresa fue enorme al ver a Charles sentado frente al caballete a un lado mío.
- Eh, ¿Profesor? - le hablé, él se volteó - ¿Que hace ese alumno en el caballete? - pregunté sin comprender que sucedía.
- Lo he sentado contigo, para que le enseñes lo que sabes de dibujo, eres la mejor de la clase.
Miré a Charles, había una sonrisa burlona en su rostro.
Silencio.
Fue lo que susurraron sus labios antes de que nuestras miradas se separaran.
-karimodelarosa.
¡Feliz Halloween! 🎃👻
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