#Doce. [Alternativo]

- Déjame convertirte, Ashy. Te prometo, que no sentirás dolor alguno.

Sus palabras se quedaron flotando en mi mente. Confundiéndome.

¿Dejar que me convirtiera? ¿Quería volverme alguien cómo él? Eso era...

- No puedo hacerlo - dije, negándome - Tengo ver a mi papá. Tengo que estar con él. Tengo que salvarlo. 

Sus hombros cayeron al escuchar mi respuesta. Tal vez no era lo que esperaba.

- Lamento decirte... - dijo él - Que sólo me tienes a mí.

Lo miré sin comprender lo que decía. Retrocedí un paso, alejándome de él.

- N-no... no entiendo lo que dices - sacudí suavemente mi cabeza - Mi papá... Él...

- Esta muerto - dijo, sin importarle en absoluto - Te mentí al respecto, ya no puedes salvarlo. 

Su respuesta me cayó como un cubo de agua helada. Su actitud despreocupada, diciéndome que no mentía. Sin esperar una palabra más, salí de la casa, dejando la puerta abierta tras de mí. Corrí.

Corrí lo más rápido que me permitieron las piernas, hasta llegar a la carretera, en dónde buscaba de manera desesperada un taxi. Después de lo que pareció una eternidad lo vi, se detuvo frente a mí y yo subí.

- ¡Rápido, hasta la calle B! - le dije al conductor, quién me miró como si estuviera loca.

- Pero, señorita, éso está en las orillas de la ciudad - replicó - No puedo llevarle hasta allá.

- ¡Usted avance! - exclamé, frustrada - ¡Le pagaré por ello! - se dio vuelta apenas mencioné el dinero - ¡Rápido, por favor! - sentí un nudo en la garganta, con el llanto sin salir - Por favor...

Ciertamente, el dinero se había quedado en la mesta de centro... en la casa de la playa.

Sentí que el auto aceleró, enviándome de golpe hacia el respaldo del asiento. Vi que el auto se pasó varios semáforos en rojo y hasta condujo en carriles contrarios en más de una ocasión. Escuchaba el claxon sonar de otros coches quejándose por la mala conducción del chofer, pero en ese momento era lo que menos me importaba.

En menos de veinte minutos, el carro ya estaba llegado a la calle donde vivía. Alcancé a ver mi casa, con las luces encendidas y la puerta abierta.

Dios mío, han sido veinte minutos, pensé con lástima. Era mucho tiempo.   

- Aquí es, señorita - dijo el chofer, yo no respondí y abrí la puerta para luego correr hacia la puerta de mi casa - ¡Hey! ¡Debe pagar! - escuché qué se bajaba del coche.

Lo ignoré y pasé la entrada de la casa, pero me quedé ahí, cuando vi lo que había dentro. Más bien quién estaba dentro.

- ¡Debe pagarme! - sentí que el hombre me tomó del brazo, pero no me volteé hacia él, mi vista seguía fija en la persona recostada en el sillón - Oh... mierda - lo escuché susurrar, parece que él también se había dado cuenta - D-debo irme, olvide el dinero, yo me largo - noté que su voz temblaba al hablar.

Me soltó y avanzó hasta la salida.

- No tan rápido - ésa era otra voz, que sin embargo era conocida para mí. 

Lo siguiente que escuché fue el grito de sorpresa del hombre antes de el sonido de huesos quebrándose, un ¡Crack! hizo eco en el silencio de la casa. Luego, un cuerpo caer pesado al suelo con un ruido sordo.

No podría importarme menos. Miré la escena frente a mí.

La sala estaba justo cómo la había dejado, con sus sillones cubiertos por la sábana azul cielo para evitar que se viera su deteriorado estado. La mesa de centro con las mismas cosas que hace horas. Lo que había diferente, era el cuerpo recostado sobre el sillón, con sus ojos cerrados pero con una expresión de cansancio y la gran mancha roja en la parte de atrás, en su espalda.

Mi padre estaba muerto.

Me dejé caer de rodillas al suelo, sin esperar más, dejé salir un grito ahogado de tristeza y desesperación. 

Mi pecho dolía, sentía que ardía, la garganta me raspada con cada grito que daba. Con coraje mis manos rasguñaron el suelo, rompiendo las uñas en el proceso.

- Hey, hey...  No, detente - las manos de Charles tomaron las mías, alejándolas del piso - Te estás haciendo daño.

- ¿Y eso qué importa? - susurré - Qué importa que me haga daño...

- A mi me importa - dijo.

- No, no te importa - levanté el rostro, para que me mirara de esta forma, con los ojos rojos y llorosos, una voz quebrada y el corazón destrozado - Nunca te ha importado lo que me sucediera - le escupí las palabras.

- Claro que sí, no quiero que te hagas daño - negó con la cabeza.

- ¡Sólo mírame ahora! - exclamé - ¡Mírame y dime si estoy bien!

Charles bajó la mirada, no queriendo que sus ojos se encontraran con los míos. 

- ...No puedo decirte eso - dijo al fin.

- ¡Por que no estoy bien! ¡Mataste a mi padre! - le grité - ¡Lo mataste y él no sabía nada! ¡Él... !

- Él era parte del plan - habló sin emoción alguna, lo miré sin comprender a qué se refería y Charles continuó hablando - Tu padre habría muerto de todas formas.

- Explícate - le exigí. Él suspiró.

- Le pedí lo mismo a tu hermana - soltó - Y ella había aceptado, justo la noche antes de que falleciera... Estaba por matar a tu padre primero... y luego a ti - dijo sin levantar la vista - Pero no lo hice por que ella ya había muerto.

- ¿Y qué obtenías con matarnos? - le pregunté en tono bajo, aún aterrada por lo que quería hacer y qué hizo.

- Yo nada - se encogió de hombros - Pero tu hermana sí. Ella dijo que si viviría para siempre no quería nada que le causara dolor en el largo futuro. Helen me lo pidió.

Entonces ¿No le importábamos a mi hermana? ¿Ella quería nuestra muerte... con tal de no extrañarnos? Me pareció algo estúpido y egoísta de su parte. Siempre pensando sólo en ella misma. 

- Pues me alegro que esté muerta - dije, sin dirigirme a nadie en especial, sin esperar respuesta - Pero han sido lágrimas derramadas en vano por culpa de ella.

Charles no dijo nada, creo que él no estaba contento con lo que estaba diciendo. Pero no era mi culpa. 

Pasé noches enteras llorando su pérdida y meses completos culpándome por su muerte. Aún recuerdo cuántas veces mi padre me llevó con un especialista para tratar de superar la pérdida de mi hermana y hacerme ver que no había sido mi culpa. 

Hice mis manos puños, sintiendo cómo crecía el coraje dentro de mí. La persona a quién más quería no le había importado que su familia muriera.

- Conviérteme.

Noté que Charles levantó la vista, sorprendido ante mis palabras.

- ¿Qué? 

- Lo que oíste. Hazlo - dije, sintiéndome más convencida conforme hablaba - Quiero que me conviertas.

Así no tendré que encontrarme con Helen en el otro lado, en el cielo o en el infierno.

- De acuerdo - se puso de pie y me tendió una mano - Vamos.

Miré sin mano extendida hacía mí. Y la tomé con seguridad.

En ese momento no entendería que ese simple acto se volvería en el más importante por el resto de nuestra eternidad.

☠️🥀

No recuerdo mucho de esa noche. 

Pero Charles cumplió con su palabra; no sentí dolor en absoluto.

Sólo sé que un día, desperté y todo era mucho mejor. Mi mente sentía como si la hubieran limpiado de penas, preocupaciones y dolores. Dar un respiro innecesario era muy reconfortante.

Charles estaba ahí, cuando desperté. Él mencionó que habían pasado más de quince días mientras estaba inconsciente.

- Eso no importa - le respondí, mi voz se escuchaba más aguda ahora - Tengo mucho por delante ¿No?

- En realidad sí - se encogió de hombros - El funeral de tu padre fue dos días después de esa noche - me informó - No sé si quieras ir al cementerio.

- Quiero ir - afirmé - Sólo para despedida - me cansé de estar acostada en el pasto, así que me levanté y quedé con las rodillas arriba, coloqué mis brazos alrededor de ellas - ¿Y que hay de mí?

Estábamos justo en aquel lugar al que él solía ir con su madre. Yo desperté hace un par de horas y quería saber qué fue lo que pasó mientras estaba... bueno, muerta.

- ¿De ti? 

- Mi funeral - le sonreí - A puesto a que fue...

- La noticia de los próximos cien años - completó, lo volteé a ver, sorprendida.

- De acuerdo creo que sí me perdí de algo ¿Por qué sería así?

- Sucede que las personas esparcieron el rumor de que huiste con tu novio - se recargó sobre sus brazos - Ése soy yo, y que en el camino tuvimos un espantoso accidente.

- Espera - le interrumpí, él me miró - Tú creaste ese accidente ¿Verdad?

- Sin rastros dentales - sonrió - El mejor trabajo que he hecho y el más laborioso de hecho. La mala noticia es que no podré venir aquí en los próximos sesenta u ochenta años - se lamentó - Creo que tienen una foto mía - me explicó. - Es una pena, por que quería venir a la tumba de mamá.

- Vendremos - le aseguré - La de mi padre también está aquí. Pero continúa con la historia del supuesto accidente - le animé - Quiero saber qué más pasó.

Charles suspiró profundo, un gesto innecesario pero supongo que de verdad había mucho que contar.

- La policía dijo que había evidencia de que habías estado en la casa de la playa - continuó - No encontraron tus huellas en la arena, por que el viento las borró, pero hallaron tu celular.

- ¿Lo tienes? - le interrumpí.

- No - negó con su cabeza - Ellos lo tomaron y lo guardaron en una bolsa transparente.

- Una lástima, me hubiera gustado escuchar una canción - me encogí de hombros - Continúa.

- En fin, vieron que habías llamado a tu amigo, a Marc y fueron él. Tu amigo estaba en el hospital - abrí los ojos, sorprendida por ello. Charles vio mi reacción y me explicó - Te recuerdo que me roció agua bendita, me quemó y lo golpeé... creo que el golpe le borró un poco la memoria.

- Si te roció agua bendita era por que sabía quién eras ¿no? - él asintió - ¿Por qué no lo mataste? 

No sabía si Marc estaba vivo ahora y esperaba que él dijera que sí lo estaba. Era mi mejor amigo y desaparecí de su vida sin más, me había esfumado como polvo en el aire. Creo que Marc era la única persona que echaría de menos.

- Sería un desperdicio - respondió - Una vieja bruja mencionó su nombre hace años - ¿Qué? - Dijo que no debía matar a quién acompañaba a una pelirroja - se rascó la nuca - Sigo sin saber a qué se refería, pero bueno la policía habló con él y le explicó lo poco que sabía.

- ¿Y eso era? - no quise interrumpir de nuevo con mis preguntas, así que decidí dejar el tema de Marc ahí.

- Tu amigo sólo sabía que habías faltado a clases sin saber a dónde ibas. Pero les dio la dirección de tu casa y ahí encontraron a tu padre, el cuerpo del taxista y un papel que dejé en el suelo con una dirección.

- ¿Una dirección? - vaya, parece que planeó muy bien todo.

- Si, era un pequeño pueblo fuera de la ciudad, la policía siguió la dirección y en el camino encontraron el auto que anteriormente había robado junto con un cuerpo de la morgue que se no se parecía a ti - negó con la cabeza - La mujer era de cabello oscuro y sólo su estatura se parecía a la tuya, había muerto intoxicada. Hice que pareciera un accidente - se volteó hacía mí - Chocaste contra un árbol por la exagerada velocidad a la que conducías y el auto explotó. Quedaron cenizas del cuerpo.

Dejé salir un silbido de asombro. Parece que se tomó la molestia de fingir mi muerte. Debía agradecérselo... pero no ahora. Por el momento sólo quería ir a un lugar.

- No te preocupes, no te molestarán nunca más - arrancó un poco de césped del suelo.

- ¿Que hay de ti? Dijiste que ellos tienen tu foto.

- Se las quitaré - aseguró - Y todas las copias que tengan. He vivido diez años sin que me molesten, no viviré la eternidad asustado de que me encuentren. Que ridiculez.

- No lo harán - me levanté del suelo - Te recuerdo que estás muerto, no pueden buscarte. Ahora vayámonos, tenemos algo qué hacer.

Charles se puso de pie con cierta molestia y fastidio. Lo comprendía, pero de verdad debía de ir a ese lugar.

☠️🥀

Tardamos menos de lo que había esperado. En mis manos llevaba un ramo de rosas blancas frescas, para mi padre. A él siempre le gustaron esas flores. 

Las dejé con cuidado sobre su lápida y dije algunas palabras en silencio. Charles hacía su parte dejando rosas sobre la mía.

Lo vi desde lejos, en rostro se formaba una sonrisa, era claro que aquello le parecía una tontería ya que yo estaba de cierta forma, viva. 

Pero éso era sólo para apariencias, que vieran posiblemente a un novio triste por la pérdida de su amada.

Al salir, vi la silueta de Marc, entrando al cementerio y detenerse sobre mi lápida. También llevaba rosas; mis favoritas. Mi amigo estaba llorando y me contuve de ir a abrazarlo y decirle que yo estaba ahí, que no había muerto. 

- No lo hagas - me advirtió Charles al oído - Lo volverás loco si te ve.

- ¿Loco?

- Sí, no lo molestes. Vayámonos.

Con pena, me di la vuelta y avancé junto a Charles. 

Me parece que después de todo, Charles si guardó su secreto. Puede que la chica en la tumba no sea yo, pero una parte de mí yace ahí. Aquella chica que alguna vez tuvo sueños, anhelos... una vida tranquila junto a las personas que amaba.

Esa chica guardaba muy bien el secreto de Charles, ella era quién se encontraba bajo la lápida. No yo, la persona que murió y revivió para empezar desde cero justo el día de hoy. El día de mi cumpleaños.


-karimodelarosa.

Créditos a Julie_Rw90 por el final alternativo. ¡La idea es de ella! 

IG: karimodelarosa

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