#Diez.

Estaba atardeciendo, el sol se ocultaba detrás del mar.

Saqué el móvil y me decidí por llamar a Marc, le pediría que me cubriera esta noche. No me sentía capaz de regresar a casa.

Marqué su número, pero no contestó. Lo hice de nuevo... me mandó a buzón. Miré su contacto en el teléfono, estaba escrito de manera correcta. Decidí enviarle un mensaje corto. No le conté mucho, sólo que me sentía mal y que le confirmara a mi padre que estaba en su casa por si llegaba a marcar. Pulsé enviar.

Ahora no tenía tiempo para dar explicaciones... más bien yo debía de entender lo que sucedía.

Charles era el asesino que estaba en la ciudad desde hace semanas. Lo dijeron los policías.

Tenía sentido. Él no era humano después de todo y necesitaba... alimentarse. Un escalofrío me recorrió la espalda. Aunque seguía sin entender por qué él hizo eso con los cuerpos.

¿Sacarles el corazón? ¿Dejar marcas de rasguños en su piel? ¿Con que fin? Dudaba que necesitara los órganos.

Sacudí la cabeza varias veces para despejar ese tipo de pensamientos. No, lo mejor era no pensar en eso ahora.

Estaba harta de las pesadillas.

Me levanté del sofá y me dirigí a cerrar la puerta con llave. Pero justo coloqué mi mano en el picaporte, alguien la estaba abriendo desde afuera.

- No tan rápido, linda - dijo Charles.

Levanté la vista, aterrada y sintiendo cómo comenzaban a temblarme las manos.

- C-charles...

- Tenemos que hablar tú y yo.

Con su increíble fuerza abrió la puerta de manera fácil, yo retrocedí y él colocó el seguro.

¿Cómo llegó hasta aquí? ¿Cómo se enteró de este lugar? Tenía muchas preguntas, pero al parecer debía dejarlas para después.

- ¿C-como...?

- Rompiste tu parte del trato - dijo, colocando las manos en las bolsas de su pantalón de mezclilla.

- ¿Qué? No - negué con la cabeza - Yo... yo no me he dicho a nadie. No lo haré.

- Pues no lo parece... - dio un paso hacía mí - Tu amigo se me acercó con una botella de agua bendita - dijo de manera burlona.

Deshizo los primeros botones de su camisa, para mostrarme parte de su cuello y clavículas. Tenían una cicatriz de quemadura, aunque habiasido reciente lucía como si llevara semanas sanando.

¿Agua bendita? No, ¿Hablaba de Marc?

—Parece que tu maldito amigo conoce a una maldita bruja, y creo que olvidaste decirme eso —agregó con claro desagrado, tenía una mueca en el rostro qie parecía aguantar el coraje.

¿Brujas? ¿De qué estaba hablando?

- Yo no le hablé de ti a nadie - insistí.

- Te dije, que no podías decirle a nadie... jamás creí que lo escribirías - de la parte interna de su chamarra sacó el cuaderno - Tu amigo lo leyó... y lo creyó todo - aventó el cuaderno en mi dirección, cayó al auelo, quedando abierto en las páginas dónde yo escribí.

- No, no él... ¿Le hiciste daño a Marc? - tarde me di cuenta de lo que quería decir.

- No lo sé, lo golpee por accidente cuando me lanzó el agua. Tal vez esté muerto, tal vez no. De todos modos, si despierta él no recordará lo que hizo el día de hoy.

Lo vi encogerse de hombros, tan despreocupado. Acomodó los botones de su camisa. Se acercó a la repisa y observó las fotos. Tomó una dónde estábamos los cuatro.

- Es una pena que te quedaras sola - la dejó de regreso en su lugar - Por ése error tuyo, la pagó tu padre.

¿Qué...?

Sentí que la sangre abandonaba mi rostro y mis piernas flaqueaban, me vi en la necesidad de tomar asiento en el sofá que acababa de limpiar. Mis manos se aferraron a la colcha y apretaron fuerza.

- No es cierto... tú no, no le hiciste daño ¿verdad? - le pregunté apenas en un susurro.

- Oh - tomó una fotografía - ¿Quién es ella? Se parece mucho a ti - miró la imagen unos segundos en vista de que yo no le respondí - Es tu hermana ¿verdad?

¿Por qué preguntaba por ella? ¡Necesitaba saber que fue lo que sucedió con mi papá! Con una mano temblorosa tomé mi teléfono y marqué al número de la casa. Nadie contestó.

No es cierto, no es cierto, no.

Intenté de nuevo. Nada.

- Ya sabes que no va a contestar - dijo Charles dejando la fotografía.

No le respondí. Necesitaba ir a casa, necesitaba ver a mi padre, comprobar que él estaba bien. No podía quedarme en esta casa por más tiempo. Tomé mi cartera y el teléfono, antes de poder abrir la puerta, él habló.

- Yo conocí a tu hermana.

- ¿Qué... dices? - susurré, atónita, pero estaba segura de que él me había escuchado.

- La conocí, hace mucho... antes de que falleciera en realidad - respondió - Ella fue buena conmigo.

- Explícate - me di la vuelta y lo miré - ¿De dónde la conociste?

Charles guardó silencio un momento antes de continuar hablando.

- Yo llevo en este estado por poco más de una década... a ella la conocí un año antes de que falleciera. Fuimos pareja un tiempo.

¿Pareja? ¿Charles y Helen, mi hermana? Sacudí la cabeza.

Un vago recuerdo vino a mi mente. Uno dónde ella fue feliz durante un tiempo, siempre con una sonrisa en su cara. Enviaba mensajes y contestaba llamadas a mitad de la noche.

- Ella murió por mi culpa - dijo - Te explicaré que sucedió ese día... Helen y yo cumplíamos un año saliendo como pareja, en ese entonces le iba a preguntaría si quería ser como yo. La convertiría.

》Le llamé en la noche, diciéndole que la vería cerca de la plaza. Ella aceptó verme. Recuerdo que fue tu padre quién le compró esa motocicleta, supongo que el hombre sigue lamentándose ese acto. Helen subió a la moto, pero no se colocó el casco; no iba a manejar más de medio kilómetro hasta nuestro encuentro. La esperé durante un rato, pero ella no llegó.

》Te vi a ti, saliendo de la tienda de conveniencia con una bolsa café en las manos, ignoro tus motivos para estar ahí en la noche. Pero la viste a un par de cuadras, tirada en la calle y con la herida sangrante en la cabeza. Yo también lo hice. La vi desde la multitud y estoy segura de que ella me miró también.

》Pude haberla salvado ¿sabes? Pude llevármela conmigo y convertirla para que no muriera ahí. Sin embargo no lo hice, estaba demasiado asustado que ni si quiera moví un dedo en su ayuda... Ella dijo: "¿Por qué no me salvaste?" Por que sabía que era capaz de hacerlo, Helen sabía que yo podía ayudarla... y no pude hacerlo.

》Entonces me fui, no dije nada más. Nadie de tu familia me había visto, entonces no me reconocerían o recordarían. No estaba dispuesto a volver: la chica que una vez amé de verdad estaba muerta ahora.

Noté como en un punto de su narración, las manos le habían comenzado a temblar. Las formó en puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

- ¿Por qué regresaste? - pregunté en un hilo de voz.

- Lo hice por que justo antes de que yo decidiera acabar con mi existencia... te vi y vi a tu hermana en ti. Tan parecidas, tan similares que yo-que yo quise conocerte.

- Me... ¿Me hablaste por que me parecía a mi hermana? - hablé con clara incredulidad.

- Pero eres tan diferente a ella - dijo regresando su vista hacia mí - Helen no dudó de mí ni un segundo... ella no se alejó de mí ¡Incluso cuando supo que yo fui quién asesinó a esas personas! - ahora me estaba gritando - ¡Ella siempre creyó en mí y nunca intentó desahogarse escribiendo en cuadernos!

Yo retrocedí, asustada por su reacción.

Todo lo que me había dicho me era imposible de creer, sin embargo los hechos coincidían con lo que pasó hace un par de años.

Helen no me decía a mí que yo la salvara, se lo había dicho a Charles... él estuvo ahí ese día. Pero yo si pude salvarla.

Recuerdo claramente que mi papá se lastimó la mano esa noche mientras intentaba cocinar y me dio dinero para comprar el material de primeros auxilios. Jamás creí encontrar a Helen accidentada por culpa de la motocicleta.

Yo también dudé. La miré por unos segundos pensando sobre si usar el material de curación en ella. Después de todo, ella estaba muy mal herida y no paraba de sangrar. No llegaría con vida al Hospital.

- Mi madre me dijo una vez... que yo conocería a una chica - dijo, interrumpiendo mis pensamientos - Que cuando la viera sabría que sería ella quién yo querría para el resto de mi vida. No la conocí en vida, pero cuando vi a Helen sabía que sería ella a quién quería para mi eternidad.

Jamás creí verlo en ese estado. Tan triste, tan lamentable. Se veía muy... humano.

- Nadie lamentará su pérdida más que yo - dijo.

- ¿Y tu crees que yo no lo lamento? - repliqué ahora molesta - Helen era mi hermana... yo-

Yo retrocedí, asustada por su comportamiento. No debía olvidar que él no era humano.

- Tú no eres Helen - se detuvo, interrumpiendo lo que yo estaba diciendo - Nunca serás como ella, por que dónde tu hermana era amable y alegre... tú eres desconfiada y para nada amable. Te mostré ese paisaje ése día esperando una reacción cómo lo hizo tu hermana... ella me abrazó, sin importarle lo que era, en cambio tú, tú te mantuviste alejada de mí. Siempre distante.

- Eres... no eres humano ¿Querías que me quedara cerca de ti? ¡Intentaste matarme! - le recordé - Es de humanos alejarse de quienes les hicieron daño.

- Pero tu hermana no lo hizo. Yo accidentalmente me dejé llevar y la lastimé, ella no se separó de mí... ¿Por qué no puedes hacer lo mismo? - dijo con incredulidad - Podrías al menos intentarlo.

No quiero, no quiero intentarlo.

- Vete - le dije con voz temblorosa.

- No lo haré... aún puedo salvar a tu padre - su voz adquirió un tono de desesperación - Lo haré, pero sólo si decides quedarte conmigo. 

- ¿Qué?

- Hazlo - había avanzado hasta mí en un segundo y tomado mi mano entre las suyas. Sus manos no estaban frías - Hazlo y quédate conmigo.

¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué actuaba de esta forma? Pero... él dijo que aún podía salvar a mi papá. Aún. 

Retiré mi mano de entre las suyas de un manotazo.

- ¿Mi papá...? ¿Está vivo? - le pregunté con voz apenas audible, ni siquiera yo creí que había hablado.

- Medio vivo, pero aún puedo salvarlo. La herida no es profunda, si lo llevas ahorita mismo con un médico se salvará.

- Tengo que irme.

Apenas alcancé a tomar mi teléfono y avanzar hasta la puerta cuando ya lo tenía frente a mí, tomándome de los hombros. Su mirada reflejaba clara desesperación.

- No lo harás, hasta que respondas. Si no... te haré guardar silencio. Nadie sabe dónde estás ahora, ni siquiera tu amigo. Si mueres ahora... nadie lo sabría, hasta que encuentren tu cuerpo putrefacto - sentí como sus manos se habían deslizado hasta mi cuello, me dieron escalofríos - Un simple movimiento, lo sabes ¿verdad?

- Y-yo... - solté el teléfono. Escuché el vidrio estrellarse.

- Decide, te recuerdo que fue tu indecisión lo que mató a Helen... ¿Quieres que suceda lo mismo con tu padre? - amenazó - Decide.

Comencé a negar con la cabeza y las lágrimas cruzaban mis mejillas. 

- P-por favor... déjame ir con mi padre - susurré en tono de súplica.

No quería dejar a mi padre solo, en el estado que se encontraba ahora. Tenía que ir y ayudarlo. Tenía que salvarlo. 

- ¿No vas a decidir? Bien, te ayudaré entonces.

En menos de un parpadeo, él ya estaba besándome. 

-karimodelarosa.






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