El silencio es veneno
—Señorita, ¿Por qué llora? —preguntó la niña mientras la peliaqua le trenzaba el cabello.
—No es nada, Amaya —habló la peliaqua soltando el cabello de la pequeña y secándose las lágrimas con las mangas del vestido.
La peliaqua siguió trenzando el cabello rubio de la niña, pensó que lo adecuado no era llorar frente a la niña ya que sabía que la vida de la niña era aún más difícil que la suya.
—Señorita Michiru, ¿usted tiene mamá? —se aventuró a preguntar la pequeña con tal inocencia que la peliaqua olvidó el dolor que sentía y lo reemplazó por ternura; la niña era un encanto.
—Sí.
—Yo quiero una mamá —habló la pequeña mirando a una de las yeguas que se acomodaba para dormir. Estaban en el establo, sentadas sobre la paja, para que la rubia no advirtiera la presencia de la niña.
A la peliaqua le invadió un sentimiento de pena al imaginar a la pequeña sin un lugar donde dormir o una familia que cuide de ella; de un principio solo le daba sus alimentos, pero luego se tomó la molestia de conocer a la niña.
—Listo —habló la peliaqua, al final de la trenza con una cinta le había atado el cabello.
La pequeña se puso de pie y dejando el montón de paja se puso a caminar; para una niña de más o menos siete años era difícil estarse quieta. Dando brinquitos llegó hasta la pequeña cerca que la separaba del equino y se puso a mirar como el animal reposaba.
—Quisiera uno —pensó en voz alta la pequeña.
Michiru se acercó a ella y se agachó para quedar a su altura ensuciando su vestido, le quitó un mechón de cabello del rostro y le dedicó una sonrisa; los ojos azules de la peliaqua se posaron en los ojos de la niña. El derecho era verde y otro azul.
—Te conseguiré un pony, será perfecto y te gustará mucho —aseguró la peliaqua tocando con su dedo índice la nariz de la niña haciendo que esta ría.
De repente la peliaqua recordó la bandeja con comida que había dejado encima del barril.
—Es mejor que comas ahora, la comida se enfriará —dijo la peliaqua con una dulzura que hizo que la niña le diera un abrazo y acto seguido se acercara a donde reposaba la bandeja.
Había leche tibia y algo de sopa; la niña con gusto comió hasta el último bocado. Después de tanto tiempo la niña sentía que por fin tenía el cariño de alguien; había pasado gran parte de su infancia en un orfanato donde la trataban tan mal que optó por huir, la única razón porque no escapó antes es porque conoció una niña que se volvió su amiga y le prometió no dejar el orfanato hasta que la adopten, cuando su amiga fue adoptada esa misma noche se fugó del orfanato y mendigó por años, algunas mujeres por compasión a veces le daban algo de dinero, pero muy poco como para comprar algo mejor que un pan duro.
Ahora por fin sentía la calidez que antes no había experimentado, era nuevo que alguien la tratara con tanto cariño, nunca tuvo una madre que le enseñe el mínimo afecto así que el solo hecho de que Michiru la tratara de tal modo la hacía feliz.
—Gracias, mamá Michiru —habló la niña sin pensarlo; pero claramente oyó la peliaqua lo que la pequeña dijo.
Lo pasó por alto; tal palabra había hecho nacer un sentimiento en ella, "mamá" tan solo cuatro letras, pero su significado era muy bello, a Michiru le encantaba haber sido llamada de tal modo.
***
La peliaqua acomodó una manta sobre la paja y en ella se recostó la niña, pero algo se removió en su corazón y se le ocurrió algo.
—Vamos a dormir a mi cuarto.
A escondidas y teniendo cuidado llegaron hasta el cuarto de la peliaqua donde la niña se recostó en la cama hasta quedar profundamente dormida.
Pero ella no conseguía conciliar el sueño, así que decidió salir del cuarto;se puso unas pantuflas y acomodándose su pijama se encaminó a la puerta.
Haciendo el menor ruido posible abrió la puerta y del mismo modo la cerró al salir; caminó hacia las escaleras, pero una sensación de debilidad la hizo sujetarse fuertemente del barandal, se sentó en un peldaño y recuperó el aliento; cuando ya se sintió mejor se puso de pie y lentamente fue descendiendo por la escalera, por momentos se tambaleaba y llevaba una mano a su pecho mientras que con la otra se sujetaba de la baranda.
***
La niña descansaba gustosa en la cama; en otras ocasiones la peliaqua le había permitido bañarse en su casa cuando la rubia estaba ausente, pero hasta ese entonces no había tenido la oportunidad de dormir allí; era tan suave la cama,y hasta tenía una fragancia que para su sentido del olfato le era conocido; era el perfume que usaba la peliaqua, sino se equivocaba era olor a lavanda.
La peliaqua había dejado el cuarto, al parecer pensó que estaba dormida,no lo estaba aún, pero con lo cómoda que era la cama bastaron unos segundos más y se entregó al sueño.
***
Con mucho esfuerzo y agotamiento había llegado hasta la mitad de la escalera, le costaba algo respirar y se sentía cansada; en el estómago sentía ardor y unas inmensas ganas de dormirse sin importar que estuviera de pie a mitad de las escaleras.
—¿Quién es esa niña?
La peliaqua como pudo se volteó y levantó la vista, por un momento su vista borrosa no le dejó ver bien a su novia, sabía que era ella por la voz; parpadeó hasta lograr ver con nitidez a su novia, su ceño estaba fruncido, parecía disgustada.
—Vi cuando le dabas tu cena a ella.
La peliaqua no conseguía decir nada, solo bajó la mirada mientras que la rubia esperaba una respuesta.
—Mi cabeza —murmuró la peliaqua; sintió su cuerpo perder el equilibrio, sus piernas no soportaban estar más tiempo parada.
Su vista se oscureció por completo y solo consiguió oír un grito que sonaba tan lejano; después de eso ya no oyó ni vio nada.
Continuará...
Sé que demoré un poco en actualizar y realmente lo siento; ando ocupada.
Si les gustó el capítulo voten y comenten, eso me anima a actualizar más pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top