Comprometida

—Discúlpeme, pero se trata de su hija —dijo el de cabellos negros y notó como el sonido de la pluma rasgando el pergamino se detenía dejando pase a un silencio sepulcral.

—Pase; más vale que sea algo realmente importante —masculló una voz desde el otro lado de la puerta; el de cabellos negros entró y vio frente suyo a un hombre canoso detrás de un escritorio, sus ojos verdes miraban atentamente al que interrumpió su trabajo.

—Lo que le diré es algo muy importante, lo diré sin más rodeos... su hija, la señorita Michiru mantiene una relación a sus espaldas—dijo el hombre. El padre de la peliaqua cambió su expresión a una de amargura.

—Por mantener el honor de mi hija y el mío debe comprometerse inmediatamente con ese joven, quién sabe si ya no estará esperando un hijo de él —dijo con amargura en su voz, pero el de cabellos negros sonrió burlonamente.

—Lo dudo mucho... Hasta donde yo sé entre mujeres no pueden tener hijos biológicos —dijo el de cabellos negros mirando con sus ojos café al de ojos verdes, el hombre canoso golpeó con su mano el escritorio, estaba rabioso.

—¿Estás diciéndome que mi hija es una marimacho? —vociferó el padre de la peliaqua muy frustrado, su rostro estaba tornándose rojo por la ira; su hija, una marimacho. El de cabellos negros nervioso asintió.

—Solo hay una forma de hacer que mi hija luzca como una chica normal, justo un amigo mío me pidió que le de la mano de mi hija a su ahijado; el matrimonio será lo más pronto posible, no queda más remedio —dicho esto decidió que mañana iría junto con su hija a visitar a quien iba a ser su futuro esposo.

—Por último; su hija está enamorada de la joven Haruka Tenoh; ahora me retiro —dijo el de ojos café yéndose del cuarto.

***

—Hija, él es tu prometido —dijo el padre de la peliaqua, la chica quería ponerse a llorar y rogarle por no casarse con él, pero sabía que no funcionaría.

—Hija, los dejo a solas para que se conozcan mejor —dijo por último para dejarlos solos en la habitación, la peliaqua sentía como si el chico se la comiera con la mirada, estaba incómoda y no dejaba de pensar en cómo le explicaría lo sucedido a Haruka.

—Está preciosa, señorita Michiru; le informo que nos casaremos dentro de una semana, con esto me refiero al matrimonio civil, el próximo año ya tendremos nuestro matrimonio religioso con todos los arreglos correspondientes —dijo el joven rubio mirando con sus ojos azules a la peliaqua; una semana y oficialmente sería su esposa, no quería, pero no había remedio.

***

—¿Estás segura Serena?¿No escuchaste mal? —dijo la rubia al oír las palabras de su prima.

—Como ya te dije, fui a ver a Michiru y me dijo que se casará por civil en una semana; lo lamento Haruka —dijo la más baja mirando a la otra rubia, sus ojos estaban llorosos, no debía ser fácil saber que la persona a la que amas se casaría dentro de poco. Ambas se abrazaron y la más alta no terminaba de creer lo que sucedería pronto, le dolía imaginar a su novia besándose con su prometido, y más le dolía pensar que él la tocaría.

Esto no se quedaría así, no se daría por vencida.

***

Esa Tenoh, iba a acabar con ella, con la influencia que tenía y con su plan todo saldría a la perfección.

Revelaría ante todos que Haruka Tenoh era una marimacho, y que por serlo significaba que estaba enferma, bajo la falsa excusa de que podría convertir a otras personas a sus mismos gustos, haría que la ahorquen para acabar con esta enfermedad.

***

—Una carta de Haruka, debe de ser urgente —dijo una mujer de cabellos verdes oscuros y ojos granate mirando la carta, la leyó y decidida arreglaría todo tal como se lo decía en la carta la rubia; no podía cometer errores sino la sangre de su amiga sería derramada y eso era lo que menos quería.

—Listo —dijo terminando de escribir la carta a la rubia donde decía aceptar el plan; no traicionaría a su mejor amiga, siempre ambas se habían apoyado y esta situación requería que lo hiciera un vez más.

Imaginaba lo mal que se sentía la rubia por lo del compromiso tan repentino de su novia, la apoyaría a pesar de ponerse a sí misma en peligro.

***

—Lo hará; ahora debo enviar esta carta a Michiru —dijo la rubia al haber terminado de leer la carta de su mejor amiga, la respuesta era afirmativa; si todo salía bien salvaría su vida y sino moriría; era arriesgado, pero era su única opción.  Pasó a su mayordomo la carta, este la llevaría a su receptora con el sigilo de siempre.

Haría lo que fuera por seguir con la peliaqua, no dejaría que se la arrebaten. Al menos no sin dar pelea por ella; su amor nadie podría destruirlo mientras siguiera viva.

Continuará...

Por favor voten y comenten.  Espero les agradara el capítulo.

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