twenty one | prom night


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❪🎙️❫



—EL TEMA DEL BAILE DE GRADUACIÓN ESTE AÑO SERÁ... —Brittany zapateó imitando el sonido de los redobles de tambores con sus pies—. ¡Dinosaurios!

   Alessia balanceó su cabeza hacia un lado, observando con estupefacción a la rubia porrista ante las palabras que salieron de la boca de esta.

—Ese es... un tema interesante —murmuró para si misma mientras se volteaba a ver a Kurt y Blaine quienes observaban aún más estupefactos a la rubia.

—Me inspiró la nueva chica, Joe, que me recuerda a una cavernícola...

Todos en la sala le observaron extrañados, evitando a toda costa golpear sus frentes con la palma de una de sus manos.

—Los refrigerios serán bayas, carne y agua de lluvia... —agregó—. Como deben saber, las elecciones en EE.UU están llenas de corrupción —indicó con seriedad—. Así que para que las elecciones del baile sean limpias designé a Santana y a Quinn para que cuenten las papeletas.

—¿Qué? Eso no tiene sentido —expusieron Kurt y Alessia confundidos.

—Cállense Richard Simmons y Olivia Newton-John —les cortó Santana—. Sí, Quinn es mi amiga, pero no confío en ella y ella no confía en mí.

—Eh, ¿debería tomarme cómo un insulto lo de Olivia Newton-John? —cuestionó Alessia con confusión.

—Mantendremos a la otra honrada —prometió Quinn.

—No es mala idea —opinó Mercedes.

—Y por último pero menos importante —agregó Brittany—. El gel para cabello queda prohibido en el baile.

Ante esas palabras Blaine automáticamente dejó caer una risa de absoluta gracia.

—Sí como no —murmuró.

—No estoy bromeando —aclaró la rubia—. El gel lo inventaron casi 30 millones de años después del paleolítico superior de la edad de piedra. Y francamente no me gusta como luces.

Alessia cubrió su boca con ayuda de su mano mientras mordía su labio inferior intentando retener una risotada. A veces realmente se preguntaba si Brittany era tan tonta o simplemente fingía serlo. Pero la honestidad a la hora de decirle a Blaine que no le gustaba como lucía simplemente le causo gracia.

—Por lo tanto, quien llegue al baile con gel en el pelo no lo dejarán entrar —advirtió—. Por este medio decreto que será el mejor baile de graduación de todos.

Y con esas palabras la rubia sonrió volviendo a su asiento, como si acabara de hacer la mejor de las declaraciones en su pequeña carrera como presidenta del centro estudiantil.

—Bien... —murmuró el Sr Schue—. Empecemos a pensar en canciones de dinosaurios.

—Sí, genial —Alessia alzó la voz tomando la palabra—. ¿Qué opina del repertorio infantil? Un opción bastante firme —le sonrió.

Justo en aquel momento la campana sonó indicando el termino de clases y Alessia tomó su bolsa para salir del salón.



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ALESSIA DEJÓ CAER SU ESPALDA SOBRE SU CASILLERO, mientras sacaba su celular de uno de los bolsillos de su chaqueta.

El panorama seguía siendo el mismo cada vez que observaba el aparato.

   No llamadas. No mensajes.

—¿Por qué miras tanto esa cosa? —cuestionó Kurt mientras guardaba sus libros en su casillero.

—Solo observaba la hora —justificó volviendo a guardar su celular de forma rápida en el bolsillo más cercano.

En un mal movimiento terminó por golpearse en su mano lastimada, haciéndole soltar un alarido de dolor.

—Mierda —masculló.

—Nunca nos dijiste como te hiciste eso —comentó Blaine a su lado.

Alessia presionó sus labios aún intentando recuperarse del golpe.

—Me hice un corte cocinando —murmuró.

—Pero sufres de hematofobia —Kurt le observó con confusión.

—¿Cómo demonios llegaste al hospital si siempre de desmayas?

La rubia carraspeó intentando aclarar su garganta.

—Alguien me llevó.

   Al sentir la persistente mirada de la pareja, Alessia desvió su mirada comenzando a silbar intentando desviar la atención.

—¿Ese alguien fue Sebastian Smythe?

   La rubia dejó caer una risa la cual murió ahogada en sus labios en el momento en que escuchó su celular timbrar.

   Al ver que era solo una notificación de una de sus redes sociales la emoción murió en su interior.

   No pudo evitar regañarse a si misma por verse tan desesperada por recibir un mensaje. Pero había pasado una semana y el chico no había dado señales de vida.

   Estaba comenzando a tener un muy feo dejà vu y realmente esperaba que la situación no fuera a terminar de la misma manera en que lo hizo en tiempos anteriores.

—No puede ser —murmuró Kurt atónito—. Realmente has sido pillada por el odioso de Smythe —sonrió con gracia.

—¿Qué? ¡No!

   Blaine dejó escapar una carcajada al ver las precipitadas reacciones de su rubia amiga.

—En definitiva.

—Dije que no.

—Te estás alterando —canturreó Kurt.

—Ugh, ya cállense.

   Se sentía sumamente cohibida. Tenía las mejillas rojas de la pena y la molestia, y no entendía que estaba ocurriendo con ella, ya que nunca antes le había sucedido algo como aquello.

—Nuestra pequeña está creciendo y ya se involucró en su primer enemies to lovers —murmuró Kurt, apegando sus manos a su pecho mientras observaba a su mejor amiga con ojitos de cachorro.

—¡Ya! —se quejó Alessia.

   Se dió la vuelta y rápidamente intentó huir de allí, sin embargo Blaine la detuvo, tomándola por su brazo sano en un delicado tacto.

—Es semana de exámenes en Dalton. Y créeme te mantienen con la cabeza solo en ellos —le hizo saber con una sonrisa, aún divertido por la situación.

—Como sea. No me importa.

   Dejando caer esas palabras, aún sabiendo que eran una vil mentira, huyó de allí antes de poder seguir siendo el centro de burlas de sus mejores amigos.

   Entonces de camino a la salida de preguntó a si misma:

     ¿Realmente me pillé por Sebastian?

   Sacudió su cabeza y siguió con su camino.



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   SE TARDÓ BASTANTE EN DECIDIR QUE HACER AL RESPECTO. La idea de ir al baile en un principio no sonaba del todo tentadora, aún menos teniendo en cuenta el estado de su mano. Además, no tenía acompañante y vestir de etiqueta no era realmente lo suyo.

Kurt, Rachel y Blaine le habían invitado a aquella fiesta anti-baile que organizaron entre ellos, pero seguía sin sentirse cómoda asistiendo.

Finalmente cuando estuvo a punto de asistir a la fiesta de sus amigos, estos le escribieron avisando que se encontraban camino a McKinley a la real fiesta.

Por lo que ahí se encontraba ella, caminando lentamente por la entrada del gimnasio el cual estaba abarrotado de estudiantes con ganas de disfrutar de la velada.

Se observó a si misma, preguntándose si realmente su vestimenta estaba a la altura de los demás presentes. Tras pensarlo unos segundos simplemente terminó por encogerse de hombros sin mucha preocupación al respecto.

Un vestido de color azul petroleo con un pequeño escote se ajustaba a su figura, mientras que cierta parte de su cabello iba recogido en un pequeño peinado poco prolijo dejando mechones rubios sueltos a los costados de su rostro. Resaltando la zona de su cuello se encontraba un collar plateado en cual caía justo por el centro de su tórax, entre sus pechos. Y por supuesto calzando en sus pies se encontraban un par de tacones de un color similar al de su vestido.

Por primera vez en su vida se sentía bien consigo misma vistiendo de tal forma.

De fondo se podía escuchar a Santana cantando Love You Like a Love Song de Selena Gomez, canción que claramente se encontraba dedicándole a su novia.

Pronto la canción cambió a una de One Direction. Alessia no tenía ni idea del nombre de la canción pero estaba segura de haberla escuchado un montón de veces en el centro comercial al ser una de las más populares en ese momento.

—¡Alessia!

Al escuchar su nombre ser llamado la rubia se volteó a un lado solo para poder ver a Kurt.

—Hola, ¿dónde está Blaine? —cuestionó al no ver al novio de su amigo allí.

—Fue a quitarse el gel del cabello —señaló blanqueando su mirada.

Alessia frunció su ceño.

—¿En serio?

Kurt asintió.

—No creo que sea tan malo como él dice —se encogió de hombros Kurt.

En la espera, Kurt y Alessia se acercaron al pequeño escenario montado en el lugar. Al impregnarse con el ambiente rápidamente tomaron ritmo, comenzando a bailar mientras coreaban la letra de la canción con sus amigos alrededor.

Si era honesta, Alessia nunca creyó que podría tener algo como eso y pasarlo tan bien.

Pronto el sonido de sorpresa que dejaba escapar Kurt alertó a Alessia, quien se volteó a observar en la misma dirección que lo hacia su amigo.

—Oh por Dios —murmuró ella, con clara sorpresa.

—¿Está tan mal? —cuestionó Blaine con una mueca en sus labios.

La rubia se quedó de pie allí parpadeando incrédula, y luego intercambió una mirada con Kurt.

—Eh... no. No está tan mal.

—Dijiste tan —señaló Blaine observando a su amiga—. O sea que sí está mal.

—Bueno... —murmuró Kurt—. Tampoco es para tanto...

En ese instante, el celular de la rubia dentro de su bolsa de mano comenzó a emitir ruido, indicando la llegada de nuevos mensajes. Ante ello dejó de prestar atención a la conversación que rodeaba a sus amigos y sacó de su celular.

   Blanqueó su mirada al ver el remitente de aquellos mensajes, y a pesar de que quería responder, decidió ignorarlos.

   Era un poco rencorosa, no iba a negarlo.

   Justo en el momento en que iba a guardar el móvil en su bolsa, este comenzó a timbrar indicando una llamada entrante.

—Deberías responder eso —mencionó Blaine llamando su atención.

   Hacia solo segundos sus amigos estaban centrados en hablar del desastre que era el cabello de Blaine, y ahora estaba alertas a lo que ella haría con su celular y las llamadas que este recibía.

—No. Puede esperar.

   La llamada finalizó, pero inmediatamente una nueva llegó.

—¡Responde! —pronunciaron Kurt y Blaine al mismo tiempo.

   Alessia dió un salto en su lugar, lo que por poco logró que su celular saliera volando de su mano.

—Bien, bien —masculló con resignación.

   Con su celular en mano y cargando su bolsa sobre su hombro gracias a la correa de fina textura que este tenía implementado, comenzó a hacerse paso entre la multitud de estudiantes. Una vez llegó al pasillo solitario del recinto observó la pantalla de su móvil con duda.

   Él llevaba ignorándola una semana. Y sí, tal vez efectivamente estuvo en semana de exámenes como Blaine le hizo saber, pero también estaba segura de que al castaño no le iba a tomar más de un minuto enviarle un mensaje informándole que no estaría disponible. Eso le hacía sentir molesta.

   Pero luego estaba aquella otra parte de su cabeza —la parte racional como a Alessia le gustaba creer—, que le decía y recordaba que ella y Sebastian no eran absolutamente nada, por lo que, no se debían explicaciones, ni disculpas, ni excusas ante ese tipo de situaciones.

   Para cuando salió de sus pensamientos se dió cuenta la llamada ya había finalizado.

   Molesta consigo misma empujó el movil dentro de su bolsa y se arrastró hasta la salida en busca de aire para despejar la tormenta que era su mente en esos momentos.

Estúpido Sebastian... pensó... estúpido, guapo y... ¡joder no!

—Efectivamente estoy jodida —murmuró para si misma.

—Ya sabía yo que eras un poco rara, pero nunca creí que estuvieras tan loca como para hablar sola.

   Aquella voz y aquella burla desplegada en el tono de voz empleado para hacer aquel comentario Alessia la conocía muy bien.

   Alzó su mirada, y pudo comprobar que la persona a un par de metros de ella era el responsable de que de un momento a otro su número celular fuera el más solicitado de todos.

   La rubia se plantó en su lugar mientras cruzaba sus brazos bajo su pecho.

—Hola, Sebastian —saludó.

   El castaño la observó con curiosidad, mientras alzaba una mano a modo de saludo. No le tomó mucho tiempo descifrar que ella estaba molesta, sentimiento que realmente comprendía.

   La primera vez que se habían besado debido a no saber como actuar luego de eso, él le había dejado de hablar por semanas. Y ahora había hecho exactamente lo mismo, con la diferencia de que esta vez fue contra su voluntad. O algo así.

   Su mirada se tomó un momento para darle un recorrido de pies a cabeza a la pequeña rubia frente a él.

   Nunca la había visto usar vestido de etiqueta, pero acordó que se veía preciosa usando uno. Pero en lo que más se detuvo fue en aquellos ojos color avellanas que le observaban con molestia, algo que solía ser bastante usual en un principio cuando recién comenzaba a conocerse.

   Esa mirada era la que primera conoció en Alessia, pero habían muchas más, y cada una de ellas le gustaba por igual.

—¿Tienes algo para decirme? ¿o por qué demonios me mensajeas y me llamas como un jodido psicópata?

—Amas compararme con un psicópata ¿no? —cuestionó mientras sonreía y se acercaba.

—No estoy de humor, Smythe.

—Ah, ahora me llamas por mi apellido —se detuvo frente a ella.

   La rubia alzó su mirada para observarle fijamente mientras inflaba sus mejillas en molestia.

—Lo siento —se disculpó.

—¿Qué sientes? —cuestionó aún con el ceño fruncido.

—Siento no haber llamado, ni escrito —comentó el castaño—. No estaba ignorándote. Estaba en semana...

—No tienes que disculparte ni darme explicaciones al respecto —le detuvo ella.

Eso. Deja que tú parte racional tome el volante... pensó.

—No somos nada —agregó—. No me debes nada.

     Tampoco hacía falta ser tan directa ¿Eh?

   Frente a ella, Sebastian dejó caer un suspiro y pasó una mano por su cabello, logrando despeinar aún más de este. Entonces en ese momento, con tal acción siendo llevada acabo por el joven, Alessia se dió cuenta de que no llevaba el cabello como goma debido al gel.

—Quiero dártelas ¿bien? —hizo saber—. Estuve en semana de exámenes y no me permití hablarte porque sabía que si lo hacía no me apartaría del jodido celular. Se lo entregué a mi madre para que no me permitiera escribirte.

   El ceño fruncido de Alessia se relajó por solo un segundo, ya que luego este volvió a su estado anterior.

—¿Por qué no podrías dejar de mensajearme? —preguntó con clara confusión, acto ante el cual pudo percibir como una sonrisa se formaba en los labios del castaño.

—Porque me gusta hablar contigo, Alessia.

     ¿¡Qué hacemos ahora!? ¡Nunca nadie nos había dicho algo lindo!... su mente entró en pánico.

—Oh...

   Alessia dió un par de pasos atrás, y Sebastian vió como por unos segundos aquella barrera de protección que la rubia solía tener se situaba entre ambos.

—¿Por qué...? —ella aclaró su garganta antes de preguntar—. ¿Por qué estás aquí?

   Sebastian dejó caer una pequeña risa mientras una vez más pasaba su mano por entre su cabello, alejando su mirada de ella por unos segundos.

—No lo sé... Bueno, de hecho, había pensado que sería buena idea ser tu compañero de baile, pero no creo que a tus amigos les agrade mucho verme llegar a su baile —su mirada volvió a caer en ella.

   Alessia sonrió y dejó fluir una risa con docilidad, lo que logró hacer sonreír al chico frente a ella al notar como la barrera volvía a caer.

—Creo que estás en lo correcto —acordó divertida.

—Pero no lo sé. Si me permites ser tu pareja esta noche tal vez podamos hacer algo más divertido —se encogió de hombros—. Vivimos en un pueblucho de mierda pequeño, pero podemos encontrar algo que hacer.

   Alessia guardó silencio unos segundos, barajando sus opciones.

   No hacía falta remarcar que la respuesta a esa propuesta la tuvo clara desde el momento en que esta terminó de salir de la boca de Sebastian, pero quería mantener el suspenso un mínimo de tiempo.

—Bien. Me gusta como suena eso —asintió finalmente.

Sebastian dió un par de pasos, quedando a un lado de la rubia y le tendió uno de sus brazos, al cual la rubia no tardó en aferrarse.

—¿Cómo fue que aprendiste a ser un caballero en tan poco tiempo cuando ser un idiota es tu estado natural? —cuestionó con diversión.

—Ja ja ja —él fingió una risa repleta de sarcasmo—. Eres tan encantadora.

—Ya lo sé —se encogió de hombros sonriendo.

Una vez se encontraron dentro del automóvil, Sebastian encendió el motor, pero antes de arrancar se detuvo allí, con sus manos sobre el volante mientras presionaba sus labios en una fina línea.

—¿Qué ocurre? —cuestionó.

—Nada, solo... —se dió vuelta observándole—. Te ves realmente preciosa —sinceró.

La rubia sintió como el calor subía fuertemente deteniéndose en sus mejillas. Ante ello y debido al bochorno desvió su mirada hacia el frente.

—Gracias... supongo.

—Lo digo en serio —Sebastian le aseguró.

—Si lo dices otra vez te voy a golpear —le hizo saber, volviendo a observarle con desafío y amenaza.

—Bien —asintió con diversión—. Pero para que conste, te ves preciosa.

—¡Sebastian! —masculló alargando su brazo para golpearle.

El castaño tomó de la extremidad con suavidad y tiró de ella más cerca. La escasez de distancia fue clara en el instante en que sus narices tuvieron un mínimo roce y al también ser capaces de sentir como sus alientos se estrellaban con calidez.

Y entonces tomando un impulso sincronizado, sus labios se estrellaron con suavidad en pequeños movimientos en los cuales la humedad y la necesidad fueron palpables.

Y en ese preciso momento Alessia Rodrigo supo que realmente había sido pillada por Sebastian Smythe.

Y por su parte Sebastian Smythe confirmó una vez más lo colado que estaba por Alessia Rodrigo.








F I N








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NO SE CREAN NO ES EL
FIN DE LA HISTORIA😂

aún quedan unos capítulos y
planeo adaptar la siguiente
temporada (solo si me da el tiempo)

oigan, esta historia no puede
ser más típico cliché de
enemies to lovers😂 que cringe

ANWAYS NOS VEMOS
EN UN AÑO MÁS😁❤️‍🩹




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