twelve | feel what you sing


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❪🎙️❫



   SU CUERPO SE SENTÍA DÉBIL A CAUSA DEL SUEÑO, pero ahí se encontraba, en la sala de coro, con su espalda apoyada al respaldo de la silla intentando evitar ladear su cabeza para dormirse. Finn tomó asiento a su lado, por lo que inmediatamente Alessia tomó aquella oportunidad para relajarse un segundo, dejando caer su cabeza en el hombro del chico. Sabía que Rachel no tendría problemas con ello.

—Bien, muchachos —la voz de Schue logró que despertara de un salto—. Déjenme preguntarles algo.

   Alessia frunció su ceño mientras volvía a enderezar su postura.

—¿Dónde creen que estarán en el año 2030? —inquirió Schuester.

—En Brodway —respondieron Kurt y Rachel a la vez.

—Caminando —respondió Artie.

—Preso o muerto —murmuró Puck—. Tal vez ambas.

—Muerta —opinó por su parte Alessia, restregando uno de sus párpado con la palma de su mano.

—Estén donde estén, hagan lo que hagan, tendrán que poder hablar español —apuntó—. La realidad es que para el 2030 la gente de este planeta hablará más español que cualquier otro idioma.

   Todos le observaron raro, excepto por Alessia quien se encontraba más concentrada en intentar no dormirse que cualquier otra cosa.

—El mundo está cambiando, nuestra cultura está cambiando y eso debe verse reflejado aquí —hizo saber—. Para la tarea de esta semana solo usaremos canciones compuestas o cantadas por un latino o alguien de ascendencia latina. O canciones bilingües —agregó.

—Yo soy bilingüe —comentó Brittany.

   Alessia un poco más consciente, volteó su cabeza para observad a la rubia con el ceño fruncido. Claramente Brittany no comprendía el significado de ser bilingüe.

—Señor Schue —habló Santana—. Me encanta que al fin seamos la Sound Machine de Lima pero ¿por qué ahora? —inquirió con interés.

—Porque debimos haberlo hecho mucho —respondió Schue—. La verdad es que me gusta todo lo latino. Me gusta la comida, el arte, la gente...

—No conoce gente latina —le cortó Santana con diversión ridiculizando al maestro.

—Conozco a Alessia —la señaló.

—Sí... no soy latina, sé el idioma y una de todas sus culturas, porque soy de ascendencia latina, sin embargo no soy latina como tal —comentó ella.

—No conoce gente latina —repitió Santana.

   En aquel instante un golpe se hizo presente en la entrada de la sala.

Hola Will —saludó el hombre, en español—. Disculpa la tardanza, pero es que me estaba lavando los dientes con hilo dental.

—Lo sé —respondió el señor Schue, a pesar de que parecía un poco perdido con lo dicho por la nueva presencia—. Chicos, él es David Martinez. David Martinez este es el Glee Club.

   El hombre les sonrió a todos a modo de saludo, y los comentarios respecto a su sonrisa no tardaron en aparecer.

—Hola a todos. Es un honor para mí estar aquí —hizo saber.

—David es uno de mis múltiples amigos latinos y le interesa crear un Glee Club vespertino después de clases —informó su maestro.

Buena suerte con ello —deseó Alessia, tomando la palabra en el idioma—. Aquí nadie sabe español, y como se podrá haber dado cuenta ni siquiera nuestro maestro de Español sabe hablar el idioma.

   La sonrisa del señor Schuester se desvaneció al ser consciente de que no había entendido ninguna palabra de las que Alessia había pronunciado, al contrario de David, y aquello claramente le preocupaba, no quería hacer el ridículo, no más de lo usual.

Tu español es muy bueno.

Gracias. Mis abuelos y mi madre son de Chile, así que crecí con el idioma —comentó ella.

   En aquel momento el maestro retomó la palabra y lo único que Alessia entendió entre tanto blah blah fue la palabra duende.

—Significa enano, idiota —le dijo Santana a Finn.

—Estoy confundido —hizo saber Puck bastante perdido—. ¿Cuál es la tarea?

—Cantar en español, con duende —explicó Schue—. Y sí, literalmente significa "enano", pero metafóricamente significa tener alma española...

   Alessia frunció su ceño.

—Estar lleno de pasión española...

—¿Se refiere a pasión, sabor o sazón? —inquirió Alessia confundida.

   David asintió.

—Will, ¿puedo hablar con ellos? —pidió David.

—Sí, claro.

Las palabras no habían sido suficientes para expresar lo que era duende, así que David no tuvo una pizca de duda a la hora de cantar para representar su significado.

Alessia comprendía a que se referían con la palabra duende, pero no comprendía porque creían que necesariamente debía tratar o hacer referencia de una canción animada en cuanto a ritmo y carencia de sentimientos muchas veces se refería.



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SU CABEZA DESCANSABA HACIA ATRÁS apoyada en los casilleros, y una manzana a medio comer yacía atrapada con débil firmeza en su mano derecha cuando sintió como su nombre era pronunciado.

—Alessia...

—Mmm... —frunció su ceño mientras sus párpados permanecían cerrados.

—Alessia, despierta —Kurt removió su cuerpo.

   La rubia dejó salir un quejido con pesadez, su cuerpo estaba muy débil a causa del sueño. Debería ser ilegal no poder dormir tranquilamente.

—Lo siento —se disculpó cuando abrió sus párpados—. He tomado la oportunidad para dormir.

—Supongo que eso significa que no has dormido bien estos días —comentó Kurt, dejándose caer a su lado.

—Bueno, es difícil hacerlo cuando los fármacos no hacen efecto y no puedes dejar de hacerte constantes preguntas, ¿sabes? —murmuró para luego encogerse de hombros y darle un nuevo mordisco a su manzana.

—¿Esto es por Sebastian? —inquirió en voz baja.

Alessia soltó un suspiró pesado. Parecía que en cualquier momento haría una rabieta.

—Odio tanto que sea por él.

—La verdad nunca entendí que tenían.

—Éramos... ¿amigos? —inquirió insegura de si aquel era el termino correcto para referirse a la relación que mantenían—. No lo sé, así me presentó la primera vez que me llevó con él a hacer de niñeros.

—¿Sebastian es niñero? —cuestionó sorprendido Kurt.

Aquello parecía tan ajeno a algo que haría el Sebastian Smythe que ellos conocían, siendo que parecía ser tan... desagradable.

—Sí... hasta a mí me parecía difícil de creer, pero realmente no es un idiota todo el tiempo —sonrió levemente.

—¿Hay algo más? —cuestionó—. Sebastian me cae fatal, no lo soporto, pero no voy a mentir que realmente parece ser más agradable contigo.

—Estuvo en mi casa un par de veces —comentó—. Vimos muchas películas, cocinamos... le enseñé un poco de gimnasia, aunque es muy malo en eso —rió recordando las veces que cayó o tropezó.

Kurt le observó atentamente, y ella dió un nuevo mordisco a su manzana en un intento de acallar lo que amenazaba con salir de su boca.

—¿Y...?

—¿Y qué? —inquirió ella con demencia.

—Ibas a decir algo más, te conozco —el chico le observó con mirada entrecerrada.

—Creo que tengo sentimientos por Sebastian —susurró.

Kurt abrió su boca y sus párpados a más no poder debido a la sorpresa de lo que parecían significar aquellas palabras. ¿Alessia realmente había dicho eso? ¿Alessia y Sebastian? Parecía inimaginable, sobre todo porque sí bien Alessia gustaba no solo de mujeres si no también de hombres, era de conocimiento público el que Sebastian era gay.

—Pero no necesariamente sentimientos en el ámbito romántico —ella se adelantó a aclarar.

—Creo que ya me confundí —le hizo saber Kurt tras unos largos segundos en silencio.

Alessia dió otro mordisco a su manzana y suspiró.

—Sí... yo también —coincidió.

Vaya mierda.



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ALESSIA NO HABÍA PENSADO MUCHO EN QUE canción escoger para representar aquello que su maestro denominaba como Duende.

Gustaba de escuchar a seleccionados y variados cantantes o grupos pertenecientes a las diversas culturas latinas, así que ya tenía un poco de idea sobre que estaba haciendo, sobre todo porque comprendía el idioma.

Por lo que ahí se encontraba, en el centro del escenario del auditorio, con una guitarra colgando en su cuello, siendo sostenida de igual forma por sus manos, con sus dedos posicionados exactamente en las cuerdas que necesitaba comenzar a tocar para darle ritmo a la lenta balada de rock que estaba a punto de interpretar a su manera.

—Tienes nuestra atención, Alessia —le hizo saber el señor Schue.

Ella asintió y cerró sus ojos un momento mientras dejaba salir un suspiro, para solo segundos después comenzar a mover sus dedos por las cuerdas de la guitarra.

Alguien me ha dicho que la soledad
Se esconde tras tus ojos
Y que tu blusa atora sentimientos
Que respirás

Tenés que comprender que no
puse tus miedos
Donde están guardados
Y que no podré quitártelos
Si al hacerlo me desgarrás

No quiero soñar mil veces
las mismas cosas
Ni contemplarlas sabiamente
Quiero que me trates suavemente

   Su voz se mecía en una suave en pronunciación entonada, acompañada de ligeros acordes de guitarra que lograban darle más coherencia y ritmo a la letra, pero que aún así no opacaban su voz.

   Soda Stereo había marcado una importante etapa de su vida. Aunque tal vez solo era su cabeza pintando aquellos recuerdos y cargarlos en felicidad y nostalgia al ella protagonizarlos a una tan corta edad, pero eran recuerdos que a pesar del dolor que les prosiguió añoraba en lo profundo de su mente.

Te comportás de acuerdo
Con lo que te dicta cada momento
Y esta inconstancia no es algo heroico
Es más bien algo enfermo

No quiero soñar mil veces
las mismas cosas
Ni contemplarlas sabiamente
Quiero que me trates suavemente

   Nuevamente su voz hizo un descanso, esta vez permitiendo que los acordes de guitarra tomaran protagonismo en aquel lapso de ausencia de palabras. En aquellos momentos agradecía a Puck por haber tenido la paciencia para enseñarle a tocar la guitarra el año anterior.

No quiero soñar mil veces
las mismas cosas
Ni contemplarlas sabiamente
Quiero que me trates suavemente
Quiero que me trates suavemente
Quiero que me trates suavemente

Suavemente
Suavemente
Suavemente

   Siempre había coincidido con su abuela, cuando la mayor le dijo a sus solo cinco años de edad que todo era mejor con la música, con una letra que escondiera profundidad o que resaltara con una rítmica o pegajosa melodía.

—Vaya... —comentó el señor Schue—. Eso de verdad me ha sorprendido.

—Bueno, duende para mí no es cantar una canción que detone necesariamente alegría. Es más bien el sentir, o el vivir lo que estás cantando, el poder palparte junto a la letra y la melodía de la canción.

   El señor Schue asintió un tanto pensativo, y entonces Alessia bajó del escenario. Su cuerpo temblaba ligeramente, era claro que con aquella canción había dejado a la intemperie gran parte de sus sentimientos, su delicadeza como persona, y su mente.

Era triste que probablemente nadie había entendido una sola palabra de lo cantado, porque hasta cierto punto tal vez se trataba de un grito en donde pedía ayuda, comprensión... amor...

   La soledad era lo peor que podía pasarle a una persona. Eso era seguro.








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ALESSIA CHIQUITA
lo que quiero cuidarla




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