four | death sentence
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❪🎙️❫
ALESSIA SE ENCONTRABA SENTADA sobre las sillas del salón de coros observando distraídamente a los chicos del Glee Club ensayar para algo de lo que ella no tenía idea de que iba.
Todos esos días su mente se había concentrado en vagar dolorosamente en una cuenta regresiva de la cual solo quedaban dos días. Dos malditos días.
Su mente no había estado ahí para comprender las canciones o las coreografías que harían sus amigos, ni mucho menos había estado ahí para aceptar la propuesta de Santana de unirse a las Trouble Tones. Las sectoriales se acercaban cada vez más y el Glee Club estaba cada vez más desunido. Pero a ella no le importaba, o por lo menos no tanto como lo que pasaba su cabeza en esos momentos.
—Alessia —alguien chasqueó sus dedos frente a su rostro.
—¿Eh? —sacudió la cabeza, frunciendo ligeramente su ceño—. ¿Que ocurre? —inquirió notando como todos sus compañeros, incluido el Sr. Schuester le observaban con atención.
—Tú como chica, ¿qué opinas de este paso? —cuestionó Sam, quien por cierto ya estaba de vuelta en McKinley.
Seguido de aquella pregunta el rubio hizo el paso mencionado, y posteriormente le miró con atención.
—¿La verdad?
Todos asintieron.
—Eso es un paso de Stripdance, y somos una escuela secundaria —comentó mientras recogía su mochila—. Creo que eso a dejado bastante claro lo que pienso, mi querido y guapo compañero.
Sam estuvo a punto de hablar sin embargo Alessia le interrumpió.
—Me gusta más lo clásico, así que me quedo con el paso de Blaine —se colocó de pie—. Ahora si me disculpan iré a ser miserable bajo la sombra de un árbol.
Comenzó a caminar en dirección a la salida, pero lamentablemente su maestro se interpuso entre ella y el marco de la puerta, impidiéndole el paso.
—¿Estás bien, Alessia? —inquirió con preocupación.
—Claro, ¿por qué no lo estaría? —se encogió de hombros—. Ahora, si me disculpa, quiero salir.
Sabiendo que no recibiera una respuesta que le complaciera, el Señor Schue se movió dejándole el camino libre a la rubia.
—Kurt, Blaine —llamó—. ¿Saben que es lo que le ocurre? —preguntó refieriendose a Alessia.
Ambos negaron.
—Ella es muy reservada —comentó Kurt—. Con suerte sabemos alguna que otra cosa de su vida.
—Pero lleva días distraída y con ánimos más bajos de lo usual. Lo único que la ha hecho volver a ser ella en cierta parte, lo cual en realidad es su parte grosera, es ver al líder de los Warblers —comentó por su parte Blaine.
El Señor Schue asintió poco satisfecho con las respuestas entregadas.
Ya en el lugar pensado, Alessia arrojó su mochila al césped y luego se recostó dejando su cabeza sobre esta. Se colocó sus auriculares y cerró sus ojos intentando acallar sus pensamientos y relajar los fuertes e insistentes latidos acelerados en su corazón.
Aún no procesaba lo rápido que habían pasado aquellos cuatro años, y como aún seguía doliendo de la misma forma en que se sintió cuando solo habían pasado unos días del suceso.
Cuatro años... desde hace cuatro años que sentía que lo había perdido todo, incluso si aún tenía a sus abuelos. Pero era distinto, con ella era distinto y es que ella solía ser su vida entera.
Justo cuando sintió el ardor expandirse en su garganta y sus ojos inyectarse en rojo al estar soportando el lagrimeo debido al recuerdo, su celular vibró indicando la llegada de nuevos mensajes. Su oportunidad perfecta para distraerse aunque fuera solo unos segundos con una notificación sin importancia estaba allí.
El número era desconocido, y el mensaje decía: "Te apetece salir mañana por la noche"
Alessia frunció su ceño al ver que el remitente era desconocido.
Alessia: ¿Quien demonios eres?
Desconocido: El líder del equipo que va a patear el trasero del tuyo"
Sus ojos se blanquearon no tardando en notar que se trataba de Sebastian.
Alessia: ¿Cómo conseguiste mi
número, pequeño acosador?
Smythe: Tengo contactos, chica italiana.
Alessia: Me estás asustando, y eso
significa que recibirás un puñetazo
Smythe: Todos en McKinley saben
que eres Italiana. Los rumores
corren, no te creas tan especial.
Alessia: Claro, pequeño psicópata.
Smythe: Nunca lo dejarás ¿no?
Alessia: Por primera vez en tu
vida estás en lo correcto.
Dejó caer el móvil a un lado de ella y se removió en busca de una posición más cómoda sobre en el césped. Y entonces solo unos segundos más tarde el móvil volvió a sonar.
Smythe: Entonces, ¿qué dices?
Alessia: ¿Qué digo de que,
pequeño psicópata?
Smythe: No eres muy atenta ¿no?
Que dices de salir mañana por la
noche. Podemos ir a beber algo.
Alessia alzó una de sus cejas.
Alessia: En primer lugar, ni siquiera tienes
la edad mínima para beber. Y segundo,
ni siquiera nos llevamos bien.
Smythe: No seas rencorosa, Rodrigo
Alessia soltó un suspiro pesado. No iba a mentir, realmente necesitaba despejar su mente, sobre todo ahora que aquel aniversario estaba pisándole los talones. Además, ¿qué tan mal podría terminar todo si salía a beber con el castaño? Podía despejarse bebiendo y riéndose a su costa.
Alessia: Bien.
Smythe: Bien. Entonces nos vemos
mañana, en Scandals
Y ahí termino la conversación. Solo bastaron unos minutos para que la rubia se cuestionara que demonios había hecho y el porqué había tomado esa decisión. Sin dudas acababa de firmar una sentencia de muerte.
No presentarse siempre era una buena opción.
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SU CABEZA DABA VUELTAS Y VUELTAS. Estaba a solo a unas horas de que su cabeza cayera en aquel agujero y luego su cuerpo siguiera. Todos decían que el dolor se iba con el tiempo, pero ¿por qué ella sentía todo lo contrario?
Estaban a minutos de salir al escenario para presentarse en las selecciónales y Alessia sentía que en cualquier momento abriría su boca y no precisamente para cantar.
—¿Te sientes bien? —preguntó Kurt con preocupación.
—No realmente —admitió—. Pero puedo con esto —asintió intentando convencerse a si misma—. Puedo con esto.
—Puedes con esto —le apoyó Kurt, abrazándola ligeramente.
Al momento de salir al escenario, Alessia tomó una profunda respiración, y procedió a hacer lo que aquella chica mejor le había enseñado. Fundirse en la música, sentirla y vivirla.
Su voz sonaba perfectamente melodiosa al ritmo de la canción, y no iba a mentir, se estaba divirtiendo.
—Shake it, Shake it baby —cantó mientras veía como sus compañero hacían sus mejores pasos de baile.
En cuanto la canción termino, las luces se apagaron y los aplausos y virotes no tardaron en hacerse escuchar.
—Esto es para ti —susurró para si misma la rubia.
Las últimas dos canciones en las cuales como voces principales actuaban los hombres, Alessia las sintió profundamente, aún más la última de ellas. Y su corazón se encogía cada tantos segundos, como si una estaca amenazara punzantemente de atravesar el órgano palpitante que su caja torácica resguardaba.
Por un segundo tuvo que pestañear reiteradamente para alejar la acuosidad que comenzaba a empapar sus pupilas, pero por suerte, su actuación fue perfecta. Excepto para cierta persona que le observaba a lo lejos.
Para cuando terminaron la presentación, el grupo completo se abrazó, pero aún así Kurt fue quien de verdad abrazó a Alessia y le aseguró que todo estaría bien.
Para ese momento el chico ya tenía conocimiento de que era aquello que tanto ocultaba y lograba afectar significativamente a Alessia. Y es que la joven no tuvo más opción que contarle cuando este presencio como tenia una pesadilla en medio del patio de McKinley.
Al salir del escenario, y volver a la sala del Glee Club, Alessia no pudo evitar ver el momento exacto en que el padre de Mike le confesaba que estaba orgulloso de él y le apoyaría en todo para que siguiera su sueño. El corazón se le agrieto aún más ante la escena. Y tampoco sabía porque aun dolía aquello, se suponía que esa etapa y sentimientos estaban cerrados. Aparentemente no era así.
Para el momento en que anunciaron al ganador, el cuál fue el Glee Club de McKinley, Sebastian entre el público no pudo evitar notar como Alessia sonreía débilmente, apenas acercándose a sus amigos, hasta el momento en que Kurt y Blaine tiraron de ella para abrazarla mutuamente. Le pareció extraño a simple vista.
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—PENSÉ QUE NO VENDRÍAS — confesó Sebastian en cuanto la vio tomar asiento a su lado en la barra.
—Lo consideré —sinceró la rubia.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Honestamente, las ganas de emborracharme —confesó encogiéndose de hombros.
Estaba siendo sumamente irresponsable al tener la idea de beber teniendo en cuenta la clase de medicamentos que ingería diariamente.
—¿Estás segura de que es buena idea?
—No creo que me hayas invitado aquí para jugar a las muñecas.
Sebastian sonrió ante sus palabras.
—No, claramente no.
—La verdad me intriga mucho lo que te traes en manos —comentó Alessia luego de darle un trago a su cerveza.
—¿No puedo simplemente haberte invitado con un motivo amistoso? —cuestionó alzando una de sus cejas mientras la observaba.
—He escuchado mucho de ti, Smythe —le hizo saber—. Y absolutamente no eres una persona amistosa.
—Tal vez es diferente.
—Diferente sería que no te ganaras el premio al cretino del año por tercer año consecutivo.
Eso era lo que a Sebastian le llamaba la atención de Alessia, que no se quedaba callada y le respondía cada cosa él decía. Era ingeniosa y se notaba que no tenía tolerancia.
—Estuviste bien en el concurso de hoy — admitió.
—Por Dios, a ti realmente te ha picado algo —la rubia le observó extrañada.
—¿Realmente es tan difícil de creer que quiero una relación amistosa contigo?
—Sí, y la verdad sospecho que me has pedido venir para que te ayude a destruir la relación de Blaine y Kurt —dió otro trago a su cerveza, terminado el primer botellin—. Déjame decirte mi amigo, que eso no ocurrirá.
—No lo hice con esa intención —negó.
—Fingiré que te creo, ¿bien? —sonrió momentáneamente con una clara ironía—. Ahora, quiero saber quien te dió mi número.
—No te lo diré —negó sonriendo de lado.
—Supongo que realmente eres un psicópata.
—No soy un psicópata —protestó Sebastian.
—Eso dicen los psicópatas —indicó ella.
—¡Que no soy un psicópata! —reiteró esta vez fastidiado.
—Dice quien consiguió mi numero de alguna forma ilegal.
Segunda cerveza. Parecía comenzar a bromear, pero no era nada así.
—Blaine me dió tu número —confesó finalmente.
—La galletita y yo tendremos una muy interesante conversación mañana.
—¿En serio acabas de terminarte un segunda cerveza? —preguntó sorprendido el castaño.
—Soy muy tolerante al alcohol —no, no lo era.
Cuatro cervezas más tarde y a Alessia ya se le podía notar más feliz.
—...entonces solo le di un puñetazo que le reventó la nariz y me fui —terminó de contar su historia de como un chico le había tocado el trasero sin su consentimiento y ella a modo de defensa le golpeó.
—Wow —murmuró Sebastian.
—Sip. Para que veas que si te traes algo en manos soy muy capaz patearte el trasero.
Sebastian rió nuevamente.
—No tengo nada entre manos.
—Eso ya lo veremos, ojitos bonitos —canturreó.
—¿Cómo me llamaste? —preguntó divertido.
—¿Yo?
—Si, tú —la señaló.
—Idiota presumido —dio otro trago a una nueva cerveza.
—Estoy muy seguro de haber escuchado otra cosa —ladeó su cabeza, observándola con acusación.
—Que te hayas obligado a escuchar otra cosa porque tuviste un crush instantáneo conmigo y deseas que sea correspondido es otra cosa totalmente distinta.
Sebastian volvió a reír dejando caer su cabeza ligeramente hacia atrás para luego darle un sorbo a su cerveza.
—No tuve un crush contigo.
—«Tuve», verbo conjugado en pasado. Por lo que, tal vez en el pasado no lo tuviste, pero ahora lo tienes.
—Pero si nos conocemos de hace solo una semanas —le dio una mirada sin comprender.
—Esas semanas ya pertenecen al pasado, mi querido idiota —canturreó—. Solo admite que tienes un crush conmigo. No te mataré.
—No voy a admitir algo que no es cierto.
—Como sea —se encogió de hombros.
—Tal vez ya es hora de que te lleve a casa —comentó Sebastian poniéndose de pie.
—¿Qué? Si la noche recién comienza —ella se puso de pie, alzando sus brazos al escuchar una canción—. A ella le encantaba esta canción —una sonrisa nostálgica apareció en su rostro, al darse cuenta de la canción.
—¿A quién? —preguntó confundido.
—Yo... ¿podrías bailar esta canción conmigo? —pidió.
Sebastian la observó de forma extraña por unos segundos. Claramente habían muchas cosas que Alessia ocultaba, pero preferiría callar para si misma antes que pedir ayuda. Se veía tan afligida que decidió aceptar.
Solo fue cosa de segundos para que una sonrisa saliera en los labios de la rubia mientras bailaba al ritmo de Here Comes The Sun de The Beatles.
Luego de eso le siguieron un par de cervezas más, al igual que bailar algunas canciones más con extraños, hasta que finalmente Sebastian decidió que era hora de marcharse. Claramente se arrepintió de haber llevado a la chica a aquel club.
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¿Tienen curiosidad por saber a
quién recuerda Alessia?
no se olviden de votar, y comentar<3
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