Narra Sonic

Knuckles y Tails se quedaron en casa, y antes de irme, Knuckles me dijo:

—¿Seguro de que no quieres que vayamos?

—Seguro. Adiós, chicos —y partí.

Corrí hacia una fábrica, rara y abandonada, por lo que sospeche que ahí podría estar Eggman, ya que siempre se va en esa dirección. Así que entré, había lava morada, mucho polvo, cuartos bajo llave... caminé y caminé, hasta que llegué al fondo y observé una habitación de puerta metálica y grande. Entré. Encontré a Eggman, viendo detenidamente una pantalla, pero no me veía a mí, y no muy lejos de él, ahí estaba ella.
Me acerqué a su jaula silenciosamente.

—No te preocupes, te sacaré de aquí —le tranquilice guiñándole un ojo. No recibí respuesta de ella, sólamente se me quedó viendo.

La llave estaba en uno de los estantes de por ahí, la tomé y pude sacarla. Íbamos corriendo, pero, era mucho más rápido que ella, por lo que la tuve que cargar.

—¡Cuidado! —gritó.

Apareció Metal Sonic, me detuve de un brinco, la bajé con cuidado. Era hora de pelear. Me atacó con todo lo que tenía, rayos láser, puños de hierro, y todo eso. La pelea estuvo demasiado reñida, estaba muy herido, al igual que Metal Sonic. De repente, Eggman apareció con su eggcarrier, o como yo le llamo: "huevonave".

—No, no, no, no, no, mi querido Sonic, no te la puedes llevar sin antes darme tu esmeralda del caos... ¿Recuerdas?

—¡Ja! ¿Y quién dijo que te la iba a dar? —amenacé sacando aquella joya.

—¡No! ¡Erizo estúpido!

Abracé a la eriza y...

—¡CONTROL CAOS!