Capítulo 20 ~Una espía encantadora~
Narra Amy
Corremos lo más rápido que podemos por el pasillo; varias ametralladoras en la pared nos disparaban y que no hubiera muchos caminos no nos ayudaba. Llegamos a una puerta de metal grande con un símbolo, ahí debe de estar Eggman. Los Buzz Bomber, las abejas robóticas del doctor, empezaron a dispararnos desde sus aguijones, Sonic empezó a atravesarlos con unos cuantos ataques, Knuckles los partía con sus puños y yo con mi martillo los mandaba a volar y eso los hacía explotar, mientras que cubríamos a Tails para que hackeara la puerta y pudiéramos entrar.
—¡Chicos, lo tengo! —exclama Tails.
Se abre la gran puerta y vimos un contenedor de cristal de unos 2 metros de altura, adentro se puede divisar una silueta, pero no logro identificar lo que era, o quizá, era alguien. A su alrededor se encuentran las 3 esmeraldas del caos que Eggman tiene, dándole energía a ese gran contenedor. Más allá, está el robot de la otra vez, E-102 Gamma, me parece, pero éste como que es diferente, un poco más grande tal vez. Admito que se ve mucho mejor apagado y guardado, como los juguetes que dejas una vez que creces y los dejas por ahí arrinconados. Nos escondimos detrás del contenedor de cristal.
Eggman teclea unos comandos en una de sus grandes computadoras, ni siquiera se ha dado cuenta que estamos dentro del cuartel, sólo sabía que estábamos en algún lugar de su base. Sonic decidió tomar rápidamente las esmeraldas, pero cuando éste quitó una de ellas, empieza a sonar la alarma y Eggman voltea sonriente.
—Los estaba esperando —apretó un botón, y llegaron los Egg Pawn, unos robots de nuestro tamaño color rojo.
Nos vemos obligados a pelear con aquellas máquinas. La distracción perfecta para que el cuerpo de huevo tome una de las esmeraldas. La pone en una especie de máquina controladora, y lanza un rayo de energía hacia una de sus creaciones. Aumenta su tamaño, casi al triple. Éste me tomo con uno de sus brazos y me empezó a apretar demasiado fuerte.
—¡Agh, duele! —las lágrimas de dolor empezaron a resbalar por mis mejillas.
—¡No! —Sonic se lanza y gira con fuerza contra el gran robot, cortándole el brazo que me tenía agarrada, cayendo igual. Aunque ya no tiene un brazo, sigue en la misma posición, apretándome. Tails y Knuckles de inmediato corren a safarme de allí. Cuando lograron sacarme, Eggman gritó:
—¡No puede ser, me hace falta una esmeralda!
Miré a Sonic, como diciendo "¿Tu la tienes?" y me respondió encogiéndose de brazos respondiendo algo como un: "A mi no me mires, yo no la tengo".
El gran robot nos empieza a disparar rayos a través de sus ojos, volteo a todos lados tratando de encontrar... bingo. Corro hacia el mando de controles de los robots de Eggman, o eso parecía ser, ya que en la pantalla había distintos robots.
—¡Por aquí, estúpido robot!
El robot se gira hacia mí y justo antes de que me lanzara el rayo, me tiro hacia el piso, provocando que el mando explotara.
—Esto aún no acaba, Sonic the Hedgehog.
Eggman toma las dos esmeraldas restantes y se sube a una de sus cápsulas de escape, no sin antes, llevarse consigo la gran cápsula con el nosequé de dentro, y sale volando.
—"Autodestrucción activada. 30 segundos. 30, 29, 28, 27..."
—¡Chicos, esta cosa va a explotar! —grita Knuckles al oír la voz femenina electrónica de la base.
—¡Caos Control! —escucho gritar a Sonic.
De repente, ya estamos afuera de la base, a unos kilómetros de ésta. Segundos después, explota.
—Sonic, ¿No te dije que traer una esmeralda a la misión era peligroso? ¡Pudimos perderla! -le reprendió Tails.
—Oye, yo no traje ninguna. Más bien... me la dieron...
—¿Huh? ¿Quién te la dio? —pregunto.
—Ella —señala a una chica que se encuentra sentada en la rama de un árbol. Salta y aterriza suavemente, entonces se acerca a nosotros moviendo sus caderas lentamente.
—Fue un placer ayudarlos. Deberían de agradecerme, de no ser por mí y mi valiente acto de robar la esmeralda, ustedes no estarían con vida.
Al acercarse un poco más, puedo verla mejor, pues era de noche. La chica es murciélago con un cuerpo curvilíneo, llevaba un leotardo negro con un gran corazón rosa en la parte del busto, guantes blancos, y botas de un tacón alto blancas con corazones rosas en la punta de éstos. Es de esas chicas que te bajan el ego en el aspecto del físico. Joooo.
—¡¿Tú otra vez?! —se exalta Knuckles al verla.
—¿La conoces? —pregunta Sonic.
—¡Knucky! ¡Cuánto tiempo! —sonríe coqueta. —Permítanme presentarme, dulzuras. Mi nombre es Rouge the Bat, trabajo como espía para el gobierno, y cabe destacar que soy una muy buena cazatesoros.
—Se te olvidó mencionar que también eres una ladrona. Lárgate de aquí, no tenemos nada que hablar contigo —se cruzó de brazos y le dio la espalda. Joder, Knuckles, pero qué modales.
—¿Ladrona? —repito.
—Tiene tiempo queriéndome robar la Esmeralda Maestra. Y, por si no lo han notado, ya le ha quitado la esmeralda a Sonic sin que se diera cuenta.
—¿Huh? —Sonic revisa sus manos. Ciertamente, ya no tiene la esmeralda.
—No me culpes, guapo. Sólo la quiero para mí, amo las cosas brillantes y con gran valor —explica admirando la joya. —Además, ¿Es así como me pagas por salvarte la vida a tí y a tus amigos?
—¡Antes exploto en otra base que disculparme contigo!
La murciélago le sonrió. ¿Acaso le gusta el mal trato?
—Bueno, pues mi equipo está por allá si no me creen que trabajo para el gobierno.
—No nos interesa.
—¿Cómo sabes de las esmeraldas del caos? —le cuestiona Tails. Es verdad, que no todos saben de su poder.
—Como dije, trabajo para el gobierno, ellos también tratan de detener a Eggman, pero gracias a mí tienen información que les sirve de mucha ayuda.
—¡No les importa, mujer! —interrumpe el equidna. —¡Dame la esmeralda y no nos vuelvas a molestar!
—Esto será divertido —comenta ella.
Rouge le lanza un puñetazo seguida de una patada rápida, cuyos Knuckles esquiva. Knuckles le manda otro puñetazo, pero Rouge lo esquiva dando mortales hacia atrás. Madre mía, Knuckles.
—Esa no es forma de tratar a una dama, ¿Es que no tienes modales? —se burla con una sonrisa seductora.
—Yo tengo modales, ¡Pero tú no eres una dama!
Knuckles le lanza otro golpe, el cual la murciélago esquiva, pero rápidamente le lanza otro con el otro puño, haciendo que ella al querer esquivar, casi cayera por un barranco con rumbo al vacío. Pero Knuckles logra tomarla de la mano sosteniéndola para que no cayera. ¿Que no la odiaba?
—¡Te tengo! -dice subiéndola y poniéndola a salvo.
—¡Quítame las manos de encima! -exclama la ojiazul, zafándose de las manos del equidna.
—Estúpida, ¡De no ser por mí, habrías caído de cabeza!
—¡Ja! ¿De verdad querías salvarme o solo querías aprovecharte? Tengo mis dudas...
—¡Estás loca! ¡¿Cómo que aprovecharme?! ¡Qué desagradecida!
—Puedes pensar lo que quieras.
—¡¿Qué?!
—Adiós —se despide "indignada", y se prepara para volar.
—¿Qué pasa con la esmeralda?
—¿La esmeralda? Ten, —se la lanza. —es tuya.
—¿Se puede saber a qué estás jugando? —gruñe Knuckles. —¡Eres más rara que un murciélago! Hmph —y se va furioso, volando rumbo a su isla, al mismo tiempo que Rouge se va también.
—¿Alguien entiende algo de lo que acaba de pasar? —pregunta Tails, rompiendo el silencio que se comenzaba a formar entre nosotros, a lo que negamos con la cabeza.
Subimos al Tornado de Tails y nos fuimos, Knuckles se había llevado la esmeralda. Los tres nos preguntábamos el tipo de relación extraña que esos dos tenían.
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