Capítulo 153 ~El ganador~

Narra Amy

Llegamos cerca de las 11 de la mañana. Sólo faltaba media hora para que el combate empezara y el estadio de Central City ya estaba a reventar.

El público coreaba el nombre del erizo, todo lleno de azul salvo por un pequeño espacio llenos de robots rosas y pancartas electrónicas con mi nombre que salían de sus brazos. Eggman había construido una especie de robots especiales diseñados únicamente para animar (y tal vez... Atacar, ¿Quién sabe?), además de Decoe, Bocoe y Bokkum. Aquel detalle me causó gracia.

-Bienvenidos a la gran final del "Torneo Esmeralda" -comenzaba la alcaldesa, a lo que el público empezó a gritar animada ente. -Se puede sentir la emoción que hay en el ambiente -continuó.

-Muy cierto, señora alcaldesa. Y no es para menos; de 40 participantes tan solo quedan 2... dos erizos, además -decía la que parecía ser la reportera principal de la ciudad. -En un lado, Sonic, nuestro valiente héroe azul, el cual ha salvado nuestro mundo en incontables ocasiones. En el otro, Amy Rose, una bella eriza rosada de la cual sabemos que fue parte del S- -no pudo terminar la frase. Pues, el doctor, había ordenado a uno de los robots del público lanzar una bala de plasma a su micrófono.

-¿Quién ganará? Enseguida lo veremos -prosiguió la alcaldesa, un poco desconcertada por lo ocurrido. Aún así, sin darle más importancia al asunto, continuó con la frase que todos habíamos estado esperando: -¡Que empiece el combate!

Suspiré hondo y me ajusté bien los brazaletes. Iba a necesitar toda la energía contra aquel erizo, al cual ansiaba derrotarle. Tenía qué ganarle.

Escuché decir su nombre y un gran aplauso resonó en el estadio. A los pocos segundos, escuché el mío. Era la hora. Ambos nos acercamos desde nuestras respectivas esquinas, mirándonos con rivalidad. El árbitro retrocedió.

-Volvemos a vernos.

-Sí... Deseaba que llegara este momento -se puso serio.

-Oh... ¿Tanto me quieres? -dije, irónica.

-Cuéntame ahora mismo cuál es tu problema.

-Mi problema eres TÚ.

-Ah, ¿Sí? Pues terminemos con esto entonces.

-Por mí, perfecto -nos chocamos el puño, como se debía de hacer, y retrocedimos. El silbato sonó.

Fui la primera en atacarle, logrando golpearle en la espalda, cosa que no le sentó muy bien. Comenzamos tentándonos con puñetazos que ambos esquivábamos sin problema, pasando al poco a patadas. Sonic se mostraba confiado por su velocidad.

-No te confíes tanto, Sonic. No eres el mejor como crees -intenté intimidarle. Aunque, posiblemente, haya sido más para tranquilizar mis nervios.

-Ah, ¿No? Intenta darme -me retó.

El erizo comenzó a girar velozmente a mi alrededor. Convoqué a mi martillo y empecé a concentrarme para en una de esas, lograr darle. Cosa que casi logro, pues éste, en vez de ser atacado con mi gran arma, dio un salto y se posicionó encima de él, para después, dar otro brinco y quedar detrás de mí. Todo, con esa velocidad por la cual es tan habilidoso.

-No lo haces mal -dijo, creído.

-Lo hago mejor que tú -dije, sin poder ocultar mi fastidio. Rió.

-No te vas a llevar esa esmeralda.

Me dedicó un spin dash en el estómago, casi sofocándome. Caí al suelo de rodillas, esclava de aquel dolor, aquel intenso dolor. ¿Qué me pasaba? No podía dejar que éste me ganara. Era hora de ponerme las pilas.

-No quería hacerte daño... Pero tu me has obligado -¿Era eso una clase de disculpa o algo así?

No me iba a dejar. Aproveché su corta distracción, tomé mi martillo con más fuerza y sin previo aviso, logré darle con él en el estómago, lanzándolo al otro lado del ring.

En ese pequeño lapso de tiempo, intenté controlar mi respiración y recuperarme un poco. No duré mucho, pues antes de que me diera cuenta, ya había recibido otro fuerte golpe que casi me tira, pero, esta vez, logré mantenerme de pie, no caí.

Se me acercó, posible y obviamente para volverme a atacar, pero ahora era yo la que le había logrado atacar primero. Le había dado una patada en el pecho. Pero el gusto no me duró mucho, pues agarró mi pierna y la retorció. No, ya no me podía dejar. Con la otra tomé impulso y le golpeé fuerte en la barbilla, consiguiendo que me soltara.

-¿Quieres que te recuerde algo de tu pasado? -sonrió, malévolo, mientras se sobaba el mentón.

Me quedé estupefacta; ¿Qué sabía él de mi pasado? Sin darme tiempo a reaccionar, tiró de mi brazo hacia él y me besó.

Un baile, un beso, una playa. Una habitación rosada, una cama dos cuerpos en ella. Un "te amo". No, varios. Miles de imágenes borrosas llegaron a mi mente en menos de un segundo. El erizo azul, en todas ellas.

"Amy, yo quiero..."

Le aparté de un empujón furiosa y le metí un fuerte puñetazo en la cara, haciéndole tambalearse. Todo el público se encontraba atónito ante esto. En especial Shadow, a quien el doctor, Decoe y Bocoe estaban sosteniendo para que no perdiera el control y se metiera a la pelea.

-No vuelvas a hacer eso... ¡NUNCA! -grité, furiosa. Rió.

-¿El qué? ¿Ésto? -dijo besándome de nuevo...

Una rosa blanca...

-¡No lo repitas! -grité, aún más enfadada, apartándole de mí.

Él solo sonreía. Aquello me enfurecía aún más. No dejé que mi enojo me controlara, y usé esta vez la cabeza.

Tomé de la cara al erizo, y lo volví a besar de una manera más profunda. Como me esperaba, me lo correspondió. Nos separamos.

-Amy... -mi tierna sonrisa pasó a una malévola. Oh, no, chico. No debiste ser tan confiado.

No dejé pasar más tiempo y aproveché tal distracción para darle con mi martillo en el pecho y así sofocarlo de una vez. Inmediatamente, le di en la cabeza y lo tumbé, cosa que lo aturdió lo suficiente para hacerle una llave y así no se logrará levantar. Y que así, el árbitro finalmente comenzara a contar.

Sonó el silbato. La gran pelea había terminado. Solté al ojiverde y me levanté con la mirada en alto, victoriosa, mientras éste se levantaba con dificultad, recuperándose de aquello. Una mancha de sangre salía sobre su cabeza. Me espanté un poco, pero al analizarla y ver que no era muy grande, me tranquilicé. Al menos, está vivo.

-Eso fue trampa -masculló, serio.

-No. Esa fue mi victoria -repliqué.

-Eggman nunca se saldrá con la suya...

-Él puede que no, pero yo sí. Ahora, si me disculpas, tengo qué ir por mi premio -decidida a dejarle allí, lamentándose por su derrota, me tomó del brazo, deteniéndome. Le miré seria.

-Escuchame bien, Ames... Te está utilizando... No sé bien qué te ha hecho pero esta no eres tú...

Me solté de su agarre y me alejé. Caminé hacia el centro del ring, en donde ya estaban Shadow y el doctor, esperándome. El doctor miró a Sonic de arriba hacia abajo, con desprecio, mientras Shadow me plantaba un beso, sin dejar de mirar de la misma forma al erizo azul.

La alcaldesa subió al ring. Con ella, un montón de periodistas que no dejaron de hacernos fotos. Apretó mi mano y me entregó un ramo de flores. Después, me entregó la preciada esmeralda del caos. La alcé en alto mientras el estadio entero aplaudía.


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