Capítulo 136 ~El fin de la tormenta~

Narra Amy

Me despierto en mi cama. Un dosel rosa pálido la cubre. Me levanto y me miro al espejo. Llevo mi viejo vestido y botas rojas. Vuelvo a tener 12 años.

Salgo de mi habitación, para encontrarme con dos mucamas en el pasillo.

—Buenos días, su alteza. ¿Durmió bien?—dicen al unísono, haciendo una reverencia.

—Buenos días. Sí, gracias.

Asienten y continúan su trabajo. Me siento tranquila. Camino un poco más, analizando cada detalle del castillo. Todo tan colorido, tan limpio, tan elegante...

Continúo mi caminar hasta toparme con una puerta a mi derecha. Pongo la mano en la perilla, no sabía explicarlo, algo me impulsaba a abrirla. Lo hago y miro a un erizo color rosado revisar algunos papeles. Levanta la vista y me mira. Me sonríe.

—Buenos días, mi princesa.

—Abuelo...

—¿Todo bien?

—Sí... eso creo. Puedo... ¿Puedo abrazarte?

Sin duda alguna, se levanta y se acerca a mí. Lo abrazo fuerte. Quiero llorar, pero no me salen las lágrimas. Disfruto el momento solamente.

—Tu madre te espera en el jardín.

Me separo de él y le miro. Sonríe, como siempre hace. Como siempre hizo.

—Adiós, abuelo...

Doy unos pasos hacia atrás y corro hacia el jardín desesperadamente. Allí se encuentra mi madre, tan hermosa como siempre. Lleva un vestido no de reina, sino de jardinera. A ella siempre le había gustado la jardinería. Muchas de los frutos y flores que cosechaba, las regalaba al pueblo cuando salía. Siempre había sido muy querida por todos.

Alza la vista y me sonríe cálidamente. Me hace un ademán de que me acerque, y lo hago. Me hace otro ademán para que le ayude a plantar unas semillas, lo cual hago.

—¿Estoy soñando? —pregunto sin más— ¿qué hago aquí?

—Solo es un sueño si así tú lo deseas. Puedes despertar si tú quieres, o quedarte con tu abuelo y conmigo. La decisión está en ti.

—No sé si tengo razones para volver...

—Mi niña, ¿tú amas?

—Yo... eso creo. Mamá, no sé qué hacer...

—Es normal tener miedo, porque si eliges este camino, ya no habrá marcha atrás, no podrás hacer nada. Pero yo elegiría el camino donde pudiese estar con la persona que amo —dejó de hacer lo que estaba haciendo, y me mira a los ojos—. Dime, ¿tienes a alguien a quien amas?

Sin querer, se me viene a la mente la imagen de aquel erizo azul con el cual había pasado los mejores momentos de mi vida. Me quedo pensativa.

—Por tu expresión, puedo notar que, en efecto, tienes a ese alguien, ¿no?

—Eso... no creo que importe ya.

—Querida, en un momento como este, en especial en un momento así, necesitas ser lo más honesta posible con tus sentimientos. Ve con él, porque una vez que elijas, ya no se podrá hacer nada.

A pesar de lo que había dicho, sentía una gran paz en mi interior, donde las preocupaciones eran mínimas y la tranquilidad me gobernaba el alma.

—¿Estoy muerta?

—No, pero casi. Parece que he fallado con mi promesa... Yo... No quería que llegaras a esto.

—No digas eso... Si no fuera por ti, me hubieran matado desde hace mucho.

—Entonces debes seguir luchando. Solo muere aquel que deja de luchar.

—Nunca he dejado de hacerlo.

—Entonces no tienes porqué estar aquí.

—Mamá... no quiero dejarte.

—No te preocupes por mí. Nos volveremos a encontrar en un futuro, mi niña. Este no es tu momento.

La abrazo fuertemente. Esta era la única oportunidad para despedirme. En eso, mi abuelo aparece detrás de nosotras, y se nos une.

—Nunca dejes de luchar por aquello que amas, Amy.

—Te amo, mamá. Te amo, abuelo. Gracias por todo. Hasta luego...

***

Narra autora

Lograron entrar, justo en el mismo instante en el que Amy caía al suelo, boca abajo; y un charco de sangre se formaba a su alrededor.

—Llegáis demasiado tarde —Tenshi rió.

—¡Amy, no! ¡Maldito hijo de puta! —gritó el azabache con todas sus fuerzas.

—Vaya, el caballero llega tarde a salvar a la princesa... qué triste.

Lleno de ira, se abalanzó sobre Tenshi, pero este era más fuerte de lo que parecía. Comenzaron a pelear duramente. Al principio, el erizo intentó usar su energía caos hasta casi agotarse. Entonces decidió usar el cuerpo a cuerpo, pero el mono era fuerte.

Mighty, Honey y Natalie miraban la escena aterrados, el miedo les había paralizado y se veían casi incapaces de moverse. Natalie fue la primera en reaccionar, corriendo junto al cuerpo de Amy. Mighty y Honey la siguieron y la ayudaron a levantarme. No tenía mucho pulso. Con mucho cuidado, sacaron la daga de mi estómago y volvieron a depositarme en el suelo, sobre aquel charco de sangre.

La pelea continuaba, el mono le había herido con los pinchos de su cola, pero yo Shadow no pensaba rendirse. Su peor pesadilla se había hecho realidad, le había fallado a su amiga, había dejado que la matasen aún y cuando él le había dicho que la protegería. Intentó un último ataque, centrando toda su fuerza en golpearle en el pecho, pero Tenshi se anticipó y sacó un afilado abrecartas que tenía en el bolsillo y lo clavó fuerte en el pecho del erizo...

Natalie había desaparecido, Tenshi reía ante la desesperación de Mighty y Honey, mientras el armadillo, cubierto con la sangre de su mejor amiga, veía como su otro compañero caía.

—He tardado años... pero por fin lo he logrado —reía Tenshi.

Una sombra emergió a sus espaldas y notó un frío dolor al notar como el metal de aquella daga rasgaba su piel hasta clavarsele en sus entrañas.

–Me lo has quitado todo... a mi hija, a mi yerno y ahora a mi nieta.... Pero, y aunque sea una simple anciana... el apellido Rose sobrevive.

—¡Maldita vieja! —gritó agonizante

—Tu muerte no me los devolverá... pero por lo menos no harás más daño.

Clavó más fuerte la daga, logrando desangrar el corazón de aquel frío asesino, que cayó al suelo sin vida.

***

Narra Amy

Abro los ojos poco a poco. A mi lado estaba Mighty, con cara de preocupación.

—¡Amy! —exclamó entre lágrimas, abrazándome con cuidado.

—¿Y Shadow? —pregunté alarmada al no verle.

—Amy, tienes que descansar, aún estás débil —me explicó Honey.

—¿Acaso él...? —dije casi llorando.

Me levanté de un salto y, aunque me dolía todo el cuerpo, me encaminé de habitación en habitación hasta encontrarle. ¡Estaba vivo! Su cara cambió al verme ir hacia su cama y abrazarle con todas mis fuerzas mientras lloraba como una niña pequeña.

—Amy, tranquila... —susurró.

—Creí que habías muerto, creí que te había perdido para siempre.

—Casi morimos los dos... Siento no haberte protegido como debía.

—Calla, lo importante es que ambos estamos aquí.

—¿Me perdonas?

—Sí... Todo... lo que haz hecho... te perdono.

Sonrió y me estrechó de nuevo entre sus brazos, al mismo tiempo que Mighty y Honey entraban en la habitación con una sonrisa de oreja a oreja.

—Amy, hay alguien que quiere hablar contigo.

Le seguí hasta la sala del piano, allí había una eriza de unos increíbles ojos verdes como los míos.

—¡Abuela! —la abracé de inmediato.

—Amy, mi niña, me alegro mucho de verte de nuevo.

Aquellas palabras hicieron que mis ojos estallasen en llanto mientras seguía hablando.

—¿Y bien? ¿No hay abrazo para tu padre, tesoro?

Al escuchar esas palabras, me di la vuelta, y allí estaba. Un erizo blanco de ojos miel.

—¡Papá! —se acercó a nosotras y se unió al abrazo, los tres llorando, mientras Shadow, Mighty y Honey observaban emotivos el feliz reencuentro.

No estaba sola, por fin sabía la verdad, toda la verdad sobre mi y mi familia... y como algunos murieron por salvarme.

***

Pasaron varios meses y Athens fue recuperando parte de su esplendor. Los colores vivos, la música y el arte volvieron a las calles y la nube de humo se esfumó dejando que brillase de nuevo el sol.

Caminábamos en el muelle de una gran playa del país. Habíamos aprovechado en conocer un poco más sobre Athens. Shadow, Mighty, Honey y yo habíamos fortalecido nuestra amistad. Quizá el armadillo y la gata un poco más que eso. Pero era una realidad que desde lo de Tenshi, todo había mejorado a nuestro alrededor. Sinceramente creí que Shadow se iría tan pronto se recuperase, pero se ha quedado. Decidí no cuestionarle y dejarle disfrutar el momento, al fin y al cabo, hace mucho no lo veía así de relajado.

Mighty y Honey se nos adelantan mientras tontean juntos. Por mi lado, quedo con Shadow unos pasos detrás de ellos. Los miro con nostalgia, recordando aquellos momentos con aquel erizo azul del cual ahora no sé absolutamente nada. Shadow me mira atento.

—Aún lo extrañas, ¿no es así?

—No puedo olvidarle de la nada, Shadow. Pasamos tantas cosas... como para que ahora me odie...

—Él no te odia, Amy.

—No puedes estar tan seguro de eso. Ni siquiera se soportan.

Bufa.

—Muy bien, hay algo que tienes qué saber.

Paramos.

—¿Qué cosa?

—El día que te fuiste, el faker vino al ARK. Me preguntó por ti, me echó la culpa de que te fueras y me golpeó. Después se fue. No creo que haya ido a buscarte solo porque te odia. Estoy seguro de que se ha arrepentido de todo, y que nunca te ha dejado de amar.

—¿Estás seguro de eso? —abro los ojos como platos, sorprendida

—Puedes confiar en mí.

Una sonrisa en mi rostro se dibuja, y abrazo a Shadow con emoción; ¿aún me ama? ¡¿podremos arreglar todo?!

Amaba Athens con todo mi corazón, pero ahora, creía que era el momento de seguir el consejo de mamá.

—Shadow, creo que es hora de volver.

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