Capítulo 135 ~Baile de información~
Estoy actualizando muy rápido, por favor, no se vayan a saltar capítulos :o
Narra Shadow
Una oscura figura se acercó a los barrotes, estaba en la celda de al lado. Una túnica negra cubría todo su cuerpo, ni siquiera se le veía la cara, aunque por la voz parecía una anciana.
—He escuchado todo... ¿Podrían decirme el nombre de la chica? —preguntó.
—Amy. Amy Rose. —respondí.
—Amy... —repitió ella en un susurro.
—¿Se encuentra bien? —preguntó Mighty.
Suspiró hondo y se sentó en el suelo, cerca de nosotros. Se retiró la capucha... era una eriza color avioletado con unos ojos verdes esmeralda. La reconocí de inmediato... sólo una persona podría ser poseedora de aquélla mirada.
—Llevo muchos años aquí, muchos años encerrada y aunque vestida con estas garras que me ven... un día fuí alguien. Vivía en éste mismo palacio, cuando Athens era una prometedora ciudad en la que brillaba el sol. El cielo estaba siempre claro, el arte, la música y los colores llenaban las calles y todos éramos felices... hasta que llegó él.
—¿Tenshi? —preguntó Honey.
—Sí... provocó esa contaminación que hoy nos cubre con sus fábricas, prohibió el arte y los colores vivos, y fue adueñandose de todo hasta que llegó aquí, amenazando a mi familia. La lucha fue terriblemente sangrienta, poco a poco fue terminando con la vida de mis seres queridos hasta conseguir el trono e imponer su tiranía por todo el planeta. Mató a mi esposo, mató a mi hija Nimue... A mis criados, mayordomos, damas de compañía, niñeras... todos a sangre fría.
—¿Y cómo es que usted...? —preguntó el armadillo.
—No sé por qué me dejó vivir... supongo que esa era la mayor tortura para mí y para mi yerno. Vivir encerrados recordando una y otra vez como mataba a nuestros seres queridos. Mi yerno Edward se rindió y le cedió el trono con tal de que no le siguiese ni hiciese daño a nuestro tesoro más preciado.
—Un momento... eso significa que...
—Mi nombre es Natalie Rose.
***
Narra Amy
El guardia me llevó al despacho desde el que habíamos caído. Casi al instante dos gatas vinieron a buscarme.
—Tienes qué venir con nosotras —dijo una con una leve sonrisa.
—¿A dónde? —pregunté desconfiada.
—Para la cena de ésta noche el amo ha ordenado que te arreglemos.
—Ha dicho que de no aceptar sus condiciones no le dará información alguna —dijo la otra.
No tenía más remedio que acceder, necesitaba saber la verdad a toda costa. Las seguí hasta una especie de termas romanas, allí me ayudaron a quitarme la ropa y me di un baño de burbujas mientras lavaban mi cabello. Al salir me envolvieron en un albornoz y me peinaron y maquillaron. Me pusieron un vestido largo, muy parecido al que mi madre solía usar cuando yo estaba pequeña. Era en tonos dorados y verdes, con zapatos dorados. Me dieron un colgante... era con el símbolo de una rosa, el emblema de Athens. Después de analizarlo un poco, lo noté... ¡Éste es el colgante de mi madre! Me acompañaron al comedor y me dejaron sola... con Tenshi.
—Digna ropa para alguien como tú.
—¿A qué viene todo ésto? —pregunté molesta.
—Todo a su tiempo... primero cenemos algo, seguro estás hambrienta.
Nos sentamos en la larga mesa, uno en cada extremo. Cenamos en silencio, mientras los criados servían tratando de hacer el menor ruido posible.
—¿Bailamos? —propuso al terminar.
Narra Shadow
—Antes de morir, mi hija Nimue se encargó de sacar de aquí a lo más importante para ella... supongo que ya sabrán qué...
—Amy... —respondí.
—¿Qué va a hacer con ella? ¿Le dará la información? —preguntó Mighty.
–Lo dudo...
—Tenemos que salvarla. No puedo dejar que le pase nada. No, a ella no... —hablé.
Teníamos que salir de aquí cuanto antes, pero, ¿Cómo?
Entonces recordé... saqué la esmeralda del caos y destrocé los barrotes con un lanza caos.
La abuela de Amy caminaba lo más rápido que podía, no era muy mayor pero llevaba demasiado tiempo allí abajo. Cuando llegamos a la puerta, un grupo de guardias nos atacó. Honey se encargó de poner a salvo a la mujer mientras que Mighty se quedó a ayudarme. Demonios, tengo poca munición.
—Mucha guardia y pocas balas... —comenté mientras ponía el último cargador.
—¿Mano a mano? —sugirió el armadillo.
—Tengo una idea mejor... —sonreí.
Mighty podía hacerse una bola, muy dura gracias a su armazón, aunque no era capaz de atacar ni de moverse a mi velocidad. Le levanté en el aire y con mi fuerza caos le hice girar rápidamente, golpeando con potencia a nuestros oponentes, dejándolos inconscientes y pudiendo seguir nuestro camino.
Desde el pasillo comenzamos a escuchar música, seguimos hasta encontrar de dónde salía... topándomos con una enorme y gruesa puerta.
Narra Amy
La pista de baile era enorme, con lámparas colgantes, espejos por todos lados y el suelo en blanco y negro, como una tabla de ajedrez. Comenzó a sonar una suave música y Tenshi y yo comenzamos a bailar.
—Hace algunos años, llegué a este planeta. En ella reinaba una noble familia, su emblema era una rosa —comenzó a decir.
Instintivamente toqué mi colgante, él asintió.
—Te pareces mucho a tu madre, aunque tienes los ojos de tu abuela... Edward y Nimue deberían de avergonzarse de haberte enviado tan lejos sin una sola explicación —noté su ironía.
—¿A qué te refieres?
Paró en seco de bailar y nos paramos frente a un espejo, poniéndose detrás de mí.
—Hace 18 años, nació lo que sería la descendencia de la familia Rose. Al principio pensé que eras solo una intrusa más, pero cuando te vi... cuando te vi lo comprendí todo. Eres idéntica a tu madre, pequeña.
—¿Dónde están ellos? ¿Y mis abuelos?
—Cuando cumpliste 8 años, tus padres te enviaron fuera, ¿no? Pues verás... por esa época un gran hombre se hizo amigo de tu padre, pero como cualquier avaricioso como yo... quería poder. Para no hacerte largo el cuento, amenacé con unas cuantas sumas de euros... grandes cantidades... Todo por no dejar que te pasase algo, creando una guerra con mi planeta. Entonces decidieron enviarte lejos, aunque después me desaparecí para que ellos creyeran que me había rendido, haciendo que volvieras. Cosa que pasó, pero yo era más inteligente. Envié un atentado amenazando a tus padres de nuevo... entonces hicieron que te fueras de nuevo a otro planeta, el cual nunca supe cual fue. Tu madre se encargó bien de ocultar toda la información con respecto a ti, para que no te encontrase. ¡Y mírate! ¡Has sido tú la que ha venido a mí!
—¿Dónde están ellos?
—Edward y Natalie sufriendo por ahí. Y a Nimue y William... los maté.
Sentí como mis fuerzas se flaqueaban... el malvado mono me sujetó fuerte, de manera que no pudiese caerme o escapar.
Mi madre y mi abuelo... muertos... todo por... por el maldito poder. Por ello me enviaron a Mobius sin explicación alguna... no... no... no... no...
—¡¿Por qué lo hiciste?! —le grité con lágrimas en los ojos.
—Como dije, mi planeta era muy pequeño y yo quería este. Pero se negaron dármelo... juré matar al tesoro de la familia y hoy, años después, te tengo aquí.
Quise soltarme y echarme a correr, pero no me dejó. Sacó una daga de su bolsillo, la empuñadura era de oro cubierta con piedras preciosas...
—Esta daga le pertenecía a tu padre, y fue con la que maté a su suegro y a su amada esposa. Y ahora, por fin... a su heredera —rió.
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