David

Enciendo un cigarrillo, mientras mi padre se sirve un té de una pequeña mesa.

―Mi querido hijo, parece que hiciste muchas cosas este último tiempo ―acota cuando vierte el contenido de la jarra en la taza.

―Como acordamos ―le aclaro ―. Lo qué no entiendo es, ¿por qué me buscas si tú mismo me echaste de aquí? ―Exhalo el humo.

Se ríe.

―Detalles. Además, hay negocios que atender.

―¡Ja! ¿Contigo? Ninguno. Ve a pedirle eso a tu hijo favorito ―refiriéndome a Brayton.

―Pero este negocio es particularmente tuyo ―me avisa ―hablo claramente del pasado.

Ruedo los ojos.

―El pasado me tiene sin cuidado ¿Por qué te llevaste a mi mujer? ―Sonrío. Me escucha Crista y seguramente me mata. Me gustaría ver su cara oyéndome decir eso.

―Porque sabía que no vendrías si simplemente te llamaba ―Se ríe ―¿Quieres ir a verla? Está en tu cuarto. Lo dejamos impecable, tal cual como lo dejaste.

Conociendo a Crista, ya me lo rompió por completo.

―Ni creas que me voy a quedar por aquí ―Tiro el cigarro al tacho y comienzo a caminar en dirección a mi habitación.

―Eso ya lo veremos ―Sonríe y luego hace una pausa ―. Ah, por cierto, tu hermano está cargado, te va a costar entrar ahí. Yo qué tú me apresuro y lo detengo ―Vuelve a reír.

Espera un segundo, sabe que Nick se movió, el viejo no es fácil de engañar, aunque el morocho haya esquivado la seguridad. Aumento mi paso y voy hasta dónde se encuentran.

―¿Interrumpo algo? ―pregunto cuando los veo apuntándose.

Brayton sonríe y cierra la puerta detrás con su mano que está libre.

―En lo más mínimo ―Baja su arma al mismo tiempo que Nick ―¿Ya terminaste de hablar?

―Sí, y supongo que ahora tengo que hablar contigo.

―Estás en lo correcto ―exclama seriamente.

El morocho se ríe.

―Qué proceso más largo.