74. La sinceridad ante todo
Nick entra sonriendo y aunque ve a David no deja de hacerlo.
―Buenos días, Señor Lovelace ¿Se divierte?
―Siempre me divierto ―le responde con superioridad.
Primero miro al tatuado.
―¿Se puede saber para qué viniste? ―Luego observo al mafioso ―¿Y tú por qué todavía no te has ido? ―Me cruzo de brazos.
Antes de que David diga algo, Nick se adelanta.
―Me voy.
―¿Qué? ―Me sorprendo ―¿A dónde?
―Tengo asuntos pendientes que atender ―Pone las manos en sus bolsillos ―me vine a despedir. Aunque veo que estás ocupada ―Lo mira al inglés que juega con su corbata.
Este continúa sonriendo.
―¿Y dónde quedó tu lealtad? ―se burla.
―¡Huy! Golpe bajo ―Se ríe el morocho ―yo que tú no haría eso.
―¿Por qué? ¿Me vas a matar?
Y yo me pregunto ¿A dónde está yendo está conversación?
―Si fueras mi blanco, no durarías ni un segundo ―advierte Nick.
David se ríe.
―Que divertido, me pregunto ¿Debo temerle a un exsicario o lo sigues siendo?
―Has averiguado de mí, no me sorprende. La última vez que hablamos, fue así.
―Si van a hablar estupideces, mejor hablen afuera ―acoto interrumpiendo la conversación, que no me parece nada interesante ―. Además ¿A dónde rayos te vas? ―Vuelvo a preguntarle al morocho.
―A Rusia ―responde directo.
―¿Para qué? ―Lo observo desconcertada.
―Ya que estamos siendo sinceros ―Levanta las manos ―voy a asesinar a alguien.
¿Y así de fácil lo dice? Lo admito, yo estoy loca, pero últimamente los de mi alrededor están más locos que yo. ¿Me importa? No.
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