Crista

Noche, fiesta, baile, adoro ser el centro de atención. Estoy en un boliche y disfruto del sonido de la música, pero lo mejor, son las miradas envidiosas de las mujeres, sufren porque los hombres me miran a mí y no a ellas. Amo el sufrimiento ajeno, eso me revitaliza, solo tengo que mover mi cadera y ya puedo sonreír de satisfacción. Tontas, cómo si realmente me importaran sus machos, mejor sola que mal acompañada ¡Ups! Creo que me equivoqué, es hora de atender mi libido, gran espalda, listo para comerse. Camino hasta el machote y me hago la linda, me mira con lujuria, así que no necesito usar dinero.

Paso una noche ardiente y como mala persona que soy, abandono al pobre y hasta lo dejo encerrado en la habitación.

Llego a Lovelace Company y entro a la oficina principal de David, él me está esperando ahí. Sigue igual de prepotente, es insoportable.

―Mis acciones no han bajado, pero si vamos a hacer negocios, exijo un acuerdo con firma y sello en papel. Firmado y revisado por mis abogados ―aclaro directo, a mí nadie me va a engañar.

―¿Es de lo único que hablas? ¿Trabajo? ―Camina hasta mí y me toca el cabello, se acerca para besarme, pero lo esquivo ―Huy, que agresiva.

―Estás confundido ―me burlo ―que nos hayamos acostado no significa nada para mí, espero haberte roto el corazón ―Me río.

―Obvio qué sabía eso ―Se acerca a mi rostro nuevamente ―mujer fatal ―susurra ―. Sé dónde estuviste anoche, es más, he vigilado cada movimiento tuyo, después de que nos acostamos ―dice serio.

―¿Disculpa? ―exclamo desconcertada.

―Eso que oíste ―Se separa de mí ―nunca pensé que me obsesionaría contigo, pero ya llegué a ese punto y sin darme cuenta ―Ahora es él quien de ríe.

―¿Eres idiota? ―pronuncio de manera arisca.

―Para nada, sólo me divierto.

Okey, un acosador en mi vida, no importa,puedo controlarlo.