Entro al restaurante y camino hasta la mesa del problema. David me sigue detrás, con esa maldita sonrisa de victoria. Visualizo a Violette, besuqueándose con Carter.

Sonrío y me quito los lentes de sol.

―Qué lindo, siempre es bueno ver a parejas felices ―pronuncio con sarcasmo.

―Bella ―Sonríe mi exmarido ―Ingly, me pidió jugar un juego, así que aquí estoy.

―¿Ingly? ―Levanto una ceja.

―Es por mi idioma ―Se ríe Violette.

―Me encanta tu acento ―Sigue con su brazo puesto al rededor del cuello de ella y me enervan, pero sigo sonriendo ―¿No les parece encantador?

―A Greek goddess, no le interesa ese tipo de trivialidades ―exclama el inglés y luego se sienta. Me hace una seña para que me ponga a su lado, ruedo los ojos y después lo hago ―¿Ordenamos algo o ya pidieron? ―pregunta a los supuestos tortolos.

―Yes, ya pedí ―responde la castaña ―¡Ah, smack! ―exclama la palabra "justo" en su idioma, cuando el camarero trae la bebida ―Para la pregnant un jugo ―Me acaba de... Con esa cara burlona ¡¿Me acaba de provocar?!

―Otra vez ―acota Carter ―. Eres una fábrica de bebés, pobres criaturas.

―Disculpa, pero eso se hace de a dos ―aclara David.

―Ah entonces tú eres el desafortunado ―Luego me mira a mí ―¿Ya dejaste de torturar a Daniel? Que divertido.

―¿Desafortunado? Yo me siento dichoso ―responde el inglés ―. No he tenido la oportunidad de conocer a Daniel Wallas, pero ¿Por qué el interés? ―pregunta atento en el tema.

―Fui su abogado ―Se ríe ―. La verdad, me divertí mucho en esos días ―Lo recuerdo, casi me arruina todo el malévolo plan.

―¡Uf! Como me aburren ―Bufa Violette ―¿No tienen otra cosa de que hablar? ―Toma de su copa de vino y me mira con malicia, evidentemente para provocarme.

Me está buscando y me va a encontrar. Uh sí, ya estoy viendo su destrucción.

Nadie se burla de Crista Ricoy, sin pagar las consecuencias.