Crista

Entro al baño de mi casa y sumerjo mi cuerpo hasta mi cuello, en el agua caliente. Cierro los ojos, que relajante. Suena el timbre, mi relax se arruinó. Salgo de la bañera y me pongo una bata, miro la hora ¡¿Pero quién toca el timbre tan tarde?! Llego a la puerta de entrada y la abro.

Debí haberlo sospechado.

―Hello, Greek goddess. Si me recibes así, tengo que venir más seguido a la Argentina ―Sonríe.

―David ¿Te he dicho lo insoportable que eres? ―Intento cerrarle la puerta, pero logra entrar igual.

―Qué mala ―Se ríe. Camina como si estuviera en su casa y se sienta en el sillón ―. Vine hasta aquí, me crucé todo un océano por ti, ¿y así me recibes?

―¿No puedes dejarme ni un día en paz? ―Ruedo los ojos.

―No, porque quiero pasar todos mis días contigo.

―Uh si te ibas a poner cursi, prefiero vomitar. Ya lárgate ―Señalo la puerta.

―¿No quieres saber si maté a Carter Elek?

―Si estás aquí, fanfarroneando. Seguro, no le tocaste ni un pelo ―aclaro lo que pienso.

―¿Te casas conmigo? ―dice de repente.

―Te dije que no, deja de molestar ―exclamo irritada.

―Oí que mi hermana, estuvo merodeando en tu empresa. Vas a tener problemas con Pietro ―se burla.

―Métete en tus asuntos.

―Pero si todo lo que te rodea, son mis asuntos ―Continúa sonriendo ―¿Will you marry me? ―Vuelve a preguntar, pero en su idioma.

Ruedo los ojos.

―¿Qué es lo que no entiendes de la palabra "no"? Ya vete de mi casa.

―Pero me gusta tu sillón, me quedaré aquí ―aclara y se pone más cómodo todavía.

Decidido: Lo mataré mientras duerme.