51. Orgullosa obsesión
Sonrío de medio lado y no puedo evitar comenzar a reír. No sé qué se le pasó a David por la cabeza, para decir esa estupidez ¿Casarme? ¿Yo? Qué buen chiste.
Parece que no le molesta mi risa, así que empiezo a burlarme.
―Claro ¡Por supuesto! ―exclamo con sarcasmo ―y de paso, digámosle a Carter, que me entregue en el altar, que Daniel Wallas, sea el cocinero del salón, Katerina que tiré pétalos por todo el piso y por último, agarramos las cenizas de mi padre y las lanzamos sobre tus familiares ―Borro mi sonrisa ―será muy divertido.
―Qué agresiva ―Él sigue sonriendo ―creo que si no hubieras respondido eso, no serías Crista pero... ―Vuelve a agarrar mi barbilla y acercarse a mis labios ―deberías tomarte más en serio lo que te digo.
―¿De verdad crees que mi obsesión por Carter es tan grande como para casarme contigo y salvarle la vida? ―Le golpeo la mano para que deje de tocarme.
―Sí, si lo creo.
―Mi orgullo es mucho más grande que mi obsesión, antes de ver tu cara todos los días, preferiría ser enterrada viva ―exclamo seriamente ―¿Y sabes qué? Eso es lo que debí haber hecho hace tiempo ―Lo empujo y me aparto ―. Me voy, quédate con Deluxe de España, ya no me interesa, tengo otras sucursales ―Lo ignoro y comienzo a caminar.
―Te vas a arrepentir ―Noto su tono molesto, pero no lo miro ―no me conoces.
Sonrío y me giro a verlo.
―Tú tampoco a mí.
―¿Segura? ―Sonríe.
―Mucho ―Visualizo un taxi y me retiro lo más rápido que puedo. Mientras el hombre conduce le dejo un mensaje de voz a Nick, para luego mirar al conductor ―. Al aeropuerto.
Es hora de volver a Argentina.
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