47. Lágrimas de una diosa
David
Obligo a Crista a moverse, la hago ir conmigo hasta el laboratorio y esperar a que me den el resultado. En todo este proceso, forcejea sin lograr zafarse de mi mano e intenta convencerme para que la suelte. Obviamente no le doy ni una oportunidad y cuando me entregan el papel, otra vez la hago caminar sin dejarle opción.
Una vez que nos reunimos con el ginecólogo y le entrego el resultado a este, Crista me mira con odio y a mí solo me causa gracia. Al sentarnos, el médico comienza a hablar.
―Veamos ―Se pone los lentes y posa su dedo en el papel ―cromosoma XY.
―¿Y eso que significa? ―pregunto ya que Crista sigue intentando ignorar el tema.
Sonríe.
―Es un niño.
La bella rubia levanta la vista y mira al doctor, borrando su semblante enojado a uno pensativo.
―Un... niño ―susurra en un tono casi imperceptible.
―Sí, así es, un niño ―le responde. Aunque no creo que Crista se lo haya preguntado. Más bien, pienso que lo dijo para sí misma.
Ella baja la vista y un pequeño rubor comienza a crecer en sus mejillas.
―Un niño... ―repite en tono bajo ―eso es... bueno... ―susurra, parece que le gusta el resultado.
Entonces analizo la situación, Crista perdió una beba y tiene una hija con el hombre que arruinó su relación con Carter. Eso quiere decir, que a las niñas las ve como algún tipo de desgracia. Alguna especie de trauma es generado a través de esa situación.
Sonrío orgulloso, yo soy el que ha traído al primogénito, la buena suerte me persigue a mí, soy un genio.
Basta de adorarme a mí mismo, la diosa griega tiene una faceta inocente que no conocía. Admito que la Crista dominante me encanta ¿Pero que hay con esa inocencia que la mantiene pensativa? Al parecer, esa también me enciende.
Gira la vista, encontrándose con mis ojos, regresa a la realidad y se levanta rápidamente para irse. El color verde de mi iris, me empieza a molestar. Enseguida, me pongo en marcha y la sigo.
―¡Crista! ―la llamo pero no me contesta ―Crista, espera un segundo ―La detengo agarrando su mano ―¿Qué ocurre? ―La giro y me sorprendo.
La verdad, no sé cómo reaccionar. Está llorando, son lágrimas de tristeza. La orgullosa diosa griega, intenta ocultar su llanto en frente de mí. Entonces la abrazo.
―No llores, Greek goddess.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top