2. El magnate mafioso
Actualidad.
David
La colilla de mi cigarro se está por acabar, mis ojos verdes observan al hombre sentado en la otra punta de la mesa.
―¿Sabes cuánto dinero me has hecho perder?
―Perdóneme, por favor.
Es lo único que saben decir. Sonrío.
―¿Por qué? Esta empresa tiene mejores empleados que usted.
―¡Puedo mejorar! ―exclama asustado.
No es para menos, no soy cualquier tipo de empresario, ni mucho menos alguien sin poder, soy un magnate, rico y poderoso.
Me levanto de mi asiento y camino hasta él. Muevo el cigarro entre mis dedos.
―¿Qué dijiste? ―Me hago el que no escuché para burlarme.
―Puedo mejorar... ―repite y pongo lo que queda del cigarrillo en su mano ―¡Ah! ―Se agarra con la otra por el dolor.
―Por supuesto que vas a mejorar, porque si no lo próximo que quemare, no será tu manito.
Ah lo olvidaba, también soy algo mafioso, creo que estoy siendo bastante modesto, quise decir también soy alguien muy turbio.
Salgo de la oficina y mi asistente se me acerca, me avisa.
―Señor Lovelace, la jefa de Deluxe ha solicitado verlo.
Cierto, Deluxe hemos estado estafando a la sucursal de aquí ¿La jefa? Entonces esta mujer viajó a este país, sólo para detenerme. Sonrío, debe ser una vieja amargada y aburrida, la engañare muy fácil y me quedaré con sus otras empresas también.
―¿Dónde? ―pregunto y me señala la oficina principal.
Cuando abro la puerta y la veo, levanto una ceja, sorprendido. Esto no es lo que yo creía. Aquella despampanante melena rubia, ojos cafés hechizantes y unas facciones preciosas, si las diosas griegas existieran, una reencarno en una humana e hizo presencia ante mí.
Sonrío, no era lo que esperaba, pero esta sorpresa me encanta.
―Un gusto conocerte.
Levanta la vista y con cada movimiento que hace me emociono.
―Crista Ricoy ―se presenta y sonríe, dejando de estar perdida en sus pensamientos.
Me acerco y beso su mano.
―David Lovelace, a tu servicio.
―Así que... ¿Quieres hacer negocios con Deluxe?
A tu empresa la puedo derrocar y me quedo contigo como premio.
―Me encantaría hacer negocios contigo ―Soy tan falso, que me admiro a mí mismo.
―Eso lo veremos.
Algo oculta, lo noto en su mirada, pero voy a descubrirlo y me voy a divertir.
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