Entro a la central de policía como si nada y pregunto por el encargado que realiza las investigaciones internacionales. Cuando consigo pasar a su oficina, hago una sonrisa cínica.

―¿Cómo es que no lo imaginé? El asqueroso tenías que ser tú.

―Primo ¿Cuál es el problema? ―Se ríe August.

―Así que cambiaste de bando. Bueno, mejor para mí, así me cobro el secuestro que le hiciste a mi mujer.

―Trabajo, es trabajo ―Se acomoda en su asiento tranquilamente.

―Tú no eres el infiltrado de Matthei, sólo eres un traidor ―Continúo con mi sonrisa pero esta vez es de satisfacción ―. Voy a hacerte hablar y no de una manera linda.

―¿Aquí? ¿Ahora? ¿Entre tantos policías? ―se burla.

Camino hasta él, lo levanto de la chaqueta y sus ojos se abren en grande. No vio venir mi rápida reacción.

―Aquí no, ahora tampoco, hay que ir a un aeropuerto y de manera sutil ¿Me acompañas? ―le digo apuntándolo en la espalda con su propia arma reglamentaria de oficial, rápido y sin que pudiera preverlo, ni nadie notarlo.

Asiente nervioso y me acompaña hasta mi auto. Hora de la parte dos de mi plan. Soy tan malo, estoy tan orgulloso de mí.

Me encuentro con Brayton en el aeropuerto, el cobarde de August me señala quienes son los hombres de Matthei y nos preparamos, listos para un tiroteo de bandas mafiosas.

Todo puede ocurrir.