166. Cierra tus ojos

Luego de un vuelo corto en helicóptero, David me sonríe y sólo quito mi vista de ese hermoso verde.

―¿Qué ha pasado con Brayton y Dasha? ―pregunto intentando una conversación para alejarme de este silencio incómodo.

―Están muy bien, felizmente casados ―Continúa alegre.

―Ah...

No puedo seguir esta charla.

Se levanta del asiento cuando aterrizamos y me ofrece su mano otra vez, la cual acepto. Camino por un camino de arbustos hasta que se detiene.

―¿Preparada?

Ruedo los ojos.

―Ya qué.

Terminamos de pasar y mis ojos se abren en grande al ver el mar. Suelto su mano y corro hasta la playa.

―¿Y qué te parece? ―Él viene caminando.

―Lo recordaste ―Siento mis mejillas arder.

―Tengo una muy buena memoria ―exclama con alto ego ―soy el mejor.

Sonrío y luego miro el agua.

―Eres un tonto.

―Un tonto enamorado ―agrega ―¿Te casas conmigo?

―No ―digo tranquilamente mientras siento el viento en mi cara ―esto es trampa ―cierro los ojos para oír el sonido del mar ―. Tan relajante.

―Ciertamente ―Oigo como se posiciona a mi lado aunque sigo prestando atención al sonido del agua.

Hay silencio.

Otra cosa que se acuerda. Abro los ojos y lo miro, él los tiene cerrados, su sonrisa continúa ahí. Entonces yo también lo hago, se me forma una sonrisa espontánea.

―Que bobo.

―Estoy esperando mi beso ―Se ríe y yo levanto una ceja.

―Ah, ¿sí? ¿Y quién va a besarte?

―Tú, aunque... ―Hace una pausa ―si me besas ahora estarás diciendo que te gusto, o sea sin palabras.

―¿O sea qué puedo romperte el corazón ahora mismo?

―Sí, ahora mismo.

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