164. Siempre ten un plan B
David
La próxima vez, piénsalo dos veces.
Me dijo mi padre cuando yo era un pequeño niño que sólo lloraba viendo la sangre en el suelo.
Mi amigo había muerto por mi culpa.
Padre me denomina "el hijo rebelde" no hago nada de lo que él quiere, aunque eso implique la muerte y eso le costó la vida a la persona más cercana a mí.
Pero aprendí una lección con ello.
Siempre tienes que tener un plan B.
Camino por los pasillos acercándome al lugar dónde está el salón de la capilla. Me posiciono en el altar y me acomodo el moño de Brayton. Adonis se las ha ingeniado para encerrar a padre en una habitación, cuando lo vea le daré un gran aplauso.
Giro mi vista cuando oigo la música y vuelvo de mis pensamientos sonriendo, pero mi expresión amigable desaparece.
―¡¿Dasha?! ―exclamo sorprendido, visualizando el extraño vestido de novia de Crista, que parece más o menos arreglado, de un corte en su parte inferior.
―¡Tú! ―expresa ella frunciendo el ceño ―¡¿Pero qué pasa aquí?! ―Tira el ramo ―¡¿Y Brayton?! ―grita alarmada.
Bufo.
―Adivinare, Crista te pidió que intercambien ―Me río ―. Otra cosa que tenemos en común.
Hace puchero.
―¿Y ahora qué? ¡Ya me había ilusionado!
Saco mis lentes de sol ocultos en mi bolsillo, me los pongo y sonrío con aire de ganador.
―Hora del plan B.
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