Crista

La vestuarista está impactada, obvio todos los vestidos de novia que me he probado, me quedan a la perfección ¿Para qué mentir? Soy hermosa. Una Reina ¿Y dónde está Nick para decirme eso? Ruedo los ojos. Otra vez desapareció. Bueno, ya volverá como el siervo que es.

Observo detenidamente el lugar, parece que aquí se han casado todos los Lovelace, es bonita esta finca. Me compraré una igual pero sin capilla, ya que eso ni es necesario. Miro a afuera, viendo el ambiente silvestre, recordando como llegue a esta situación.

Horas antes.

―Cásate con Brayton ―De repente el viejo feo dice.

Lo miro sorprendida.

―¿Para qué quiere que me case con su hijo mayor?

―Para que obviamente no te cases con el menor ―Sonríe.

Ruedo los ojos.

―No se preocupe, no me voy a contraer matrimonio con ninguno de sus hijos.

―Piénsalo, te liberarías de tu indecisión, además Brayton no está enamorado de ti, puedes tirarle los cuernos cuando quieras y serías libre de ese peso que sientes. No tienes que darle un sí a David y pelear a la vez con tu orgullo, porque ya estarías casada ¿Qué tal? ―Levanta de su taza y toma un sorbo.

Frunzo el ceño y medito por lo que me intenta convencer.

―¿Qué sabe usted de eso?

―Las cámaras hablan ―Señala la pared y levanto la vista viendo una ―y soy muy observador ―Vuelve a reír.

Regreso a mirarlo.

―Viejo, digo Graham ¿Y por qué está tan seguro de que Brayton dirá que sí?

―No te preocupes por eso, yo sé cómo manipular a mi hijo más obediente y si decide no cooperar, tengo mis métodos.

Y fue así como terminé cerrando un trato con un audaz líder de los demonios.