Entro a la habitación dónde está Crista y veo cómo la diosa griega duerme plácidamente. Camino en silencio y me acerco a la cunita que está al lado de la cama dónde se encuentra ella.

Mi hijo tiene pegado un pequeño cablecito, sólo por control, ya que no nació en fechas. Sin embargo el doctor dijo que es tan sano, que ni siquiera hay que preocuparse.

Apoyo mis brazos sobre la barandilla de la cuna y muevo mi mano tocando la que a comparación de la mía, es tan diminuta como adorable.

Sonrío.

―Eres producto de una fechoría de papá ―Me río por lo bajo ―pero no me arrepiento, ¿sabes? Se nota que eres el hijo de una diosa, eres inmortal, joven guerrero ―exclamo el significado de su nombre mientras lo miro hipnotizado. Mi celular suena y salgo de mi estado paternal bufando ―¿Sí?

―Jefe, debo informarle algo ―oigo a mi empleado del otro lado de la línea.

―¿Informarme el qué? ―Levanto una ceja.

―Daniel Wallas ha venido a Inglaterra, parece que la búsqueda de la niña se efectuó, porque la ley se está movilizando ―me explica y lo escucho atentamente.

Parece que mi padre tiene gente estúpida trabajando para él si los reconocieron y papi Wallas se nota que no quiere esperar.

―Averíguame si Douglas Matthei está al tanto ―le ordeno y corto.

Debo asegurarme de todo y no perder la pista en nada. Un paso en falso y esto puede terminar en catástrofe.

La zona del aeropuerto es su territorio, mala jugada padre, muy mala.

Mi exsuegro tiene la ventaja.