133. Yendo a la clínica

David

Oigo a Crista llamarme y abro los ojos. Observo que posa su mano sobre su vientre con dolor y me levanto enseguida.

―¿Qué ocurre? ―pregunto con preocupación.

―Evan...

―¡¿Qué?! ¡¿Ya?! ¡¿Ahora?! ―Me sorprendo entendiendo.

Me pega un cachetazo.

―¡Sí! ¡Ya! ¡Ahora!

Ni en el dolor se le quita lo de diosa. Está que echa chispas por el enojo.

Me visto rápido y la levanto entre mis brazos, se sobresalta, sólo tiene un camisón puesto.

―¡¿Qué haces?! ―pregunta nerviosa.

―Nos vamos a la clínica ¿Qué más? Si esperamos a la ambulancia, tardaremos una eternidad ―le explico y comienzo a caminar en dirección al garaje.

Elijo el auto más cercano y la siento en el asiento del acompañante. Rodeo el auto, entro y empiezo a conducir.

Cuando llegamos, la levanto otra vez y veo la preocupación en sus ojos, entonces le sonrío.

―Todo va a salir bien, estoy aquí, no dejaré que nada malo pase.

Se sonroja.

―Te pasas de cursi.

Aunque ha intentado atacarme con su respuesta, se aferra con fuerza a mi cuerpo mientras nos adentramos en la clínica. 

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