123. Derechos de paternidad

Crista

¿Pero qué es lo que acaba de pasar? Y maldita sea, que siento una punzada horrible en el pecho.

Estaba furioso, nunca lo vi así de enojado y encima me afecta ¡Maldición, no me puede afectar!

Me revuelvo el cabello.

―Esto está mal ―murmuro angustiada.

No, esto no está mal, está peor. Debí haberme alejado de él hace mucho. Estoy perdiéndome en el círculo del amor. Al que no quiero entrar nunca más.

No puedo creer que me afecte tanto, el que se haya enojado de esa manera. No lo puedo permitir, debería estar riéndome de su desgracia.

Yo gane, está irritado y no sabe qué hacer.

¡Se supone que eso debería alegrarme!

Me agarro de la mesa sintiéndome mareada.

"Nada de estrés" dijo el médico.

Yo no tengo estrés, yo no me estreso ¡Es su culpa!

¡Es toda su culpa!

Yo debería estar en Argentina, debería estar burlándome de algún idiota, debería...

―Mami ¿Por qué lloras?

Me sobresalto al oír la voz de Katerina y levanto la vista.

―Lo siento ―dice Nick que está en la puerta con la nena ―como vi a David salir, pensé que ya no estabas por aquí.

Frunzo el ceño y me refriego los ojos.

―Me largo ―Los ignoro y paso por al lado.

―Mami... ―me llama la pequeña y me detengo ―yo me porto bien.

Me mantengo callada, voy a decir una de las mías si hablo y Nick va a cortarme el cerebro.

―¡Ya nos vamos! ―grita el morocho.

―¡Pero mami, pero mami! ―se queja la nena.

―Nick Nick tiene un juego por aquí ¡Vamos, vamos!

Me giro y mira cómo se va siguiéndolo. Menos mal, ya me veía diciendo algo que no debía.

¡¿Y por qué razón le quite la paternidad a David si no sirvo como madre?!

Debí haberle entregado al niño como hice con Daniel.

Bueno, eso sería ilógico, porque aún lo tengo aquí dentro. Mi cerebro va explotar de tanta estupidez.

Lo hice para hacerlo irritar, creo que no medí las consecuencias de eso. Aunque, eso no quiere decir que no quiera a Evan, pero es mejor que este lejos de mí.

Necesito un teléfono.

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