115. Un desafinado Nick
Camino por un sótano y me escondo detrás de la pared al visualizar un guardia. Levanto mi arma, pero no le disparo, sólo lo noqueo golpeándolo con esta. Luego apunto a la cerradura y abro la puerta de una patada.
―¡Miren es una rubia! ―grita el morocho atado en una silla y se ríe fuerte.
―¿Y a ti que te pasa? ―Levanto una ceja y lo miro detenidamente.
―No sé... pero todo da vueltas ¡Wiiii! ―Mueve la cabeza.
Miro cómo se comporta extraño y me doy cuenta.
―¿Cuanta droga te metieron en el cerebro? Estás loquito ―Me río. Miro la habitación rota ―. Parece que les diste pelea.
No creo que sea tan fácil atraparlo, seguro le metieron una trampa y para mantenerlo controlado le inyectaron droga en alguna comida. Cuando se le fue el efecto, tuvieron que pincharlo para que continúe así y les costó.
―¿A cuántos golpeaste sentado sólo en esa silla? ―Vuelvo a reír y me le acerco para desatarlo.
―Cuatro, cinco ¿Quién los cuenta? ―Hace una carcajada ―A uno le rompí la mandíbula de una patada. Auch, dolió... ¡Vamos a cantar!
―No gracias.
―¡La gallina turuleca... No así no era... Turururu... ¡La cucaracha, ya no puede caminar! Porque le falta... Lalala... ―canta y mezcla las canciones ―turururu...
Le quito la cuerda.
―¿Puedes dejar de hacer eso? Desafinas ―Bufo.
―Aleshka te va a castigar por tratarme así de mal ―Mueve el dedo y se levanta tambaleándose ―ella tiene la fuerza para matarte a ti y a todos ¡Vámonos de fiesta! ―Levanta el brazo.
―¿Qué capacidad es esa para cambiar de tema todo el rato? ―Lo miro desconcertado y luego me enojo ―¡Te puedes mover! ¡Deja de bailar!
―Amor... Amor... Amooor...
―Y cantar ―La desafinación es terrible. Me abraza ―. No me toques.
―Aleshka, dame un besito.
Ya está, paciencia acabada. Puñetazo. Auch, le dolió. Lo he dejado nocaut. Bueno, facilitemos las cosas. Busco una carretilla, lo tapo con una sábana para que nadie lo vea y salgo silbando de allí ¿Por qué? Porque ronca y casi me arruina el plan hasta dormido.
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