El doctor sale del cuarto y se me acerca para darme las indicaciones.

―Reposo absoluto ―dictamina.

―¿Y cómo está? ―pregunto preocupado.

―A pesar de que tiene la presión baja, está estable, pero es preferible que descanse ―explica y asiento. Entonces continúa ―. Por cierto, ¿me dijiste que tuvo un parto prematuro con anterioridad? ―pregunta y vuelvo a asentir, luego niega con la cabeza pensativo ―Habría que controlar, eso podría desencadenar en otro. Lo advierto, nada de estrés. Pero con tu familia no se puede esperar mucho ―acota al ser el médico familiar de esta casa.

Me río.

―Nos conoces bien.

Me despido de él y camino hasta la puerta del cuarto, pero no entro. Me detengo, debería primero averiguar información de Katerina. Me giro y me dirijo a buscar a Brayton. Cuando lo visualizo, lo encuentro con su celular chateando como siempre, así que me le acerco y le sonrío, mirando lo que escribe.

―¿La holandesa otra vez? Creí que ya habías olvidado esa relación a larga distancia.

Sonríe y me mira.

―Si andas de buen humor conmigo, quieres algo de mí, ¿a cambio de qué?

―Consígueme la información sobre la niña y yo hago que padre cambie de opinión sobre la holandesa ―Muevo las cejas ―. Dejarías de estar jugando con mucamas y verías a tu chica.

Levanta una ceja.

―Me lo pensaré ―Vuelve al celular sin sonreír y estando pensativo.

Ya te atrapé.