1. Katerina Wallas

Años atrás.

¿Por qué estoy aquí? Ya lo olvide y a mi mente no le importa. Camino por los pasillos del psiquiátrico, tocando mi vientre vacío, mi brazo está lleno de cicatrices, las cuales me había hecho antes de llegar a este lugar. Creo que me sobrepase y mi doctora me interno. Maldita bruja.

Llego al final del pasillo, como todos los días y entro a la sala de maternidad. Siempre a la misma hora, visualizo a la falsa Katerina en aquella incubadora. Nació prematura, tiene que estar allí, pero es injusto, ni la pude tocar. Me la quitaron en nada y la metieron allí.

―Crista, no puedes estar aquí ―Oigo a la enfermera acercarse.

Como de costumbre, no le respondo y miro hipnotizada la incubadora. La verdad, no hablo desde que nació Katerina, ¿Para qué hacerlo si no me escuchan?

―Crista, ven ―La enfermera amablemente agarra mi mano y me saca de allí ―. Si el doctor te ve aquí, se enojara conmigo.

¿Y qué me importa? Pero como estoy en un extraño trance, la obedezco. Antes hablaba, decía cosas como "Carter" "Carter volverá" "Él vendrá por nosotras". Creo que sí sonaba como loca. Ahora quizás me veo como una. Este estúpido vestido blanco de hospital, me hace ver gorda y retrasada.

―Quédate aquí ¿de acuerdo? ―Me sienta en una silla y me deja ahí, con los demás retrasados.

La rutina es la misma, voy a la sala de maternidad a esa misma hora y la enfermera me saca de allí. Una y otra vez se repite la situación hasta que...

―¿Por qué? ―Mi voz sale mirando la incubadora.

―Oh estás hablando ―La mujer se sorprende ―. Debo llamar al doctor ―Ella corre como si su vida dependiera de ello.

―¿Por qué es de ese hombre? ―digo frustrada ―lo detesto.

El médico me saca de allí y me sienta en su consultorio.

―Hola Crista ―Saca unas cartillas ―¿Reconoces esto?

―Es una estúpida letra ―Ruedo los ojos ¿Es idiota o qué? ¿Por qué me hace esa pregunta tonta?

―¿Sabes quién eres? ―Sonríe el imbécil.

―Crista Ricoy, renombrada millonaria, dueña de Deluxe y con un vestido horrible al parecer ―Miro mi vestimenta, me da asco.

―Oh es un avance enorme ―Festeja la tarada de la enfermera ―si sigues así, en breve podrás salir con tu hija de aquí ¿No te parece genial, Crista?

―¿Por qué me habla como si fuéramos las mejores amigas? ―le preguntó al médico.

―Porque ella es quién te cuida.

Cruzo mis brazos.

―No necesito que me cuiden, soy bastante independiente. Ahora denme un teléfono, tengo que hacer un llamado.

―No está depresiva y hasta da órdenes ―Se ríe el médico.

―Tengo que irme rápido y si no me voy rápido, vomitare ―No puedo estar un segundo más aquí.

―Lo haría, pero antes quiero saber a quién vas a llamar, no deseo que caías otra vez en el poso depresivo de antes.

―No voy a llamar a Carter ―Frunzo el ceño ―voy a llamar a mi hermano ―miento.

Cuando lo convenzo, el teléfono hace dos tonos y sonrío.

―Hola Nick. Necesito que me averigües algo, quiero saber quién es el maldito padre de mi hija, lo voy a destruir. Voy a destruir a todos en este maldito infierno.

~~~

Aunque no contaba con algo cuando salí de allí.

Me sonrojo.

―Volviste ―Visualizo los hermosos ojos verdes de mi esposo.

―Sólo pasaba ―Sonríe al entrar a mi casa, pero frunce el ceño cuando ve la cuna de Katerina ―. O sea que sí la tuviste.

Una punzada pasa por mi pecho.

―Es mi hija ―digo nerviosa.

―¿Segura? ―Me mira ―Que yo sepa, sólo hemos tenido una hija y la perdiste. Ya me aburrí ―Llega hasta la puerta ―ya empecé los trámites del divorcio, vine a avisarte eso.

Se retira, veo como mi angustia regresa, pero suena el timbre y me reincorporo. Corro y abro, pero frunzo el ceño.

―Ah eres tú ―Ruedo los ojos al ver a Nick.

―Qué mala ―Se ríe y levanta una foto ―ya te conseguí lo que querías, este es Daniel Wallas.

―¿Y quién es ese? ―Le saco la fotografía y la miro detenidamente, mi odio aparece cuando lo reconozco ―Es él... ―Tiembla mi mano ―me las pagara caro ―Levanto la vista al ver al morocho acercarse a la cuna ―¿Qué haces?

―Me encantan los niños ―Sonríe y su mano tatuada agarra la manita de mi bebé ―algún día voy a adoptar.

―¿Y por qué no tienes los tuyos propios?

―Soy estéril ―Hace una mueca ―. Pasemos a otro tema ¿Qué harás a partir de ahora?

―Ser una mala madre ―Me acerco hasta él.

―¿Por qué? Creí que querías a tu hija ―Me mira desconcertado.

Suspiro.

―Es preferible que me tenga lejos.

―¿Y a dónde la enviarás? ―pregunta confuso.

Levanto la foto.

―Con la única persona que la hará feliz.

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