𐄹 31
Caminaban despacio por las calles, sabiendo que en unos momentos el silencio desaparecería y sería reemplazado por los gritos en la corte.
— ¿Jisung?— el mayor apretó la mano de su pareja, queriendo llamar su atención.
Jisung alzó la mirada, observando al contrario con una interrogación en el rostro. Minho le sonrió, parando para acercarse a besar su frente.
— No te preocupes por lo que llegue a pasar ahí dentro, tienes las de ganar.— dijo, abrazando al chico y reconfortándolo con sus palabras.— Luego iremos a por un helado, ¿te parece bien?
Jisung, quien se aferraba al cuerpo del mayor mientras mantenía su cabeza apoyada en el pecho contrario, asintió, alzando nuevamente la cabeza, esta vez para depositar un beso en los labios de su pareja.
— Está bien.
Minho apretó la mano del menor, entrelazándolas. Ya estaban frente a la puerta, por lo que solo tuvieron que empujarla para entrar al lugar, escuchando el alboroto en que se había sumido la sala.
Varios ojos se posaron en el menor, quién, aunque al principio se encogió en su lugar, inmediatamente recuperó la compostura, sintiendo la mano entrelazada a la suyas. Juntos, avanzaron hasta donde Jisung se sentaría junto a Seungmin, quién se había ofrecido para ayudar al novio de su amigo.
— Voy a estar ahí atrás y me llamarán de testigo después, si necesitas algo solo tienes que gritarme y haré lo que me pidas.— dijo Minho, tomando el rostro del menor entre sus manos.— Intenta no alterarte.
— Lo intentaré.— murmuró, cerrando los ojos ante el tacto de los labios ajenos en su frente.
— ¡Qué conmovedor!
La exclamación hizo que la pareja se separara y dirijiese su vista hacia un hombre mayor, vestido completamente con un traje negro.
— ¿General?
— El mismo, Lee.— habló, confundiendo a Jisung. ¿Quién era ese hombre y por qué conocía a su pareja? Y, sobre todo, ¿qué hacía ahí?
— No es por ser descortés, pero, ¿qué hace usted aquí?— cuestionó Minho, adelantándose a Jisung. El hombre frente a ellos soltó una carcajada, mirando a ambos lados con arrogancia.
El General dió un paso hacia delante, reincorporando la expresión seria que tenía su rostro unos momentos antes.
— Tú, Lee Minho, estás despedido.— dijo, y antes de que el chico pudiera decir algo, volvió a hablar.— ¿Cómo te has atrevido a seguir con este caso sin consultarmelo antes?
Minho tragó saliva, bajando la mirada. ¿Cómo le habían descubierto? Sabía que su jefe estuvo sospechando por un tiempo de él, pero, ¿por qué en ese momento, después de que dejó el trabajo de "cámara"?
— Señor Park, sé que estuvo mal por mi parte empezar una investigación sin su consentimiento, pero sabe usted como son las leyes y los procedimientos en el país. Jisung no podría haber estado aquí hasta dentro de unos años si no fuera porque yo empecé a recopilar pruebas.
— ¡Si tiene que estar toda su vida esperando, lo hará!
Minho levantó la cabeza que hasta ese momento estuvo agachada como símbolo de respeto, alzando una ceja a lo dicho por el General.
— ¿Disculpe? Es verdad que mi acción estuvo mal, pero gracias a eso estamos aquí hoy, a punto de meter en la cárcel a ese chico que por alguna extraña razón siempre se les escapaba.— habló, intentando no perder el respecto mientras proseguía. Ese hombre siempre le había tratado con injusticia, poniéndolo en puestos más bajos que a sus compañeros y degradándolo con comentarios. Siempre le tuvo respeto por el simple hecho de ser un cargo superior, pero no podía permitir que infravalorara el resultado de su "error".
— Lee Minho, más le vale a tu noviecito que diga ahora frente a todos que los cargos que presenta son falsos, o no me haré cargo de las consecuencias que podrá tener ese flacucho si no me hace caso.
Los ojos de Jisung se abrieron a no más poder, sintiéndose pequeño ante la mirada del impotente hombre. Minho, que estaba cada vez más confundido y enfadado con las palabras que pronunciaba, se puso frente al menor.
— No entiendo qué pretende con esto, ese chico tendrá lo que merece, se hará justicia. ¿Qué ganaría usted si Jisung anula el juicio?
— No tengo por qué darle explicaciones a un policía de cuarta como tú. Hazme caso, ambos saldrán ganando.— eso fue lo último que les dijo, yendo a sentarse después en los asientos destinados al público. Minho lo observó irse, recapitulando en la conversación que acababan de tener. Estaba concentrado, intentando encontrarle sentido a la actitud de su ahora exjefe, cuando sintió un tirón en su chaqueta.
— Minho, ve a sentarte.
— ¿Estás bien? No le hagas caso, a veces tomaba de más en la oficina y soltaba estupideces.— el chico tomó la mano del castaño, sentándolo en su lugar mientras se ponía a cuclillas frente a él. Seungmin, preparando su guión en la silla junto a Jisung, les avisó de que quedaban cinco minutos para que empezara el juicio.
— ¿Seguro? Te han despedido por mi culpa.
Jisung sentía la culpa recorrer sus venas. Minho había sacrificado mucho por él, y él no paraba de darle más problemas.
— Han, eres de los productores más importantes de JYP, puedo usarte de Sugar y vivir perfectamente.— bromeó, acariciando las manos de su novio, quien rió por las ocurrencias del mayor.— Me voy a sentar, ya sabes que hacer si necesitas algo.
Después de decir eso, se alejó, dejando a Jisung solo. El menor miró a su alrededor, dándose ánimos a sí mismo para poder seguir. Había avanzado mucho durante los últimos meses, y aunque sentía algo de miedo por el hecho de que volvería a dirigirse a Jay, tener a Minho detrás le daba todo el apoyo que necesitaba. Además de que confiaba completamente en Seungmin.
— ¿Listo? No tardarán en venir.
Jisung asintió, girando la cabeza para ver a Minho alzar sus pulgares en señal de apoyo, como si fuera una madre orgullosa de su hijo en una presentación escolar. Sonrió, sintiendo la calidez invadirle. No podría haber llegado a dónde estaba si no hubiera sido por aquel extraño que decidió hablarle de la nada.
Justo cuando iba a articularle un "te quiero" con los labios, la gran puerta de abrió, dejando ver a Jay y a su madre entrar por la puerta. Su sonrisa despareció, y se obligó a darse la vuelta para no mirarlo más tiempo del necesario. Sabía que Minho se estaría preocupando, por lo que se dió la vuelta por un segundo para mostrarle un pulgar en señal de que estaba bien.
De reojo, miró a su ex-suegra. La señora Park siempre fue un amor de persona con él. Aún recordaba cuando llegaba a casa de Jay después de una fiesta, con el chico borracho. La señora Park llevaba a su hijo a dormir y no dejaba que Jisung se fuera sin primero cenar, hablando con él sobre cosas cotidianas mientras le daba de comer. Incluso la llegó a considerar una segunda madre para él.
Y era por eso que le daba pena verla así, tan alicaída, cuando antes solía ser todo lo contrario. Siempre se preocupó mucho por Jay, aún sabiendo que su hijo no se lo merecía. Sentía lástima por ella, porque mandar a Jay a la cárcel significaría que la mujer se quedaría sola, ya que su marido nunca se encontraba en su casa. Pero Jisung no podía hacer nada, Jay debía sufrir las consecuencias de sus actos. Él merecía vivir en paz.
— Ahora que están ambos lados, el juez va a entrar. Se les ruega que mantengan silencio en la sala.— un miembro del personal abrió la puerta, dejando ver al juez que se haría cargo de su caso.
Un hombre, alto y robusto, entró por la puerta, causando respeto con su sola presencia. Sus facciones estaban relajadas, pero Jisung se sintió intimidado con solo verlo ahí.
Después de dar por comenzado el juicio y exponer el caso, el hombre le dió la palabra al abogado de Jay, quien se levantó, listo para defender a su cliente.
— Señor, me parece incorrecto que esto se esté juzgando cuando aquel hombre que está acusando a mi cliente ni siquiera tiene pruebas de que algo así pasó.
Los presentes miraron a ambos bandos, viendo como Seungmin se levantaba de inmediato.
— Su señoría, tenemos las pruebas necesarias, incluyendo un vídeo dónde se ve claramente el trato que le dió el acusado Park Jay a Han Jisung en un bar.
— ¿Me lo puede mostrar?
— Por supuesto.
Seungmin cogió el pendrive, introduciéndolo en un ordenador conectado al proyector que haría que toda la sala pudiese verlo. Jisung estaba nervioso, pero sabía que era necesario para exponerlo. Miró de reojo a Jay, viéndolo sospechosamente contento. Frunció el ceño, confundido por su actitud tan confiada.
Las luces del lugar se apagaron, y en la gran pantalla se proyectó una cocina. Jisung miró a Seungmin, sin saber qué era eso.
En el vídeo se veía a Jisung poniendo la mesa en la que fue la casa de sus ex-suegos. Ahí solía pasar findes de semana con Jay, pero no entendía que tenía que ver esa escena con el caso.
Entonces, en la proyección se vio claramente como él mismo cogía machaba una pastilla y la introducía en un vaso de zumo.
Los gritos de confusión a su alrededor no se hicieron esperar. Vio a Seungmin intentar quitarlo, pero el responsable del ordenador se lo impidió por orden del juez, quien le hizo una señal con la mano mientras observaba atentamente la escena.
— ¡Jay! ¡La comida está lista!
Y tal y como Jisung recordaba, el chico entró a la habitación con una sonrisa, dándole un beso en la mejilla para después sentarse en la mesa.
— Tómate el zumo, te lo he hecho tal y como te gusta.
Y ahí terminaba la grabación. Las luces se encendieron.
Los ojos de todos los presentes se dirigieron hacia Jisung, quien sentía las lágrimas bajar por sus mejillas. ¿Cómo no iba a malinterpretarse algo así?
actualicé !!!
perdón por actualizar tanto tiempo después, la verdad es que no quería escribir un capítulo que no me gustara. reescribí esto varias veces, y no me sentía cómoda con ninguna escena pq sentía que la historia estaba quedándose sin chicha, no me gustaría haberla terminado con todo modo "pues pruebas, y a la cárcel" hay que sufrir un poco, ya que tengo el poder para hacerlo, lo hago.
espero que os haya gustado, me gustaría saber vuestra opinión sobre la historia <3 ya queda poco para el final !!!
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