Capítulo 48
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∆Narrador Externo∆
-¡Callate, idiota!- le grita, molesto- ¿Por qué no llamaste a las 2?
-Yuu-chan... Es una larga historia.
-No hay tiempo ahora, ambos tenemos que trabajar mañana...
-¿No quieres hablar?
-No es eso, sí quiero hablarte...
-¡Tengo que contarte la verdad! Akane y Lacus...
-Leí tus cartas- el silencio se queda unos cuantos segundos.
-¿Como? ¡¿Regresaste?!
-No, ni de cerca, los chicos pasaron por la casa antes de venir aquí y me las trajeron para leerlas, también me contaron lo que pasó contigo este mes...
Un largo suspiro suena del otro lado de la línea.
-No puedo decirte que es tu culpa por no escucharme, Yuu-chan, ya que yo tampoco sabía que había pasado, pero ¿Qué hacemos ahora?
-Seguir con nuestras vidas- contesta, desanimado.
El corazón de Mika se rompe al escucharlo.
-No estarás hablando en serio...
-No, idiota, tenemos que vernos- se ríe un poco, la tensión va desapareciendo.
Extrañaban hacer eso. Extrañaban hablarse.
-Perdón- sueltan al mismo tiempo, sorprendiéndose más.
-Yo... No sé donde vives- intenta hacerlo hablar.
-Mantrofol- Yuu lo nota y decide no hacerlo sufrir más.
-Eres un exagerado- suelta Mika- ¿Quieres que vaya... Allá... Para hablar?
-No hables así, puedes venir, te mandaré la dirección desde aquí...
-¿Y tu celular?- pregunta.
-Murió.
-¿Qué?
-Justo cuando llamaste se apagó y no lo conecto aún, así que no creas que realmente quería colgarte.
El rubio deja salir otro suspiro de alivio.
-Despistado, como siempre.
-¡Ya lo sé! Dejame en paz- el rubor le cubre el rostro, apenado-. Mejor no te hubiera contesta...
Un dolor fuerte lo atacó en la cabeza, volteo para ver a su hermana apuntándolo con un zapato, desafiante, el otro descansaba a su lado. Un zapato dolía más de lo que creía.
-Saluda al idiota de mi parte y deja de gritar, todos quieren dormir- dice antes de salir.
-¿Escuchaste?- pregunta cuando ya están solos de nuevo.
-Claro y fuerte. Deja de gritar o Levi y Ciel se levantaran a patearte el trasero.
-Entonces voy a susurrarte- se ríe bajo.
-No, ve a dormir, mañana ambos tenemos trabajo... Y ya estoy más tranquilo.
-Sí...- su felicidad baja un poco.
-¿Te parece que llegue pasado mañana? Así tomo la semana de vacaciones y dejo a Ferid a cargo.
-¡Sí!- aún que se esforzó por no sonar ansioso su tono fue peor.
La risa del rubio lo hizo sonreír, algo en su pecho iba subiendo, un sentimiento cálido y muy cursi. Un impulso de soltar dos pequeñas palabras.
-Buenas noches, Yuu-chan- se despide.
-Buenas noches, Mika...
-Te amo- y cuelga.
Ese sentimiento siguió subiendo, cruzando todo su cuerpo, abriéndose paso, arrasando con sus sentidos.
-Te amo- susurra aunque sabe que no será escuchado.
Se apresura y escribe rápidamente su dirección en un mensaje de texto para enviarlo al celular de Mika. La sonrisa no se va de su rostro.
Deja el celular en el lugar donde lo encontró, se decide por dormir de una buena vez. Ya era muy tarde y seguro que tendría unas ojeras enormes al despertar por desvelarse tanto.
Cae dormido, rápido, como si una nube llegase a tomarlo y llevárselo lejos, a un mundo de fantasía.
Despierta con una luz extraña al rededor, pero no le toma importancia, se levanta con emoción, se baña mientras baila y se cambia mientras canta. Cuando baja nota que no hay ningún olor a comida por la casa, tampoco ruido, sale a revisar, pero el auto tampoco está. Es extraño, por lo que decide quedarse sentado en las gradas, esperando por su hermana.
Justo cuando está por irse dentro, un frío lo abraza con fuerza, un auto muy conocido se estaciona frente a él y salé la persona a la que más deseaba ver desde hace mucho tiempo: Mika.
-¡Mika!- se levanta y corre hacía él, emocionado y con el corazón desbocado.
El rubio parece estar muy tranquilo, serio, frío y distante.
-Hola, Yuu- le saluda, indiferente, suelta bufido.
Yuu intenta abrazarlo, pegarlo a él para disculparse mutuamente y, tal vez, si el destino lo quería, darse un beso de bienvenida, pero él lo aleja de un empujón.
-Apartate, solo quise hablar contigo de nuevo porque ya no me hace daño tenerte cerca. Ya no siento nada por ti, Yuu, quiero desmentir todo. Yo no quiero regresar contigo, solo quería dejarte eso en claro. Amo a Akane.
El corazón de Yuu, ese que era frágil cuál cristal, esta destrozándose en más de mil pedazos al escuchar eso.
No podía hablar, no podía moverse para correr y resguardarse en la seguridad de su hogar. No podía esconderse de Mika para que el dolor se terminará y le dejara en paz.
Estaba tan serio y actuaba tan frío que el tiempo se congelo, él solo podía verlo a los ojos mientras la imagen se distorsionaba por las lágrimas.
Inmediatamente abrió los ojos, encontrándose con la oscuridad de su habitación, se sentó y confirmó sus sospechas: había sido una pesadilla.
Dos lágrimas bajaron por sus mejillas, había sido algo espantoso, algo en lo que no quería pensar más para poder olvidarlo.
-Mierda- murmura mientras vuelve a acostarse, el reloj de mesa muestra que son las cuatro de la mañana-. Dos horas para dormir.
Cierra los ojos, el cansancio y el llanto lo hacen caer dormido de nuevo.
Al despertar (y esta vez en serio, se pellizcó para confirmarlo), el olor de la comida lo guió para hacer su rutina diaria y bajar a desayunar en compañía de su hermana y amigos.
-Buenos días- saluda, en la cocina solo están Izbell, Eren y Levi.
-Buenos días- saludan los tres.
Yuu toma su lugar en la mesa para esperar el desayuno mientras habla animadamente con sus amigos. Nadie más estaba despierto porque eran sus vacaciones. Durante la comida se dedicaron a escuchar la conversación que Yuuichiro y Mikaela habían tenido, comentando lo tontos que ambos habían sido.
-Nos vamos al trabajo, ya saben que mi casa es su casa. Hagan lo que quieran- se despide Izbell de sus amigos.
-Menos tener sexo- agrega Yuu antes de salir.
El trayecto a la editorial es muy corto, estacionan el auto en en lugar de siempre, en recepción cada uno de los hermanos toma su camino hacía departamentos diferentes. Yuu pasa el día en juntas, discutiendo y dando ideas. Era agotador. Su almuerzo fue en la oficina y, al terminar su jornada laboral, Izbell llegó a decirle que tardaría más en su trabajo, que partiera el solo a casa, igual no estaban los chicos, ya que todos querían ir a conocer más la ciudad.
Yuu regresa cansado, solo quiere ir y tirarse en su cama para dormir hasta el día siguiente, pero su vecino, Nelson, lo para en la entrada.
-Hola, Yuu ¿Donde está Izzy?- le pregunta.
-Se quedó hasta tarde, una amiga la va a pasar dejando- le cuenta, sonriendo.
El chico alto y de ojos extraños sonríe.
-Yuu, hay algo de lo que quisiera hablar contigo.
-Ah ¿Sí? ¿Qué es?- pregunta, sin mucho interés.
-Bueno... Tú sabes... Llevamos un mes de conocernos... Y me pareces un chico lindo así que... ¿Quieres salir conmigo?
La expresión de Yuu se congela, el terror pintado en sus ojos.
-Sí, Yuu-chan, ¿Quieres salir con él?- esa voz.
Cuando Yuu voltea el rostro se encuentra con la persona a la que más quería ver en el mundo: Mikaela Hyakuya. Pero su reencuentro no fue la típica escena romántica.
Mika estaba furioso, cruzado de brazos y apoyado contra su auto, sus hermosos ojos azules estaban asesinando al chico que estaba junto a su amado.
Mierda. Doble mierda, piensa Yuu, ¿En serio un chico le estaba pidiendo salir cuando su ex-novio (del cuál aún está enamorado) decide presentarse para solucionar todo?
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