Capítulo 41

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Narra Izbell

Una mañana peculiar; Mika no había pasado la noche en nuestra casa. Hace tres días que Eren y Levi se fueron, y la costumbre de Mika era quedarse con nosotros. Ayer fue diferente.

-Tengo un asunto pendiente, perdón- fue lo que nos dijo antes de irnos de la empresa.

No le hayamos problema. Seguimos nuestra rutina hasta la mañana siguiente en la empresa.

Llegamos justo cuando Shinya y Guren entraban a las oficinas.

-¡Buenos días!- saludamos.

Vamos rumbo a los ascensores hasta que una extraña escena nos detiene.

-¿Ese no es Mika?- le pregunto a Yuu, escondiendonos en el acto.

El rubio estaba frente a el cubículo de una secretaria, nos daba la espalda, pero el rostro de la muchacha era muy visible.

-Akane- suelta Yuu.

Tomo su brazo para que no se le ocurra hacer una locura, como una escena de celos. Esta temblando, no necesito ver su expresión para saber lo frustrado que esta.

Nos dedicamos a observar desde la distancia. Mika parece relajado a su lado, en momentos sonríe o se ríe, extraño para los dos. Akane esta sonrojada, sonríe y se juega la trenza. Tengo ganas de golpear a alguien.

-Vámonos- pide Yuu, saliendo del escondite.

-Espera, idiota- le hago regresar al lugar-. Escucha.

-¿Salimos esta noche, Mika-kun?- pregunta inocentemente la chica.

-Claro- contesta el otro-. No tengo planes para esta noche.

Todo se derrumbó, dentro de Yuu... Dentro de Yuu.

-Vámonos- esta vez le hago caso.

Justo cuando pasamos por delante Mika se inclina sobre el escritorio para darle un beso en la mejilla a esa chica.

-Oh, santa mierda- murmuré, caminando más rápido.

Dentro del elevador Yuu se deja llevar por el sentimiento.

-¡Ese maldito infiel!- grita.

-Calmate, Yuu- pido, un poco asustada-. Deja que él te lo aclare.

Yuu se ríe, algo en él se rompió.

Bajamos en la misma planta de todos los días, saludamos a los conocidos hasta llegar a nuestra oficina... O eso queríamos.

-¡Buenos días, Clearke!- le saluda Lacus a mi hermano.

-Lacus- saluda él, frío.

-Ven, Yuu, necesito hablar contigo- lo llama.

-Yo me adelanto- le digo-. Ve.

Dejo a mi hermano ir con Welt, puede sonar loco pero si Mika los ve tal vez entra en razón.

Entro para encontrarme un desorden en la oficina.

-¿Qué pasó aquí?- pregunto, entrando.

-¡Izbell, gracias a Dios!- se alivia Yoichi-. Calma a la bestia.

-¿Bestia...?

Un grito me interrumpe.

Yoichi y Kimizuki se apresuran a recoger los papeles del suelo en el momento que Ferid sale de su oficina. Tiene los ojos irritados, el cabello suelto y muchas lágrimas bajando por sus mejillas.

-Hoy es un día extraño- suelto.

Como puedo calmo a Ferid, que no deja de lloriquear, por lo que no entiendo que le pasó.

-Ferid, si no me dices no sabré que te ocurre.

-Es que...- toma un respiro profundo-. Perdí a Marie.

-¿Ah?

-Hice algo que no le gustó y se fue toda la noche a casa de una amiga- llora.

-Ya decía yo que sería una idiotez- suspiro-. Ve a hablar con ella.

-Pero...

-Nada. Apurate.

Sacamos a Ferid de la oficina justo para ver una escena extraña: Mika sale del elevador cuando Yuu iba a subir al mismo acompañado de Lacus.

-Oh, mierda- soltamos los tres al ver.

-Yuu-chan- escuchamos decir a Mika.

Tragedia, pienso yo, esto va a terminar en pelea.

Pero no. Mika sale y se hace a un lado para que Yuu entre con Lacus.

Más extraño.

Decidimos entrar de nuevo y comenzar con el trabajo, Mika solo nos saluda, no hace más, se encierra en su oficina el resto del día. Yuu llega media hora después de haberse ido.

-¿Yuu? ¿Te sientes bien?- pregunto, asustada por como se ve.

Él sonríe. Una sonrisa falsa.

-Como nunca- afirma y continúa.

El día transcurre en un silencio total. En la oficina solo el sonido de las teclas, papeles moviéndose y las llamadas entrantes se escuchan. En el almuerzo tuvimos una conversación extraña con los chicos, se notaba que ninguno se sentía normal. Ferid había logrado hablar y convencer a su hermana. Mika no salió de su oficina cuando llegó la hora de irnos. De regreso a casa con Yuu, él ni siquiera tocó la radio.

-Yo cocino hoy- me dice al entrar.

Decido dejarlo solo si eso es lo que quiere. Me refugio en mi habitación mientras él cocina. Otra cosa extraña. De ser un día normal Mika sería el encargado de preparar la cena.

-Hace dos días que estos dos actúan extraño... Desde el viaje de los chicos, mejor dicho... Han estado... Distantes- pienso en voz alta.

Giro sobre la cama y tomo mi celular para mandarle un mensaje a Ciel.

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Cielito-kun:

Hoy fue un día extraño, Ciel.

¿Qué pasó? ¿Mika y Yuu no han tenido sexo?

Están actuando extraño. Hoy Yuu habló con Lacus, Mika no hizo nada para detenerlo... Y tú sabes lo celoso que es ese chico.

Okay. Eso es extraño. ¿Hablaron el día de hoy?

Ni una sola vez. Mika se encerró en su oficina y Yuu no fue a buscarlo.

¿Estan peleando? ¿Desde cuando?

Hace como tres días atrás que los noto extraños, pero Yuu no me dijo nada de eso.

¿Quieres que investigue con Sebastian? Puedo hablar casual con Mika para preguntarle.

Hazme el favor, yo intentaré sacarle información a Yuu aquí.

Esta bien. Ciel: fuera.

Clearke: fuera.

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La conversación con Ciel me hizo entender una cosa: la relación de estos dos se estaba jodiendo.

Bajo con poca seguridad en las palabras que voy a usar. Necesito saber si Yuu esta bien.

Justo cuando estoy entrando a la cocina Yuu dobla un papel y lo guarda en su bolsillo.

-¿Yuu?

-Ya esta lista la cena, sientate- pide.

Prefiero hacerle caso para aplazar un poco la tormenta que se viene. La cena va de nuevo con un silencio cargado de pesadumbre. Al terminar Yuu dice que va a dormirse, yo le digo que lavaré los platos. Tocan la puerta.

-Yo abro- le digo.

En la puerta estaba nada más y nada menos que Mikaela Hyakuya.

-Izbell, necesito hablar con Yuu-chan.

Yuu comienza a subir las gradas, sin escucharlo.

-¡Yuu!- lo llama desde donde está.

Mi hermano se gira con el odio plasmado en la mirada. Mala señal.

-No tengo nada que hablar contigo- responde, frío.

-Pero... ¿De que hablas, amor?- Mika parece un poco herido.

-No me llames así, hipócrita ¿No tienes una cita hoy?- los gritos comienzan.

Estoy en medio, por si acaso.

-¿Qué? Si no es contigo no tengo ninguna cita.

Yuu llega a el con la furia comiéndole por dentro, saca el trozo de papel que le vi doblar antes, lo desdobla y se lo muestra.

-Hasta aquí, Hyakuya- suelta el papel y corre a su habitación, cerrando de portazo.

Me inclino para recoger lo que hizo enfadar a Yuu. La tristeza me invade al ver la fotografía impresa. Es Mika besando a esa tal Akane.

-Idiota- es lo único que puedo decir, dándole la fotografía.

Lo empujo un poco, parece ido, en estado de shock. Cierro la puerta en su cara.

Voy por mi teléfono y escribo un mensaje de texto rápido.

Ciel, Mika besó a Akane.

El resto de la noche Yuu ignoró mis llamados, no salió del cuarto ni porque le suplicara. Mika tardó un poco más en irse, aún así no llamó de nuevo a la puerta.

Y lo peor se avecinaba.

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