CAPÍTULO 35
KATHERINE
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La casa era oficialmente nuestra; ya todos los documentos estaban firmados y dentro de poco nos mudaríamos; Asher y yo nos estábamos encargando de transportar nuestras cosas a la nueva casa y todavía me quedaba un viaje pendiente a Nueva York para recoger algunos recuerdos importantes y algunos juguetes que Rebecca deseaba traer a casa.
La boda se celebraría pronto; solo quedaban algunas semanas y aunque estábamos corriendo con los preparativos; eso era justo lo que ambos queríamos; tanto Asher como yo deseábamos estar casados y nos emocionaba planear la boda, aunque también nos estaba agobiando.
Estos días habían sido algo caóticos; Asher había regresado a los entrenamientos y yo había vuelto al trabajo, lo que, sumado a todos los preparativos de la boda y la mudanza a la nueva casa, nos tenían bastante ocupados, por lo que justo ahora tener unos minutos de tranquilidad solo para mí era algo que disfrutaba.
Llevaba horas en la sesión de fotos y finalmente había terminado, así que me relajé en uno de los sillones mientras una de las chicas deshacía el elaborado peinado que me habían hecho para la sesión y justo entonces mi celular comenzó a sonar llamando mi atención.
- ¿Buenas tardes? – respondí con calma
- Señorita Irons; le habla el encargado de la posada Independence, me dejó indicaciones de llamarla si una chica venía a pedir una habitación y preguntaba por usted.
En cuanto escuché sus palabras, dejé de respirar y sentí que mi cuerpo se petrificaba; cuando dejé la comunidad la última vez en verdad estaba preocupada por mi hermana y justo por eso le di los medios para salir de ahí si es lo que ella deseaba; pero, aun así, no fue una sensación de tranquilidad la que me invadió, si no una sensación de ansiedad y desesperación, sin embargo, no podía ponerme a pensar en mis sentimientos en este momento; mi hermana tomó una decisión y no iba a dejarla sola.
- Por favor, que se mantenga en la habitación; dígale que voy para allá – respondí y después de escuchar su afirmación, terminé la llamada
No podía esperar ni un solo segundo; mi hermana me necesitaba; así que llamé a Brenda de inmediato para que consiguiera un avión privado y salí casi corriendo hacia el aeropuerto para ir a buscarla.
- Girasol, voy saliendo del entrenamiento, ¿Sucede algo? – preguntó Asher cuando respondió a mi llamada
- Samantha me llamó; iré a buscarla; Brenda consiguió un avión, volveré lo más rápido que pueda
- ¿Quieres que vaya contigo? – preguntó y sonreí al escuchar la preocupación en su voz
- No; quédate con Rebecca; volveré pronto – respondí con calma – Te amo; nos vemos en casa
- Te amo, girasol; nos vemos en casa
Cuando llegué al aeropuerto, me guiaron hacia la zona de salida de los aviones privados y una vez que nos pusimos en camino; me concentré en las palabras que le diría a mi hermana cuando la viera.
Samantha había tomado una difícil decisión, pero también estaba segura que lo pensó mucho antes de finalmente decidirse a salir de la comunidad y sin ninguna duda, la apoyaría de ahora en adelante; ella tenía derecho a vivir su vida, tenía derecho a elegir y yo le daría eso; la oportunidad de aprender, de experimentar y crecer.
Cuando el avión aterrizó, me apresuré a dirigirme a la posada y una vez que me indicaron en que habitación se encontraba mi hermana, subí corriendo y toqué la puerta intentando mantener mis nervios bajo control, pero en cuanto Samantha abrió; me tiré sobre ella para abrazarla.
- Sam... - murmuré sin soltarla y ella se refugió en mis brazos – ¿Estás bien?
- Gracias por venir por mí
- Por supuesto que iba a venir; no te dejaré sola – aseguré con firmeza y ella sonrío
- Jeremiah me trajo – murmuró y me aparté un poco para que ambas ingresáramos a la habitación
- ¿Ah sí? – pregunté sorprendida y cerré la puerta
- Papá acordó mi compromiso con el hermano del obispo – susurró bajando la mirada y eso me hizo fruncir el ceño – Quiere limar asperezas por lo que sucedió con tu compromiso...
- ¿El hermano del obispo no estaba casado? – pregunté haciendo memoria
Según lo que recordaba del tiempo en el que estuve en la comunidad; el hermano del obispo era un par de años mayor que él y para cuando me fui; ya estaba casado y su esposa esperaba a su primer hijo.
- Su esposa murió hace algunos meses y se quedó solo con sus dos hijos – respondió bajando poco a poco la voz – Busca esposa...
- Y de seguro a papá le pareció una gran idea – murmuré, molesta
- Es un miembro respetable de la comunidad
- Es un hombre que te dobla la edad; con dos hijos y que seguro espera tener otros cinco más
- Jeremiah dijo lo mismo cuando escuchó el plan de papá...
- Por eso te trajo
- Él solo... me preguntó si eso es lo que yo quería y... le dije que no; por eso me ayudó a salir de la comunidad y me trajo hasta aquí – su voz se entrecortaba y sus manos temblaban lo que aumentó mi rabia - Él te dejó una carta – murmuró extendiéndome un trozo de papel que guardé inmediatamente en mi bolsillo
- Tenemos que salir de aquí – declaré con seriedad - ¿Traes alguna cosa?
- Solo esto – respondió mostrándome un pequeño bolso
- Necesito que te cambies de ropa antes de poder irnos – dije observándola
Le pedí a Samantha que me esperara en la habitación y salí de la posada rápidamente para comprar algo de ropa en la tienda más cercana; después le pagué al encargado de la posada por la habitación y le di una generosa cantidad de dinero por su silencio; esperé a que Sam estuviera lista y aunque se veía algo incómoda, me dio la mano para que saliéramos de ese lugar.
No teníamos más tiempo que perder; en cualquier momento mi padre o Michael podrían encontrarnos y harían lo que fuera para llevarse a Sam con ellos, así que teníamos que irnos muy rápido antes de que pudieran alcanzarnos, por lo que tomé de la mano a mi hermana y prácticamente emprendimos una carrera contra el tiempo y solo fue hasta estar nuevamente a salvo en el avión que finalmente pude respirar con tranquilidad.
Samantha estaba nerviosa y asustada por volar; además tenía cientos de preguntas y el miedo era evidente en su rostro; pero no tenía nada que temer; una vez que llegáramos a San Francisco me encargaría de que ella tuviera sus documentos en orden, así como su seguro de salud y le daría el apellido Irons para que comenzara de nuevo, así como yo lo hice hace años; a partir de ahí, el cielo sería el límite y le enseñaría todas las cosas hermosas que el mundo tenía que ofrecer.
Samantha podría volver a estudiar, podría aprender todo lo que nos negaron y podría relacionarse con toda clase de personas; por supuesto que la cuidaría, pero también le permitiría vivir y le mostraría que no todo lo diferente era malo, a veces solo era diferente y en ocasiones extraordinario.
Me tomó algo de tiempo conseguir que Samantha se tranquilizara, pero después de estar en el aire durante algún tiempo, al fin se relajó y ya fuera por el estrés o el cansancio, fue quedándose dormida y solo entonces me aventuré a sacar la carta que me había escrito Jeremiah.
Katherine:
Si estás leyendo esto, significa que Sam está a salvo; sé que ella estará mejor contigo que aquí en casa y aunque me duela verla irse, sé que solo contigo tendrá la oportunidad de tener una vida diferente.
Cuando me enteré de los planes de nuestro padre para Sam, supe que ella jamás sería feliz aquí; en realidad, se parece mucho más a ti de lo que a nuestros padres les gustaría admitir; Sam sueña despierta como tú solías hacerlo y merece más que solo quedarse aquí a cumplir los deseos de nuestro padre; quiero que nuestra hermana alcance sus sueños, quiero verla feliz y deseo que encuentre el amor, así como tú lo hiciste; no me importa si se enamora de un forastero o elige quedarse sola; solo me importa que sea feliz y si al final decide regresar a la comunidad, igual tendrá mi apoyo.
Cuídense mucho ambas; las quiero y espero que Dios las acompañe
Guardé la carta de Jeremiah en mi bolsillo y me quedé observando a Samantha dormir; ahora ella era mi responsabilidad y la cuidaría; todo sería nuevo para ella, todo sería sorprendente o aterrador; pero no enfrentaría esta nueva etapa de su vida por si sola; ella me tendría a mí, tendría una familia muy grande dispuesta a ayudarla y eso sin duda haría la diferencia.
Cuando llegamos a la ciudad y Samantha despertó, sus nervios regresaron, por lo que no dudó en volver a tomar mi mano con fuerza y no la soltó durante todo el camino hasta que llegamos al departamento y aunque yo me mantuve tranquila, hablándole un poco sobre lo que nos rodeaba, aun así, ella no conseguía relajarse.
- Aquí estaremos viviendo, al menos durante unas semanas más – dije entrando al departamento con Samantha a mi lado – Ya tenemos una casa, pero todavía estamos en proceso de mudanza
- ¡Ya llegaron! – escuché el grito de Asher y sonreí al verlo venir hacia nosotras, aunque su grito por un segundo asustó a Sam
- ¡Hola! – exclamó Rebecca corriendo hasta nosotras y la tomé en mis brazos para cargarla mientras que saludaba a Natalie que justo venía detrás de ella
- Hola... - murmuró mi hermana a mi lado y le sonreí con dulzura animándola a acercarse
- No sabíamos que les gustaría comer, así que pedimos un poco de todo – dijo Asher abrazándome por la cintura mientras nuestra hija insistía en bajar de mis brazos
- Tía Sam – dijo mi pequeña acercándose a mi hermana que seguía quieta en su lugar mirando todo con timidez - ¿Vamos a comer? – preguntó Rebecca extendiendo su mano hacia ella y aun con nervios; mi hermana tomó su mano, dejándose guiar por mi pequeña e inteligente hija
Nos sentamos a la mesa y aunque el ambiente, la comida y las costumbres eran diferentes para Samantha; tanto Asher, como Natalie y Rebecca se esforzaron por hacerla sentir cómoda y ese gesto me conmovió.
Samantha probó un poco de cada cosa que Asher había ordenado y sus reacciones me parecieron adorables; todo la sorprendía y ver como poco a poco se relajaba con nosotros me hizo muy feliz; el día había sido largo y agotador, pero finalmente estábamos a salvo y todos los problemas se estaban resolviendo.
Cuando terminamos de comer, Rebecca se entretuvo con su padre y con Natalie dándonos un momento a solas a mi hermana y a mí, lo que nos vino bien ya que el cambio que había pasado Samantha había sido drástico.
- ¿Cómo te sientes? – pregunté con suavidad
- Es... diferente – admitió sin mirarme
- Por ahora tendrás que dormir con Rebecca, pero pronto nos mudaremos y tendrás tu propia habitación – dije sonriéndole con dulzura – Mañana me encargaré de tus documentos y si quieres podríamos mirar escuelas o quizá contratar un tutor para que aprendas en casa mientras te adecuas a todo este lugar; entiendo que es un gran cambio
- ¿Cómo lo hiciste? – preguntó tomándome desprevenida - ¿Cómo pudiste enfrentarlo todo sola?
- Tenía miedo; lo tuve durante un largo tiempo, pero aprendí a enfrentar ese miedo; tenía que hacerlo por mi bien y el de mi hija; al inicio fue muy difícil, pero conocí personas maravillosas y aprendí mucho – admití perdiéndome por un segundo en mis recuerdos – Pero tú no estarás sola, Sam; me tienes a mí y tienes una gran familia; espera que conozcas al resto de los chicos, al entrenador Bryant y a Brenda, ellos son increíbles; te aceptaran, te querrán y te cuidarán como un miembro más de la familia; jamás estarás sola, hermanita y te apoyaré en cada paso
- Tengo miedo, Katy; ¿Qué pasa si tomé la decisión equivocada?
- Yo también solía preguntarme si había cometido un error, pero la vida me demostró que todo ocurre por una razón y Dios siempre tiene un plan para nosotros
- Papá debe odiarme y mamá... ella se quedó sola
- Papá es difícil, pero algún día se dará cuenta de que hicimos lo correcto y en cuanto a mamá; ella lo entenderá, así como Jeremiah lo hizo y ellos no están solos, se tienen el uno al otro y mamá todavía tiene a nuestros hermanos pequeños para acompañarla y tal vez cuando haya pasado un poco más de tiempo y las cosas se estabilicen podríamos ir a verlos; pero por ahora, quiero que pienses en ti; sueña grandes cosas, Sam, sé que esos sueños se harán realidad y aunque ahora te sientas perdida, estoy segura que encontrarás tu camino y tu propio destino.
- Te quiero, Katy; te quiero mucho – dijo abrazándome y la estreché con fuerza entre mis brazos
- Yo también te quiero, Sam – respondí con suavidad mientras la soltaba – Puede que sientas miedo – dije acomodando su cabello detrás de su oreja – Pero piensa que hay todo un mundo allá afuera que te espera; todo un mundo lleno de colores y belleza listo para que lo pintes.
Mi hermana me sonrío de la misma forma que lo hacía cuando éramos niñas y pude ver en sus ojos un destello de emoción; puede que tuviera miedo, era sensata esa reacción, pero cuando el miedo pasara, se daría cuenta que este mundo, tan extraño y diverso, tenía mucho que ofrecer.
Sam y yo hablamos durante un poco más de tiempo hasta que mi pequeña hija se acercó a nosotras y con una sonrisa, se llevó a Sam para mostrarle su habitación y sus juguetes; mi hija estaba muy emocionada de tener a Samantha en casa y aunque era un cambio para todos nosotros, me sentía feliz.
- Tendremos que acelerar un poco la mudanza; este lugar nos queda pequeño – dijo Asher mientras terminábamos de limpiar la cocina
- Gracias por apoyarme y dejar que Sam este con nosotros
- Es tu hermana y es familia; además, necesita nuestro apoyo ahora más que nunca – respondió haciéndome sonreír – Cuando la vi, pensé en todo lo que tuviste que pasar cuando llegaste a la ciudad; no sé si te lo dije antes, pero, fuiste muy valiente, girasol
Asher me rodeo la cintura con sus manos atrayéndome hacia su cuerpo y centré la mirada en sus ojos; esos hermosos ojos azules en los que siempre conseguía perderme; no importaba cuantos años pasaran, no importara cuanto cambiáramos; esto siempre sería correcto; nosotros siempre seríamos la decisión correcta y ahora podía verlo con claridad.
- Lamento no haber estado para ti, girasol; lamento que tuvieras que ser valiente tú sola
- Yo lamento haber huido por tantos años
- Yo también hui – murmuró sin dejar de mirarme – Pero jamás volveré a hacerlo; te lo juro, Katherine; nunca más estarás sola y aunque tenga que atravesar el mundo entero, siempre te encontraré
- ¿Siempre? – pregunté acercándome a sus labios
- No existe lugar al que no te seguiría ni tiempo capaz de separarnos; eres mi camino, girasol; eres mi hogar y mi corazón
- Te amo, Asher... - murmuré contra sus labios
- Y yo siempre te amaré – respondió antes de besarme.
Enfrentamos muchos retos; nos herimos, nos lastimamos y nos alejamos; ambos escapamos del otro por temor y nos hicimos mucho daño, pero ahora finalmente estábamos juntos y cada momento lo atesoraríamos para siempre; Asher era el hombre que amaba y eso nunca cambiaría, no importaba si pasaban diez o cien años, nuestros sentimientos eran sólidos y eternos.
Por muchos años intenté olvidarlo; intenté convencerme de que podía dejar nuestro amor atrás, pero en el momento en que nuestros ojos se cruzaron, todo volvió y mi alma tiró hacia la suya como si se reconocieran de otra vida.
Asher y yo nos pertenecíamos; estábamos hechos el uno para el otro, más que una fantasía, más que una historia de amor; lo nuestro siempre estuvo predestinado, tal vez de eso se trata el amor; de encontrarse, aunque corran en direcciones opuestas; quizá esos son los más grandes amores, los que se reconocen sin importar la distancia o el tiempo; porque en el segundo en que nuestros ojos se cruzaron por primera vez en aquella casa, cuando solo éramos dos jóvenes con vidas completamente diferentes; fue en ese momento en que todo cambió, atando nuestras vidas para siempre.
Una vez Asher me leyó una frase de uno de los tantos libros que me llevaba cuando apenas nos conocíamos y ahora estaba segura de que esas palabras eran reales; porque no tenía idea de que estaban hechas las almas, pero la mía y la suya eran lo mismo; él era mi elección y amarlo nunca sería un error, no importaba cuantos obstáculos se nos presentaran o cuan difíciles fueron las cosas en nuestra historia; no importaba nada más que este momento, porque sí, pasamos por mucho dolor y nos equivocamos gravemente, pero lo que sentíamos y lo que sentimos ahora el uno por el otro valió la pena; errar es de humanos, pero aprender de esas equivocaciones y esforzarse por no volver a cometer los mismos errores era lo importante y nosotros aprendimos la lección; aprendimos sobre quienes éramos, aprendimos a ser fuertes, a ser valientes y nos encontramos nuevamente cuando estuvimos listos para ser lo mejor para el otro.
El amor no siempre es sencillo, el amor no siempre viene en hermosos colores, a veces tenemos que luchar un poco más, a veces es necesario enfrentar el dolor para valorar la alegría de un corazón que te ama con pasión; a veces es necesario confiar en nosotros mismos y seguir nuestro camino, después de todo, si dos personas están destinadas a estar juntas, sus caminos eventualmente volverán a cruzarse.
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¡Y FIN!
CUÉNTENME QUÉ LES PARECIÓ LA HISTORIA
SIN DUDA ADORÉ ESCRIBIRLA
AUNQUE AUN FALTA EL EPÍLOGO
¿QUIEREN QUE LO SUBA HOY O ESPERAMOS?
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