CAPÍTULO 31
KATHERINE
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Todos estaban en silencio y eso comenzaba a ponerme nerviosa; necesitaba respuestas o al menos necesitaba que mi padre hiciera las preguntas que habían quedado libres en el aire; pero nadie hablaba y eso estaba por volverme loca.
- ¿A qué te referías con lo que le dijiste a Michael? – preguntó Jeremiah rompiendo el tan incómodo silencio
- Vine hace un par de años; quería verlos, pero él no lo permitió; conversamos brevemente y me contó las dificultades que estaban pasando; me habló de los cultivos dañados, las deudas y le dije que deseaba apoyarlos, aunque fuera de lejos; él aceptó mi oferta y abrí una cuenta para depositarle una suma de dinero mensual – dije intentando mantener la seguridad en mi voz – No planeaba que lo supieran jamás; no quería avergonzar a Michael – dije siendo consciente de cómo eran las cosas en la comunidad y lo machistas que podían llegar a ser – Solo quería ayudarlos en un momento difícil y facilitarles las cosas.
- ¿Por qué no decirlo? – preguntó mi hermano y sonreí un poco al notar que aun quedaba algo de aquel niño al que tanto cuidé cuando éramos pequeños
- Estaba segura que si sabían que ese dinero provenía de mí, no lo aceptarían – admití con pesar y sentí la mano de Asher tomar la mía debajo de la mesa – Es por ello que tampoco insistí en verlos esa vez; tenía miedo de que volvieran a rechazarme; temía que no quisieran verme y por eso me quedé solo con lo que Michael me dijo
Mi padre se veía pensativo y mi madre contrariada; pero ninguno de los dos me veía a los ojos y eso no solo aumentaba mis nervios, si no también mi miedo; no estaba segura de cómo lidiar nuevamente con su rechazo y me destrozarían el corazón en caso me echaran nuevamente de casa; pero antes de que otra palabra saliera de mi boca, Jeremiah nos sorprendió levantándose de la mesa y acercándose a mí.
- Lo siento – dijo tomándome desprevenida y al parecer no solo yo me sentía confundida con sus palabras – Siempre lamenté no haber hecho nada cuando te fuiste hace años; debí hacer algo – su mirada era sincera y sus palabras me conmovieron
- Eras un niño, yo nunca te he culpado por lo que sucedió – dije con suavidad, pero él negó
- Tú también eras una niña y eres mi hermana, debí defenderte, no solo esa vez, si no todas esas veces en que Michael te gritó y te lastimó; lo siento, Katy, lo siento mucho – su voz se entrecortó y fue fácil notar que estaba reteniendo las lágrimas, así que, sin poder controlarme más, me levanté y lo abracé con fuerza, tal como lo hacía cuando éramos niños – Te extrañé mucho Katy... - murmuró en mi oído y sonreí dejando salir algunas lágrimas.
Jeremiah y yo siempre nos habíamos llevado bien; éramos familia, éramos amigos y me dolió mucho tener que alejarme; cuando me fui, no me permitieron despedirme de nadie y durante todos estos años, eso es lo que más había dolido, porque mis hermanos eran muy importantes para mí; habíamos jugado juntos, los había cuidado y ayudado siempre; eran mi familia y siempre dolió el que ni siquiera me permitieran abrazarlos y decirles adiós.
- Lo que hizo Michael fue incorrecto – dijo mi padre cuando me separé de mi hermano – Mintió – sentenció con dureza y suspiré – Pero también entiendo que decirlo era algo imposible; no hubiera aceptado ese dinero.
- ¿Por qué? ¿Tanto me desprecias? – pregunté con la voz entrecortada
- No te desprecio, Katherine, eres mi hija, después de todo; pero sabes bien lo que opina la iglesia y tu situación; el solo hecho de que estes aquí ahora, es un peligro para nosotros; podrían excomulgarnos por hablar contigo y mucho más por aceptar tu dinero
- Pero... papá...
- Tu ya no formas parte de la comunidad Amish; no vives de acuerdo a nuestras reglas ni sigues a nuestra iglesia; conoces perfectamente las consecuencias de lo que hiciste y no deberías haber regresado
- ¿Por qué enamorarse es un crimen aquí? – cuestionó Asher con dureza y me giré hacia él sorprendida
No esperaba que él increpara a mi padre; no me esperaba que dijera nada; habíamos acordado que intentaríamos mantener la calma y llevar las cosas por el lado bueno, pero todo se estaba encendiendo muy rápido.
- Su hija y yo nos enamoramos; ¿Tan malo es eso? ¿No se supone que Dios es amor? ¿No se supone que debemos amar al prójimo? ¡¿Cómo pueden atreverse a decir que aman a Dios cuando echaron a su hija embarazada a la calle?! – Todos se veían sorprendidos por las duras palabras de Asher, pero francamente, no podía decir que no tuviera razón – La dejaron sola, permitieron que su hijo la maltratara, ¡¿Por qué?! ¿Por qué las reglas de su iglesia dicen que debe ser así? ¿Qué clase de padres abandonan a su hija de esa forma? Ni siquiera los animales son tan crueles
- Asher... - murmuró Nathan, pero Asher solo negó con efusividad
- Ella estaba asustada y ustedes solo la echaron a la calle; ¿La dejaron a su suerte solo por no ser rechazados en su iglesia? – cuestionó con dureza - Saben, cuando conocí a su hija, siempre me fascino la forma en la que hablaba de este lugar; me sorprendía lo mucho que amaba a esta comunidad y a su familia, pero ella estaba equivocada, este lugar no vale la pena y ustedes no la merecen, ni a ella, ni a nuestra hija.
- ¡Cómo te atreves a hablarme así! – gritó mi padre con rabia - ¡¿Qué acaso no te enseñaron a respetar a tus mayores?!
- El respeto se gana señor y usted no tiene el mío – dijo Asher con frialdad – Abandonó a su hija y a su nieta; permitió que su hijo las maltratara; créame que esa es una conducta que jamás voy a respetar
- ¡Tú también la abandonaste! – exclamó mi padre y no pude evitar bajar la mirada, pero pronto sentí los brazos de Jeremiah rodeándome
- Lo sé y ese ha sido el peor error de mi vida; debí enfrentarme a su hijo, debí ser más valiente y más fuerte; debí luchar por ella, porque la amaba y la amo como jamás amaré a otra mujer; pero me equivoqué, tuve miedo y la abandoné; pero le juro, por la memoria de mis padres, que nunca volveré a dejarla sola y si algún día mi hija me necesita como Katherine lo necesitó a usted, yo jamás le daré la espalda ni la echaré a la calle; estaré a su lado, porque eso es lo que hace un padre por su hijo; el amor no esta condicionado a si siguen las reglas u obedecen callados las ordenes; el amor es sincero e incondicional o al menos eso es lo que yo pienso y créame que nada ni nadie será nunca más importante que mi familia, ni la religión, ni la fama, nada me importa más que Katherine y nuestra hija; eso es ser padre y eso es amar; no lo que usted hizo.
Mi madre lloraba, mi padre estaba pálido y Jeremiah me abrazaba con fuerza como si temiera soltarme; las palabras de Asher habían sido directas y crudas, pero también fueron sinceras y escucharlo me había acelerado el corazón.
- Lo mejor es que se vayan de mi casa; no perteneces aquí, Katherine; llevas mi sangre, pero no eres la hija que críe – las palabras de mi padre me dolieron y no solo enfurecieron a Asher y a mi hermano, sino también a Nathan
- Puedo ver que no; porque ella a diferencia de usted, no es tan cobarde – mi padre observó furioso a Nathan y yo lo miré casi con la boca abierta – Tal vez no lleve mucho tiempo de conocerla, pero Katherine no solo es hermosa por fuera, lo es también por dentro; ella luchó para sacar a su hija adelante, no dejó que nadie la frenara y a pesar de todo lo que ha logrado, aun así sigue siendo amable, dulce, bondadosa y continua apoyándolos, a pesar de que otro en su lugar hace mucho que les habría dado la espalda como ustedes se la dieron a ella – Nathan me miró por un segundo y sonreí ante sus palabras – Agradezco que su hija no sea cómo usted y no tenga el corazón tan podrido; ella es valiosa y me siento agradecido de tener el honor de llamarla mi amiga.
- ¡Lárguense de mi casa! – gritó mi padre, pero entonces, tomando por sorpresa mi hermano levantó la voz y miró a mi padre con enojo
- ¡Ellos se quedan! ¡Samantha, John y Jonathan tienen derecho a pasar tiempo con ella! ¡Es nuestra hermana y no volverás a echarla de la casa solo porque no estas de acuerdo con sus elecciones! ¡Si no quieres formar parte de esta reunión familiar, puedes marcharte con Michael y regresar en unas horas, pero yo iré a conocer a mi sobrina y pasaré tiempo con mi hermana, estes de acuerdo o no!
- ¡Esta es mi casa! – exclamó mi padre, pero entonces mi madre se puso de pie y por primera vez desde que tenía memoria, lo enfrentó
- También es mi casa y tanto mi hija, mi nieta, como estos muchachos, son bienvenidos; no vas a echarlos – mi madre se impuso y mi padre no tardó en salir de la casa azotando la puerta de golpe
El rechazo de mi padre dolía, pero no quería concentrarme en las cosas negativas, al contrario, iba a sonreír porque al menos mi madre y mis hermanos me apoyaban; tal vez no todo era perfecto, pero era un avance y eso era suficiente.
- Lo siento, hija – dijo mi madre abrazándome – Lo siento mucho por todo lo que sucedió y me alegra mucho que estés aquí ahora – dijo besando mi mejilla – Y usted, joven...
- Solo Asher, por favor – respondió educadamente haciendo sonreír a mi madre
- Tuviste razón con lo que dijiste; jamás debimos darte la espalda como lo hicimos y no debí permitir que te fueras de esa forma; eres mi pequeña después de todo y lamento no haberte protegido mejor
- Yo también lo siento, mamá; por decepcionarte...
- No me has decepcionado, cariño; te enamoraste y el amor no es un pecado; pero yo te decepcioné al no enfrentar a tu padre y no buscar la forma de ayudarte; pero no volveré a cometer ese mismo error; eres mi hija y eso jamás cambiará; estaré a tu lado cuando lo necesites y esta siempre será tu casa, le gusté o no a tu padre – abracé nuevamente a mi madre y al soltarla sonreí - ¿Qué les parece si vamos a ver que hacen los demás? Quisiera conocer un poco más a mi nieta
Cuando salimos de la casa, sonreí al ver la imagen frente a nosotros; Rebecca estaba jugando con mis hermanos mientras se perseguían de un lado para otro e incluso Samantha estaba jugando con ellos; verlos jugando de esa forma, me trajo recuerdos de mi propia infancia y Asher pareció notarlo por lo que me abrazó por la cintura permitiéndome recostarme sobre su pecho y así pasamos el resto del día, jugando en el campo, disfrutando de la comida de mi madre y sus galletas que tanto me encantaban de niña y todo fue sencillamente perfecto.
Cuando ya estaba atardeciendo, fue momento de marcharnos, pero no volvería a mantenerme lejos; acordé con Jeremiah que mantendríamos contacto, él trabajaba en la ciudad cercana, ayudando en un taller de carpintería, así que podría recibir mensajes y hablaríamos de vez en cuando, además, yo seguiría enviando dinero para ayudar a la familia y él se encargaría de recoger los depósitos y usar el dinero cuando lo necesitaran, después de todo, él siempre había sido bueno con los números y era en quien más confiaba; en cuanto a John y Jonathan, no volvería a dejarlos solos, también mantendríamos contacto cada vez que tuviéramos la oportunidad y durante el verano volvería a visitarlos, tal vez podría comprar una casa cerca en la cual quedarnos de vez en cuando, aunque eso ya era algo que tendría que conversar con Asher y ver poco a poco.
- Samantha; quiero hablar contigo antes de irme – dije entrando a la habitación y sentándome junto a ella en la cama
- Sí... ¿De qué quieres hablar?
- Jeremiah me comentó que papá quiere que te cases
- Sí... ya estoy en edad – murmuró y suspiré
- ¿Eso ese lo que tú quieres? – pregunté y ella levantó la mirada
- ¿Lo que yo quiero? – preguntó con temor y solo asentí tomando su mano
- Antes éramos grandes amigas, ¿Recuerdas? Hablábamos de todo
- Lo sé... lo extraño – admitió presionando mi mano – Quiero a nuestros hermanos, pero a veces me siento sola; te extrañaba mucho
- Y yo te extrañaba a ti – respondí sin dejar de sonreír – Dime Sam, ¿En verdad es tu deseo, casarte?
- Yo... no lo sé
- ¿Sigues dibujando? Recuerdo que eras excelente – la halagué y sus mejillas se tiñeron de rojo
- Si, a veces, cuando papá no está
- Existen escuelas de arte allá afuera y museos enormes con grandes cuadros de todos los estilos – sus ojos brillaron ante mis palabras, pero aun así se quedó callada
- Elige tu destino, Sam; elige lo que te haga feliz y no lo que haga feliz a los demás; si quieres casarte, tienes todo mi apoyo, pero si no quieres hacerlo o solo piensas que debes hacerlo por todo lo que dicen los demás, entonces quiero que sepas que también voy a apoyarte – dije soltando su mano y sacando algo del bolso que traía – Quiero que tengas esto; es dinero suficiente para que vayas al pueblo cercano; busca la posada más grande, se llama Independence; ellos tienen mis datos, entrégales esta tarjeta y diles que me contacten; si decides hacer todo eso, te darán una habitación y yo vendré por ti.
- Yo... - comenzó a murmurar mientras observaba sus manos
- No quiero que tomes una decisión sin pensarlo antes; es tu vida y tu futuro, Sam; decidas lo que decidas contarás conmigo; pero quiero que sepas que si decides que quieres algo diferente, no estarás sola y aunque de miedo estar allá afuera, estaré a tu lado siempre, pase lo que pase – Sam me abrazó con fuerza y yo suspiré acariciando delicadamente su espalda – Sé que nos enseñaron que tenemos que obedecer y que todos saben lo que es mejor para nosotras, menos nosotras, pero seguir tus sueños no es algo malo Sam y enamorarse es algo precioso; así que si decides casarte, hazlo por amor y no solo porque no tengas elección.
Abracé por última vez a mi hermana y luego volvimos a la sala en dónde los demás ya se encontraban esperando; me despedí de mis hermanos quienes me veían entre lágrimas y mi pequeña hija, abrazó a todos con fuerza asegurándoles que volveríamos a venir pronto y ella traería muchos regalos para ellos lo que me pareció muy adorable; mi madre se despidió de Rebecca y la abrazó con fuerza mientras derramaba algunas lágrimas y cuando fue mi turno de abrazarla, ella me dijo que esta siempre sería mi casa y ellos siempre serían mi familia, lo que me hizo llorar; le aseguré que volveríamos pronto y cuando los chicos terminaron de despedirse; Asher tomó a Rebecca en sus brazos y salimos de la casa, para volver por el camino hacia dónde habíamos dejado el auto, pero justo antes de llegar, me encontré con alguien que definitivamente no esperaba volver a ver.
- Denme un momento, por favor - pedí sin dejar de mirar a la persona frente a mí
- Kat... - murmuró Asher, pero solo negué
- Todo esta bien, suban al auto, voy en un segundo
No esperaba volver a verlo y francamente no sabía que hacía aquí, esperándome, porque estaba claro que eso es lo que estaba haciendo, pero ya no era la misma chica temerosa del pasado y ya no iba a agachar la cabeza solo por su título.
- Obispo Mullet, no esperaba verlo – dije con calma
- Tampoco imaginé que volvería a verte
- Supongo que Michael le informó de mi presencia
- Si, llegó a mi casa muy alterado y me informó que estabas aquí, perturbando la tranquilidad de tu familia
- Vine a visitar a mi familia, no a causar un desorden y no sé que le habrá contado Michael, pero probablemente solo fueron mentiras
- Ya no perteneces a esta comunidad y sabes que los forasteros no son bienvenidos – dijo mirando hacia el auto y solo sonreí
- Ellos son mi familia; ahí está mi amigo, mi pareja y mi hija, además, solo vine a visitar a mis padres y a mis hermanos, quería presentarles a mi hija, ¿Es eso algo malo?
- Conoces las reglas
- ¿Entonces le parece adecuado separar a una familia y prohibirles hablar una vez en años? ¿Es eso lo que dice la biblia, obispo? ¿Es esa la clase de amor que predica?
- Has cambiado – sentenció con dureza y asentí
- Ya no soy esa niña asustada que creía que no tenía ninguna otra opción más que casarse con usted – mis palabras lo enfurecieron, pero aun así no perdió la compostura
- Estoy decepcionado – estuve a punto de reír por sus palabras, pero entonces Asher se bajó del auto y me tomó por la cintura mientras fulminaba con la mirada al obispo – Es tarde y el camino es largo, ¿Desea algo o podemos marcharnos?
Asher era intimidante y noté como el obispo se tensaba al verlo; lo que era razonable, después de todo, había una clara diferencia entre los dos y en un enfrentamiento, Asher definitivamente saldría ganando.
- Le deseo lo mejor en su vida, obispo Mullet, fue un gusto verlo – sonreí despidiéndome ya que él se había quedado en silencio y junto a Asher volví al auto alejándonos poco a poco de este lugar
- Eso fue interesante – comentó Nathan y volví a sonreír - ¿Hay una historia detrás?
- Definitivamente y prometo que te la contaré después – respondí y él asintió acomodándose con Rebecca en el asiento ya que mi pequeña se había quedado dormida.
El camino de regreso sería largo y según teníamos planeado, mañana recorreríamos el pueblo, dormiríamos en la posada y luego volveríamos a San Francisco, pero al menos las cosas habían salido bien hoy o al menos habían salido mucho mejor de lo que esperaba y eso me hacía muy feliz.
- Gracias por hoy – dije con suavidad y Asher sonrío
- Somos un equipo, girasol; siempre estaré de tu lado y siempre te apoyaré, cuentas conmigo por y para siempre
Asher era sin duda el amor de mi vida y aunque nuestra historia estuvo llena de altibajos, prohibiciones y errores; al final nuestros caminos volvieron a unirse, pero estaba vez estuvimos listos y estaba segura que en esta ocasión era para siempre; después de todo, como dice aquella famosa frase, las almas gemelas están destinadas a encontrarse y a reconocerse en cada vida, en cada sueño y en cada momento.
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ESTOY OFICIALMENTE DE VACACIONES
ASI QUE TENDREMOS MUCHOS CAPÍTULOS
CUÉNTENME QUE LES PARECIÓ EL CAPÍTULO
ME EXTRAÑABAN?
ACTUALIZARÉ PRONTO
NO OLVIDEN VOTAR Y COMENTAR
ESO ME ANIMA A ESCRIBIR
LOS QUIERO ❤️❤️❤️
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