CAPÍTULO 30
KATHERINE
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La fiesta por la victoria fue grandiosa; Asher y los chicos fueron recibidos con aplausos, elogios y ovaciones; pero durante toda la noche, él me mantuvo a su lado, sin soltar mi mano ni por un segundo y eso es lo que finalmente me enterneció el alma.
Nuestra hija se había marchado al apartamento para descansar junto a Natalie mientras nosotros celebrábamos la victoria y por primera vez en un largo tiempo, me permití sentirme libre; bebí, bailé y disfruté la noche con Asher, con Brenda y los chicos e incluso Jared hizo acto de presencia para felicitar a los muchachos por la victoria y mi querido amigo terminó bastante mal por todo el alcohol que ellos lo convencieron de beber; pero para ser honesta al final del día, todo fue maravilloso.
Después de la victoria del equipo vinieron varias entrevistas y me era imposible no sonreír al ver lo bien que se desenvolvía Asher frente a las cámaras; él siempre había sido bueno para llamar la atención y ahora más que nunca, era bueno bajo el reflector; no había persona que no cayera por sus encantos, pero no podía sentir celos, después de todo, al caer el sol, él siempre volvía conmigo a casa; siempre tomando mi mano.
Los últimos días habían sido un poco más tranquilos, pero aun así, Brenda me había informado que un par de reporteros estaban investigando a fondo mi relación con Asher y eso me mantenía preocupada, porque si iban lo suficientemente a atrás, tal vez podrían descubrir mis secretos y no es que me avergonzara de mis orígenes; al contrario, estaba orgullosa del lugar del que había surgido, pero también estaba segura que si la prensa lo sabía, entonces irían a mi antiguo hogar a causar problemas y eso provocaría que la mínima esperanza de solucionar las cosas con mi familia, se esfumara para siempre y eso no era algo que estuviera dispuesta a permitir.
- Estuve pensando... - murmuré acurrucándome en los brazos de Asher – Quisiera volver, una vez más
- ¿Volver? – preguntó Asher con cautela y suspiré
- Tú sabes a lo que me refiero
- ¿Por qué? – preguntó y me giré levemente para mirarlo
- Son mi familia
- Te echaron a la calle
- Aun así, no dejan de ser mi familia y quisiera que al menos conocieran a Rebecca
- ¿Y si no quieren verla?
- No perdemos nada con intentarlo ¿no? Prefiero eso a vivir con arrepentimiento
- No lo sé, Katherine; no quiero que te lastimen o a nuestra hija
- Tal vez las cosas hayan cambiado; ha pasado mucho tiempo
- ¿Estás segura que eso es lo que quieres? – preguntó con suavidad y asentí
- Solo quiero intentarlo
- Entonces intentémoslo, pero lo haremos juntos – respondió sacándome una sonrisa y me acerqué para besarlo
- ¿Ya te dije que te amo? – pregunté contra sus labios y él solo sonrío
- Me encanta escucharte decirlo
- ¿Solo decirlo? – pregunté con suavidad, arrastrando las palabras y sus ojos adquirieron esa sombra juguetona que tanto amaba
- Te amo, girasol; te amo tanto – respondió antes de atacar mis labios con necesidad y pasión
Pasamos el resto de la tarde en la cama; disfrutando el uno del otro ya que los chicos se habían llevado a Rebecca al parque para darnos algo de tiempo de calidad; pero cuando llegó la noche y nos aseguramos que nuestra hija estuviera profundamente dormida en su cama, noté que tanto Asher como yo teníamos el mismo problema; ninguno de los dos podía dormir.
- Hablé con Brenda; tendremos un avión privado para pasado mañana – comentó Asher mientras yo me acurrucaba contra su pecho
Asher era alguien simple; cuando tomaba una decisión, no había marcha atrás; era un hombre que resolvía los problemas o al menos es la clase de hombre en el que se había convertido y estaba agradecida por ello; porque pese a todo el tiempo que había pasado y lo mucho que yo había cambiado, aun había momentos en los que me costaba mantenerme firme.
- No sé cómo decírselo a Rebecca – admití en voz baja – Jamás le he hablado de sus abuelos o el resto de la familia
- Mañana hablaremos con ella – respondió intentando tranquilizarme – Ya verás que todo estará bien – murmuró besando mi frente
Quería creer en las palabras de Asher, en verdad quería hacerlo, porque la otra opción era aterradora; no quería pensar en todo lo malo que podría ocurrir si regresaba a la comunidad; ¿Ellos volverían a rechazarme? ¿Nuevamente me echarían a la calle? ¿Me ignorarían o me tratarían con indiferencia? ¿Me odiarían? ¿Qué dirían acerca de Asher y de nuestra hija?
Estaba llena de preguntas y los nervios podían jugarme en contra, pero no me sentía débil y no iba a permitir que el miedo me frenara; ya no era la misma niña que ellos hirieron, ya no era aquella chica callada, sumisa y asustada a la que exiliaron; ahora era una mujer fuerte, poderosa y valiente, capaz de atravesar cualquier obstáculo e iba a demostrar que nunca más bajaría la cabeza.
A la mañana siguiente, conversé con Brenda para ver los últimos detalles acerca del viaje que realizaríamos y aunque ella deseaba acompañarme, entendía que no podía hacerlo, al menos no en este momento; teníamos mucho trabajo pendiente, juntas con equipos de publicidad que me deseaban para las campañas de nuevos productos; reuniones con asesores de imagen y con directivos que organizaban las siguientes pasarelas en las que ya había firmado para participar; mi agenda estaba llena, pero de alguna forma Brenda había conseguido liberar los próximos días para que pudiera estar tranquila durante el viaje y estaba muy agradecida por todo lo que ella siempre hacía por mí.
- Hablé con los chicos y con el entrenador; obtuve unos días libres para el viaje; Nathan nos acompañará, él insistió y me pareció prudente, por si las cosas se complican – Asher tomó asiento a mi lado y asentí al escuchar sus palabras
- Me parece bien; él es familia y me sentiré más tranquila si sé que está ahí para cuidar a Rebecca si es necesario.
- ¿Pensaste en qué decirle a Rebecca? – preguntó y suspiré antes de asentir
- Como dijiste, es mejor ser sinceros, pero tampoco pienso contarle todos los detalles
- Sabes que estoy de tu lado, girasol – dijo acariciando mi mejilla - Somos un equipo
- Siempre – declaré sonriendo e inclinándome hacia su caricia
Asher y yo preparamos todo para tener una charla con Rebecca; no queríamos agobiarla ni complicar las cosas dada su edad, pero tampoco íbamos a mentirle; así que una vez que estuvimos los tres solos, me armé de valor y le imploré a Dios para que me ayudara a encontrar las palabras correctas y así fue como inicié a contarle mi historia.
- Mi amor; recuerdas que una vez te dije que la familia de mamá era complicada – dije acariciando el cabello de mi pequeña – Bueno, papá y yo hablamos mucho sobre la familia de mamá y decidimos que era momento de ir a verlos
- ¿Por qué? – preguntó con inocencia nuestra pequeña hija
- Cuando era niña, cariño; vivía en un lugar muy diferente a este – dije con una sonrisa - En el campo, con muchos árboles y animales alrededor; no teníamos teléfonos ni electricidad; nosotros vivíamos muy lejos de todos
- ¿Por qué? – preguntó nuevamente Rebecca
- Hay personas diferentes en todo el mundo, princesa – respondió Asher con cuidado – La familia de mamá tiene costumbres antiguas y eso está bien; debemos respetar siempre a los demás, aunque no vivamos igual que ellos
- Pero, si ellos viven en el campo, ¿Por qué no estás allá? – la curiosidad de Rebecca era implacable y eso me hizo sonreír
- Por que deseaba conocer que había más allá – respondí con dulzura – Quería ver el mundo, cariño, además, conocí a tu papá y él cambió todo para mí – los ojos de Rebecca se iluminaron y pasó la mirada rápidamente entre su padre y yo
- Mamá y yo nos conocimos por casualidad; veníamos de dos mundos muy diferentes, pero nos enamoramos – explicó Asher posando su mirada en la mía – Tu madre cambió mi vida – me fue imposible contener la sonrisa al escuchar sus palabras
- Y tu padre cambió la mía – añadí sin dejar de sonreír
- ¿Y por qué iremos al campo? – preguntó Rebecca observándonos con auténtica curiosidad
- Porque es momento de que ellos te conozcan
- ¿Y si no les agrado? – acaricié la mejilla de mi pequeña y Asher nos observó con amor
- No existe persona en este mundo a la que no puedas conquistar; eres la niña más hermosa, dulce e inteligente y no dudes que te amarán – respondí con firmeza
- Eres Rebecca Skylar Hunt Irons; nuestra hija; nuestro sol y estoy seguro que cuando te vean brillar, quedarán deslumbrados – declaró Asher con seguridad y nuestra pequeña se arrojó a sus brazos
Después de hablar con Rebecca, todo fue más sencillo y una vez que terminamos con los últimos detalles; la ansiedad volvió, pero fue hasta que aterrizamos que me sentí verdaderamente perturbada; se sentía extraño volver y era aun más extraño como nada había cambiado; la ciudad se veía igual que antes; los locales que recordaba seguían en su mismo lugar; todo era igual, aunque al mismo tiempo, era diferente.
Tomé a Rebecca en mis brazos mientras Asher y Nathan llevaban las maletas hacia la pequeña posada en la que nos quedaríamos y una vez que estuvimos instalados; bajamos a la recepción en la que ya nos esperaba un hombre con las llaves de la camioneta que habíamos rentado y solo entonces nos dirigimos hacia nuestro destino final; mi antigua comunidad Amish.
- ¿Estás bien? – preguntó Asher cuando nos detuvimos y aunque quería responder, me sentía incapaz de hacerlo
Tenía un nudo en la garganta y mi estómago parecía estarse rebelando; la ansiedad y el miedo me estaban golpeando de frente, pero hice el esfuerzo de recomponerme y asentí aferrándome a la mano de Asher.
Todo se veía exactamente igual que en mis recuerdos; las mismas casas blancas de madera, la misma extensión de campos rodeados por los árboles; todo se veía igual al día en que me marché y eso trajo a la vida demasiados recuerdos.
- Es increíble pensar que creciste en un lugar así – comentó Nathan mientras caminábamos
- Lo sé; es difícil de creer
- Es solo que, no encajas aquí – dijo con tanta seguridad que me giré para mirarlo
- ¿A qué te refieres?
- Es un lugar hermoso, pero es demasiado simple y tranquilo; tú en cambio... tienes esa chispa; ese fuego intenso que atrae la atención de todos; creo que, si te hubieras quedado aquí, te hubieras extinguido
- Quizá tienes razón – acepté después de unos segundos – Este fue mi hogar una vez, pero creo que, por dentro, siempre sentí la necesidad de conocer que había allá afuera
- Tenías curiosidad; las grandes mentes siempre la tienen
- ¡Mami! – gritó mi pequeña que venía corriendo junto a su padre - ¿Ya vamos a llegar?
- Sí, cariño; ¿ves esa casa? – pregunté señalando la casa de madera blanca que ya se encontraba bastante cerca
- ¡Sí!
- Pues esa es – respondí y ella volvió a emocionarse
Esos últimos metros fueron los más difíciles de recorrer y mis manos inevitablemente comenzaron a temblar; Asher se aferró con fuerza a nuestra hija y tanto él como Nathan se quedaron detrás de mí, a una distancia segura para permitirme hablar primero; toqué la puerta intentando mantener la calma y después de unos segundos de angustia; finalmente se abrió y sonreí al ver a mi madre, quien me miraba con asombro y desconcierto.
- Hola, mamá – dije intentando mantener mis emociones bajo control
- Katherine, ¿Qué estás haciendo aquí? Si tu padre te ve – bueno, al menos me estaba hablando, eso ya era algo
- Vine a verlos; vine con mi hija y con su padre – fue solo en el momento en que dije esas palabras que ella fijó la mirada detrás de mí
- No puedes; nosotros... la comunidad...
- Por favor, mamá; solo quiero que la conozcan; que ella los conozca – vi la duda en sus ojos y podía entenderla; las reglas en la comunidad eran estrictas y ella se arriesgaría a ser repudiada solo por estar en contacto conmigo – Mateo 3:25 – dije citando la biblia – "Y, si una familia está dividida contra sí misma, esa familia no puede mantenerse en pie"
- Todavía recuerdas nuestras creencias...
- Jamás he dejado de creer; es lo que ustedes me ensañaron
- Katherine...
- 1 Juan 4:16 – dije con seguridad – "Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él"
- Te ves tan diferente, hija; aunque por dentro, sigues siendo tú – respondió y entonces, sin importarme nada más; la abracé
- Te extrañé mucho, mamá – murmuré y ella me abrazó con más fuerza
- Me gustaría conocer a mi nieta y a los hombres que vienen contigo – respondió con calma y asentí apartándome para después hacerle una seña a los chicos para que se acercaran
- Mamá; él es Nathan un amigo y él es Asher...
- Su esposo – interrumpió Asher antes de que pudiera decir algo más y decidí que era mejor no contradecirlo
- Y ella es Rebecca; nuestra hija – añadí tomando la mano de mi pequeña que nos miraba con nerviosismo
- Hola... - murmuró mi pequeña y mi madre sonrío
- Hola, cariño; es un gusto conocerte – respondió mi madre con dulzura y mi hija sonrío
Le había hablado a Rebecca acerca de los amish y le mostré varias fotos que había en internet para aclarar todas sus dudas; así que ahora con su curiosidad lo suficientemente satisfecha, era más fácil para ella comprender las cosas y eso parecía tenerla tranquila al acercarse a mi madre.
Había tomado todas las precauciones antes de venir y si bien no estaba dispuesta a cambiar quien era; si me había vestido un poco más acorde a la situación, al igual que Nathan y Asher quienes también habían recibido un curso exprés sobre la cultura Amish.
- Mamá, ¿Quién llegó? – escuché una voz que se acercaba y me giré de inmediato para encontrarme con mi hermana
- ¿Samantha? – murmuré mientras mis ojos se llenaban de lágrimas
La última vez que la vi, era apenas una niña, pero ahora, se veía tan grande y tan diferente, aunque seguía siendo ella; mi pequeña hermana que amaba pintar y siempre me hacía sonreír; era ella y parecía estar tan sorprendida como yo lo estaba.
- ¿Katherine? – respondió en un suave murmuro
Ella se encontraba paralizada en su lugar, observándome con los ojos muy abiertos como si no pudiera creer lo que estaba viendo, así que avancé hasta ella y sin pensarlo dos veces, la rodee con mis brazos estrechándola en un fuerte abrazo.
- Te extrañé mucho, hermanita – dije sin soltarla
- No te despediste – me recriminó y suspiré
- No me permitieron hacerlo, pero te dejé una carta... - murmuré apartándome solo un poco
- Lo sé, la leí – dijo volviendo a abrazarme – Yo también te extrañé mucho
- ¿Mami? – escuché la voz de Rebecca a mis espaldas y solté a mi hermana para tomar su mano y presentarla a los demás
- Ella es Rebecca, mi hija y ellos son Asher, mi pareja y Nathan, nuestro amigo – dije con suavidad intentando no alarmarla
Estos años nos habían cambiado a todos y no estaba segura que es lo que le habrían contado sobre mí a Samantha o si al menos estaba permitido mencionar mi nombre en esta casa; las reglas amish eran estrictas y yo ya no formaba parte de la comunidad, así que era probable que mi nombre estuviera casi prohibido.
- Es un gusto conocerlos – saludó Samantha mientras mantenía esa postura rígida con la cual nos habían educado
- Tu padre llegará pronto, no sé si sea lo mejor que te encuentre aquí – intervino mi madre y aunque parte de mí sabía que ella tenía razón; no tenía intención de salir corriendo, no sin antes intentar hablar con él
- Quiero hablar con él, mamá o al menos voy a intentarlo
- Katherine, sabes como es tu padre y la iglesia...
- No quiero hablar de eso ahora – la interrumpí antes de mirar a mi hija que nos observaba con curiosidad
Mi madre nunca fue de las personas que discutían, así que solo asintió y nos invitó a tomar asiento en la mesa para disfrutar de un poco de comida lo cual agradecí infinitamente y aunque al inicio los nervios seguían presentes, poco a poco fui relajándome, así como los demás y eso fue en gran parte gracias a Rebecca que, con su alegría e inocencia, conseguía hacernos sonreír a todos.
El tiempo pasó volando y entonces escuché la puerta abriéndose lo que me puso completamente alerta e instintivamente me levanté colocando a Rebecca detrás de mí, pero cuando finalmente ellos aparecieron en mi campo de visión, en lugar de paralizarme, me llené de valor y me mantuve firme.
- ¿Quieres ver a los animales, Rebecca? – preguntó mi hermana y mi hija tomó su mano con auténtica emoción sin percatarse de la incomodidad que había llenado el ambiente
- Gracias – murmuré mientras ella sacaba a Rebecca de aquí bajo la atenta mirada tanto de mi padre como de mis hermanos.
Michael se veía igual que nuestro padre, aunque su expresión no había hecho más que endurecerse con el pasar de los años; por otro lado, Jeremiah seguía teniendo esa expresión risueña que tanto lo caracterizaba cuando éramos niños y aunque John había crecido, seguía viéndose como ese pequeño de ocho años que yo recordaba, aunque lo que más me dolió fue la expresión confundida de Jonathan que era incapaz de reconocerme, aunque no podía culparlo, después de todo, cuando me había marchado, él apenas tenía cinco años.
- Jonathan, ve con Samantha – pidió mi madre y mi hermano obedeció de inmediato no sin antes observarnos con curiosidad
- ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Qué hacen ellos aquí?! – exclamó mi padre con dureza - ¡¿Quién te crees para venir a perturbar mi casa?!
- Esta también fue mi casa - refuté sin bajar la mirada – Y aunque me desprecies, eso no quitará que llevé tu sangre
La antigua yo hubiera bajado la cabeza y temblado por el miedo; la antigua yo jamás se hubiera atrevido a levantar la voz o a defenderse, pero yo ya no era aquella chica asustada que prefería callar en lugar de decir lo que pensaba.
- ¡¿Cómo te atreves?! – gritó mi hermano y tanto Asher como Nathan se posicionaron a mi lado desprendiendo esa vibra imponente que obligaba a todos a retroceder - ¡¿Quiénes son ustedes, matones?! – volvió a gritar Michael y Asher gruñó
- ¿No me recuerdas? – cuestionó Asher con un tono tan grave que incluso yo me puse nerviosa – ¿Cómo te atreviste a mentirme de esa forma? Me dijiste que ella se había casado, me dijiste que estaba aquí, que era feliz – mi hermano retrocedió al darse cuenta quien era Asher y nos observó bastante impactado
- ¡¿Tú?! – cuestionó con rabia y mi padre lo detuvo antes de que avanzara hacia nosotros
- ¿Quiénes son? – cuestionó mi padre con auténtica confusión
- Es el forastero – soltó mi hermano con rabia
- Tengo un nombre – respondió Asher mirando a mi hermano con la misma rabia, pero antes de que pudiera reaccionar, Nathan lo sujeto manteniéndolo en su lugar – Suéltame, Nathan
- Contrólate, no vinimos aquí a pelear – declaró Nathan con calma, pero era obvio que incluso él estaba comenzando a alterarse ante la actitud de mi hermano
- Papá, solo permítenos hablar, por favor – pedí con suavidad – No vinimos aquí a pelear; yo... quiero que mi hija los conozca, quiero que la conozcas, por favor
- No perteneces a este lugar – respondió mi padre, pero detecté un cambio en su mirada
- Tal vez no, pero, aun así, ustedes son mi familia
- Deberías largarte, no querrás que la comunidad nos repudie como a ti – soltó mi hermano con un tono tan despectivo que por un momento mi cuerpo tembló – En especial por lo que te dedicas a hacer ahora – no podía negar que el asco en su voz me dolió
- ¡No te atrevas a hablarle así! – exclamó Asher con furia
- ¡No vas a decirme que hacer, forastero! – gritó Michael y ahora si estaba segura que muy pronto esto terminaría explotando
- ¡Eres una vergüenza para los amish! ¿Crees que no hemos visto tus fotos en esas revistas? Incluso en el pueblo están esas malditas revistas; ¡eres una exhibicionista! ¡Una pecadora! ¡No eres más que una vergüenza!
- ¡Michael! – gritó mi madre y aunque no la veía, estaba segura que estaba llorando
- ¡Esa es la verdad! ¡Ella no debería estar aquí! ¡No pertenece a esta familia! ¡No podemos tener contacto con alguien como ella!
- ¡Basta Michael! – exclamó mi padre y aunque la situación se estaba saliendo de control, agradecía su intervención
- ¡Me da asco en lo que te has convertido! – gritó mi hermano y aunque parte de mí quería esconderse, no iba a retroceder; no iba a permitir que siguiera hablándome de esa forma y no esperaría a que Asher o Nathan saltaran en mi defensa, yo iba a defenderme sola e iba a demostrar que también sabía como pelear.
- ¡¿Tanto asco que recibes mi dinero cada mes?! – respondí y él retrocedió - ¡No eres más que un hipócrita! ¡Vine aquí, intenté hablar con mamá y papá, pero no me lo permitiste! ¡Pero, aun así, aceptaste mi dinero! ¡¿Quién te da derecho a decidir por los demás?! ¡¿Quién te da derecho a insultarme cuando recibes mi dinero gustoso cada mes?! ¡Ese dinero que tanto necesitabas, que tanto necesitaba la familia, salió de mi trabajo! ¡Un trabajo que no me avergüenza, Michael! ¡Salí adelante sola y mira lo que he logrado! ¡¿Qué has logrado tú?! – grité avanzando y él retrocedió mientras los demás continuaban en silencio
Nunca quise revelar esa verdad; no quería decirlo para no humillarlo, porque era consciente de lo que significaba el que Michael estuviera recibiendo dinero de mi parte; la comunidad Amish era machista y un hombre que no podía sostener a su familia, no era considerado un hombre, pero no iba a permitir que continuara insultándome y denigrando mi trabajo; sí, quizá no era un trabajo que los amish vieran con buenos ojos, pero era un trabajo honesto por el cual me había esforzado durante años y era un trabajo que nos había sacado adelante tanto a mi hija como a mí e incluso de ese trabajo había salido el dinero que mi familia necesitaba para no perder los cultivos o sufrir hambre en el invierno.
- ¡Me echaste a la calle, sola y desamparada! ¡Me abandonaron, pero salí adelante! ¡Ese trabajo que tanto criticas me sacó adelante y también a ti! ¡¿Cómo puedes ser tan hipócrita?! ¡¿Cómo puedes ser tan mentiroso?! – grité llena de rabia - ¡Asher vino aquí buscándome! ¡Él volvió por mí y le mentiste! ¡Nunca te importó lo que me sucediera y está bien, pero mi hija, Michael, ella merecía más! ¡Asher merecía la verdad! ¡Yo merecía la verdad! ¡No eres más que un mentiroso, hipócrita y cobarde! – grité y en ese segundo se abalanzó sobre mí con la intención de golpearme, pero inmediatamente Asher se interpuso mientras que Nathan me cubría con su cuerpo y me alejaba de mi hermano
- ¡No te atreverás a tocarla! – gritó Asher golpeando a mi hermano y lanzándolo al suelo - ¡¿Cómo te atreves a atacar a una mujer?! ¡Ella tiene razón, no eres más que un cobarde!
- ¡¿Yo, soy el cobarde?! – cuestionó mi hermano levantándose y escucharlo reír me provocó náuseas – Tú te largaste en cuanto aparecieron los problemas; la abandonaste a su suerte estando embarazada, ¿Quién es más cobarde?
- ¡Cometí el error de escucharte! ¡Creí que eras sincero cuando me dijiste que lo mejor que podía hacer por ella era irme! ¡Fui un idiota, lo sé! ¡Pero no soy como tú, jamás caería tan bajo!
- ¡¿Cómo te atreves a compararme contigo?! – gritó Michael, pero antes de que pudiera arremeter contra Asher, mi padre y Jeremiah lo detuvieron
- ¡Se acabó, Michael! – ordenó mi padre con dureza - ¡Vete a tu casa!
- ¡Pero...!
- ¡Dije que te fueras! – ordenó mi padre con un grito y mi hermano salió azotando la puerta mientras los demás continuábamos en silencio
Asher se acercó para envolverme en sus brazos y solo entonces, Nathan me soltó permitiéndome refugiarme en el pecho de Asher quien tenía el corazón corriendo a mil por hora; me dolían las palabras de mi hermano, me dolía su desprecio y su odio, pero estaba claro que él jamás cambiaría; Michael nunca iba a aceptarme y eso había quedado demostrado, pero quizá mi padre, mi madre y el resto de mis hermanos serían capaces de verme de otra forma; tal vez con ellos sería diferente.
- John, acompaña a Samantha y a Jonathan afuera
- Pero... - comenzó a debatir mi hermano, pero una sola mirada de nuestro padre lo obligó a obedecer
- Tomen asiento, por favor, tenemos que hablar
Mi madre lloraba; mi padre se veía tenso y Jeremiah me observaba con una mezcla de curiosidad, dolor y culpa; por otro lado, tanto Nathan como Asher estaban tensos y por la forma en que Asher tomaba mi mano, estaba segura que deseaba tomar a Rebecca y sacarnos a ambas de inmediato de este lugar.
Mi padre me observaba fijamente y aunque en el pasado eso me habría hecho flaquear, ahora no podía permitirme ceder al temor; tenía que mantenerme firme y ser valiente; además, las cosas ya no eran como antes; ya no estaba sola contra el mundo; ahora tenía el apoyo de Asher y de Nathan que estaba segura que se quedarían a mi lado, cueste lo que cueste.
No volvería a salir corriendo; después de todo, necesitaba un cierre para mi pasado y no importaba si al final ellos decidían volver a apartarme o me aceptaban y se abrían a la idea de conocer a Rebecca; fuera como fuera, tendríamos un final y eso nos permitiría seguir avanzando; eso es todo lo que podía añorar en este momento.
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LO SIENTOOOO
LA UNIVERSIDAD LITERALMENTE ME ESTÁ CONSUMIENDO, PERO AQUÍ TIENEN OTRO CAPÍTULO
ESTARÉ ACTUALIZANDO ESTOS DÍAS
YA SOLO FALTAN 3 SEMANAS Y SERÉ OFICIALMENTE LIBRE Y ME DEDICARÉ DE LLENO A ESTA SAGA
LOS QUIERO
CUÉNTENME, ¿QUÉ LES PARECIÓ EL CAPÍTULO?
PD: FELIZ DÍA A TODOS SUS PADRES (SE QUE ES MAÑANA, PERO IGUAL)
LOS QUIERO ❤️❤️❤️❤️
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