CAPÍTULO 24

ASHER     

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Los chicos estaban frenéticos por conocer a Rebecca y en cuanto se soltó, todos quedaron encantados con ella; mi pequeña era brillante, inteligente y extremadamente curiosa; no dudaba en hacer todas las preguntas que cruzaban por su mente y su emoción se evidenciaba claramente en su rostro.

-        Hola pequeña, soy el entrenador Bryant – Rebecca extendió la mano con seguridad y el entrenador la tomó con delicadeza mientras sonreía

-        Es un gusto conocerlo; es muy bueno con las estrategias, he visto casi todos los juegos del equipo; lo admiro mucho – todos la observaron impresionados mientras que Katherine y yo solo podíamos sonreír

Si había aprendido algo de mi hija en este tiempo es que su inteligencia siempre iba más allá de lo que creerías de una niña de su edad; la forma que tenía de expresarse y hablar con los demás era impresionante y su comprensión sobre las cosas solía dejarme impactado.

-        La coordinación y precisión en los pases del último partido fue increíble; dijeron que usted tenía buen ojo para encontrar duplas explosivas – la voz de mi hija era dulce y tierna, pero sus palabras y la forma en que hablaba era sorprendente

-        ¡¿Te gusta el fútbol?! – exclamó Travis sorprendido y prácticamente se arrodilló frente a Rebecca

-        Sí, me encanta; antes siempre lo veía con mamá, pero ahora papá se sienta conmigo y me explica lo que no consigo comprender

-        ¿Quieres vernos jugar, pequeña? – preguntó Chase acercándose y mi hija le sonrío con emoción

-        ¡Sí! ¡Yo quiero verlos jugar! – exclamó emocionada y eso nos enterneció a todos

-        Pues entonces – comenzó a decir el entrenador y suspiré porque sabía lo que vendría - ¡Al campo señores! ¡Tenemos una pequeña princesa que impresionar! – Rebecca rio por las palabras del entrenador, pero su emoción simplemente aumentó y mientras los chicos salían para dirigirse al campo, yo me dirigí al vestidor y me apresuré a cambiarme

Cuando finalmente salí al campo, ya los chicos estaban calentando mientras que Katherine, Brenda, Natalie y mi pequeña se encontraban junto al entrenador debajo de un techo que cubría algunos asientos.

Los chicos y yo nos dividimos en dos equipos dando comienzo al juego y cada uno dio lo mejor de si mismo para impresionar a las chicas que nos veían, aunque nuestra prioridad era impresionar a mi pequeña hija que prácticamente gritaba igual de fuerte que el entrenador.

-        ¡Corre Wright! ¡Si te puse como corredor es para que corras! – gritó el entrenador con fuerza

-        ¡Por la derecha! ¡A la derecha! – escuché gritar a Rebecca y me sorprendió la capacidad de sus pulmones - ¡A la derecha, Chase!

El juego continuó y la verdad es que fue sumamente divertido; hace demasiado tiempo que no disfrutaba tanto un juego como lo hice ahora y todos parecían compartir ese sentimiento; cuando el partido terminó, honestamente no nos importaba quien había ganado, porque todos estábamos felices y la alegría solo aumentó cuando mi pequeña entró gritando al campo, aunque en lugar de tirarse a mis brazos como esperaba, se acercó corriendo a los chicos y comenzó a felicitarlos por el juego.

-        ¿Y yo? – pregunté mirando a mi pequeña que solo sonrío - ¿Para mí no han felicitaciones?

-        Lo hiciste muy bien – escuché a mis espaldas y sonreí al ver a Katherine

-        Pues parece que tendré que hacerlo mejor para que esa pequeña traidora me haga caso – dije con falsa indignación y los demás rieron

-        ¡Estuviste genial, papá! – exclamó Rebecca viniendo a mis brazos y por un segundo todos se quedaron en silencio al escucharla llamarme de esa forma

Tenía que admitir que ni siquiera yo me había acostumbrado todavía a ese término, aunque, a decir verdad, cada vez que lo escuchaba algo se revolvía dentro de mí; me encantaba escucharla llamarme papá y me era imposible no sonreír cada vez que la tenía en mis brazos.

-        ¿Por qué no vamos a comer algo todos? – preguntó Brenda llegando junto a Natalie – ¿No creo que se niegue o no, entrenador? Creo que todos merecemos un descanso, además sería una buena oportunidad de convivencia

No tenía idea cómo, pero Brenda siempre encontraba la forma de que los demás cedieran ante sus peticiones y ya fuera con encanto o lógica, al final era imposible llevarle la contraria; esa mujer sin duda era astuta y muy inteligente, además, era hermosa y eso estaba claro por la forma en que un par de mis amigos la observaban.

-        ¡Sí! – exclamó mi pequeña y salió de mis brazos para correr hacia el entrenador - ¿Podemos ir a comer? Quiero conocerlos a todos – pidió pasando sus ojos de cachorro del entrenador a nosotros y todos caímos ante esa dulce mirada

Como era de esperarse, el entrenador aceptó la propuesta y nos envío a todos a las duchas mientras él se marchaba junto a las chicas y al parecer todos estábamos igual de ansiosos, porque nos duchamos y vestimos en tiempo récord para encontrarnos con los demás y así dirigirnos al restaurante en el que Brenda había hecho una reserva.

Tuvimos que tener mucho cuidado con los periodistas y pedimos que cerraran el restaurante para tener privacidad, así que en cuanto todos tomamos nuestros lugares, estuvimos tranquilos y pronto comenzamos a conversar con normalidad.

Todos mis amigos estaban vueltos locos por Rebecca que no dejaba de impresionarlos con todos los datos que salían de su boca; ella era muy inteligente y captaba las preguntas de los chicos casi de inmediato, además sus respuestas iban más allá de lo que se esperaría de una niña de su edad por lo que pronto los tuvo a todos embelesados y si sumabas a eso que su comportamiento era adorable y educado, no solo tenías a un montón de jugadores locos por ella, si no también al entrenador que la veía con auténtica adoración.

El entrenador no tenía hijos y aunque nos consideraba como tal; la verdad es que solíamos ser un gran dolor de cabeza para él, por lo que la dulzura y amabilidad de mi pequeña parecía ser una bocanada de aire fresco que lo hacía realmente feliz y a mí me alegraba demasiado ver que toda mi familia quería a mi hija de esta manera.

No pasó mucho tiempo para que todos conversaran entre sí y me sorprendió ver lo bien que se llevaban todos; Brenda no se dejaba molestar por Travis ni por Zack e incluso les respondía mordazmente cada que intentaban meterse con ella; por otro lado estaba Natalie que era bastante tímida, pero que extrañamente una vez que comenzó a hablar con Xavien, consiguió relajarse y me di cuenta que mucha de la dulzura con la que se comportaba Rebecca era gracias a ella; los demás hablaban cómodamente con Katherine que había dejado caer sus defensas y ahora lucía mucho más alegre lo que siempre conseguía que una sensación cálida se extendiera por mi cuerpo y finalmente estaba mi pequeña Rebecca que se entretenía hablando con los chicos o el entrenador y disfrutaba de sus papas a la francesa mientras tanto su madre cómo yo nos asegurábamos que comiera el resto de su comida.

Cuando todos terminamos, la verdad es que me sentía más allá de la felicidad; compartir este momento con quienes consideraba mi familia era importante para mí y el poder presentarles oficialmente a las dos personas más importantes en mi vida era algo maravilloso; todos ahora conformábamos una gran y extraña familia, con la que siempre podríamos contar y eso me hacía sentir seguro de que tanto Katherine como Rebecca siempre estarían a salvo.

Los chicos nos ayudaron a salir para evitar a los fotógrafos y me encargué de cubrir bien a Rebecca para proteger su rostro, pero solo una vez que estuvimos tras los cristales polarizados pudimos respirar con tranquilidad; Brenda tenía que resolver unos asuntos de la agencia, así que se marchó en un auto distinto mientras que nosotros regresamos al departamento de Katherine, aunque no me imaginé quien nos esperaba una vez que llegamos ahí.

-        ¡Tío Jared! – gritó Rebecca corriendo hacia el hombre que nos esperaba sentado en el sofá de la sala

-        ¡Galletita! – respondió él en un grito y fruncí el ceño completamente confundido

-        ¿Cómo entraste a mi casa? – preguntó Katherine cruzándose de brazos y ese hombre solo le sonrío lo que aumentó mi molestia

-        Brenda me dio una llave en caso de emergencias; por cierto, hola Natalie, es un gusto verte, como siempre

-        Es un gusto verlo, señor Jared

-        Ya te dije mil veces que solo me digas Jared; cuando dices señor, me siento viejo

-        Natalie, podrías llevar a Rebecca a cambiarse y lavarse las manos, por favor – pidió Katherine y cuando ambas se retiraron finalmente la atención de ese hombre se quedó fija en mí.

-        Es un gusto conocerte al fin, soy Jared Ford; el mejor amigo de esta señorita amargada de aquí

-        ¡No soy amargada! – se quejó Katherine haciendo un puchero

-        Asher Hunt, un placer conocerte – respondí estrechando su mano

-        Deja de poner esa cara, Kat o no te daré los regalos que te traje

-        ¿Regalos? – preguntó Katherine y prácticamente salió corriendo hacia el sofá en el que se encontraban varias cajas con moños

-        Kat y Becca son iguales cuando se trata de regalos, ambas se emocionan demasiado, es adorable – dijo Jared mirándome fijamente – Aunque si quieres un consejo, a ninguna de ellas les gustan los regalos costosos o extravagantes, son más de gustos simples y detalles pequeños

-        ¿Ustedes como se conocieron? – pregunté mientras nos dirigíamos al sofá en el que Katherine estaba sentada abriendo las cajas con emoción

-        Trabajamos juntos – dijo con tranquilidad - Me tomó tiempo ganarme su confianza, pero al final nos hicimos buenos amigos

-        ¡Es precioso! – exclamó Katherine atrayendo nuestra atención y noté el objeto en sus manos – Estuve buscando esta edición durante meses, ¡¿Cómo la encontraste?! – preguntó con sus ojos brillantes de emoción

-        Estuve en Venecia hace unos días y lo encontré, junto con otros libros de los que me hablaste – respondió Jared y la mirada de Katherine volvió de golpe hacia la caja – Ahora mira en la otra caja

-        Es... - murmuró Katherine sacando el objeto de la caja y su sonrisa fue tan brillante como la luz que veía en sus ojos

-        Un cisne de cristal de Murano; noté la forma en que veías aquella foto y busqué uno parecido

-        Es precioso... muchas gracias, Jared

-        ¡Tío Jared! – exclamó Rebecca que volvió corriendo hacia nosotros mientras Natalie reía por la emoción de mi pequeña niña - ¿Los trajiste? – preguntó con sus ojitos desbordantes de alegría

-        ¡Por supuesto que sí, es una tradición! – respondió Jared tomando una caja del sofá para ponerla a la altura de Rebecca mientras le entregaba otra caja a Natalie – Este es para ti, espero que te guste

-        Muchas gracias – respondió Natalie con una sonrisa y entonces mi atención volvió a centrarse en mi hija que en cuanto abrió la tapa de aquella caja prácticamente se tiró a los brazos de Jared

-        ¡Gracias, tío Jared! – dijo besando su mejilla y luego volvió su mirada a la caja - ¡Voy a ponerlos junto a los demás! – exclamó Rebecca sacando de la caja cuatro osos de peluche que se veían bastante diferentes unos de otros y luego salió corriendo hacia su habitación

-        Entiendo su tradición y me parece adorable, pero como sigan acumulando osos, me tocará poner una habitación solo para ellos – dijo Katherine frunciendo ligeramente el ceño, pero en el fondo sabía que quería sonreír

-        Pues tendrás que poner esa habitación, porque veo muchos osos en tu futuro – declaró Jared antes de reír y salir detrás de Rebecca al mismo tiempo que Natalie se marchaba con él

-        Creo que me he perdido – dije totalmente confundido y Katherine sonrío antes de sentarse a mi lado

-        Jared y yo somos amigos desde casi el inicio de mi carrera; él conoce mi historia y mi pasado – dijo sorprendiéndome – Es familia y tanto Rebecca como yo lo queremos mucho; siempre nos ha cuidado y se ha preocupado por nosotras, también por Brenda, aunque esos dos de una u otra forma siempre terminan discutiendo, pero bueno; como iba diciendo, cuando Rebecca cumplió tres años, él estaba en Londres y decidió comprarle un oso conmemorativo de la ciudad; el oso era bastante grande y tenía toda la cara pintada como la bandera, en realidad era adorable y a Rebecca le encantó; la verdad es que tiene una fascinación por los peluches, pero cómo le gustó, en su siguiente viaje, Jared le compró otro oso de esa ciudad y así fue convirtiéndose en una tradición; por lo que siempre que viaja a una nueva ciudad o va a algún evento importante se encarga de traer un oso de peluche con él y ella lo coloca junto al resto de la gran familia de osos que tiene en su colección; a veces, encuentra varios modelos de osos en la ciudad y trae bastantes por lo que ahora tenemos un ejercito de osos de peluche, aunque solo trajo algunos de ellos aquí; la mayor parte sigue en nuestro departamento en Nueva York.

-        Es una linda tradición – respondí sintiendo un poco de celos de la conexión que Jared tenía con mi hija

-        No te sientas celoso – dijo Katherine tomando mi mano y adivinando mis pensamientos – Nadie nunca reemplazará el vínculo que tienes con nuestra hija y tal vez tome un tiempo, pero ustedes tendrán sus propias tradiciones y será precioso, como ahora que se quedan viendo los partidos en la televisión y se burlan de mi terrible comprensión de ese juego – dijo haciéndome reír y su sonrisa me tranquilizó

-        En unos cuantos días tenemos el primer partido – comenté rompiendo el silencio – Quiero que ambas estén ahí conmigo, con mi camiseta en el palco principal

-        ¿Quieres marcar territorio? – preguntó mirándome fijamente mientras mordía su labio

-        En cuanto a ti, por supuesto – dije haciéndola sonreír – Pero la verdad es que sueño con eso; con verte ahí de pie con mi camiseta mientras gritas animándome y mi pequeña emocionada viéndome jugar

-        Claro que estaremos ahí, Asher; siempre estaremos ahí – respondió con dulzura - ¿Qué te parece si después de que ganen el partido y tengamos un tiempo libre, tenemos una salida familiar los tres; para empezar a formar recuerdos

-        Me encanta la idea – murmuré casi sobre sus labios y ella me besó con suavidad antes de levantarse y tomar mi mano

-        Ahora vamos a ver que hacen esos dos, porque créeme, Jared se comporta como un niño y no tardará en volver loca a Natalie

Esto era perfecto y no podía imaginar nada que se le comparara; tal vez las cosas no habían sido fáciles para nosotros y sin duda todavía quedaba mucho por resolver, pero estábamos avanzando y el futuro lucía brillante, así como esperanzador; mi vida era diferente en este momento y era mucho más de lo que alguna vez pude llegar a soñar, pero me aseguraría de que todos los hermosos sueños se volvieran realidad.

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