CAPÍTULO 21

ASHER    

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Estaba en shock o bueno, Katherine y yo estábamos en shock; no podíamos creer lo que acabábamos de escuchar y no tenía idea de cómo reaccionar; había pasado toda la noche pensando en cómo decirle a Rebecca que era su padre; pensé en cientos de escenarios y practiqué con los chicos la forma más tranquila de decirle la verdad, pero en menos de un segundo esa pequeña niña nos había dejado sin palabras.

-        ¿Cómo? – preguntó Katherine arrodillándose frente a nuestra hija

-        Encontré una foto de ustedes – murmuró Rebecca mirando a su madre con algo de temor – No te enojes conmigo

-        Nunca me enojaría contigo, mi amor – respondió Katherine estrechándola en sus brazos con fuerza

-        ¿Eres mi papá? – volvió a preguntar Rebecca mirándome y me coloqué a su altura justo al lado de Katherine

-        Sí, princesa, soy tu papá – en cuanto esas palabras salieron de mi boca una lágrima traicionera escapó

-        Mamá, ¿Es de verdad? – preguntó nuestra hija pasando su mirada de Katherine a mí, como si nos escaneara

-        Claro que sí, cariño – respondió Katherine acariciando la mejilla de nuestra hija – Ese gigante – dijo señalándome con la cabeza - Es tu papá y se moría por conocerte

Rebecca avanzó con timidez hacia mí, dudando de cada paso, pero cuando al fin estuvo cerca, se lanzó a mis brazos rodeándome con fuerza; este momento con mi hija quedaría grabado para siempre en mi memoria, sin embargo, en el instante en que ella se alejó para mirarme y el azul de sus ojos impactó con el de los míos, mi sonrisa se hizo más grande y mi corazón aceleró de emoción.

Desde que supe que tenía una hija, sentí miedo; no podía evitar preguntarme si ella me querría o si pensaría que la había abandonado; pero si algo era seguro es que desde el primer segundo en que supe de ella, una coraza de protección y ferocidad ocupó todo mi corazón, porque iba a ser el mejor padre que ella pudiera tener y la protegería cada día de mi vida; amaba a mi hija sin conocerla y deseaba poder recuperar todo el tiempo que habíamos perdido.

Esa pequeña era el fruto del amor tan grande que sentí por Katherine; un amor que continuaba sintiendo, por más que quisiera convencerme de lo contrario; la verdad era que amaba a Katherine con todas mis fuerzas, pero al mismo tiempo estaba enojado porque no me dijo la verdad; aunque, no podía culparla por todo, yo también tenía una responsabilidad en lo que sucedió y no iba a negarlo ni convertirme en la víctima; Katherine y yo nos marcamos de una forma profunda; nos hicimos daño, cometimos errores y nos equivocamos mucho más de lo que cualquiera de los dos querría admitir, pero no quería seguir estancándome en el pasado, no cuando tenía un presente tan brillante que vivir.

-        ¿Por qué no desayunamos? – preguntó Katherine con una gran sonrisa

-        Traje panqueques – añadí y la emoción de nuestra hija fue tan desbordante que también me hizo sonreír

Sentí su pequeña y cálida mano sujetar la mía para llevarme con ella y diablos, ¿Cómo es que me había perdido todos estos años de verla crecer? Quería abrazarla y protegerla de todo lo que quisiera dañarla; quería estar en su vida durante cada momento y verla sonreír cada día.

Katherine tomó las bolsas mientras nuestra hija me arrastraba hacia el comedor y una vez que colocó la comida en los platos, los tres nos sentamos a la mesa para disfrutar del desayuno y no pude evitar sonreír escuchando con atención cada pequeña cosa que salía de la boca de nuestra hija que en menos tiempo del que creí comenzó a hacerme toda clase de preguntas.

Era consciente que me llevaría un tiempo llegar a conocer a mi hija, pero lo haría y dedicaría cada momento de mi vida a ser el mejor padre para ella; porque Rebecca se merecía recibir lo mejor de mí y yo nunca iba a fallarle, ni a ella ni a su madre.

-        ¿Por qué no le muestras tus juguetes a Asher, cariño? – sugirió Katherine mientras terminaba de recoger la mesa y en cuanto lo dijo, Rebecca volvió a tomar mi mano para llevarme a su habitación

Me senté en la cama mientras mi hija me mostraba sus juguetes favoritos y todos los peluches que adoraba, pero después de varios minutos, ella tomó asiento a mi lado y se quedó mirándome fijamente hasta que encontró las palabras para romper el silencio.

-        ¿Vas a volver a irte? – preguntó con la voz temblorosa

-        Nunca me voy a ir, no más – sus ojos se empañaron por las lágrimas que intentaba contener y el hermoso azul de su mirada se volvió más claro – De ahora en adelante siempre estaré a tu lado, mi pequeña – dije y ella sonrío

-        Siempre quise conocerte, pero tenía miedo – murmuró sin apartar sus ojos de los míos - Mamá guardaba una foto de ustedes; pero cuando la veía, lloraba – su confesión me estrujó el corazón y me alteró por completo - ¿Lastimarás a mi mami? – preguntó bajando la voz

-        No, pequeña, nunca lastimaría a tu mamá – aseguré y ella se arrojó a mis brazos – No voy a irme, nunca más – murmuré abrazándola y cuando levanté la mirada me encontré con los ojos de Katherine que nos observaban desde la puerta

Sus ojos estaban llenos de lágrimas que se esforzaba por no derramar y en sus labios, se formaba una sonrisa que me aceleró el corazón; esto es lo que deseaba, quería tener a mi hija a mi lado y ser el padre que ella merecía, pero además de eso, deseaba arreglar las cosas con Katherine, porque mi amor por ella seguía siendo tan fuerte como lo fue la primera vez.

Cuando Rebecca se alejó y observó a su madre en la puerta, ambas sonrieron con intensidad y Katherine entró a la habitación recibiendo a nuestra hija en sus brazos; no pasó mucho para que los tres nos sentáramos en el suelo y Rebecca se encargó de sacar cada juguete para dejarlo frente a nosotros y mientras hablaba e imaginaba historias, nos dedicamos a jugar con ella y así, entre risas el tiempo pasó volando hasta que fue la hora de la comida.

Katherine no quería pedir nada de comer, así que decidimos cocinar y mientras ambos nos adentrábamos en la cocina, Rebecca se quedó frente a la televisión viendo un programa infantil sobre un perro parlante que parecía emocionarla.

-        Debes cortarlas así – dijo acercándose para mostrarme cómo debía cortar las verduras, pero francamente cada vez que la tenía cerca, me era imposible apartar mis ojos de ella - ¿Me estás escuchando? – preguntó frunciendo el ceño e inevitablemente sonreí

-        Siempre te escucho, girasol – en cuanto esas palabras salieron de mi boca, una pequeña sonrisa tiró de sus labios

Katherine terminó de cortar las verduras mientras yo la veía y un leve sonrojo cubrió sus mejillas cuando me acerqué lo suficiente para quedar justo detrás de ella y antes de arrepentirme, coloqué mis manos en su cintura con cuidado y la sentí tensarse en mis brazos.

-        ¿Qué estás haciendo? – preguntó y noté un temblor en su voz

-        Me gusta esto – respondí abrazándola con un poco más de fuerza

-        Asher...

-        No estoy enojado contigo, Katherine, pero es difícil...

-        Lo sé... - admitió en voz baja y coloqué mi cabeza sobre su hombro – Lo siento

-        Yo también lo siento – murmuré con lentitud – Pero no llegaremos a ningún lado si seguimos disculpándonos

Ambos cometimos errores y no podía reprocharle sus decisiones, porque cuando las tomó, no era más que una adolescente asustada que salía por primera vez al mundo; sí, me había ocultado un secreto muy grande y no podría recuperar todo el tiempo que perdí con nuestra hija, pero no iba a culparla por todo lo que sucedió, no podía hacerlo, no era justo; cuando nos conocimos, era yo el que conocía el mundo, era yo él que convirtió su vida en un desastre y la dejé sola con las consecuencias; yo fui quien salió corriendo cuando lo que había entre nosotros se volvió demasiado real; fui yo quien no estuvo ahí cuando la echaron de casa; fui yo quien no estuvo a su lado para apoyarla y ayudarla a entender este caótico mundo en el que vivíamos; fui yo él que la dejó sola con nuestra hija y aunque en ese momento no sabía de la existencia de Rebecca, actúe mal y cometí muchos errores; la lastimé demasiado y me arrepentía profundamente, no solo porque no estuve ahí los primeros años de mi hija, si no, porque le prometí a Katherine que me quedaría a su lado y la protegería, pero al final, hice todo lo contrario.

-        ¿Qué sucederá ahora? – preguntó con temor

En estos días había pensado en nuestra situación y en las razones por las cuales Katherine había guardado el secreto cuando volvimos a vernos y la conclusión a la que llegué fue que tenía miedo; Katherine temía exponerse y salir lastimada nuevamente; temía que repitiéramos la misma historia y por sobre todo eso, temía por nuestra hija, así que después de meditarlo y hablar con mi abogado, tenía una idea más clara de las cosas.

-        Jamás te quitaría a Rebecca, girasol; eres su madre y has luchado desde el primer segundo por ella; no tienes nada que temer porque yo jamás la apartaría de ti; pero quiero estar presente en cada momento de su vida, quiero ser el padre que ella merece y te prometo que seré el mejor; nuestra hija y tú son mi prioridad ahora; ustedes son mi vida

-        Asher... - murmuró con suavidad y la forma en que dijo mi nombre se sintió diferente

Katherine y yo teníamos una química inexplicable; así fue desde el momento en que nos conocimos y seguía siendo exactamente igual; entre nosotros hubo fuego y aun ahora, después de todo lo que sucedió, las cenizas continuaban ardiendo; pero, aunque los sentimientos seguían presentes, arriesgarnos y ceder a lo que deseábamos nos aterraba a los dos, lo que francamente era un tormento.

-        Ella es preciosa y se parece mucho a ti – dije rompiendo el silencio y me alejé para que ella se girara a mirarme 

-        En realidad, siento que se parece más a ti – admitió e inevitablemente sonreí

-        Después de todo, hicimos algo muy bien

-        Sí, lo hicimos; ella es lo mejor de nosotros – respondió y justo después me coloqué nuevamente a su lado para ayudarla a terminar de cocinar

Tal vez no sabía que nos deparaba el futuro a Katherine y a mí, pero si de algo estaba seguro es que no iba a dejar pasar esta oportunidad que me había dado el destino; quizá solo hacia falta una chispa, un pequeño destello para que la esperanza volviera a nacer; hace mucho tiempo que creí que mis errores me perseguirían para siempre, pero ahora un rayo de luz iluminaba mi camino y me aseguraría de tomar una mejor decisión esta vez.

Una vez que la comida estuvo lista, los tres nos sentamos nuevamente a la mesa y entre risas disfrutamos de una deliciosa comida; nuestra hija tomó su medicamento y en cuanto terminamos, nos sentamos en uno de los sillones de la sala y Katherine me sorprendió al colocar un partido de fútbol americano que reconocí de inmediato y que aumentó la emoción de nuestra hija.

Rebecca comenzó a hacerme preguntas mientras el juego avanzaba y noté que su fascinación por el fútbol era tan intensa como la mía; Katherine se mantenía tranquila a mi lado mientras que Rebecca se movía y se emocionaba; la verdad es que no podía creer que después de todo lo que sucedió, habíamos dado vida a este ser tan hermoso, tan dulce y perfecto; nuestra hija era preciosa y en el preciso instante en que se trepó en mis piernas para acomodarse contra mi pecho mientras me preguntaba sobre una jugada, salí de mi trance y sonreí, porque finalmente sentía que tenía un hogar.

-        Mamá se durmió – comentó mi hija y giré para observar a Katherine que efectivamente estaba profundamente dormida – El fútbol no es lo suyo – dijo frunciendo el ceño y no pude evitar reír

Rebecca era fuerte, directa y alegre; se emocionaba con facilidad y no temía expresar sus emociones; ella era dulce como su madre y curiosa como yo; era lo mejor de ambos y de eso no tenía ninguna duda; antes de conocerla tenía miedo de que no me aceptara, temía no estar a la altura de lo que necesitaba y no ser suficiente; tenía miedo de no tener nada en común con mi hija y no saber como proceder con ella, pero al final, resultó que teníamos mucho más en común de lo que esperaba.

-        Llevaré a tu madre a su habitación – dije y mi hija bajó de un salto de mis piernas

-        ¿Después podemos comer palomitas? – preguntó bajando un poco la voz para no despertar a su madre

-        Por supuesto, princesa – respondí tomando a Katherine con cuidado en mis brazos para llevarla a su habitación

Su rostro estaba tan lleno de paz mientras dormía que no pude evitar quedarme parado a su lado admirándola; Katherine siempre fue hermosa, pero su belleza se había acentuado con los años; su cabello castaño caía en suaves ondas por toda la almohada y su respiración era tan suave que se veía como todo un ángel ante mis ojos; Katherine era preciosa tanto por fuera como por dentro y con cada segundo que pasaba junto a ella, la frase que leí una vez cobraba sentido; porque quizá después de todo, la conexión entre dos personas es algo imposible de borrar, porque incluso si llegamos a odiarnos, el cariño que sentimos siempre viviría en nuestros corazones, siempre seríamos parte el uno del otro.

Una vez que cubrí a Katherine con una manta, salí de la habitación y Rebecca tomó mi mano para adentrarnos en la cocina; ella me mostró dónde guardaba su madre las palomitas y cuando tuvimos todo listo, volvimos al sillón y mi pequeña hija eligió una película sobre una gota de agua que se enamoraba de una llamita de fuego y aunque al inicio me pareció extraña, no pasó mucho para que tanto Rebecca como yo riéramos y nos enterneciéramos con la película.

-        Me estaba ahogando cuando te conocí, pero esa luz, esa luz dentro de ti ha hecho que me sienta lleno de vida

Al escuchar esa frase me quedé pensativo; era así como me sentía, exactamente así; cuando conocí a Katherine hace tantos años, sentía que me ahogaba; lo había perdido todo, estaba solo, en un lugar extraño y no encajaba, pero ella me hizo sentir que todo estaría mejor; me dio esperanza, me brindó cariño y me hizo sonreír cuando sentía que nunca volvería a hacerlo; a su lado pude encontrarme en medio de la oscuridad y me volví más fuerte, pero ahora tendría que serlo aun más, porque este era solo el principio y esta vez, no volvería a decepcionar a quienes me importaban.

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ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAPÍTULO
INTENTARÉ ACTUALIZAR LO MÁS POSIBLE ANTES DE INICIAR CLASES
LOS QUIERO ❤️❤️❤️❤️

PD: Estoy iniciando una nueva novela "A TRAVÉS DEL TIEMPO" que está participando en el Open Novella Contest
Espero puedan darle su apoyo y espero les guste
❤️❤️❤️❤️

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