CAPÍTULO 20
KATHERINE
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Nunca creí que todo explotaría tan rápido y jamás pensé que la verdad se revelaría así, de una forma tan caótica, en especial porque nunca tuve idea de cómo le diría la verdad a Asher y al final no me quedó más opción que hacerlo, pero justo ahora evitaba pensar en eso lo más posible.
Habían pasado tres días desde que el mundo sabía que tenía una hija y en estos tres días mantuve el contacto con Asher solo para decirle como se encontraba Rebecca y ponerlo al tanto de la situación; él quería venir y verla, pero ambos acordamos que no era lo mejor por el momento y francamente estaba agradecida de haberlo convencido porque su presencia solo conseguía alterar mis nervios y por ahora necesitaba mantenerme tranquila para centrarme en la recuperación de mi hija.
En estos tres días Rebecca había mejorado y hoy la darían de alta lo que era un alivio porque realmente deseaba volver a casa y sentirme segura; ya no podía más con el caos que rodeaba mi vida y aunque había intentado aclarar algunas cosas, todavía quedaba mucho por responder y esa simple idea comenzaba a agobiarme.
Ayer por la tarde había salido del hospital dejando a Rebecca con Natalie y Brenda mientras yo me reunía con el entrenador Bryant; Asher se había encargado de hablar con él, pero me parecía prudente hacerlo por mi misma, así que lo había llamado y aunque me costó un poco, le expliqué la situación.
- Entiendo la magnitud de la situación, Katherine – respondió el entrenador una vez que comencé a hablar – Asher habló conmigo y me explicó algunas cosas, pero sé que la historia es mucho más grande que eso
- ¿A qué se refiere, señor? – pregunté confundida
- Desde el primer día sospeché que algo ocurría entre ustedes dos y me bastó verlos lanzar el balón para unir algunos puntos – no tenía idea que decir, así que simplemente jugué con mis dedos intentando controlar mis nervios – Cuando conocí a Asher, él no estaba pasando por un buen momento; era un jugador talentoso y amaba el juego, pero parecía vacío y cuando jugaba parecía usar todo su dolor para convertirse en quien quería ser – me quedé en silencio y lo dejé continuar – Era un muchacho que cargaba con un gran odio, pero no tardé en darme cuenta que ese odio estaba dirigido a si mismo y pese a los problemas que a veces provocaba, no dude en mantenerlo en el equipo – admitió sorprendiéndome un poco – No me arrepiento de la decisión que tomé y no me arrepiento de haberle dado la oportunidad de demostrar quien era, porque sabía en quien podía convertirse
- Señor, con todo respeto, no sé a dónde quiere llegar con esto
- Cuando Asher llegó era inmaduro, problemático y no enfrentaba las cosas, pero ya no es así; ya no escapa de sus problemas – dijo con seguridad y confianza – Ese muchacho, así como los demás ha sido como un hijo para mí y una vez me habló sobre una dulce chica que conoció en un pueblo – sus palabras me quitaron el aliento – Él me habló de lo que hizo y sentí su dolor; tomó malas decisiones basado el miedo y se arrepintió durante un largo tiempo, tal vez nunca se perdone por lo que hizo y por lo que perdió, pero ustedes ya no son los mismos de hace años e independientemente de lo que pasó, tienen que encontrar la forma de solucionar las cosas en este momento, porque no están en juego solo ustedes, ahora hay una niña de por medio y ella debe ser la prioridad – no sabía que decir, estaba prácticamente anonadada por sus palabras y solo esperé a que continuara – Nunca te juzgaría por tus decisiones y nadie tiene el derecho a hacerlo, ni siquiera Asher; eras una adolescente cuando todo sucedió y no tenías ni las herramientas ni el apoyo para saber que hacer; tomaste una decisión en ese momento y has cargado con las consecuencias; has sido fuerte por un largo tiempo, pero no estás sola y debes pensar en las decisiones que tomarás ahora que hay más cosas sobre la mesa
- Lo sé, señor – murmuré en voz baja
- Asher es como un hijo para mí, Katherine, pero no justificaré sus acciones, solo espero que ambos puedan tomar la decisión correcta por el bien de esa niña, porque ella los necesita... a los dos
Hablar con el entrenador fue incómodo al inicio, pero al final, si me ayudó y me sentí un poco mejor después de contarle lo que estaba sucediendo, después de todo cuando decidiéramos revelar la verdad, eso también afectaría la imagen de Asher y eso era importante para el equipo.
- Todo está listo – dijo Brenda entrando a la habitación y eso me sacó de mis pensamientos – El equipo de seguridad está abajo y ya todos tienen sus órdenes
- Ya me dieron el alta de Rebecca, podemos irnos
Natalie estaba esperándonos en casa y ya se había llevado todas las cosas de mi hija, así que lo único que quedaba por hacer era salir de aquí lo que a decir verdad iba a ser complicado, porque los reporteros no iban a perder la oportunidad de tomarnos una foto y aunque en estos días si nos mostraron respeto y se mantuvieron un poco más al margen, era imposible pensar que nos dejarían salir tan fácilmente.
- Mami, ya vamos – dijo mi pequeña jalando mi mano y sonreí
Rebecca estaba mucho mejor y eso era lo verdaderamente importante; no soportaría que algo le sucediera y aunque no estaba cien por ciento curada, estaba lo suficientemente bien como para seguir su recuperación en casa y me aseguraría de que no volviera a enfermarse.
- Si, mi amor; ¿recuerdas lo que te dije? – pregunté y ella asintió
- No los miraré y me abrazaré bien a ti – respondió mi pequeña y eso volvió a sacarme una sonrisa
- Vamos – dijo Brenda después de recibir un mensaje y simplemente asentí colocándome los lentes de sol y tomando a mi pequeña en mis brazos
Rebecca hizo exactamente lo que le pedí y se abrazó con fuerza a mi cuello mientras yo la sostenía con seguridad y Brenda se encargó de cubrirla con una manta para que no se viera ni un centímetro de su rostro; porque si bien ya el mundo conocía de su existencia, todavía no quería exponerla ante las cámaras y tendría que tener mucho más cuidado desde ahora.
Cuando llegamos a la puerta principal, la ansiedad me obligó a detenerme; tenía miedo y no era para menos; podía ver desde aquí la cantidad de cámaras que rodeaban la puerta y aunque teníamos un gran equipo de seguridad, aun así, eran demasiadas personas y me aterraba que alguien pudiera hacerle algo a Rebecca.
- Agárrate bien, cariño – susurré y sentí sus pequeñas manos sujetarse con más fuerza a mi cuello
Avancé con confianza sin bajar la cabeza mientras Brenda me acompañaba y en menos de un segundo el equipo de seguridad nos rodeó; podía escuchar las preguntas de los reporteros y los flashes de las cámaras empezaron a cegarme; todos nos empujaban e intentaban llegar a nosotras por lo que comencé a caminar cada vez más deprisa, cubriendo a mi hija con fuerza para que nadie llegara a verla y me limité a susurrarle palabras dulces para calmarla ya que no estaba acostumbrada a todo este descontrol y caos.
Cuando finalmente llegamos a la camioneta que nos esperaba, Brenda subió en el asiento de adelante mientras yo permanecía en los asientos traseros con Rebecca y en cuanto estuvimos seguras tras los vidrios polarizados, al fin me sentí a salvo; Rebecca se deshizo de la manta en un segundo y la curiosidad le ganó, así que prácticamente se pegó a la ventana para ver que sucedía en el exterior y la sorpresa se vio reflejada en su rostro.
- ¿Todos ellos quieren conocerme? – preguntó confundida
- Si, cariño; todos ellos quieren verte
- ¿Y porqué no pueden? – volvió a preguntar girándose para mirarme
- Por que estás muy pequeña y todavía no estás del todo sana; es mejor esperar a que todo esté más tranquilo – le expliqué con cuidado y ella procesó mis palabras para después volver a mirar por la ventana
- Tienen muchas cámaras – comentó con curiosidad y sonreí – Da miedo – murmuró y decidí que había sido suficiente, así que la tomé en mis brazos alejándola de la ventana y ella solo rio – Mami... ¿cuándo veré a Asher de nuevo?
La pregunta de mi hija me hizo temblar y no supe que responder; le había contado que estaba trabajando con el equipo de los San Francisco Raiders y aunque me retó por no habérselos presentado, estaba emocionada y feliz de conocer al equipo, en especial a Asher cuya visita no podía sacarse de la cabeza.
No había dejado de preguntar por él desde que despertó ese día y no lo vio en la habitación; me había hecho tantas preguntas que francamente ya no sabía que más decirle y era consciente de que no podía seguir retrasando el momento para contarle la verdad.
Mi niña era pequeña, pero era bastante razonable para su edad, así que hablar con ella no era el problema, pero aun así me sentía temerosa; no sabía cómo reaccionaría cuando le dijera quien era Asher y eso me asustaba, pero al mismo tiempo era un momento que no podía retrasar más, porque tanto Rebecca como Asher merecían conocerse y no iba a volver a impedirlo.
Cuando llegamos al edificio, la camioneta entró al estacionamiento y tomamos el ascensor para dirigirnos a nuestro piso; justo ahora estaba agradecida de que el edificio fuera exclusivo y tuviera seguridad, además de privacidad por lo que dejé de preocuparme y cuando al fin estuvimos en el interior de nuestro hogar, me sentí realmente aliviada.
Natalie había cocinado algo ligero para Rebecca, así que las cuatro nos sentamos a la mesa a comer y una vez que mi hija tomó sus medicamentos, la llevé a su habitación para que descansara; me senté a su lado en la cama con un libro de cuentos en las manos y me entretuve narrándole una historia hasta que el sueño la venció; la cubrí bien con las mantas y dejé encendida su luz de noche antes de regresar a la cocina en dónde Brenda estaba lavando los platos junto a Natalie, así que decidí ayudarlas para terminar más rápido y cuando todo estuvo listo, Natalie se marchó a su habitación ya que tenía algunos pendientes y Brenda se despidió de mí ya que tenía una reunión con la agencia.
Estaba realmente cansada y no quería pensar en lo que me esperaba durante los siguientes días; habíamos tenido que retrasar mucho trabajo y si a eso le sumábamos las entrevistas que tendría que dar, todo resultaba realmente agobiante, pero ese sería un problema a futuro, porque al menos mañana todavía estaba libre y dedicaría mi tiempo solo a Rebecca.
Me di un baño largo para relajarme y una vez que me sentí más tranquila, pude poner mis pensamientos en orden y tomé una decisión; por lo que tomé mi celular marcando su número y no tardó nada en responder la llamada.
- Katherine, ¿Cómo estás? ¿Cómo está Rebecca? ¿Ya están en casa? – preguntó Asher de inmediato
- Ambas estamos bien; Rebecca comió, tomó sus medicamentos y ya se durmió – le expliqué con calma y me armé de valor para continuar - ¿Mañana podrías venir? – pregunté con el corazón latiéndome como loco – Quisiera que habláramos con Rebecca ahora que se siente mejor; ella... estuvo preguntando por ti – dije y todo lo que obtuve fue un silencio que aumentó mis nervios – Asher...
- Mañana estaré ahí a primera hora; ¿Algo especial que pueda llevar? ¿Algo que le guste? – preguntó con los mismos nervios que yo
- Le gustan los panqueques con chocolate y fresas – respondí, pero por su respiración en la línea, era más que obvio que estaba muy nervioso – Todo irá bien, Asher; le encantará verte
- ¿Crees que me acepte? – preguntó después de unos segundos
Si dijera que no me sentía mal o culpable, estaría mintiendo; les había quitado mucho tiempo juntos tanto a Asher como a nuestra hija y quería encontrar la forma de remediarlo, pero también tenía que admitir que estaba muy nerviosa.
- Solo ten paciencia con ella; ambos le explicaremos lo que sucede y estoy segura que irá bien; solo muéstrale la gran persona que eres – las palabras salieron de mi boca sin pensarlo y honestamente no me arrepentí de lo que dije
- Nos vemos mañana, Katherine
No estaba segura porque, pero no me gustaba la forma en que decía mi nombre; extrañaba que me llamara girasol e incluso extrañaba escucharlo llamarme Katy como hacía hace tantos años, pero no podía concentrarme en mis sentimientos por ahora; lo principal era Rebecca y era en lo que tenía que tener toda mi atención.
Durante horas intenté quedarme dormida, pero al final solo me rendí; no podía dormida y la ansiedad estaba consumiendo, así que me levanté de la cama y saqué una pequeña caja del armario para después sentarme en el suelo y revisar su contenido.
Esa caja era todo lo que tenía de mi pasado y era algo de lo que no podía desprenderme; los amish no teníamos muchas cosas materiales y cuando me marché de casa solo me llevé lo que era importante para mí; empecé a sacar las cosas de aquella caja y la nostalgia me invadió.
Ahí estaba la cofia que solía usar en mi cabeza cuando era una niña y varios de los libros que Asher me había obsequiado en los que guardaba unas viejas flores secas; en el interior de la caja también se encontraba una foto, la única que tenía de aquellos tiempos y al tomarla en mis manos las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos; los amish no se tomaban fotografías, así que no tenía fotos de mis padres o mis hermanos, pero la única foto que me tomé en ese tiempo fue con Asher y nunca pude desprenderme de ella, ni siquiera en el momento en que más enojada estuve con él; recordaba el día en que el tomó esa foto, con una cámara antigua que saca la foto de forma instantánea; recordaba claramente ese momento y ese solo recuerdo me aceleraba el corazón, pero cuando volví la mirada al interior de la caja y observé el pequeño collar que él me había regalado hace tantos años, las lágrimas por fin me desbordaron.
Él llegó a mi vida de golpe en el momento indicado y lo cambió todo; puso mi mundo de cabeza, pero eso fue bueno porque me permitió descubrir quién era yo lejos de las tradiciones y reglas en las que fui criada; Asher me mostró un lado del mundo que era completamente desconocido para mí y aunque las cosas no siempre fueron buenas, ya no iba a seguir recriminándole por el pasado, porque las personas que fuimos ya no eran las mismas que hoy habían vuelto a encontrarse; yo ya no era aquella chica ingenua y temerosa que se sorprendía por cada pequeña cosa a su alrededor y él ya no era aquel chico confundido que escapaba de sus problemas; éramos diferentes, habíamos madurado y eso era bueno porque crecimos, aprendimos, nos equivocamos y nos convertimos en mejores personas, así que ahora cuando miraba al pasado, las viejas heridas ya no continuaban doliendo, después de todo, las adversidades me impulsaron a convertirme en mi mejor versión y me enseñaron a valorar cada momento.
Guardé mis cosas nuevamente en la caja, pero antes de cerrarla, otro pequeño libro atrajo mi atención y sonreí con nostalgia; ahí estaba la pequeña biblia que mi padre me había regalado cuando era niña y al abrirla, el primer versículo que leí fue cómo una señal enviada por el cielo.
"La persona que ama no tiene miedo, dónde hay amor, no hay temor, al contrario, el verdadero amor quita el miedo, si alguien tiene miedo de que Dios lo castigue, es porque no ha aprendido a amar"
Guardé todo de nuevo en su lugar y volví a la cama, pero de alguna forma, ya no sentía el mismo temor que antes; ya no quería seguir asustada y nerviosa, quería jugarme por mis sentimientos y ser honesta conmigo misma y con las personas a mi alrededor; estaba cansada de mentir y fingir que no sentía lo que sentía, así que desde mañana comenzaría a ser fiel a mi misma y empezaría a hablar con la verdad.
Cuando desperté, lo primero que hice fue enviarle un mensaje a Brenda para contarle la situación y justo después hablé con Natalie que me agradeció por darle el día libre y simplemente la abracé agradeciéndole por cuidar tanto de Rebecca; después me dirigí a la habitación de mi pequeña y llené la bañera con agua tibia; la desperté con besos haciéndola reír y con cuidado la llevé hasta el baño en dónde me dediqué a lavar bien su cabello mientras ella jugaba con los juguetes de la bañera y una vez que estuvo limpia, la sequé muy bien para evitar que volviera a enfermarse y le permití escoger lo que deseaba ponerse.
Dejé a mi hija jugando en su habitación mientras me dirigía a la mía para darme una ducha rápida y me coloqué unos jeans cómodos junto a una blusa holgada de color rosa palo; me peiné con rapidez y después volví con Rebecca para terminar de arreglarla mientras ella me hacía preguntas sobre lo que haríamos el día de hoy.
El tiempo pasó volando y entonces el timbre de la puerta sonó lo que provocó que mi respiración se acelerara, pero, aun así, me puse de pie y casi corriendo me dirigí a la puerta; respiré un par de veces para tranquilizarme y entonces abrí topándome directamente con Asher que parecía igual de nervioso que yo.
- Buenos días – lo saludé haciéndome a un lado para que pasara al departamento
- Buenos días – respondió entrando y cerré la puerta tras nosotros
- ¡Mamá! – exclamó Rebecca saliendo de su habitación y se quedó paralizada cuando vio a Asher – Hola... - murmuró con timidez acercándose y eso me desconcertó
- Hola pequeña – respondió Asher dejando las bolsas que traía a un lado
Rebecca lo observaba fijamente lo que aumentaba la tensión en la habitación; por la forma en que lo miraba cualquiera diría que estaba viendo a través de su alma, pero eso no era lo más desconcertante, si no que fue acercándose a él con cuidado y cuando estuvo lo suficientemente cerca lo miró fijamente a los ojos antes de hablar.
- Eres mi papá, ¿verdad? – preguntó y tanto Asher como yo soltamos un jadeo de sorpresa
¡¿Qué acababa de decir?!
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