CAPÍTULO 16
KATHERINE
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Sus palabras me dejaron sin defensas; Asher tiró mis muros de golpe, sin esfuerzo y ahora me sentía vulnerable, nerviosa y asustada; una parte de mí quería acercarse y besarlo como lo hice hace tantos años, pero luego estaba esa otra parte que recordaba lo mucho que me había lastimado y simplemente me mantuve en silencio, observándolo con una mezcla de miedo y ansias en mis ojos.
Asher decidió no presionar más y después de despedirnos del señor Mickaelson, nos marchamos de aquel hermoso campo de girasoles y durante todo el camino de regreso solo permanecí en silencio, pensando en sus palabras y en el desastre de sentimientos que habían provocado.
- Llegamos – declaró Asher deteniéndose justo frente al edificio en el que me estaba quedando
- Sí... - murmuré pensativa sin saber que decir, pero antes de que pudiera abrir la puerta y marcharme, tomó mi mano para detenerme
- Perdóname – soltó de golpe y al verlo a los ojos noté que una capa de lágrimas que iban acumulándose – Katherine, sé que soy un bastardo por lo que te hice; te dejé cuando más me necesitabas y hui como un cobarde, créeme, entiendo que merezco que me odies – su mano acariciaba la mía con suavidad y me veía con sus hermosos ojos azules tan profundos que siempre solía perderme en ellos – Perdóname, Katherine, por favor – rogó con su voz rompiéndose
- Asher, no puedo hacer esto, no ahora; hemos pasado años alejados, no puedes venir como si nada, pedir perdón y esperar que todo vuelva a ser lo mismo
- Lo sé, girasol, lo sé – admitió en voz baja y lo sentí acercarse – Pero, aun así, no voy a darme por vencido, porque te amo y eso jamás cambiará; te amo, Katherine
- No – declaré con rabia – Solo sientes culpa y eso no es amor – lo acusé sintiendo un nudo formarse en mi garganta – No volveré a caer, Asher; no volveré a dejar que juegues conmigo
- Nunca jugué contigo, girasol, jamás lo hice – declaró y fruncí el ceñó sin poder evitar recordar las palabras que me dijo cuando se marchó – Lo que tuvimos fue real y lo sabes – podía sentirlo tan cerca de mí que me costaba respirar; mi corazón latía tan rápido que temía que en cualquier segundo pudiera detenerse – Siempre has sido la única mujer para mí, Katherine; te amé con todas mis fuerzas y te sigo amando
- Te vi con otras mujeres, Asher; así que no me jures amor cuando no sabes lo que se siente
- Tienes razón, me acosté con muchas otras chicas, pero fue solo sexo, sin sentimientos – dijo con seriedad y reí ante sus palabras – Por más que quieras negarlo, sé que sabes que es cierto; solo contigo he hablado de mis problemas, solo contigo he sido honesto y real; solo contigo me late el corazón y la única que siempre he amado eres tú.
Intenté alejarme, pero él no lo permitió y en lugar de eso, su mano subió a mi rostro acariciando mi mejilla mientras me miraba fijamente; intenté hablar, pero la mirada que me estaba dando me quitaba el coraje y la furia que sentía por momentos.
- Puedes negarlo cuanto quieras, pero te sientes igual que yo; vibramos cuando estamos juntos, Katherine; no nos fueron suficiente estos años y no será suficiente toda una vida, porque jamás podremos olvidarnos.
Por más que quisiera odiarlo con todas mis fuerzas, cada vez que lo tenía cerca mi respiración se entrecortaba y mi corazón latía descontrolado; él era el único hombre que siempre me hacía temblar y era frustrante que después de tantos años ni mi mente ni mi corazón fueran capaces de olvidarlo; pero cuando se acercó e intentó besarme, me aparté con brusquedad y abrí la puerta del auto para salir corriendo.
Tal vez era cierto que continuaba queriéndolo, pero el miedo era más fuerte y olvidar lo que hizo era muy difícil, así que era preferible aferrarme a mi orgullo y a mi cordura antes que dejarme caer nuevamente por él, pero... cuando al fin estuve a salvo en mi departamento no pude evitar recordar como se sentía su piel contra la mía y cómo conseguía desestabilizarme solo con una mirada; si era honesta, Asher me volvía cenizas en un instante y tenía miedo, porque parte de mí quería arriesgarse y arder nuevamente por lo que sentía, pero atreverme a hacerlo era una locura en la que no podía permitirme caer.
- ¡Mami! – el grito de mi hija me hizo reaccionar y dejé de pensar en lo que había sucedido con Asher
Esa era otra razón por la cual tenía tanto miedo; mi hija era mi mundo, ella era mi prioridad y me angustiaba lo que sucedería cuando toda la verdad saliera a la luz, pero era algo que no podía seguir retrasando.
Rebecca me contó emocionada sobre su día mientras Natalie me ayudaba a arreglar sus cosas ya que como le había prometido, iríamos al parque, por lo que mientras más veía sonreír a mi hermosa niña, más tranquilo se sentía mi corazón y una vez que todo estuvo listo, salimos con cuidado por una de las puertas del edificio y nos dirigimos al parque más cercano.
En cuanto llegamos, tomé asiento en una de las bancas junto a Natalie mientras que Rebecca jugaba en los juegos y se relacionaba con otros niños; esta era una de las cosas que me gustaban de San Francisco; la vida aquí no era tan apresurada como en Nueva York y todo parecía mucho más simple, tanto que honestamente podría llegar a acostumbrarme.
En Nueva York era muy difícil salir a cualquier lugar sin ser reconocida y cada uno de mis movimientos era vigilado por la prensa, aunque usualmente conseguía salirme con la mía y mantenía mi vida personal totalmente privada; pero aquí todo era mucho más sencillo; las personas no me perseguían y la vida pasaba con mucha más tranquilidad; en esta ciudad Rebecca podía crecer con mayor libertad y eso era algo que verdaderamente deseaba.
El grito de mi hija me sacó de mis pensamientos y salí corriendo hacia ella al igual que Natalie; Rebecca se había alejado hace algunos minutos del resto de los niños para jugar sola con su pelota, pero ahora estaba frente a un hombre que reconocí en un segundo.
- Eres Chase Young – escuché decir a mi hija y me apresuré a tomarla en mis brazos para alejarla de él
Chase la miraba sorprendido y cuando me vio, su sorpresa solo aumentó; podía ver la incertidumbre en sus ojos, pero por más que intenté que mi hija no lo mirara, ella estaba tan emocionada que se removía en mis brazos.
- Así es, princesa, ¿Cómo te llamas? – preguntó mientras mi hija le sonreía
- Rebecca
- Qué bonito nombre para una niña tan linda – respondió Chase y decidí cortar este momento antes de que todo empeorara
- Natalie, llévate a Rebecca a la casa, por favor – pedí y mi hija se quejó mientras la bajaba para que Natalie tomara su mano
- Pero, mamá... - se quejó mirándome con ojos de cachorro, pero no cedí, así que ella observó a Chase una vez más y le sonrío para despedirse – Mamá, le pides un autógrafo por mí, por favor – pidió mi niña y asentí indicándole que se fuera con Natalie
- Adiós, princesa, nos veremos pronto – se despidió Chase sonriéndole a Rebecca lo que la hizo muy feliz y después volvió su mirada hacia mí - Así que tienes una hija – dijo Chase una vez que Rebecca se marchó
- No esperaba encontrarte aquí
- Vivo a unas cuantas calles y hoy decidí dar un paseo – explicó sin quitar sus ojos de los míos, pero parecía estar perdido en sus pensamientos - Katherine, ¿Cuántos años tiene tu hija? – preguntó y podía ver los engranajes de su cerebro trabajando a mil por hora
Me quedé en silencio, sopesando mi respuesta, porque era imposible que él no se diera cuenta de la verdad; en especial por la forma en que había observado a Rebecca; pero aun así me costaba hablar.
- Cinco – respondí de golpe y la sorpresa aumentó en los ojos de Chase
- Ella es...
- No quiero hablar de eso ahora – declaré con los nervios a punto de traicionarme
- Tu hija es hermosa, Katherine, tan hermosa como tú – dijo sacándome una sonrisa – Y tiene sus ojos – la sola mención de ese detalle causó estragos en mi mente y me desestabilizó el corazón – Guardaré tu secreto – sentenció al fin y lo miré con la duda reflejada en todo mi rostro
- ¿Por qué? – pregunté con cautela
- Él me contó lo que hizo y es tu derecho decidir cuando le contarás la verdad; no voy a justificar a mi amigo ni ponerme de su lado – dijo sorprendiéndome – Puedes confiar en mí, Kat; tal vez no nos conozcamos hace mucho, pero espero que con el tiempo puedas considerarme un amigo
Las palabras de Chase me hicieron sonreír y el miedo abandonó poco a poco mi cuerpo, así que mientras me acompañaba a casa decidí contarle algunas pequeñas cosas sobre mi vida y hablé un poco más acerca de Rebecca, como por ejemplo lo fascinada que estaba por el fútbol y lo locamente emocionada que se ponía antes de cada partido lo que hizo que Chase sonriera.
Cuando llegamos a la puerta del edificio, decidí que no sería malo permitirle convivir un poco con Rebecca, claro que me sentiría segura una vez que estuviéramos lejos de la calle y de cualquier par de ojos curiosos, así que subí junto a Chase y cuando abrí la puerta, no pasó ni un segundo para que mi hija volviera a gritar emocionada.
Rebecca pasó casi una hora acaparando a Chase y le hizo todas las preguntas que pasaron por su mente, aunque ciertamente algunas de sus preguntas consiguieron sorprenderme tanto a mí como a Chase; después de todo, mi pequeña niña era muy astuta e inteligente, tanto que a veces te costaba creer que solo tuviera cinco años.
- Gracias por quedarte – dije después de que mi hija se despidió de Chase y aproveché que Natalie la llevó a su habitación para bañarse para hablar con él a solas
- Tu hija es grandiosa, Kat; es una niña muy curiosa – respondió y reí
- Lo siento por todo su interrogatorio
- No te disculpes, fue divertido y sus preguntas fueron interesantes; fue la mejor entrevista de mi vida – dijo sacándome otra risa
- Créeme, también fue el mejor día para ella; realmente te admira y le apasiona el fútbol
- La genética es fuerte – respondió y mi sonrisa decayó – No lo dije para que te sintieras mal, lo siento – se disculpó apresuradamente, pero solo negué
- Se parece mucho a él – admití con lentitud
La verdad es que a veces cuando miraba a mi hija, me recordaba mucho a Asher; era extraño como viéndose tan parecida a mí, su personalidad era tan parecida a la de él; ella era dulce, amable, curiosa y extrovertida; cuando la conocías no podías evitar amarla y resultaba tan encantadora que siempre conseguía sacarte una sonrisa; Rebecca era luz y era lo mejor de ambos; mi pequeña niña era mi adoración y tenía tanto de su padre que en ocasiones lo veía en sus ojos.
- Se lo diré, tengo que hacerlo – dije intentando sonar segura, pero la verdad es que tenía demasiado miedo
- Asher es mi amigo, Kat, pero siempre fue reservado con su pasado, hasta que decidió hablarnos sobre ti y por primera vez en años lo vi devastado; él te quiere, Katherine y se equivocó mucho, pero aun te quiere
- Pasó mucho cuando él se fue, Chase – dije sin saber exactamente porque me estaba abriendo con él – Mi familia me echó a la calle, mi comunidad me repudió por que estaba embarazada de un forastero; estaba sola y aterrada; no sabía nada de este mundo y no tenía idea de cómo sacaría a mi hija adelante; no es fácil olvidar todo lo que pasamos; no es fácil olvidar las noches que Brenda y yo pasamos con hambre porque no nos alcanzaba el dinero para nada más que la leche de Rebecca; solo... - dije intentando contener las lágrimas y Chase solo se acercó para abrazarme
- Has sido muy valiente, Kat, has luchado muy duro y lamento que tuviera que ser así, pero eso te hizo fuerte y te convirtió en la mujer que eres ahora; saliste adelante y tienes una niña maravillosa y entiendo tu miedo a decirle la verdad, porque él te lastimó y tuvo la culpa de mucho de lo que sucedió, pero es su hija, Kat y es difícil poner una excusa para que no se lo hayas contado – eso lo sabía, porque no era la primera persona que me hacía verlo, pero, aun así, era difícil
- Una vez estuve a punto de hacerlo – solté alejándome un poco de Chase – Cuando empecé a crecer en mi carrera, me aseguré de mantenerme lejos de él, pero en una ocasión, llegué a verlo, aunque hui en cuanto lo hice, pero... cuando llegué a casa, solo podía pensar en decirle la verdad
Tuve muchas oportunidades para buscarlo y hablarle de Rebecca, pero nunca lo hice y eso me hacía sentir culpable, porque era cierto que Asher me lastimó y me dejó cuando más lo necesitaba, pero mi hija no tenía culpa de nada y ella merecía tener a su padre en su vida.
- Debes decirle, Kat, es mejor que lo escuche por ti antes de que se entere por alguien más
- ¿Por qué guardarás mi secreto? – pregunté mirándolo con auténtica curiosidad
- No es mi pelea – dijo con calma – Asher es mi amigo, pero él cometió muchos errores, además, eres la madre de Rebecca e independientemente de lo que pueda o no suceder entre ustedes dos, tienes derecho a decirle la verdad cuando te sientes la lista para hacerlo – Chase pasó su mano por mi mejilla limpiando mis lágrimas y sonreí un poco
- Tengo miedo – admití sintiendo cómo las lágrimas luchaban por volver a salir – No sé cómo reaccionará, ¿Qué voy a hacer si no quiere verla? – dije ahogando un sollozo - O peor, ¿qué haré, si intenta quitármela? Me moriría si se lleva a mi hija y lucharía sin importarme nada más, Chase; eso... terminaría de destruirlo todo – él volvió a rodearme con sus brazos y acarició mi cabello intentando reconfortarme
Últimamente me sentía mucho más asustada y nerviosa que antes; pero el abrazo de Chase conseguía tranquilizarme un poco, aunque la sola idea de todo lo que podría pasar cuando dijera la verdad, estaba matándome lentamente.
- Tranquila, cariño – dijo intentando calmarme – Él nunca te haría eso y definitivamente amará a Rebecca en cuanto sepa de su existencia y si no lo toma bien, te prometo que hablaré con él, ¿bien? – preguntó y asentí con lentitud – solo ve un paso a la vez, no te atormentes con lo que puede suceder a futuro, ve poco a poco – dijo abrazándome con fuerza y sus palabras consiguieron que por fin dejara de llorar
Pasé toda la noche dando vueltas en la cama, nerviosa por lo que podría ocurrir y si tenía que ser sincera, la ansiedad estaba devorándome por completo; tenía que hablar con Asher cuanto antes, necesitaba decirle la verdad o me volvería loca y francamente tenía que hacerlo por Rebecca, porque ella merecía tener la oportunidad de conocerlo y yo no podía seguir arrebatándole eso.
A la mañana siguiente me dirigí a primera hora al estadio porque tenía que terminar con una sesión de fotos, pero por más que lo intentaba no conseguía concentrarme y cuando al fin terminé de trabajar, me senté en las gradas e intenté escuchar a Brenda queme hablaba de todos los compromisos que teníamos programados.
Observé a Asher y a los demás entrenar durante un largo tiempo e intenté hacerle caso a Brenda para terminar de coordinar algunos asuntos de trabajo, pero cuando ella se marchó porque tenía una cita con algunos publicistas, simplemente salí de las graderías y busqué un lugar en el que pudiera concentrarme y pensar con claridad.
En el pasado, mentir era algo que no me sentía capaz de hacer; los amish valoraban mucho la honestidad y había crecido con ese valor muy arraigado dentro de mí, pero últimamente no hacía más que mentir y eso me hacía sentir mucho más culpable.
- Katherine, ¿Qué haces aun aquí? – preguntó el entrenador sacándome de mis pensamientos
- Entrenador Bryant – lo saludé de inmediato y sonreí – Yo... solo mataba el tiempo; me interesó ver a los chicos entrenar, pero necesitaba un descanso
- Lanzas muy bien el balón, te vi hacerlo durante la filmación, nos sorprendiste a todos – dijo mirándome con intriga y solo me limité a asentir
- Aprendí hace muchos años y al parecer, el cuerpo no olvida
- La memoria muscular es impresionante, hay cosas que, si las hacemos, jamás se irán de nuestra mente y nuestro cuerpo
- Parece que tiene razón – admití acompañándolo mientras caminábamos
- Los chicos ya terminaron de entrenar, pero Asher me dijo que necesitaba hablar contigo – comentó de pronto y no pude evitar mirarlo con algo de sorpresa
- Ah, claro, ¿Sabe dónde está? – pregunté intentando controlar los nervios
- Debe seguir en el campo – respondió el entrenador y asentí antes de dirigirme nuevamente hacia la salida al campo
Mentiría si dijera que no estaba nerviosa y no solo porque no sabía que tenía que decirme, si no porque no estaba segura que emoción saldría de mí al verlo; francamente era un tornado de sentimientos cada vez que él estaba cerca y eso comenzaba a alterarme demasiado.
Cuando llegué al campo me di cuenta que ya estaba vacío, por lo que decidí ir al segundo lugar en el que probablemente se encontraría y caminé hacia los vestidores, pero antes de que pudiera cruzar la puerta, me golpe con alguien cayendo sentada hacia atrás.
- ¡Katherine! ¡Lo siento! – se disculpó Nathan dándome la mano para que pudiera ponerme de pie – Venía distraído y no te vi, lo siento, ¿Estás bien? – preguntó alarmado
- Estoy bien, tranquilo – respondí sonriéndole para que no se asustara más
- Justo iba a buscarte al campo, Asher quería verte – explicó y solté una risa
¿Qué acaso todos estaban unidos en un complot con él? Al parecer todos eran equipo Asher en esta situación y eso me causaba cierta gracia; pero al mismo tiempo aumentó mi curiosidad, ¿Qué es lo que Asher quería decirme ahora?
- ¿Dónde está? – pregunté sin poder contener la sonrisa
- En la oficina a dos puertas del vestuario – me informó y luego de sonreírme con complicidad salió corriendo dejándome desconcertada y algo divertida
La parte racional de mi cerebro me decía que diera media vuelta y me marchara, pero en menos tiempo del que creí ya me encontraba frente a la puerta de aquella oficina y toqué un par de veces hasta que la puerta se abrió revelándome a un sonriente Asher que vestía con un pantalón deportivo, una camiseta y su cabello húmedo del que continuaban cayendo algunas gotas de agua.
- Hola... - murmuré con suavidad y él se puso en medio de toda la puerta obstaculizando mi visión
- Hola, Katherine – me saludó con una sonrisa, pero aun así no me permitió ver que había en el interior de la habitación - Cierra los ojos – pidió y fruncí el ceño – Por favor, cierra los ojos – volvió a pedir y suspiré antes de hacerle caso
Asher me hizo entrar a la habitación con los ojos cerrados y después escuché la puerta cerrarse; tal vez fuera algo tonto confiar de esta forma en él, pero no podía evitar creer en lo que decía y extrañamente seguía sintiéndome segura cuando él estaba cerca.
- Abre los ojos, girasol – murmuró en mi oído y cuando abrí los ojos, me fue imposible no sonreír
No había muebles en la oficina y las paredes estaban pintadas de blanco con frases escritas por todas partes; me acerqué lentamente para leer una de ellas y un recuerdo vino de golpe a mi mente; seguí avanzando leyendo cada una de las frases en las paredes y con cada una de ellas mi corazón fue acelerándose aun más.
- Son... - empecé a murmurar sin encontrar las palabras para expresarme
- Todas las frases que marqué para ti en los libros que te llevaba – respondió y me giré para mirarlo sin saber que hacer
Él no había olvidado un detalle como este; en todo este tiempo no había olvidado las frases que me dedicó y que tantas sonrisas me sacaron cuando leía oculta en el granero de mi familia con solo una pequeña vela acompañándome.
- ¿Recuerdas esta? – preguntó acercándose hasta quedar a mi lado y seguí su mirada – Quizás son nuestras imperfecciones, las que nos hacen tan perfectos el uno para el otro – leyó con suavidad, acariciando cada palabra y mi respiración se entrecortó
- Siempre fuiste admirador de Jane Austen – respondí haciéndolo sonreír
- Recuerdo que tú preferías a Brontë – murmuró mirando en otra dirección y al leer la frase en el muro, volví a sonreír - Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras, ¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarte – dijo volviendo su mirada a la mía
- Hazlo, pues, sígueme, hasta que me enloquezcas. Pero no me dejes solo en este abismo. No puedo vivir sin mi vida. No puedo vivir sin mi alma – dije recordando otra de las frases que él había marcado para mí hace tantos años
Aún conservaba los libros que él me regaló con todas las frases que marcó para mí y todos los recuerdos que teníamos juntos me vinieron a la mente de golpe; recordaba la forma en que me abrazaba mientras ambos leíamos recostados en un gran árbol; recordaba cómo me susurraba esas frases en el oído y por un momento me sentí como aquella chica llena de ilusiones que le entregó su corazón.
- ¿Cómo hiciste esto? – pregunté mirándolo fijamente
- Me costó un poco convencer al entrenador, pero aceptó darme esta oficina, después de todo, estaba vacía – respondió y solo asentí escuchándolo - Los chicos me ayudaron a pintar y escribir durante la noche...
- ¿Por qué? – pregunté interrumpiéndolo - ¿Por qué hiciste esto?
- Nunca he olvidado nada de lo que vivimos, Katy – dijo llamándome por ese viejo apodo que no había escuchado en tanto tiempo y no pude corregirlo – Todo lo que te dije fue real y todo lo que sentí por ti y aun siento, es real – dijo sin apartar sus ojos de los míos
Sus ojos me tenían atrapada; Asher siempre fue cómo el océano, tan hermoso y escalofriante a la vez; su mirada era profunda y tan luminosa que te atraía en un segundo; pero a pesar del temor que sentía, cada vez que sus ojos se fijaban en los míos, no podía evitar que mi corazón latiera descontrolado.
- Haré todo para recuperarte y te demostraré cada día que jamás he dejado de amarte, girasol – dijo acercándose y no pude evitar tensarme, porque sus palabras me dejaban sin aliento, pero el secreto que guardaba me estaba consumiendo.
Mientras observaba a Asher, los nervios me mataban; porque todo este tiempo le reclamé por lo que hizo y le hablé de lo que pasé cuando se fue, pero no le había contado mi secreto más importante y eso estaba acabando conmigo.
Nuestra hija era lo más importante y era el tema que no sabía como tocar; por momentos creía que estaba lista y me sentía a punto de decírselo, pero entonces volvía sentir miedo y me quedaba callada.
¿Cómo reaccionaría Asher al enterarse de la verdad?
¿Estaría feliz? ¿Furioso? ¿La aceptaría? ¿Me odiaría por ocultársela?
Una parte de mi no quería averiguar la verdad a todas esas preguntas, porque sentía terror a las respuestas; ¿Qué haría si Asher no deseaba tener nada que ver con nuestra hija? ¿Qué haría si él me odiaba por ocultárselo?
En el pasado, Asher no tenía planes de tener una familia; él no quería hijos ni un matrimonio y tenía miedo de que siguiera pensando de esa forma; pero después de la forma en que me había hablado y de la forma en que se comportaba conmigo, tenía muchas dudas.
Mi cerebro me decía una cosa y mi corazón me decía algo diferente; por más que intentaba mantenerme cuerda y dejar mis sentimientos a raya, al final estaba volviendo a caer por él, porque sin importar qué, mi cuerpo, mi alma y mi corazón seguían siendo débiles ante él huracán que era Asher para mí.
- ¿Qué me estás ocultando, Katherine? – preguntó Asher tomándome desprevenida
- ¿De qué hablas? – pregunté haciéndome la desentendida
- Te conozco bien, sé cuando intentas mentir, dime, ¿Qué sucede? – preguntó nuevamente y me mordí los labios
Tenía que decirle, tenía que hacerlo y este era el momento; Asher se acercó tomando mi rostro entre sus manos y el nudo que comenzaba a formarse en mi garganta, se hizo más grande.
- ¿Es alguien más? ¿Ya tienes a alguien en tu vida? ¿Es eso? – preguntó y podía ver en sus ojos no solo dolor, si no algo más fuerte; veía miedo y eso solo consiguió aterrarme aun más
Asher temía a mi respuesta, temía perderme y pude verme reflejada en sus ojos; pude recordar el día en que se marchó y lo lastimada que quedé al verlo irse, pero en ese momento, no luché por lo que sentía ni intenté detenerlo y todos estos años solo hice el intento de proteger mi corazón, pero no quería volver a arrepentirme y aunque me preocupaba cómo reaccionaría al descubrir la verdad, deseaba arriesgarme y sentirlo cerca una vez más, aunque tal vez fuera la última, así que sin contenerme más, acorté la distancia que nos separaba y junté mis labios con los suyos en un beso que no tardó en corresponder.
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VOLVÍ
LO SIENTO, ESTUVE FULL CON TEMAS PERSONALES, PERO VENGO CON ENERGÍAS RENOVADAS
¿QUÉ OPINAN DE LA HISTORIA?
¿QUÉ CREEN QUE SUCEDERÁ?
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