CAPÍTULO 11

ASHER

Ella estaba cambiada y su mirada era diferente; sus ojos me observaban con desprecio y rencor, algo que sabía que me merecía, pero verlo era un shock muy fuerte; Katherine sonreía con arrogancia y me miraba con odio; nunca creí que vería algo así en ella y era difícil de procesar, pero necesitaba respuestas y para eso tenía que reaccionar.

-        Katy – repetí su nombre y ella frunció el ceño

-        Es Katherine – me corrigió nuevamente e intenté con todas mis fuerzas mantenerme en control

-        ¿Cómo es posible? – dije mirándola de arriba hacia abajo y ella solo suspiró

-        La vida es un misterio – respondió restándole importancia y eso solo aumentó mi confusión

Katherine no solo se veía diferente, si no que era una persona diferente; mi Katy no era sarcástica ni arrogante; solía ponerse nerviosa ante cualquier persona y muy difícilmente te miraba a los ojos, pero la mujer que tenía frente a mí sonreía con superioridad y no bajaba la mirada; Katherine no era como la recordaba, pero sería un idiota si creyera que así sería.

-        Katherine, ¿Podemos hablar en un lugar más privado? – pedí, pero de inmediato se negó, aunque, aun así, no retrocedió

-        No tengo nada que hablar contigo

-        Katherine – murmuré avanzando hacia ella, pero en cuanto lo hice, levantó su mano para poner distancia

Había notado algunos ojos curiosos que nos observaban y era consciente de la mala idea que era hablar frente a tantas personas, en especial teniendo en cuenta que ambos éramos figuras públicas, pero tampoco podía solo alejarme de ella, no ahora que el universo me había dado la oportunidad de encontrarla.

Solía creer que la frase "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" era una tontería; solía pensar que era una frase demasiado cliché a la que nunca le hallaría un significado real, pero ahora era consciente de cuan cierta era esa frase, porque no supe cuanto la amaba hasta que ya no la tuve más y todo fue solo por mi culpa.

No podía sorprenderme que me mirara con odio y con tanto resentimiento, porque sin duda alguna me lo había ganado, pero, aunque no me sorprendía, si me causaba un gran dolor; los recuerdos del pasado me golpeaban uno a uno y mientras más la miraba, peor me sentía; tal vez había podido vivir mi vida hasta ahora porque ella estaba lejos, pero al tenerla cerca y ser plenamente consciente de lo que mis malas decisiones hicieron, la verdad es que me sentía destrozado.

La quería igual que antes, la amaba con la misma intensidad con la que lo hice hace años y aunque intenté convencerme de lo contrario, solo me bastó verla una vez para saber con certeza la gran equivocación que cometí, porque pese al tiempo, no la había olvidado y pese a todas las mujeres que conocí durante estos años, nadie nunca llenó el espacio, porque en mi corazón solo había una persona y por muy loco o cursi que sonara, era ella, siempre había sido ella y yo era un completo idiota por haberla dejado.

-        Katherine, por favor – rogué y por un segundo vi un destello de duda en sus ojos – Por favor, solo... ven conmigo – pedí nuevamente en un ruego y ella suspiró – Solo unos minutos... - pedí y entonces finalmente aceptó

-        Unos minutos – Katherine me miraba con una expresión que no supe descifrar, pero al menos había aceptado hablar y eso ya era algo – Te sigo

Estuve a punto de ofrecerle mi mano, pero me arrepentí en el último momento, porque estaba seguro que no la aceptaría; una cosa es que me diera la oportunidad de hablar y otra muy diferente que estuviera dispuesta a alguna cercanía, así que tenía que ser cauteloso o terminaría arruinándolo todo.

Sin perder un segundo más comencé a caminar entre las personas, conduciéndonos a una de las puertas de servicio que tenía acceso hacia los jardines interiores; no era la primera vez que acudía a un evento en este lugar por lo que conocía muy bien la distribución y estaba seguro que a esta hora los jardines estarían vacíos ya que estaban cerrados para el público, aunque no lo estarían para mí.

En cuanto estuvimos frente a la puerta, intercambié un par de palabras con el agente de seguridad y de inmediato nos dejó pasar; seguimos caminando hasta llegar a los pequeños jardines y una vez ahí, al fin pude girarme hacia Katherine que me miraba expectante.

-        Habla, tienes solo unos minutos – me recordó y suspiré

-        Katherine, lo siento – solté de golpe y ella rodó los ojos

-        No necesito tu disculpa

-        Pero la mereces – respondí y algo en su mirada cambió

Tal vez Katherine no había cambiado tanto como suponía; quizá debajo de esa fachada se encontraba la misma chica dulce y amable que había conocido; tal vez su exterior era diferente, pero la hermosa chica de la que me enamoré seguía ahí y podía verlo en sus ojos.

-        Te herí y no sabes cuanto lo he lamentado durante estos años; creí que hacía lo mejor, pensé que era lo correcto para ti, creí que sería feliz en tu comunidad, que tendrías esa vida que tanto soñabas; me convencí de que todo estaría bien, porque tendrías a tu familia y no tendrías que abandonar el mundo que amabas – dije intentando acercarme y ella retrocedió apartándose – Te amaba con todas mis fuerzas, Katherine, eso no lo dudes, pero éramos tan distintos que temía lo que pudiera suceder si seguíamos adelante

-        ¿Me amabas? – preguntó mirándome fijamente a los ojos

-        Por supuesto que sí – dije y ella frunció el ceño

-        Cuando amas a alguien, lo haces funcionar, no solo te das por vencido; el amor verdadero no lastima y no se acaba cuando las cosas se ponen difíciles; no renuncias a la persona que amas, no lastimas a la persona que amas, no abandonas a quienes amas – dijo y sus ojos se cubrieron de lágrimas que se esforzaba por no derramar

-        ¡No quería irme! ¡Pero merecías algo mejor que yo! ¡Merecías todo lo bello que hay en este mundo y yo no podía dártelo! – exclamé y ella avanzó a grandes pasos hasta quedar a solo unos cuantos centímetros de mí

-        ¡Rompiste mi corazón en pedazos y me dices que es porque merecía algo mejor! Entonces, ¿Por qué no fuiste mejor por mí? ¿Por qué no luchaste por mí? ¿Por nosotros? Te diré porque – dijo con la furia reflejada en sus ojos – Eres un cobarde y un mentiroso, preferiste romper mi corazón que arriesgar tu perfecto futuro; no te atreviste a pelear por amor, porque te aterrorizaba la idea de un compromiso real.

-        ¡Sé que lo jodí todo! ¡Sé que me equivoqué! ¡Fui un idiota y un cobarde! ¡Lo lamento! ¡Lo siento! – repetí y ella solo negó limpiándose las lágrimas de sus ojos

-        El amor requiere sacrificio, Asher y yo estaba dispuesta a sacrificarlo todo por ti, así de enamorada creí que estaba; te amaba tanto que lo arriesgué todo y al final perdí; te di el poder de lastimarme y eso hiciste, así que no te atrevas a decir lo siento, porque eso no me sirve en lo absoluto y no quiero oírlo más – dijo y antes de que pudiera marcharse, tomé su brazo para impedir que se fuera

-        Tienes razón, una disculpa no arreglará nada, pero déjame demostrarte que he cambiado, porque lo he hecho, Katherine y tienes razón, tenía miedo – admití y ella suspiro – Pero no quiero perderte otra vez, por favor; no quiero volver a perderte

-        No puedes perder lo que nunca has tenido – dijo soltándose de mi agarre y simplemente se dio media vuelta y se marchó

Me quedé parado en medio del jardín; era como si no pudiera moverme y el aire me faltara en los pulmones; su frialdad me había impactado, pero el dolor en sus ojos me había desgarrado por dentro; me había equivocado tanto, lo había jodido todo de una manera terrible y estas eran las consecuencias.

Hace años la herí y me marché sin mirar atrás, pero ver lo que causé; ver el dolor en ese par de ojos que antes resplandecían cuando me miraba, era algo que jamás podría olvidar; la lastimé profundamente y hasta ahora no me había puesto a pensar en ello; Katherine tenía razón, fui un cobarde, un mentiroso, un idiota y no me alcanzaría la vida para corregir mis errores, pero no podía darme por vencido y solo dejarla ir, porque ese sería otro gran error del que terminaría arrepintiéndome.

Katherine tenía razón, tuve miedo de cómo cambiarían las cosas si seguíamos juntos, tuve miedo de nuestro futuro, del compromiso y de todo lo que eso significaría para los dos; tuve miedo y salí corriendo como un auténtico cobarde, pero no volvería a huir, no volvería a dejarla sin luchar; porque pese a los años, continuaba amándola con la misma fuerza e intensidad.

El amor verdadero requería sacrificios, eso fue lo que ella dijo y esta vez sería yo el que estaría dispuesto a sacrificarlo todo por ella; porque mi vida no estaba completa sin tenerla a mi lado y esta vez arriesgaría todo por demostrarle que ya no era ese chico asustado que la abandonó; le demostraría con acciones lo arrepentido que estaba por mis errores y me convertiría en el hombre que ella merecía.

No pondría más excusas, no volvería a pedir disculpas que se quedaran solo en palabras; ahora iba a demostrarle que todo era diferente, que yo era diferente y que no volvería a lastimarla e intentaría con todas mis fuerzas borrar el dolor de sus ojos para que volvieran a brillar con esa luz que me enamoró desde el primer momento.

Lucharía por ella, lucharía como debí hacerlo hace años y esta vez nada ni nadie me impediría darle todo lo que merecía; así fueran las estrellas en el cielo o los tesoros en la tierra, le daría todo y le demostraría que mi amor por ella no eran solo palabras.

Después de unos cuantos segundos finalmente reaccioné y salí corriendo detrás de ella; no quería que se marchara; todavía tenía muchas preguntas que hacerle y tenía todo un enredo en la cabeza, pero cuando regresé al salón y la busqué con la mirada, no pude hallarla.

Había demasiadas personas y demasiado caos, pero no iba a darme por vencido tan fácil, así que me abrí paso entre las personas y seguí avanzando mientras la buscaba entre la gente; no me importaba quienes quisieran hablarme o detenerme, yo solo necesitaba encontrarla a ella, pero cuando finalmente la vi, era tarde, porque estaba en la salida, a punto de marcharse y no importó cuanto intenté acercarme o lo rápido que lo hice, ella prácticamente salió corriendo y en menos de lo que creí subió a un auto y se marchó dejándome ahí en la puerta, solo y con un terrible nudo en el estómago.

Tenía que volver a verla, teníamos demasiadas cosas de las que hablar y nada iba a detenerme de encontrarla; así tuviera que pasar por cientos de personas para llegar a ella, lo haría, porque no estaba dispuesto a rendirme, no volvería a equivocarme, no volvería a dejarla sin luchar.

Teníamos una segunda oportunidad que no pensaba desperdiciar.

Esto recién comenzaba

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Hola chicas
¿Qué les parece la historia hasta ahora?
¿Ustedes perdonarían a Asher?
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Me encanta leerlos
Los quiero ❤️

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