La Enfermería (2/2)

Los ojos de Iris se abrieron pesadamente, sentía la cabeza punzándole y algo de náuseas.

¿Qué había pasado? Recordaba algo sobre un Ragnarok, Jack el Destripador, luchar a su lado y derrotar a Hércules ni más ni menos. Pero no parecía real, solo un sueño extraño.

Se quejó, tallándose los ojos y convenciéndose de que todo era un sueño, hasta que un escalofrío recorrió su cuerpo al reconocer el sonido de una profunda exhalación.

Descubrió que no era un sueño, al mirar al hombre despertando junto a ella; habían acomodado dos camas juntas para mantenerlos en la misma habitación. Sintió una punzada en el corazón al ver todos sus vendajes, lo que la llevó a notar que ella se encontraba en un estado parecido.

-Espero que no quede ninguna cicatriz, aunque por otro lado me encantaría ver un recordatorio de que hemos peleado juntos, my brave lady.

La realización completa de todo lo que había sucedido llegó cuando la voz del inglés acarició sus oídos, haciéndola voltear desde sus manos vendadas hasta los ojos medio despiertos que la miraban con ternura: era tan cierto y único como la habilidad de ese ojo rojo.

- Jack... -la joven sonrió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas , y sin pensarlo se acercó a rodear la cintura de su acompañante en un abrazo.

Él no reaccionó, no supo si podía abrazarla de vuelta, así que simplemente continuó hablando - Estoy aquí, señorita. Nadie puede hacerle daño ahora, por favor no llene sus hermosos ojos de lágrimas.

- ¡Tuve tanto miedo, creí que íbamos a morir peleando! Y aún tengo la sensación de que algo horrible puede pasar y arrancarte de mi lado, no sé si podría soportarlo, después de pelear con tanto esfuerzo, miedo y dolor.

Jack sonrió, fascinado con esta nueva experiencia: una mujer estaba en sus brazos, y nada menos que llorando, derramando hermosas lágrimas, por el miedo de perderlo - Hemos sobrevivido, y prometo que viviré el resto de mis días para usted.

Iris tembló. Sabía que no era cierto, que si la humanidad perdía el Ragnarok morirían y si lo ganaban tendrían que regresar a sus vidas con más de un siglo de diferencia. Pero aún así... -Yo también tengo una promesa que cumplir. Prometí que te conocería, y trataría de entenderte.

El hombre suspiró tristemente, separándose del abrazo y mirándola como si estuviera ordenando sus ideas y recuerdos, todos dolorosos. Finalmente suspiró con resignación.

-Muy bien, entonces póngase cómoda, señorita, porque la historia es algo... larga...

Sentada limpiándose las lágrimas, Iris se preparó para escuchar. Pronto se dió cuenta de lo inútil que había sido esforzarse en ejar de llorar, la historia de Jack "El Destripador" era la más triste y desesperanzadora que escucharía en su vida, y no pudo más que llorar en silencio hasta que terminó.

-¿Entonces: tú nombre sí es Jack?

Él asintió.

- Jack -la voz femenina pareció acariciar el nombre -: no sé qué decir. No sé qué palabras puedan ser suficientes.

El caballero estiró la mano para acariciar el rostro de la joven con todo el cuidado del que era capaz, tratando de secar sus lágrimas - Di que tengo tu perdón por las vidas que he arrebatado, y que confiarás en mi para respetar todas las vidas que se crucen en mi camino. Incluso las que no se lo merecen.

-¿Podrías empezar por no volver a mencionar que alguien no merece vivir -el mohín de la mujer le causó una enorme sonrisa al inglés- ? Jack: peleé y sangré por tu redención. Y si tú la mereces, cualquiera la merece.

Jack asintió, sonriendo - Me parece un buen comienzo, señorita.

Iris resopló -Sí... un buen comienzo. Como segundo punto, ¿podrías dejar de llamarme "señorita", por favor? Vamos: ¿cuál es mi nombre?

-Su nombre, señorita: es Iris -Jack abrió los ojos sorprendido, antes de empezar a reír- . ¡Oh, por la Reina! ¡Lo hice de nuevo, la llamé señorita? ¿No puedo hacer bien algo tan simple?

Iris sonrió, mágicamente su tristeza se había borrado, nunca se imaginó que la risa de ese hombre tan trágico podría ser tan inocente y cristalina.

- ¿Y porqué me mira de esa manera -preguntó Jack finalmente, clavando su mirada en ella con lo que parecía ser... un intento de seducción-? ¿Mi torpeza la ha divertido... Iris?

Ella se impactó tanto que casi se cae de costado en la cama, causando que él riera de nuevo.

- ¡Eso no es justo! ¡Estaba desprevenida -se quejó la joven sonrojada, dándole golpecitos en la pierna -! ¡No puedes jugar al caballero encantador de pronto, mi corazón no va a soportarlo!

- Señorita Iris, su corazón es el más fuerte que he conocido, y le prometo que seguiré sin mirar sus colores, porque por primera vez: conozco a alguien que no oculta sus verdaderos sentimientos e intenciones. Aseguró que no mentía al prometerme una segunda oportunidad y ahora está cumpliendo su promesa, así que solo me queda decir: que este humilde hombre de White Chapel será su fiel siervo, esperando que sus sentimientos hacia mi con el tiempo crezcan y se transformen.

Iris sonrió, limpiándose las lágrimas, nadie le había hablado de esa manera. Aunque en un par de segundos su expresión cambió al sonrojo y la sorpresa, cuando él se inclinó acercando su rostro apenas a unos centímetros.

Jack le clavaba la mirada en un gesto claramente coqueto- Aunque si mi memoria no me falla, ya nos hemos dado un magnífico beso -sonrió a manera de disculpa, al mirar la confusión que había causado en los ojos de la mujer, pero no se apartó -. Es muy curioso, ¿no le parece? Su nombre es Iris, y son mis iris de diferentes tonalidades los que me hacen diferente al resto de las personas.

Se quedaron unos segundos en silencio, observándose, leyéndose, entendiéndose.

- Tal vez lo bese después, mi caballero de mirada única -sonrió Iris, inclinando la cabeza en un gesto invitador- . Si mal no recuerdo, usted ha mencionado que estará a mi servicio, ¿no es cierto?

-La obedeceré con todo el fervor de mi corazón -sonrió Jack, inclinando su rostro en una reverencia.

- Mi primer petición es -la delicada mano sostuvo la mejilla del hombre, acariciándola con sus dedos, temblando un poco por la duda- ... Yo sé que puede parecer infantil, tal vez hasta estúpido, y entenderé si te niegas.

Jack sonrió, pidiéndole en silencio que no dudara sobre su petición, estaba ansioso por cumplirla, cualquiera que fuera.

-¿Podrías -Iris se mordió el labio inferior, antes de decidirse por fin- cantar un poco para mi? Cualquier cosa. Cantaste en la arena, por eso ahora deseo escucharte cantar, ahora que la violencia no es necesaria.

Los ojos de Jack se cristalizaron por un momento, mientras un par de lágrimas amenazaban con caer, las manos de su acompañante las limpiaron, y el dolor pareció alejarse, al menos por ahora -Venga aquí, señorita Iris- . Susurró, tomando suavemente la cabeza de la joven y recargándola en su pecho, acariciando su nuca y su espalda, pensando en qué debería cantar. Debía ser una canción de nuevos inicios, de perdón y esperanza.

Iris sintió que sus ojos se cerraban, arrullada por la melodiosa voz que cantaba para ella, quedándose dormida en poco tiempo, en ese sueño tan profundo que ni siquiera permite soñar.

Despertó recostada en la cama, con Jack mirándola y rodeando su cintura con un brazo, casi como si no la tocara.

Se sentó tallándose los ojos disculpándose por quedarse dormida.

- No debe disculparse, su cuerpo aún está maltrecho, señorita Iris - Jack sonrió, sentándose también -Muy bien, querida, me parece que tenemos un buen comienzo aquí. ¿Y sabe cómo podríamos celebrarlo? Con una buena taza de té, por supuesto, ¿puede esperar aquí un momento?

Iris sonrió, y se dejó caer en la cama de nuevo, pensando en lo que no podría ser: en una vida junto al hombre que acababa de salir por la puerta. Imaginó que vivían juntos en Londres, bebiendo té tranquilamente cada día, cantando y compartiendo historias, paseando bajo la lluvia cubiertos por un enorme paraguas, y comiendo en un café con vista al puente y el Big Ben.

Sus fantasías comenzaron a volverse tan placenteras que se sintió adormecida de nuevo, hasta que la puerta se abrió de golpe y Jack entró... sin té.

-¿Qué sucede? -preguntó al mirar sus ojos, abiertos, mostrando el miedo más puro, más primigenio.

-Señorita... -negó con la cabeza, recriminándose- Iris, ha pasado algo muy, muy serio -caminó de vuelta a la cama, tomó su mano, y la acarició con cariño, forzando una sonrisa-. Esta habitación ha sido un refugio, y no nos hemos enterado de nada allá fuera. Iris... my brave lady... hemos perdido el Ragnarok.

Iris se estremeció, pero pudo recomponerse e inclinar la cabeza, sonriendo -Esa es una broma muy cruel, Jack.

-Es cruel. Absolutamente cruel -asintió el hombre-. Tanto que de ninguna manera lo utilizaría como una broma, no sería capaz de infringirle tal dolor.

La sonrisa de Iris se borró -¿Perdimos? Pero... pero... peleamos... peleé... por ti.

- Y lo agradeceré con todo mi corazón, cualquiera que sea el tiempo que me quede -sonrió Jack, acariciando su rostro -. Los dioses están decidiendo cómo sucederá, por favor, venga conmigo. Si yo le importo... si de verdad te importo, Iris, por favor no nos quedemos aquí, no quiero morir en un hospital, y tampoco quiero que tú lo hagas, no puedes extinguirte en estas cuatro paredes.

Iris asintió, abrumada por una mezcla de sentimientos. Se levantaron y Jack se puso de nuevo su capa y sombrero, antes de volver a mirarla mientras ella se acomodaba una chaqueta ligera que le habían quitado los enfermeros.

- Dejaré este mundo luciendo como un caballero, no sería aceptable de otra manera, si me acompañará tan bella dama -sonrió, ofreciéndole su brazo.

Iris suspiró, aceptando el brazo y recargándose suavemente en él, comenzando a caminar -Lamento no estar vestida a la altura.

Jack rió -Sin duda la vestimenta cambia drásticamente a lo largo de las décadas que nos separan, pero una bella dama siempre será un deleite para la vista.

Comenzaron a caminar, la humanidad había sido abandonada en sus últimos momentos, mientras los dioses discutían el método para terminar con ellos definitivamente, por lo que la vista era desoladora.

Humanos de todas la eras estaban desesperados, llorando, gritando, peleando... pero al mismo tiempo madres trataban de consolar a sus hijos, amantes se despedían, enemigos se perdonaban. Los rodeaba la humanidad en su esencia misma, durante sus últimos momentos.

-Iris, ¿no te parece extraordinario que pudiéramos conocer el Valhalla antes de morir? - preguntó Jack tranquilamente, con la autoimpuesta misión de distraer a su dama - Y peleamos nada menos que contra un dios, y pudimos vencerlo, porque conocí a la dama más valiente de toda la Humanidad.

Ella sonrió, a su pesar, decidiendo que se enfocaría en mirar a Jack.

- Tenemos poco tiempo, Iris, por favor: ¿podrías decirme cuál es tu color favorito? ¿Tu comida favorita? ¿Qué edad tenías cuando alguien te gustó por primera vez, de manera especial? Y también podrás preguntarme todo lo que quieras, por supuesto.

Ambos charlaron como dos personas en su primera cita, ignorando todo a su alrededor, incluso rieron un par de veces. Caminaron por jardines magníficos, hasta encontrar un rincón que escondido por los árboles se había mantenido vacío, excepto por aves que tomaban un baño en una fuente, cantando alegremente.

-Me parece que este es un lugar perfecto, ¿estás de acuerdo? Me parece un lugar tan hermoso como tú.

Iris asintió, y se recostaron en la suave hierba, mirando al cielo, tomados de las manos.

- Si mi vida me llevó a este momento, todo el dolor de mi pasado ha valido la pena -sonrió el hombre.

- Lamento que tu segunda oportunidad fuera tan breve... Jack, si dependiera de mi... yo...

- Hiciste lo que nadie más hubiera hecho por mi. Solo era un desecho de la humanidad, ya ni siquiera sé si fui persona buena o mala, solo era eso: un desecho, que ni siquiera su madre aceptaba. Experimentar una segunda oportunidad, el perdón, la redención, aunque fuera tan breve, ha sido lo único bueno que he tenido en mi existencia, y me alegra no morir sin haberlo sentido.

Ambos se miraron, Iris acarició el rostro del inglés que la miraba como a lo más precioso del mundo, acercándose un poco, y un poco más, hasta cerrar los ojos y besarlo en una tierna y agridulce resolución.

Jack la abrazó por la cintura, para tenerla lo más cerca posible, en un momento del que toda su vida se había creído inmerecedor.

El beso se cortó de golpe, Iris se quejó, apartándose, y sosteniéndose el pecho.

-Carajo... ¡no! - susurró, mirando a Jack con algo de pánico, ya que sus ojos también mostraron un súbito terror.

Acababan de descubrir cómo los dioses habían decidido terminar con la humanidad, sus corazones dolían, disminuyendo poco a poco su fuerza, luchando en vano por mantener vivos los cuerpos que se sostenían de sus latidos.

- Iris, ven aquí - Jack sonrió, aceptando su destino, acariciando el cabello de la mujer que lloraba junto a él -. Cumpliste tu promesa, estás aquí, estamos juntos, y no pude haber deseado terminar mi vida de otra manera. Aunque fue un tiempo tan fugaz, no tengo miedo de decir lo que he sentido al estar contigo: Te amo, Iris.

Ella sonrió, olvidándose de todo -Te amo, Jack.

Intentaron besarse de nuevo, pero el dolor de sus corazones perdiendo las fuerzas era demasiado fuerte, aún así Jack era un hombre resistente, con lo que pudo acomodar a la joven sobre su pecho.

-Por favor... por favor escucha mis últimos latidos, porque son solo para ti...

Iris sonrió, cerrando los ojos, esforzándose en escuchar -¿Puedes ver mi color? ¿Al menos por un momento? ¿Puedes ver en mi, eso que solo tú puedes ver?

Jack usó su poder, y su sonrisa se dibujó con más alegría de la que nunca creyó experimentar.

-Es el color más hermoso que he visto, mi bella Iris... es el último momento de la humanidad, y tu color es el más puro del amor, nunca había creído ver algo así. Y nunca creí... que me alegraría... no ver mi color que siempre creí mi favorito, el color del miedo ya no es el que más me gusta, y soy el hombre más afortunado de la humanidad ya que el último color que puedo ver es el tuyo.

- Me alegra... que lo último que yo veo es este hermoso jardín, y un hombre que me ama y me abraza tiernamente - sonrió Iris, antes de cerrar los ojos, rendida, por última vez.

Jack no sabía si aún la podía escuchar, pero decidió que si aún lo hacía, escuchara por última vez...

London bridge is falling down, falling down, falling down. London bridge is falling down, my brave la-

La estrofa quedó sin terminar, mientras los amantes yacían sin vida, abrazados sobre la hierba. Y lo único que se escuchaba era el canto de las aves y el agua corriendo en la fuente, al cumplirse el veredicto del resultado del Ragnarok.

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¿Qué, cómo? ¿Que esperaban un final feliz?
Dije que habría redención, nunca dije cuánto duraría.
Sí bueno... si los hace sentir mejor, yo también estoy sufriendo y sufrí durante toda la planeación desde que estaba planeando qué escribir sobre Jack y se me ocurrió que el final sería perder.
Sería muy interesante que canónicamente se aventaran a que la humanidad perdiera... pero seguramente no va a suceder.

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