Capítulo 7: El conductor. Su casa

Mis sentidos no lo podían creer, mis ojos no daban crédito, el chofer era… el conductor… mi conductor, no puede ser… es una visión.

Al darme cuenta de que en realidad si… es él. No me importó la ruta, ni el destino… confié en él… y mis ojos se cerraron como par de ventanas dañadas… ¡puf! No podía más con el cansancio y caí de lleno en los brazos de Morfeo.

A ver, no soy perezosa ni siquiera los sábados, así que a las 6 me desperté. En una gran habitación, casi del tamaño de la mitad de la casa de mis padres. No lo  niego su bella decoración me cautiva y la fragancia que desprende por todas partes me fascina, me recuerda a él.
Refinada, recatada, moderna, delicada.

Recorrí la estancia y encontré un baño casi tan enorme como la habitación. No lo dudé un segundo y me duché hasta liberar mi tensión, del día anterior, bajo el agua caliente.

Sentí que volvía a ser, en parte, yo otra vez; sin contar mis tristezas… estaba bien. Incluso mi estómago que en una semana no se había dignado a pedir alimento alguno, ahora los pedía a gritos, hablo en serio, rugía como una “fiera hambrienta” como me tachó Luy.

Entonces me di cuenta de que no era el momento ni el lugar adecuado para ello, no estaba en casa; no sé dónde estoy.

Me apresuré a buscar mis cosas pero no estaban, comencé a pensar en los sucesos de la tarde-noche anterior… comprendí que el cansancio me venció y no recuerdo nada más.

Me acerqué a la puerta de la habitáculo y descubrí que estaba abierta… asomé mi cabeza cayendo mi cabellera azabache húmeda hacia adelante cubriendo mi rostro, mis ojos color miel divisaron la silueta de una mujer; mi atlético-esbelto y curvilíneo cuerpo se dispuso a seguirla.

Me interné en un amplio e interminable pasillo, envuelta en un albornoz a falta de ropa limpia; me sorprendió que tomase un paso de escaleras y llegase a la cocina, lo sé por ese aroma tan placentero que  invadió no solo mi pequeña y perfilada nariz, sino también todos mis sentidos, derribando mis barreras y haciéndome ceder.

-¡Oh! Señora, no la había visto. -Dijo volteándose hacia mí.

-Buenos días.

-Su desayuno ya está listo. Tome asiento.

-No quiero ser mal educada y comer en una casa ajena, pero, muero de hambre, lo digo muy en serio, I am hunger.

-Está bien –sonrió- que le parece esto -me tendió un plato con torticas y pan tostado, ensalada de frutas, jugo, café y leche.

-Es demasiado para un desayuno aunque dado que no he estado comiendo bien esta semana, no importa que me alimente fuerte o cargado hoy ¿cierto?

Se encogió de hombros y me regalo una sonrisa.

Comí todo, y me refiero a todo, mi fiera hambrienta lo agradeció, dejando de rugir.

-Puede decirme dónde estoy y dónde están mis pertenencias… o mejor dónde está el gimnasio, puesto la magnitud de este lugar, debe existir uno y bien equipado.

-No puedo darle mucha información pero si hay uno y en él puede encontrar algo de ropa…

-Gracias, era lo que necesitaba.

Me indicó como llegar y me apresuré al sitio, despejarme era mi objetivo.

-Por cierto, me llamo …

No escuché el final de la frase pues iba lejos.

Revisé cada parte del gimnasio -dotado queda corto- tenía una piscina olímpica, espacio suficiente para correr 800 m, todos los aparatos de entrenamiento… divisé un cuadrilátero… a la izquierda había un mediano refrigerador con un alto contenido de bebidas energéticas… a la derecha un área que parecía ser de duchas, los clósets eran amplios y tenían ropa de varios colores, todos tonalidades de gris y negro…  todo  bien decorado -con estilo- pero se notaba a leguas la mano masculina…

Por un momento me sentí como en casa… empleé la mayoría de los instrumentos y el sudor perlaba mi cuerpo en su totalidad… opté por tomar una bebida energética, seguida de una ducha y continuar con el entrenamiento de mi agotado organismo…

Tomé otras prendas -un juego deportivo un corpiño gris claro y un pantalón ajustado de un gris tan oscuro que pasaría por un negro claro- me sentía cómoda con esa ropa así que me adentré en el cuadrilátero… minutos después de lanzar varios golpes al aire no solo de boxeo, también de judo y taekwondo…

-Si quieres desahogarte hazlo conmigo.

Estaba tan concentrada que no supe de dónde provenía aquella voz.

Sentí su mirada clavada en mi cuerpo pero continúe con mis movimientos que por el cansancio y el hecho de ser observada se volvieron lentos y torpes.

-¿Quién eres? -Logré decir entre jadeos.

No recibí respuesta alguna… ignoré el escalofrío que atravesó mi cuerpo haciéndome estremecer…

Presentí su cercanía por el calor que emanaba de su ser… me voltee lentamente y cuando sus ojos se fijaron en los míos por primera vez en casi 4 años, todo a nuestro alrededor se desvaneció; solo existíamos él y yo, el mundo perdió sentido y mis sentidos fueron conscientes de cada uno de sus movimientos… su mirada paso de intimidarme por su intensidad a hipnotizarme por su persistencia adoptando un significado… más allá de lo que pudiese imaginar… mi mente vago sin rumbo… mis pensamientos estaban puestos en él… la intensidad de su mirada me perseguía aun cuando no estaba presente cerca ni lejos de mí.  Ese impacto me causó un lapso en el tiempo, llegué a olvidar incluso como respirar…

Seguía revoloteando a mi alrededor…

Espero les guste esta nueva entrega.

Se despide de ustedes 💋

Su autora 💀Death💀

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