1. El vecino

Odiaba que mi hermana viviera tan lejos, bueno no es que viviera muy lejos, pero si tenía que darle la vuelta a la manzana y odiaba caminar, pero lo que más odiaba era el camino a su casa, ya que estaba muy solo.

De día se veía muy bonito los árboles pegados unos contra otros, la calle con hojas secas, la paz que rodeaba el lugar era increíble, pero de noche el panorama cambiaba y sé veía como escenario de película de terror y está vez no exageraba.

Pero lamentablemente mi hermana había ido de vacaciones y me dejó la custodia preventiva de sus perros, así que en la mañana debía llevarles comida.

Suspire pesado cuando llegue a la reja del fraccionamiento y agradecí al universo que llegara viva, pero antes de entrar busque la llave entre mis bolsas y no estaba, algunas veces me sorprendía lo estúpida que podía llegar hacer, sólo tenía que hacer dos cosas, una llevar la comida para los perros, dos llevar la puta llave y sólo había hecho la mitad del trabajo.

Don Miguel al verme parada se acercó a la reja.

—¿Vas a pasar? —me pregunto antes de abrir la puerta y negué con la cabeza.

—No está mi hermana y olvide la llave de la casa, regresó por ella y ya vengo. — al escucharme sonrió y asintió. —Don Miguel ya conocía ya conocía lo tonta que podía llegar a ser ya que no era la primera vez que me pasaba.

Comencé a caminar maldiciendo lo estúpida que era algunas veces, pero entonces frené de golpe, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, era el chico mas lindo que había visto en mucho tiempo y en ese momento se me vino a la cabeza la canción de Selena Quintanilla, la de el chico del apartamento 512, en donde dice y vi la imagen de mis sueños, el que yo quiero para mi dueño.

Era alto, no podía ver su cabello por qué llevaba una gorra negra al igual que su sudadera, tenía expansiones negras en sus oídos, el tono de su piel era claro, llevaba cara de pocos amigos y una vez que cerró la reja de su fraccionamiento metió las manos en sus bolsillos para comenzar a caminar en dirección contraria a la mía.

Al verlo caminar reaccioné finalmente.

Por donde vivía las personas eran promedio, es decir no había gente muy guapa, y tampoco había gente tan fea, lo primero era mentira había gente más fea que guapa y sabía que estaba mal categorizar de es amanera a las personas, pero no era que lo dijera en voz alta, siempre lo comentaba para mí.

Iba a dar la vuelta cuando vino a mi mente una nueva historia que tendría que escribir pronto en wattpad, sería algo sobre mafia, no era uno de mis géneros favoritos, pero era algo nuevo que quería intentar además el chico de gorra sería mi protagonista, ya que tenía la pinta de ser un tipo rudo, de esos que salen en lo libros en donde la protagonista se deja humillar por él porque está guapo.

Y entonces se me vino a la mente la idea menos inteligente.

Seguirlo.

Una vez que se encontró a una distancia prudente comencé a caminar detrás de él, con la esperanza de que no fuera tan lejos.

Mientras caminaba me sentía como protagonista cliché de wattpad, esa que acosaba al vecino de enfrente porqué estaba obsesionada con él, en un momento creí que esas cosas no podrían pasar en la vida real, pero ahí estaba, caminando atrás del vecino, mientras miraba a todos los lados con la esperanza de no ser descubierta.

Sentía como bajaba el sudor de mis manos y volteaba a cada rato esperando no encontrarme algún conocido, ya que no quería terminar en prisión por acosar al futuro padre de mis hijos.

Después de caminar algunas calles, se detuvo frente a un local y yo me detuve en la esquina, detrás de un auto. Se agachó y abrió los cerrojos para después entrar. Al ver que no salía crucé la calle para pasar discretamente por la parte de enfrente sin que sospechara que una loca lo seguía.

Al llegar al objetivo, vi que era una tienda pequeña, mientras buscaba si tenía dinero al menos para un chiclé vi como dos muchachas se pararon afuera y antes de entrar arreglaron su cabello y su ropa, suspiré y negué con la cabeza, obviamente aquellas tipas no iban a comprar, tenían una doble intención.

Una vez que ellas entraron, crucé nuevamente la calle para llegar a la entrada del local. Una de las que habían entrado era rubia y llevaba una minifalda, la otra llevaba el cabello largo lacio y a cada rato se pasaba la mano por él mientras pedía cosas al azar, no sé si el chico era muy tonto y no sé daba cuenta de como lo acosaban o quizas si, pero las ignoraba.

Una vez que se salieron levantó la vista y me miró. Entre en pánico y no sabia que decir, pero entonces reaccione.

—¿Tienes papilla para bebé? —él asintió y me saco varios frascos, me quede viendo aquellas cosas ya que realmente no las necesitaba, pero tomé la de manzana, tenía buena pinta.

—¿Eres nueva? —me dijo y asentí mientras buscaba el dinero para pagar aunque sabía muy bien que lo tenía en mis manos.

—Toma. —dijo y me extendió una tarjetita.

—Hacemos entregas a domicilio también. —tomé la tarjeta y le pasé el billete.

—¡Gracias!—dije y me salí del lugar, la tarjeta era blanca con letras rojas y decía "Abarrotes Valeria" —tome mi cambio y salí del lugar, ahora sabía en dónde buscar exactamente ya que marcaba que tenía redes sociales y por primera vez agradecí la existencia de ellas.

¡Hola!

Buenas noches gente, aquí les dejo el primer capitulo, con la espezanza de que les guste tanto como a mi me está gustado escribirlo, también quiero decir que quizá encontraran algunas palabras que no entiendan y es porque la historia esta ambientada en México, así que al final de cada capítulo les dejaré un pequeño glosario.


Glosario

Fracionamiento: Conjunto de casas y terrenos, generalmente con áreas verdes, situado en una ciudad

Tienda de abarrotes: Comercio en donde sé vende de todo un poco, desde canasta basica hasta jercería 

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