¿Qué es lo que siento? Parte I
Desde que lo conoció sintió que había algo especial en él. Su forma de hablar era algo rara. Dialogaba como si fuera mucho mayor, aunque sólo le ganaba por un año.
Su apariencia no se quedaba atrás. En un principio, le pareció simplemente extraña, pero de un tiempo a esta parte, comenzó a encontrarla en su lugar algo llamativa, y bonita.
Sin contar que a pesar de que debería estar más acostumbrado al pasar todos los días con él, Shinji sentía que cada vez le agradaba más Kaworu. De algún modo extraño quería estar con él todo el tiempo. Pero ya no sólo jugando. Quería tomar su mano, abrazarlo, o simplemente descasar en silencio, y dormir una siesta junto a él.
¿Cómo había llegado a eso?
---
Se encontraba algo solo ese día, ya que su amigo se había ausentado por algún motivo.
Kensuke y Touji lo invitaron a jugar con ellos, pero Shinji no hizo mucho caso. Ese día se sentía especialmente meditabundo y sin ánimos de jugar, solo de reflexionar.
Paseaba libremente por el patio, por los juegos y el césped.
¿Qué sentía cuando veía a Kaworu?
¿Por qué si quiera tenía esa extraña duda?
¿Kaworu pasaría por algo similar a él?
No lo sabía. No sabía nada. Pero tampoco estaba buscando desesperadamente una respuesta. Simplemente se relajaba y se dejaba llevar por sus pensamientos mientras cortaba unas flores.
Se puso a recordar todas aquellas veces en las que Kaworu le sonrió. Aunque lo hiciera casi siempre, era algo importante a considerar, ya que aunque no era nada gruñón u hostil con los demás, nunca mostraba tampoco una sonrisa tan dulce y pura como se la mostraba a él, o tan siquiera mucha cercanía.
Pero, más importante aún, pensó en las veces en las que tomó su mano. Lo venía haciendo desde hace un tiempo ya, pero ahora lo hacía con más y más frecuencia, algo que nunca molestó a Shinji, pero que ciertamente le provocaba curiosidad. Era como si al tomarla, esperara que algo más pasara. Pero no sabía el qué.
Y esa espera le hacía sentir una calidez enorme dentro de sí, que jamás había sentido.
Las sensación era equiparable a abrazar a un osito de felpa con muchas fuerza.
¿Pero qué papel fungía él? ¿Quién se supone que era el? ¿El que abrazaba, o el osito?
Sus mejillas enrojecieron levemente al pensar eso, y agradeció estar solo en ese momento en el patio.
---
Con todo esto, y mas allá de gestos específicos, su modo de tratarlo también se había modificado.
Era caballeroso y atento a más no poder, siempre tratando de sacarle una sonrisa.
Hace unos días, viendo televisión con sus padres, se percató en una escena en una película que le llamó la atención. Se veía un hombre bien vestido, cortejando educadamente a una dama. Él le regalaba rosas mientras ella sonreía encantada y saltaba a sus brazos. Shinji no entendía muy bien la escena, pero en cierta forma sabía que era un equivalente a su figura materna y paterna.
¿Un reflejo del amor?
¿Qué era el amor?
—Será como un agradecimiento... —había pensado Shinji mientras veía tal escena.
Y sintió también que la situación tenía cierta similitud a cuando su amigo le daba regalos, sorpresas y buenos ratos, sólo a cambio de su alegría y gratitud.
En ningún momento llegó a la conclusión de que era raro que su mente hiciera esa comparativa con la relación que llevaba con su mejor amigo, pero sí pensó que debía hablar con su madre al respecto. El asunto tal vez no lo preocupaba, pero sí lo llenaba cada vez más de intriga.
---
Ese mismo día después de llegar a casa, aprovechó un momento en que estaba solo con su madre. Tenía una enorme complicidad con ella y confiaba en que le ayudaría.
—Mamá, tengo un problema... —se acercó mientras ella estaba cosiendo algunas prendas.
—¿De qué se trata, hijo?
—Bueno, no es como un problema en realidad. Pero yo... no sé que hacer...
Tampoco sé si debería hacer algo en realidad.
—¿Se trata de algo con Kaworu?
El pequeño abrió enormemente los ojos y miró a su madre, algo asustado.
—¿Cómo lo supiste...?
—Lo supuse, cariño. Pero, ¿Qué ocurrió? No me digas que se pelearon... —preguntó algo más interesada.
—No.
—¿Se han distanciado? ¿Sientes que ya no son tan amigos como antes? —insistió Yui.
—No, no... no es nada de eso, mamá... —Shinji quedó pensativo. Tal vez sí era algo como eso... Claramente ya no sentía que eran amigos de la misma forma. Era por demás raro de explicar, pero en el relativamente poco tiempo que llevaban siendo amigos, algo había cambiado.
Su madre dejó sus quehaceres, y lo abrazó dulcemente por un momento que se le hizo muy largo a Shinji.
—Cariño, sabes que puedes contarme lo que sea... —Yui era una madre comprensiva, atenta y no había nada que no entendiera sobre su hijo. Pero tal vez lo siguiente sí le caería como un balde de agua fría.
—No sé cómo decir esto, pero me agrada mucho estar con Kaworu —evitó el contacto visual con su madre y juntó sus dedos tímidamente.
Yui imaginó que tal vez era normal que Shinji le tomara importancia a algo tan banal, ya que nunca había tenido un amigo tan cercano. Fue lo único que pudo articular en su mente al oír esa declaración que parecía tan obvia y tan simple.
—Pero, hijo mío, eso es completamente normal. Kaworu es tu mejor amigo ¿No?
—Sí, pero es que de verdad me gusta mucho estar con él. Mucho mucho.
—No logro entender... ¿Cómo es eso? ¿Puedes explicármelo, hijo...?
Shinji se sintió con una confianza tambaleante, que hizo que, o hablara más de la cuenta, o redundara.
—Me siento muy feliz a su lado... me gusta que me abrace. Y... no lo sé. Me siento muy muy feliz con él —miró a su madre, que estaba con una expresión pasmada y a la vez tranquila— ¿Eso es malo? —preguntó sacando a relucir toda la inseguridad que había creído inútil para aquella charla.
Era un asunto irrelevante, ¿Verdad?
Nada cambiaba si se sentía así con Kaworu, ¿Verdad?
¿Pero por qué con cada palabra expresada se ponía cada vez más ansioso e inquieto?
Tal vez su madre no estaba siendo tan buena confidente en esta ocasión.
Yui permanecía algo pensativa. No dejaba de sonreírle suavemente, pero tampoco se expresaba para dar a entender a su hijo que aquello no era algo malo. Y como ella tampoco quería sacar una conclusión apresurada, optó por llevar el barco por otro rumbo.
—No te preocupes, a veces pasa eso con los amigos... —dijo sin mucho reparo— Pero, ¿Me dejas que te haga yo una pregunta, cariño?
—Bueno...
—¿Ustedes se toman de la mano?
—Sí —declaró— No mucho, pero cuando estamos solos sí.
—Entiendo —volvió a enmudecer por unos breves momentos— Y cuando estás así de feliz como me dices, ¿Cómo es esa felicidad? —Yui intentó buscar una comparación adecuada— Recuerdo que algunas veces te fui a recoger al pre escolar y estabas jugando con Kensuke y Touji. Yo te vi muy contento y--
—Pero así no es con Kaworu... —Shinji comenzó a inquietarse un poco al no recibir una respuesta satisfactoria— Con Kaworu es muchap más felicidad... ¡Pero me siento raro! —exclamó bajo la mirada sorprendida de su madre.
—¿Por qué te sientes raro?
—¡Pues porque sí! ¡Porque siento cosquillas en la panza, porque mi corazón late muy rápido! ¡Por eso! —dijo a medida que su enorme sonrojo se hacía presente. Parecía que iba a llorar de un momento a otro, o que explotaría en ira. Definitivamente, era una faceta de Shinji que hasta ahora no conocía.
—Calma, calma, hijito... Eso está bien, no es algo malo de ninguna manera.
—¿En serio...? ¿Cómo lo sabes?
—A veces pasa, y no tienes de qué preocuparte —le palmeó cariñosamente la cabeza— Dime, ¿Sientes un cosquilleo en la barriga cuando lo ves?
Shinji asintió muy seguro, como esperando que el doctor le dijera de una vez qué tenía.
—Bueno, Shinji... no hay nada malo con que te guste Kaworu... —suspiró.
—Me gusta Kaworu... —repitió en voz baja Shinji.
A pesar de sus palabras y su sonrisa, era casi imposible que Yui evitara los nervios.
—A veces pasa, y no tienes de qué preocuparte... —dijo para tranquilizarlo.
—¿A ti te ha pasado? —preguntó curioso, aunque aún no hacía contacto visual.
—Sí, con tu padre y me casé con él —estuvo a punto de decir eso, pero se decantó por relatarle algún "romance" que ella tuvo en el Kinder con algún compañero. Todo era inventado por supuesto, pero era para que su hijo sintiera más familiar la situación, y además, los romances del Kinder no eran algo poco común, o raro.
El asunto era otro completamente diferente.
—¿Debo decirle a Kaworu lo que me pasa?
—Mmm... No lo sé, depende, hijo. Tú que estás con él, ¿Has notado o alguna vez él te ha dicho que se siente así como tú?
—No... —miró al suelo. Por algún motivo que no comprendía bien, se sintió bastante mal con sólo pronunciar esa palabra.
Yui se estaba sintiendo mal también. ¿Qué tan difícil debía ser decirle a su hijo que lo normal era que los chicos NO gustaran de chicos?
Por su mente corrió la posibilidad de que el amigo de su hijo también sintiera lo mismo. Pero no, simplemente era improbable.
—Tal vez no sea necesario que le digas directamente... mira, ¿A él le desagrada que lo abraces?
—No, de hecho es él quien me abraza casi siempre —con eso en mente, se sintió algo más seguro. Últimamente él se sentía con más necesidad de cercanía, pero Kaworu al menos le daba toda la libertad para eso, e incluso era él también quien lo buscaba.
¿Tenía eso relación con que Kaworu se sintiera exactamente como él?
Era imposible saberlo.
—Bueno, entonces nada tiene porqué cambiar entre ustedes, ¿No? Como te digo, esto no es algo malo. Es lo que a veces sienten los amigos por otros amigos, nada más...
—Ah, entiendo... —Shinji seguía estando no muy convencido, pero al menos su madre le indicaba que no era nada malo y que al parecer no era muy importante, lo que quería decir que podía seguir haciendo todo lo que hacía normalmente con Kaworu. Y eso era suficiente para calmarlo un poco.
Se quedó junto a su madre un rato más. No quería estar muy solo con sus pensamientos, aunque era imposible no sacar algunas conclusiones.
—Si me gusta Kaworu, ¿Qué significa...? —Shinji no dejaba de pensar eso.
---
Rato después, Yui veía a su pequeño jugar en la alfombra.
Pensaba y pensaba.
Siempre supo que su hijo era diferente, pero nunca imaginó que tanto. Estaba aterrada por lo que probablemente se avecinaba. Aunque también trataba de "consolarse" pensando que era algo pasajero. Algo que Shinji olvidaría con los años, y sería tan normal como cualquier otro niño. Después de todo, el que le gustara un niño a los cinco años, no quería decir que su hijo iba a ser homosexual, ¿Verdad?
Tenía miedo. Ella no tenía el problema, el problema era Gendo.
¿Era posible que su esposo aceptara estas circunstancias sabiendo que a penas le gustaba la idea de que su hijo horneara galletas?
Debía hablar con él, claro estaba. Después de todo no era que a Shinji le gustara cualquier niño. A Shinji le gustaba Kaworu. Su mejor y más cercano amigo.
—Ven, cariño... —le dijo a Shinji de un momento a otro.
El niño se paró de la alfombra y fue a sentarse con ella. Antes de que dijera nada la abrazó y se quedó ahí un buen rato. Era muy perceptivo, y también tenía algo de miedo, ya que seguía sin entender muy bien la situación general. Aunque refugiarse en los brazos de su madre no le serviría por siempre.
—Ya sé que no es necesario que te diga esto, pero por ahora no le comentes de esto a tu padre, ¿Sí?
Shinji asintió. De todas maneras no le diría nada, ya que su madre era la única a la que le tenía tanta confianza.
—Mamá, ¿Es malo que Kaworu sea un niño? —susurró suavemente, desde su regazo.
—Para mí no lo es —le acarició el pelo— De hecho no es algo malo, pero sí algo especial. Se da pocas veces... Pero tranquilo, no es algo malo —trató de simplificar lo más que pudo su explicación, para proporcionarle sobretodo seguridad a su hijo.
No, claro que no valía la pena tratar de cambiar lo que Shinji era, si es que lo era. Y tampoco tener miedo de lo que ocurriría. Tenía que ser fuerte por su hijo, por eso debía hablar con su esposo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top